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Principal |
HISTORIA
En los siguientes
textos, desarrollamos breves historias de algunos de los
instrumentos que elaboramos.
La intención es dar
una idea somera de cómo se fueron desarrollando los diferentes
instrumentos en diversas épocas y regiones. |
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Charango
Cuatro Rabel
Vihuela de Arco |
El
Charango
Antes de la llegada de los
españoles, poderosas y ricas culturas habían ocupado los
territorios de los actuales Bolivia, Perú, Ecuador, norte de
Argentina y Chile. El último conglomerado político que debe
enfrentar a los primeros castellanos en 1532, fue el Imperio Inca.
El quiebre político que produjo la irrupción de Pizarro con sus
175 pares, continuó en un quiebre cultural, algo más lento, pero
que de todos modos llevó a una degradación de las costumbres,
que ni los esfuerzos de los curacas y amautas pudieron evitar. La
falta de escritura (había sido eliminada siglos antes por razones
de “imagen política” en lo que luego fueron los pueblo
fundadores de la dinastía inca) llevó a que casi todos los datos
sobre las culturas prehispánicas nos sean en gran parte
desconocidos, entre ellos la música.
Lo cierto es que la tuvieron y cuando se comienza a producir la
fusión cultural, los retazos de la música andina, alcanzaron a
influir en la música europea de aquel entonces que llegaba a América,
que recién comenzaba a enriquecerse formal y estilísticamente
con el renacimiento. Entre los instrumentos que fueron llegando a
suelo americano, se encontraban las vihuelas de tañer, de arco,
bandurrias, todo tipo de flautas, cromornos, salterios, rabeles,
sacabuches, gaitas o multitud de otros instrumentos. La vihuela de
tañer, considerado instrumento nacional de España, tiene gran
desarrollo durante el siglo XVI gracias a la atención que le
prestan Cabezón y otros destacados músicos ibéricos, que
componen métodos y diversas obras para este instrumento, ideal
para acompañar las canciones y no tan complicado como el laúd.
La natural curiosidad de los americanos por tales
instrumentos, llevó a que intentaran reproducirlos, con los
elementos que les brindaba la naturaleza. De allí nace el
charango, como creemos que también nace el siku y tal vez otros
instrumentos que se los considera autóctonos. Los hicieron con
cajas de una sola pieza de madera o adaptando el caparazón de los
diferentes armadillos o con las cáscaras secas de zapallos,
planta originaria de Sudamérica. El charango se adaptó
perfectamente a la escala
prehispánica pentatónica, de uso extendido en toda la zona
andina, pero no en otros lugares y se impuso como
un instrumento para ser rasgueado, como acompañamiento y
no “punteado”debido a su particular afinación.
La
extensión del quichua como lengua culturalmente dominante,
coincide con la difusión de la escala pentatónica, aún latente
en la música andina de proyección folklórica, aquella que
escuchamos por los medios de difusión Con el tiempo, el
instrumento se fue difundiendo especialmente en Bolivia, donde en
cada región existe un tipo de charango.
En pleno siglo XX, la decadencia de las culturas populares a favor
de la globalización, pusieron en peligro estas expresiones
culturales, pero los formidables trabajos de difusión de
personajes como Jaime Torres y Ernesto Cavour, salvaron al
charango del olvido. Hoy, gracias a la contradictoria globalización
es un instrumento reconocido en el mundo entero.
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El
Cuatro Venezolano
La llegada de los españoles a territorio americano, resultó, más
allá del atropello a las diversas culturas existentes gracias a
la mayor tecnología europea, una fascinante fusión cultural, que
transformó la vida de los pobres europeos de esa época, pero
también la de los americanos autóctonos, de los nuevos criollos
y de los europeos que fueron poblando el vasto territorio.
La música del siglo XVI, estaba en una evolución evidente
al superar los rígidos moldes creativos medievales. Gran cantidad
de instrumentos iban acompañando esa evolución y sufriendo una
gradual transformación, para adaptarse a los nuevos
requerimientos musicales. En España, cobran auge las vihuelas.
Las había de dos clases, las de tañer o de penola y las de arco,
que constituían toda una familia de diferentes afinaciones. Las
de tañer, eran pequeñas guitarras de no más de 75 cm de largo y
por ser un instrumento de fácil transporte y más sencillo que el
laúd en su ejecución, fue tomando gran auge en la península, a
tal punto que importantes músicos de aquel entonces le dedicaron
composiciones y métodos, entre ellos Cabezón.
Obviamente que los conquistadores la trajeron
América, e inmediatamente llamó la atención de las
clases populares (negros, aborígenes y criollos) por la facilidad
de su ejecución y ser apta para acompañar las coplas populares.
Lamentablemente la “oferta” era escasa y fuera del alcance de
los más humildes, recordemos que los “fletes” onerosos era el
gran problema de la logística española en América. De allí,
que muchas personas tuvieran la inquietud de hacer vihuelas con
los materiales y maderas que tenían a mano. Naturalmente que las
copias no eran exactas, ya que se usaba lo que se tenía a mano y
se reemplazaban nobles maderas por las locales, se sacaban o
agregaban cuerdas y se afinaba como lo sugería el oído. Así
nació el cuatro en Venezuela, como lo hicieron el Charango en
Bolivia, el tiple en Colombia, el Cavaquinho en la zona
portuguesa, etc.
De a poco fue tomando características más uniformes y fue en el
siglo XX que se normalizó la afinación que sugerimos, propia de
un instrumento de rasgueo. Otra característica era la de tener
solo 14 trastes, hasta el comienzo de la caja, sin embargo algunos
constructores modernos abandonaron esta modalidad, ya que ocasiona
algunos problemas de resistencia de la madera a lo largo de la
vida del instrumento, tendiendo a curvarse el mango por la tensión
de las cuerdas, por lo que muchos adoptaron lo usual de los 12
trastes a la altura de la caja. El sonido del cuatro, dulce y
ronco a la vez, se adapta perfectamente a la característica de la
música venezolana.
Si bien todavía subsiste en Venezuela una tendencia a fabricar
cuatros con materiales relativamente ordinarios, buscando solo un
buen sonido, de a poco se va imponiendo la costumbre de elevar la
calidad de los instrumentos con el objeto de adaptarlo a los
modernos auditorios, exigentes en cuanto a la calidad de sonido
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Rabel
El
rabel es un instrumento que, como la mayoría de los instrumentos
de cuerda europeos, tiene su origen en el mediterráneo, a través
del contacto comercial con infinidad de culturas, especialmente
las del tronco “árabe” y persa.
La ocupación de España y el sur de Francia por estas culturas,
favoreció, a partir del siglo VIII, la diversificación de la
actividad musical europea, que antes de este hecho, nos resulta
casi desconocida.
El Ud persa es uno de los instrumentos que más se difunden en el
período mencionado, dentro de los que se denominan de cuerda tañida.
En cuanto a los de cuerda frotada, cabe mencionar al el rabab, que
dio origen a multitud de instrumentos similares, entre ellos la
familia de los rabeles y las vihuelas.
Los rabeles comenzaron a usarse en el sur de España donde tenían
característica y nombre diferenciados. Luego fue difundiéndose a
lo largo de la península hasta cruzar los pirineos y de allí se
difundió por todo el resto de Europa, incluidos los países más
hacia el este y la isla de Gran Bretaña. A pesar de tan extensa
difusión, siempre mantuvo las mismas características de
instrumento de unos 60 cm de largo con dos a cuatro cuerdas
frotadas por un arco más o menos rústico. La forma de pera fue
la que resultó más común. Los más antiguos tenían el
clavijero en forma de corazón, hoja, etc y las clavijas iban
perpendicular al clavijero. Más adelante y ya en el siglo XIII,
podemos observar en el cancionero de más de cuatrocientas
cantigas dedicadas a la virgen María por el rey Alfonso X, el
sabio, que algunos de los clavijeros son al modo de los violines,
con las clavijas paralelas al clavijero. Otra de las características
fue que algunos poseían una tapa armónica de cuero de cabra,
costumbre que aún está extendida en algunas regiones españolas
donde sobreviven rabeles regionales.
No constituyeron una familia como las vihuelas, sino que todos tenían
más o menos el mismo registro, con un largo de cuerda vibrante
calculado en unos 32 a 35 cm.
En España se lo llamó rabab o rabel y en Francia e Inglaterra se
lo denominaba rebec.
Los primeros españoles que llegaron a América los trajeron en su
equipaje cultural y aparentemente muchas culturas americanas los
adoptaron con versiones locales. De allí tal vez, la existencia
de rabeles étnicos en diferentes culturas de la zona chaqueña y
tal vez el “sacha violín” (violín de monte en quichua)
de Santiago del Estero, haya sido en un comienzo un
“sacha rabel”, que luego evolucionó.
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Vihuela
de Arco Contralto
La vihuela de arco es un instrumento que, como la mayoría de los
de cuerda europeos, tiene su origen en el mediterráneo, a través
del contacto comercial con infinidad de culturas, especialmente
las del tronco “árabe” y persa.
La ocupación de España y el sur de Francia por estas culturas,
favoreció, a partir del siglo VIII, la diversificación de la
actividad musical europea, que antes de este hecho, nos resulta
casi desconocida.
El Ud persa es uno de los instrumentos que más se difunden en el
período mencionado, dentro de los que se denominan de cuerda tañida.
En cuanto a los de cuerda frotada, cabe mencionar el al rabab, que
dio origen a multitud de instrumentos similares, entre ellos la
familia de las vihuelas.
Existían dos tipos de vihuela: La de tañer, que luego llegaría
a América y se la menciona en el famoso Martín Fierro y la de
arco, no tan difundida y en líneas generales similares a los
rabeles o rebecs, pero con la característica de ser parte de una
familia genérica y además por tocarse siempre apoyando el
instrumento en la pierna o sosteniéndolo entre las dos piernas, a
diferencia del rabel, que también se lo ejecutaba apoyándolo en
parte en el hombro y el brazo izquierdo de un modo similar (no
igual) al actual violín.
La vihuela más aguda era la soprano, similar a la contralto
aunque de caja algo más chica y largo de cuerda menor, contralto,
tenor y bajo, esta última de seis cuerdas y de aspecto similar al
actual vilonchelo, pero con tapa y fondo planos. El nombre vihuela
corresponde a España, en Francia se las llamaba viele de archet,
en Italia aparentemente se las denominaba violas y algunos
relacionan estos instrumentos con las violas da Gamba
renacentistas, ya de cajas con aros doblados y tapa abombada. Sin
duda la evolución de las vihuelas fueron las violas da gamba.
En general las formas fueron estilizadas o en la clásica forma de
8. Los clavijeros son variables, pero casi siempre de factura
simple y con las clavijas paralelas a la tapa, aunque los modelos
más antiguos, suelen presentar clavijeros
transversales.
Se sabe que por ser instrumentos muy populares, en las fiestas, se
formaban pequeños grupos de estos instrumentos en sus diferentes
afinaciones, que constituían el núcleo de esos grupos musicales
y se las denominaba las “vihuelas chillonas”. Es de hacer
notar que sus descendientes actuales, siguen siendo el núcleo de
la orquesta moderna.
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López Ibáñez/ María Julia Schaffer
Diseñado en Villa Amancay, Provincia de Córdoba, Argentina |
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