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Copia del retrato original de la
condesa Erzsébet (Elizabeth) Bathory, robado en los años
'90.
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Hoy,
resulta imposible distinguir historia de leyenda en la vida de la
Condesa Erzsébet Báthory de Ecsed (1560-1614). Sabemos
que fue una poderosa noble húngara, miembro destacado de una de
las familias más relevantes de la Historia Europea. Que estuvo
casada con Férencz Nádasdy, el Caballero Negro de Hungría,
con el que concibió varios hijos e hijas (más una hija
bastarda que tuvo fruto de una relación adolescente). Que era
una persona excepcionalmente culta, una de las primeras renacentistas,
implicada en la compleja política de su tiempo como pocas
mujeres se atrevían a hacerlo. Y que fue acusada, juzgada y
condenada como autora del asesinato de entre 80 y 612 niñas y
muchachas, con el objeto de mantener la juventud y la belleza.
Eso la convertiría, de ser cierta la segunda cifra, en la
asesina en serie
privada
más prolífica de todos los tiempos.
Ignoramos hasta qué punto tales
acusaciones son ciertas. Este sitio web se puso en contacto con los
Archivos Nacionales de Hungría, donde nos confirmaron que
conservan hasta 250 documentos relativos a Erzsébet, en
húngaro y latín. Entre estos documentos, de los que se
pueden adquirir copias a un módico precio, se hallarían
cartas personales y papeles del juicio. Lamentablemente, no
están sus míticos diarios. Según Zsófia
Gera, del Servicio de Información, los Archivos Nacionales de
Hungría desconocen el paradero de los diarios de la condesa
Erzsébet Báthory.
El rastro y la memoria de la condesa
Báthory fueron deliberadamente borrados por sus perseguidores en
los albores del siglo XVII, como se borra la memoria de un demonio... o
de un enemigo. Sus dominios se hallan actualmente repartidos entre seis
estados europeos, lo que nos da una idea de su extensión y
de la complicada historia de la zona. Su castillo en Csejte
(actualmente Čachtice, en Eslovaquia) está muy deteriorado y
amenaza con desaparecer. El único retrato original de la condesa
que se conservaba desapareció, posiblemente robado, a finales
del siglo pasado.
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Sin
embargo, la memoria de la Condesa Sangrienta se negó a morir. En
los ámbitos académicos e intelectuales, su leyenda es
conocida desde que László Turóczi redactó
su Tragica Historia (1729),
el primer relato escrito de la vida de Erzsébet. La Historia de Hungría de
Mattias Bel (1742) recogió y popularizó estos hechos, que
comenzaron a infiltrarse en los mitos vampíricos y en la novela
gótica. En 1817, la revista Hesperus
de Praga publicó los primeros testimonios de quienes declararon
en su contra durante el juicio de 1612. Leopold von Sacher-Masoch, que
da nombre a la palabra masoquismo,
se basó en estos textos al escribir la novela Juventud eterna (1874). Algunos
autores piensan que Bram Stoker se inspiró al menos parcialmente
en la Condesa Báthory para escribir su obra inmensamente
popular: Drácula
(1897).
Durante la segunda mitad del siglo XX y
principios del XXI, la leyenda de esta condesa casi medieval
caló en el imaginario popular hasta convertirse en un icono de
nuestra época que provoca horror y fascinación a partes
iguales. Cuatrocientos años después de su muerte entre
los muros del castillo de Čachtice, sola y maldita,
millones de personas ven en ella un símbolo de los afanes que
caracterizan a las sociedades contemporáneas... y se sienten
identificadas con su lucha irracional por la belleza, por el control,
por la perfección a cualquier precio. La condesa ha vuelto de
entre las tinieblas, y vive en el corazón de nuestro tiempo.
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Moneda emitida por Stefan
Batory (1430-1493), familiar de la condesa y Rey de Polonia, Rusia,
Lituania y Prusia. En el escudo, se distinguen claramente las tres
garras de dragón de las armas de los Bathory. |
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