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La Secesion de la Patagonia

(Juan Ramirez)


 
 

La integracion de las provincias es la desintegracion del pais

El pasado 19 de junio los gobernadores Jorge Sobish de Neuquen y Pablo Verani de Río Negro firmaron un acuerdo de integración entre ambas provincias que prevé la fusión de los dos estados provinciales, así como también extenderlo a los otros que componen la región.

Una comisión interprovincial coordinará la marcha hacia la fusión y se convocará a un plebiscito en ambas provincias para consultar a la opinión pública. Se buscará así una integración de toda la Patagonia.

De tal modo se presenta a la integración entre ambas provincias como una forma de lograr una mejor forma de vida, con provincias fuertes, y mantener así el federalismo. También se plantea recuperar las facultades delegadas a la Nación, los Parques Nacionales y las facultades recaudatorias, coparticipando del cobro de impuestos a la Nación, y no que la Nación
coparticipe a las provincias como es ahora. Se propone también planificar los corredores bioceánicos.

La firma del acuerdo estuvo avalada con la presencia de un delegado del Ministerio del Interior de la Nación, el Dr. Jorge Matzkin. Éste al día siguiente aseguró que “el pacto de Viedma es una señal positiva hacia el FMI”. Agregó además que es política del gobierno nacional impulsar este proceso en otros distritos del país (diario Río Negro, 21/6/02, pg. 13).

El gobernador Sobish fue más claro al respecto: “Basta de seguir denunciando temas que no interesan a nadie, nosotros hablamos de integración, la verdadera alternativa para crear un NUEVO MODELO DE PAÍS”.

El Wall Street Journal, diario vocero de los altos círculos usureros, financieros y bancarios de los EE.UU., en una extensa nota, califica la iniciativa como “una buena idea para los países que atraviesan dificultades”, presentándola como muy conveniente para disminuir gastos políticos y ahorrar fondos eliminando burocracia. Los políticos de ambas provincias, con mayor o menor cautela o entusiasmo, en general creen positivo el acuerdo.

Toda esta información ha sido extraída del diario Río Negro en los días posteriores al 19 de junio. Para no fatigar al lector con abundancia de referencias no damos el detalle de días y página de publicación porque lo importante es la visión global de la cuestión. Sin embargo no podemos pasar por alto la opinión de este diario en la pluma de su director, Julio Rajneri, quien, en una especial nota del día 24/6/02, pg. 11, dice: “... es de suponer que el proyecto patagónico SEGUIRÁ PROGRESANDO y que esta euforia se prolongará hasta la realización de un plebiscito PROBABLEMENTE EXITOSO”.

El diario Río Negro, tal como lo hiciera inveteradamente desde la publicación del famoso cuento fantástico del ingeniero San Martín, El día en que la Argentina perdió la Patagonia, se ha transformado en el “fogonero” de la idea, publicando también opiniones de apoyo a la iniciativa por parte del periodista Oppenheimer, conocido vocero de los intereses de la
plutocracia. Hasta aquí un resumen de lo publicado en los diarios regionales. Veamos ahora lo que hay detrás.

Imperios, Naciones y religiones

Desde el punto de vista tradicional veamos lo ocurrido en la historia de Occidente en los últimos siglos. Las grandes unidades imperiales de origen tradicional, fundadas sobre un origen divino, fueron socavadas en sus principios por la subversión moderna, especialmente a partir de la Revolución Francesa (1789).

Así cayeron sucesivamente el Sacro Imperio Romano Germánico, el Imperio Español, el ruso, el austrohúngaro y, en otras culturas, el turco, el chino y el japonés. Estas grandes unidades todavía daban un sentido superior a la vida, eran un vínculo con lo suprahumano y ponían límites al desarrollo profano y materialista que iba a triunfar más tarde con el Tercer Estado burgués.

Las burguesías, con una visión totalmente secular del mundo y de la vida, crearon las naciones sobre las ruinas de los antiguos imperios y a esto no escapa todo el proceso de la llamada independencia hispanoamericana.

Pero ya las burguesías nacionales han perdido poder frente al nuevo proceso de mundialización que, profundizando esos mismos principios, se encamina hacia el establecimiento de un único poder mundial basado en la materia, la economía y las finanzas.

Ante este proceso de globalización las burguesías nacionales ya no sirven para tal fin y por ende, el concepto de Estado Nacional, tal como se lo conoció en los siglos XIX y XX ya ha perdido toda vigencia.

¿Cuál es entonces el próximo paso? A la destrucción de las naciones le sucederá la formación de las regiones, unidades económicas de fácil manejo por parte de los poderes mundialistas?

La patagonia

La Patagonia argentina tiene una formidable reserva de recursos naturales: la mayor parte de los recursos del petróleo y del gas; las represas hidroeléctricas que proveen energía a buena parte de la Argentina, un amplio litoral marítimo con abundante pesca, una minería inexplotada.

Agreguemos el potencial turístico y el legendario nombre de Patagonia que revive mágicas reminiscencias, No es pues de extrañar que los poderes mundiales hayan prestado atención a la Patagonia desde hace mucho tiempo. Con apenas dos millones de habitantes y casi un tercio el territorio argentino, en el continente sudamericano, con proyección antártica, se ha transformado en un bocado apetecible para los grandes intereses internacionales.

Ellos creen que se aproxima el tiempo de una acción más decisiva y comenzar a sugerir una política más contundente para preparar la segregación de la Patagonia del resto del territorio argentino.

Por ahora el pretexto es eliminar así gastos mediante la fusión de las provincias por regiones, ganar poder de negociación frente al gobierno nacional y disminuir la burocracia política. Pero esto es un anzuelo que ya muchos tontos están picando. Se trata de la primera fase de la operación, luego vendrán otras conforme aumente el deterioro general de la situación argentina. En un país en donde todo se desintegra, ¿por qué no se desintegrará también el territorio?

Ya no hay moneda nacional, en estos momentos circulan en la Argentina 14 o 15 monedas: pesos, dólares, patacones, Lecop, Quebrachos, tickets canasta, créditos de las redes de Trueques, diversos bonos provinciales y hasta la Iglesia lanzará el propio bono. La moneda como símbolo de la soberanía estatal, ya ha dejado de existir.

Las FF.AA. han perdido toda la presencia en la vida nacional, los empresarios son incapaces, como siempre lo han sido, de elaborar una política para el conjunto de la vida económica, los sindicatos jamás han superado las reivindicaciones gremiales, las universidades son fábrica de adocenados y de mediocres, la delincuencia gana las calles y la partidocracia ha llegado a un nivel tal de corrupción y de ignorancia supina que nos lleva cada día más a un desastre total.

En un marco así, es claro que vamos hacia la desintegración nacional, es decir, hacia las regiones, que serán administradas por un “comité de notables” compuestos por funcionarios internacionales y banqueros, como ya ha sido anunciado en estos días tras la última visita del ministro Lavagna a los EE. UU.

¿ QUE HACER?

La democracia y la partidocracia ya no sirven. Todo este circo que se anuncia de internas partidarias y de elecciones de un nuevo presidente, sólo servirá para distraer y perder tiempo.

Ya las murgas partidarias se aprestan a ocupar el escenario y a aturdirnos con sus ruidos, su verborragia y su flatulencia. Lo ideal sería la constitución de una nueva clase dirigente, pero pese a la insistencia de una pequeña minoría, el pueblo argentino ha hecho caso omiso de ello, y aparte eso lleva mucho tiempo.

En números anteriores de El Fortín se ha propuesto la formación de una Cámara compuesta por las fuerzas institucionales, económicas y culturales del país, es decir las Iglesias, las Fuerzas Armadas, los sindicatos, las cámaras de empresarios, universidades, etc., la que se hará cargo del gobierno desplazando a la partidocracia y que designará al presidente de la república.

Así como también se indicó en el número anterior de El Fortín N.º 19, pg. 2, artículo de Marcos Ghio) deberá dejarse a un lado la cháchara “federal” hoy utilizada para justificar la regionalización y promover un gobierno central fuerte y unitario que pueda hacer frente a la desintegración que se avecina. En todos los casos, tal como decía Evola, mantenerse de pié entre las ruinas.


*El autor, vive en la Patagonia, en la ciudad de Bariloche, Provincia de Río Negro. Es un de los principales colaboradores del Centro de Estudios Evolianos de la República Argentina.

 

 
 
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