El hongo y la
génesis de las culturas y las religiones
En el Rig Veda, uno de los libros más
antiguo de la humanidad, hay múltiples alusiones y todo
un mandala dedicado a Soma, personificación de una planta
de cuyos tallos estrujados se obtiene una sustancia amarilla que
-mezclada por lo general con leche- está presente en todo
rito sacrificial.
La importancia que este psicoactivo tuvo en
el desarrollo cultural de los antiguos habitantes de la India
puede medirse en función del papel que cumplía el
dios Soma, sólo superado por Indra, la deidad bélica.
Soma es "el que deleita, el gran relajante
nos da astucia
nos da energía
" Soma es
la personificación de una droga "dulce y clarificante
buena medicina" que suministra "la paz que da felicidad".
Soma es «la ebriedad amada por los devas" que "ayuda
y da placer a los mortales"... (1)
La siguiente es una estrofa completa de uno
de los himnos
Hemos bebido soma, nos hemos vuelto inmortales,
hemos alcanzado la luz, hemos hallado a los dioses. ¿Qué
puede hacer ahora el enemigo para perjudicarnos y qué malicia
pueden tramar lso mortales? Expande, ¡oh Soma! nuestras
vidas con el fin de vivir. Estas espléndidas aguas conceden
mucho, protegen. Como el fuego producido por fricción,
¡que las aguas nos enciendan! ¡Que nos ayuden a trascender
nuestra visión y aumentar nuestro bienestar! (1)
Durante varios años diversos investigadores
especularon acerca de la identidad psicoactiva del soma hindú.
Algunos pensaban que podría ser preparado a partir de un
hongo alucinógeno, mientras que otros suponían que
quizá se trataba de algún derivado del Cannabis
indico.
Cuando el banquero y etnomicólogo aficionado
Gordon Wasson (el mismo que después de asistir a una velada
guiada con María Sabina la lanzó a la fama), leyó
los diversos himnos del antiquísimo libro de los vedas
que mencionan el soma, pensó que por sus efectos no podía
ser un deribado del Cannabis, sino que debía tratarse de
un hongo en definitiva. Se le ocurrió que concretamente
podría tratarse del Amanita muscaria ya que era muy probable
que pudiera haberse encontrado en los bosques sagrados de la otrora
tierra de los Vedas.
Dispuesto a comprobar su hipótesis, durante
cinco años investigó en distintas bibliotecas y
centros botánicos de Estados Unidos y Eurpopa y realizó
también bastante trabajo de campo en Asia para demostrar
su idea. Después de reunir considerables pruebas, en 1969
publicó SOMA, un hermoso libro para coleccionistas empastado
en piel, con papel hecho a mano y bellas imágenes de Amanitas
ilustrando las siguientes conclusiones:
que las referencias al soma no hacen mención
de hojas, flores, frutos, semillas ni raíces propias de
las plantas portadoras de clorofila, sino a tallos y sombrero;
que todas las referencias de color encajan con el color del Amanita
muscaria: el rojo encendido con el sombrero de la seta, el blanco
brillante con la membrana única que la protege en sus primeras
etapas y el dorado o amarillo pardo que tiene su jugo una vez
prensado: que todas las referencias a la forma son igualmente
pertinentes ya que se hace referencia a tallos, globosos pies,
etc; que no era una bebida fermentada porque el tiempo destinado
a la preparación del soma en los sacrificios excluye la
posibilidad de un proceso de fermentación; que la geografía
concuerda pues la Amanita necesita para su desarrollo de bosques
de abedules septentrionales de temperatura moderada y el valle
del Indo con elevadas montañas, así como algunas
partes de Afganistán, donde residían los arios antes
de que prosiguieran su avance hacia el sureste y el Hindu Kush
a través del cual penetraron en el continente indo, son
tierras de Amanita muscaria; que hay una línea del Rig
Veda que hace referencia a que los sacerdotes orinaban el soma
diluido, y los principios activos del Amanita son los únicos
conocidos cuyas propiedades psicoactivas resisten el proceso metabólico,
tal como lo demuestra el uso ritual de beber la orina de los chamanes
siberianos que han ingerido Amanita en esta zona donde la seta
es más bien escasa. Estos grupos siberianos consideran
que el cuerpo humano es como un filtro que reduce las propiedades
vomitivas del Amanita y las retiene durante cuatro ingestiones
consecutivas con sus respectivas metabolizaciones. Tras la publicación
del libro se suscitaron muchas discusiones respecto a la identidad
del soma y la teoría de Wasson recibió bastente
apoyo por parte de expertos en sánscrito, botánicos,
micólogos, antropólogos y científicos de
otros campos. De tal suerte que poco después las discusiones
más bien giraban en torno a por qué se perdió
la identidad del soma y no ya a su identidad.
Las hipótesis más apoyadas fueron
que simplemente se olvidó este conocimiento debido a los
problemas de distribución ya que a medida que los arios
avanzaron hacia el Ganges, la seta era cada vez más difícil
de conseguir. Wasson por su parte, llegó a sostener la
posibilidad de que tres mil años antes de nuestra época
la India podía haberse encontrado al borde de una era psicodélica
como la de Estados Unidos en los sesenta debido a la alta cantidad
de sadhus (ascetas errantes) fumadores de bhang "en quienes
es imposible determinar si predomina sattva (iluminación)
o tomas (indolencia)"
(38), por lo que los brahamanes sabios habrían tenido que
hacer todo lo que estaba al alcance de sus manos para evitar tal
abuso prefiriendo olvidar deliberadamente el hogar botánico
de su dios soma para evitar que fuera profanado por los sadhus.
Esto explicaría también por qué el Buda estaba
tan en contra de las drogas como para incluirlas entre las cinco
cosas prohibidas, junto con el asesinato, el robo, la mentira
y el adulterio.