La Concentración
No importa qué tan hermosas
o nobles sean las sendas ajenas,
tu tienes necesidad de tu propia luz.
Abre tu Propio camino, fabrica tu propia lámpara
Autor Anónimo
El hombre necesita de varios elementos para realizar una tarea
eficazmente, desde aprender una canción a dominar disciplinas
teóricas y físicas. Entre estos elementos el más
importante, después de tener la voluntad necesaria, está
la concentración, ya que sin ella no se logra una utilización
al máximo de nuestras capacidades mentales. Es por esto
que es de gran importancia desarrollar el hábito de la
concentración para lograr un mejor resultado en nuestras
acciones y en el menor tiempo posible.
En este trabajo se habla de la importancia de la concentración,
así como también se explica alguno de los ejercicios
que se pueden realizar para lograr una mayor concentración.
Para el logro de sus aspiraciones, para el buen éxito
en todo lo que persigue, el hombre necesita de algo vital en
todo momento y lugar: la concentración de propósito,
de pensamiento, de sentimiento y acción.
Mediante la concentración, la mente y el cuerpo aprenden
a actuar juntos, sin malgastar energía física o
mental. Este es el estado ideal que permite el vaticinio de un
seguro éxito.
Debemos practicar una extrema temperancia en todas las cosas
cultivando un estado ecuánime y sereno de la mente; los
pensamientos deben ser puros, manteniendo el cuerpo en estricta
sujeción al alma, y la mente adiestrada para ocuparse
en nobles y elevados propósitos.
Con una práctica perseverante aprenderemos a dominar nuestra
mente de modo de poder mantenerla fija algún tiempo, en
una misma línea de pensamiento. Fijar la mente en un solo
punto, sin vagar y sin entregarse a distracciones que causan
los objetos externos, la actividad de los sentidos o la mente
misma; esto es concentración.
Concentrarse en una idea o cosa, es colocarla ante nuestra atención
y contemplarla, en todo y en parte, sacando de ella hasta los
menores detalles. Concentrarse es un acto, es sincronizar el
pensamiento con la acción evitando todo derroche de energías
físicas o mentales.
Debemos practicar la concentración a fin de establecer
una disposición o tendencia preponderante, de modo que
todas nuestras ideas se polaricen por ella. Así llegamos
al convencimiento de que todos los pensamientos que constituyen
nuestra base mental, tienen mucha más importancia que
aquellos pensamientos esforzados que sostenemos en los momentos
en que tratamos asuntos que requieren especial atención.
El curso o flujo del pensamiento sigue una determina disposición
o tendencia. Esto nos dice a las claras que el triunfo en la
consecución de un objeto estriba en que sepamos establecer
una disposición permanente en la correspondiente dirección.
Una vez logrado esto, hasta el suceso mas adverso como el más
trivial, serán asimilados en favor de la conquista de
nuestros fines.
La voluntad dirige el pensamiento y crea la disposición
necesaria a un período de tiempo o a una empresa determinada.
Entendido esto, usted también puede convertirse en una
persona de vigorosa concentración.
En la práctica diaria de los actos más simples
reside el principio de su aprendizaje. Desde hoy comience a reparar
en todas las pequeñas cosas sin malgastar sus poderes
en ociosos pensamientos, emociones o acciones. No haga ninguna
cosa mientras esté pensando en otra, recordando siempre
que el pensamiento y la acción deben ir unidos, tan estrechamente
que no dejen cabida a interferencia alguna.
Evite toda acción inútil o superflua así
como también todo pensamiento ocioso.
En lo corporal, los pequeños malos hábitos como
entrechocar las rodillas, apretarse los dedos para hacerlos crujir,
etc., deben ser desterrados por usted.
Las grandes actividades perjudiciales también deben
proscribirse, algunas de ellas son: el quedarse hasta tarde en
la cama por la mañana, el malgastar tiempo en la noche,
el comer más de lo necesario, el luchar por conseguir
algo que no necesita, etc. Igualmente debe evitar en lo posible
toda excitación corporal y toda tensión nerviosa
o muscular. Poco a poco, y con el aumento progresivo del tiempo
dedicado a ello, esto malos hábitos difíciles de
extirpar de golpe, irán desapareciendo condenados a un
saludable olvido.
A continuación encontrará algunos ejercicios que
deberá practicar a diario y que constituirán un
valioso aporte a su desarrollo mental y físico. Busque
para ellos un lugar apropiado de su casa. Su cuerpo es un disco
emocional que registra sus propias creencias e impresiones, ordénele
relajamiento y él le obedecerá. En cuanto a su
mente, líbrela de la irritabilidad de la vida diaria,
será un gran aporte a su mejor concentración.
Ejercicios de Concentración
1er. Ejercicio
En un lugar apropiado, donde nadie lo moleste, tome un reloj
y colóquelo tan lejos de su oído, como le permita
seguir oyendo el tic-tac de su máquina.
Cierre los ojos y concéntrese en este ruido todo el tiempo
que pueda, 50 segundos, 1 minuto, 2 minutos, tal vez no le sea
posible al principio pero gradualmente irá aumentando
su poder de concentración. Piense en el reloj y no lo
aparte un instante de su mente, piense en su configuración
exterior, vaya luego a la constitución de su maquinaria,
vea las piezas moverse, sin perderlo un momento. Practique por
lo menos una vez al día este ejercicio.
2do. Ejercicio
Antes de iniciar la práctica de este ejercicio, debe elegir
cuidadosamente cuál será el objeto de su concentración
y por cuánto tiempo se propone sostenerla. Hecho esto
dígase: "Voy a fijar la mente sobre tal o cual cosa
durante diez minutos y en todo ese tiempo no tendré nada
que ver con ninguna otra cosa".
Le daremos un ejemplo de este ejercicio: Supongamos haber decidido
concentrarnos en un perro, muy conocido para nosotros, ya que
este es un factor primordial. Tratando en lo posible de seguir
un orden de cosas, pensando todo lo que queremos y podamos relacionarlo
con él; sin perder en ningún momento la imagen
de nuestro perro.
A fin de servir mejor a nuestro propósito, a través
de este ejemplo, observaremos rigurosamente las tres leyes del
pensamiento.
Objeto y Clase: Este perro es un animal, pertenece
a los vertebrados, es cuadrúpedo, mamífero, pilífero,
etc. Otros miembros de su especie son: la jirafa, la vaca, la
oveja, el caballo, el conejo, el burro, el elefante, y así
sucesivamente establecemos mentalmente todos los animales que
se asemejen a nuestro perro, sin sentirnos satisfechos hasta
haber podido extraer todo posible pensamiento en cuanto a semejanza
y diferencias con los otros animales que desfilan por nuestra
mente.
Pasamos enseguida a otra vía del pensamiento:
El Todo con la Parte. Teniendo a nuestro perro siempre
presente en la imaginación, tomamos una parte de su cuerpo;
la cabeza, luego las patas delanteras, etc. Concentremos nuestra
atención en sus ojos, pensamos en la forma, el marco formado
por los párpados, los distintos colores que lo componen,
etc. Tendremos especial cuidado en no inventar lo desconocido,
tratando solamente de ahondar con nuestra imaginación
lo conocido.
Así por ejemplo; si nunca nos detuvimos a observar cuánto
dedos tiene el perro en sus patas delanteras, no pensaremos caprichosamente
en una cifra cualquiera. Continuaremos con su forma, color, características
de sus movimientos, etc.
Cualidad y familiaridad: Esta ley está relacionada
a las más notables experiencias que nos son familiares,
y tiene más que hacer con la imaginación que con
la observación lógica. Así nuestro perro
es fiel, es nuestro mejor amigo. Su casa está pintada
de colorado y blanco, la conserva en orden y aseada. Cuando el
gato del vecino lo ataca en mi presencia rehuye la pelea, él
sabe que me disgusta. Llego del trabajo y lo encuentro esperándome
en la puerta, juguetea a mi alrededor y a veces me ensucia la
ropa. Aún no he conseguido enseñarle a no ladrar
a los automóviles que pasan, corre al lado de ellos como
si quisiera espantarlos de sus dominios, etc., etc.
3er. Ejercicio
Siéntese tranquilo en su cuarto y observe cuidadosamente.
En riguroso orden mire lo que tiene al frente. De izquierda a
derecha, observe atentamente los objetos adheridos a la pared,
los muebles y los objetos que se encuentran entre ello. Mírelos
con atención uno por uno sacando el máximo de detalles
en cuanto a: formas, colores, contornos, ubicación, etc.
Ahora cierre los ojos y describa con la mayor cantidad de detalles
cada una de las cosas vistas.
Pase ahora a la pared de la derecha y haga la misma operación,
luego a la otra, y después a la otra. El techo y el piso
serán más fáciles pero no por ello dejará
de prestarles atención.
Ahora salga de su cuarto. Concéntrese nuevamente en el
mismo orden en que las vio repase todas las cosas que se encuentran
allí dentro.
Practique a menudo este ejercicio por ser de especial utilidad.
En la oficina hágalo con las cosas que se encuentran en
su escritorio. Cuando se dirige a ella toma las casas o negocios
que se encuentran en una cuadra y descríbalas mentalmente
después.
4to. Ejercicio
Esta vez ejercitará con cosas abstractas, hechos vividos
por usted mismo. Tome por ejemplo el día de ayer y recuerde
imaginativamente toda la experiencia vivida desde que se despertó
por la mañana. Siga paso a paso todos los incidentes,
tratando de vivirlos otra vez con todos sus detalles de la manera
más perfecta que le sea posible. Concéntrese totalmente,
y si su mente se desviara en algún momento por efectos
de una distracción, comience de nuevo desde el principio.
Permanezca sereno y flemático, no dé muestras de
impaciencia o descontento y resista todo derivativo externo del
pensamiento.
5to. Ejercicio.
Reconstruya de memoria y en el orden en que son expuestas, las
secuencias de un libro que haya leído recientemente. Cuando
haya terminado lo referente a un capítulo, léalo
nuevamente en su libro y luego comience de nuevo a recordarlo,
llenando esta vez las lagunas y rectificando simultáneamente
las inexactitudes. Por fin, después de haber dividido
el capítulo en secciones, ensaya recordarlo lo más
preciso que pueda. Proceda de esta manera con todos los capítulos
de su libro. No lo olvidará jamás.
Ejercicios Corporales
Flexiones: En la posición de pie naturalmente
a los costados de su cuerpo con las palmas de las manos hacia
adentro. Levante nuevamente los brazos sin doblarlos hasta que
las manos se toquen por el dorso encima de la cabeza.
Vuelva a la posición inicial. Ahora inclínese lentamente
a un lado hasta que la mano pase más abajo de la rodilla
mientras la otra se doble hasta entrar debajo de la axila. Vuelva
a la posición inicial y haga el ejercicio hacia el otro
lado cuidando siempre de estirar el cuerpo lo más posible.
Repita varias veces esta combinación de ejercicios.
Siempre de pie, con los talones juntos levante las manos sobre
la cabeza e inclínese hacia adelante hasta tocar los pies
sin doblar las rodillas. Repita ejercicio.
Finalmente levante un pie flexionando la rodilla hasta hacer
un ángulo de 90 grados con su pierna. Baje este pie y
alce el otro. Aumente el ritmo hasta correr sin moverse del mismo
lugar.
Respiración: Estos ejercicios tienen por finalidad
dar alegría y vigor al cuerpo.
Siéntese en la posición acostumbrada. El cuerpo
derecho y la cabeza erguida. Inspira en forma igual y lenta por
ambas fosas nasales, mientras mentalmente cuenta hasta ocho segundos.
Retenga el aire en los pulmones por ochos segundos. Luego comience
a expulsarlo lentamente contando también los ocho segundos.
Repita varias veces este ejercicio.
Durante el ejercicio y alternativamente debe llenar de aire la
parte superior de los pulmones encogiendo el abdomen, en el siguiente
llenará la parte inferior de éstos extendiendo
los músculos del pecho hacia abajo del diafragma.
Nervios: Extienda su mano hacia adelante con los dedos
algo abiertos. Notará que se mueven un poco. Continúe
en esta posición, empezará a sentir un especie
de crujidos en las coyunturas. Con un esfuerzo de voluntad trate
de mantener los dedos quietos. En unos pocos minutos comenzará
a hormiguear y sentirá una filtración en las puntas,
como si algo se escapara de ellos. Lentamente mediante la voluntad
y la mirada haga retroceder esta sensación al brazo, y
de éste al cuerpo.
Ahora siéntese de espaldas a la luz, elija un mueble grande,
mírelo. Recórralo con los ojos lentamente, sin
dar saltos, por todos sus contornos. Si mover la cabeza recórralo
por sus líneas más prominentes, hasta volver al
punto de partida.
Practique movimientos uniformemente acelerados con todas las
parte del cuerpo. Lenta, muy lentamente mueva la pierna hasta
un punto determinado. Comience después el recorrido de
vuelta. Haga lo mismo con los brazos, la cabeza, etc.
Relajamiento: Esta técnica conduce por medio
de su práctica a la eliminación de todas la tensiones
del cuerpo, proporcionando estabilidad emocional, auto confianza
y liberación de la voluntad.
Intente estos ejercicios que le darán la pauta de cómo
ejercer la relajación de cualquier parte del cuerpo.
Levante el codo izquierdo por encima del hombro colocando la
mano sobre el pecho. Con el codo en su posición natural,
levante la mano derecha hasta el pecho de modo de tomar sus dedos
con los de la mano izquierda. Retire lentamente toda energía
del brazo derecho hasta que no sienta vida en él, esto
es que esté completamente relajado. Conseguida esa sensación,
abra de repente la mano izquierda soltando la derecha. Si ésta
cae sin vida habrá logrado el relajamiento.
Los ojos a menudo manifiestan cansancio y es bueno incluir el
método para lograr su relación y descanso.
Al principio estos ejercicios le harán lagrimear o
arder los ojos. No se preocupe por esto pues es necesario que
durante los primeros días los realice teniéndolos
abiertos, una vez adquirida la técnica podrá realizar
los ejercicios con los ojos cerrados y experimentará así
la verdadera relajación.
Cierre suavemente los ojos durante un minuto aproximadamente.
Sin abrirlos en ningún momento, ciérrelos fuertemente
durante dos minutos. Afloje ahora toda tensión y manténgalos
cerrados tres minutos. Repita varias veces este ejercicio.
Sin mover la cabeza, mire hacia arriba durante un minuto. Observe
la tensión de los músculos de los ojos y transcurrido
este período mantenga los párpados suavemente cerrados
durante dos minutos.
Repita luego esta operación mirando hacia abajo, derecha
e izquierda, siempre con sus períodos de descanso. Hasta
que en el último movimiento se tomará cinco minutos
de negativización. Practique asiduamente este ejercicio
ampliando estos períodos que son los iniciales, una vez
adquirida la práctica hágalo sin abrir los ojos
hasta terminar la sesión.
Sentado: Sin duda nos resulta muy fácil sentarnos,
sobre todo porque se trata de una posición de descanso.
Pero a los efectos del estudio y de la concentración debemos
adoptar la postura correcta que nos permita un mayor rendimiento
en nuestro trabajo.
El asiento elegido no deberá se ni demasiado mullido que
invite a la modorra, ni demasiado duro que nos haga sentir incómodos.
Haga ahora el siguiente ejercicio que repetirá todos
los días por espacio de cinco a diez minutos.
Siéntese en el asiento por usted elegido. Las piernas
bien flexionadas haciendo un ángulo de 90 grados, las
palmas de las manos hacia abajo puestas sobre los muslos. El
cuerpo derecho y la cabeza erguida mirando al frente.
Ahora concéntrese con el pensamiento fijo en una cosa
sacando todos los detalles de ella. Si desea cerrar los ojos,
ciérrelos, pero su cuerpo deberá continuar rígido,
completamente quieto como quizá nunca lo estuvo.
Notará su cuerpo no es tan obediente como le parecía.
Pero usted es su amo y por lo tanto está en condiciones
de hacerle acatar sus órdenes. "Yo quiero" dígase
cuando se sienta atacado por alguna asociación perturbadora.
Así, obediente y adiestrado su cuerpo será su mejor
servidor.
De pie: Quieto, derecho y atento, permanecerá
durante cinco minutos delante de un espejo. No permita que su
cuerpo se ladee, que sus músculos se muevan ni sus dedos
se crispen.
Su mente puede ocuparse mientras tanto en pensar por turno en
todas las diferentes partes de su cuerpo y sus funciones.
Le dolerán los hombros, los dedos o cualquier otra parte
del cuerpo. No les preste atención y rechace esta asociación
perturbadora aumentando su concentración.
Practique estos ejercicios cuantas veces le sea posible, observará
que rápidamente irá adquiriendo el dominio de su
cuerpo y de sus actos, ignorando a voluntad los sucesos exteriores.
Continua...
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