KABABELAN BLOG

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19 de marzo de 2009

Alexis Michel dice:

Kababelan dice:

Hola Alexis:

Me alegro que te gustara el artículo sobre el 2012. Ya hace tiempo que quería escribir algo sobre este tema al que parece ser cada vez más gente presta atención. Lamentablemente es tan falso como siempre son estas esperanzas proféticas. Tengo pensado el proyecto de ampliarlo en un nuevo artículo más extenso.

Respecto a tu pregunta de cómo podría alguien vivir cientos o miles de años sin cansarse, aburrirse o repetirse, resulta que tú mismo apuntas la posibilidad de la reencarnación. Si has leído algo sobre este tema sabrás que en la dinámica reencarnacionista existe un movimiento de repetición y otro de avance. Cuando el alma se queda estancada en un nudo energético necesita repetir esa experiencia en la misma vida o en sucesivas hasta que consigue evolucionar. A veces en una misma vida se repiten reiteradamente los mismos errores, a pesar de conservar su memoria. Nunca las circunstancias serán exactas al cien por cien pero sí se repite el patrón que necesitamos superar. Y en algunos casos es difícil romper o superar esos patrones o moldes energético-psíquicos.

Esto nos pasa a todos los seres humanos. Hay fases en que repetimos y fases en que cambiamos y evolucionamos. La hipótesis de la reencarnación sostiene que el ente que sufre las experiencias es el alma (el cuerpo y la mente son el medio) y esta puede retornar en una nueva vida con el fin de continuar evolucionando.

Quizá tu pregunta más bien  va dirigida en el sentido de lo que plantea Tanit al exponer que ella ha llegado a una fase donde la memoria entre las vidas no se rompe sino que se recupera. O bien de que su cuerpo llega a ser cuasi inmortal. En estos casos podría parecer que tras unos miles de años nos saturaríamos de experiencias y todo nos parecería repetitivo.

En principio hay que considerar que aunque una conciencia mantuviera su memoria de forma indefinida nunca repetiría experiencias, pues el mundo es un fluir en continuo cambio. Cada segundo el mundo está cambiando, cada minuto es distinto y mucho más cada década o cada centuria. Imagina todas las épocas y todas las culturas del mundo y sus incontables posibilidades existenciales. Además en cada vida se puede desempeñar un rol diferente y también estos serían incontables. Las posibilidades son infinitas casi igual que las infinitas jugadas que se puede hacer en el ajedrez a pesar de sus reducidas piezas y casillas. Cuanto más aún en el juego de la vida real a través del tiempo.

El universo hay que entenderlo como el fluir del infinito y por ello nunca podemos abarcarlo ni siquiera en un tiempo también infinito. Cuanto más sabemos mayor se abre el horizonte de lo que no sabemos. Esto es algo que han experimentado todos los verdaderos sabios que ha habido en el mundo. Sólo los tontos creen que ya lo saben todo. Cuanto más se sube una montaña más grande es el paisaje que se contempla. También cuanto más asciende la conciencia mayor es su perspectiva del universo, mayores los interrogantes, mayores las posibilidades. A menor nivel de conciencia menos posibilidades y viceversa. Si la eternidad fuera un aburrimiento entonces un hipotético Dios estaría tremendamente aburrido.

El ser humano viaja desde lo limitado a lo ilimitado. Poder vivir en lo ilimitado no es apto para todo el mundo. Para ello el alma debe evolucionar en alto grado, de lo contrario lo ilimitado le resultaría inasequible. En principio el ego es un producto del tiempo y no sabe vivir fuera del tiempo. El ego nos condiciona a la repetición. Bajo el poder del ego es fácil llegar a aburrirse. Hay personas que se aburren mucho y es porque sólo viven dentro del ego. Como este es limitado sus posibilidades también lo son.

Lo que nos podemos plantear es qué ocurre cuando la conciencia evoluciona y trasciende el ego. Para saber de esta materia se necesitan experiencias, pues resulta imposible imaginar desde la lógica. Más allá del ego está el Ser. Y el Ser no se aburre nunca de ser. El Ser es un potencial infinito y no precisa estar haciendo nada para ser ese potencial. El Ser puede ser totalmente ajeno al tiempo y lo mismo da un minuto que un día un año o un siglo. El Ser no necesita necesariamente experimentar nada pues es pleno en sí mismo.

El mar no se cansa de ser el mar. Aunque sea el mar cientos de millones de años. El Ser nunca se cansa de ser. El ego difícilmente puede comprender al Ser y sin embargo éste habita dentro de la profundidad de nosotros. La evolución del alma la capacita para expresar cada vez más al Ser y al mismo tiempo ser cada vez más libre del ego sin prescindir del todo de él.

Tu pregunta entra dentro de un profundo dilema que se han planteado siempre los místicos. Cuando la conciencia evoluciona en grado sumo … ¿Qué ocurre? ¿Se fusiona con el Ser Absoluto o permanece individualizada? ¿Es como una gota que retorna al océano para siempre perdiendo su identidad o puede permanecer y retornar como gota pura y eterna?

Las experiencias de muchos místicos, y de cualquier persona que ha andado algo ese camino, dice que se retorna a la individualidad. Algunos mantienen un cierto vínculo con el Ser Supraindividual y otros lo pierden. ¿Pero que ocurriría tras la muerte si un alma ya está totalmente autorrealizada? ¿Hay un final para ese proceso?

Lo que planteo en el relato de Tanit no es una respuesta a esta cuestión. Ella permanece individualizada y en ningún momento se dice que haya llegado al final de ese camino de desarrollo de la conciencia. La senda es muy larga, imposible de imaginar bajo nuestros limitados parámetros humanos actuales. Lo que sí podemos hacer es buscar la experiencia de encontrarnos en ese otro estado de conciencia que nos comunica con el Ser y nos libera de la continua limitación del ego. Es la única forma de que podamos comprender estas cuestiones que van más allá de la experiencia humana ordinaria.

Además ¿Cuál es la finalidad real o última de la vida humana? ¿Hay algo más allá de la experiencia humana? En principio la vida tendría como fin desarrollar todo el potencial de lo humano, pero en segunda instancia su fin sería también la expresión del potencial divino o ser infinito.

Desde nuestra limitada experiencia humana existe un umbral de lo infinito. La experiencia cotidiana del ser humano es tan sólo una fase embrionaria de otro nivel de conciencia superior. Por ello no existiría repetición continua sino desarrollo, pues cuando el alma alcanza cierto grado crece y se expande a un nivel de ser superior. Esto es lo que planteo con el personaje de Tanit, mostrándola como un ser que ya vive desde una perspectiva superior a la humana ordinaria. Imaginemos la vida como una escuela donde cuando se supera cierto nivel se pasa a otro de un orden superior. Si un niño no se desarrollara y repitiera siempre el mismo curso con los mismos compañeros entonces sí llegaría a hastiarse de esa clase y esa escuela. Supongamos que cada día lectivo es como una vida. Al final de muchos días se pasa de curso. Entonces las enseñanzas son otras porque el niño ha evolucionado y ha asimilado el curso anterior. No hay aburrimiento porque el alumno va cambiando y las enseñanzas también. Tu pregunta la planteas como si siempre estuviéramos en el mismo curso y el individuo no cambiara. En ese caso claro que al final de una serie de vidas se llegaría a la repetición de todas las posibles experiencias. Pero  no es así porque el sujeto/alma está en continuo cambio y en este caso aunque pasara por el mismo sitio o similares circunstancias su vivencia y su actitud serían muy distintas. La esencia de la hipótesis reencarnacionista es la evolución del alma y nunca la repetición de experiencias ilimitadas sin sentido, por pura mecánica sin dirección alguna. Toda vida tendría la función primera de expandir la conciencia que mora en el ente biológico.

Es difícil que tengamos ahora capacidad para imaginar hasta donde puede llegar la conciencia en su expansión. No pienses que la experiencia humana ordinaria es todo lo que permite el universo. Más allá sospecho que existe una frontera infinita. Esta concepción es muy distinta a la de la religión cristiana convencional, por ejemplo, donde se dice que tras una breve vida se va al cielo o al infierno o donde sea, para arribar a un estado estático de contemplación o dolor. Lo que expongo a través del personaje de Tanit es que existen niveles superiores de vida y conciencia y no podemos quedarnos en los estrechos límites del ego humano.

Es más, de lo que se trata no es de acumular experiencias, pues esto tan sólo es un medio, sino de alcanzar estados de ser superiores. El Ser nunca se aburre de ser. Sólo el ego puede aburrirse ya que precisa continuos estímulos. El Ser es un potencial infinito. La vida es el caleidoscopio donde el Ser se expresa. Hay que ir más allá de los conceptos de espacio y tiempo para intuir al Ser. En mi opinión no hay aburrimiento cuando asentamos nuestra conciencia en el Ser sino éxtasis transcendente.

Volviendo a una perspectiva más humana podemos observar que la gente que desarrolla un don no se aburre cuando lo desarrolla, aunque vivan cien años. La gente que no tiene en desarrollo ningún don (o una pasión) o un talento es la que se aburre pronto de la vida. La vida sería un tiempo maravilloso de oportunidad para nuestro desarrollo y expansión. Y además, como he dicho antes, más allá de lo humano pueden existir horizontes ilimitados para continuar la expansión de la conciencia y el ser.

Espero que estas ideas te aporten algo en tu búsqueda de respuestas a estos temas tan controvertidos y en los que nunca alcanzaremos una verdad absoluta.

Un saludo

Kababelan

Author: Kababelan

19 de marzo de 2009

Author: Kababelan