y al entrar en un gran patio llegaron dos hermosas doncellas y echaron sobre los hombros a Don Quijote un gran mantón de finísima escarlata
CERVANTES
Hideputa (dijo la dueña, toda ya encendida en cólera) si soy vieja o no a Dios daré la cuenta, que no a vos, bellaco, harto de ajos.
CERVANTES
Aquí Cervantes ya mayor cuando escribe esta segunda parte no cede a la tentación de insultar a los cada vez mas numerosos por desgracia en aquellos como en estos tiempos a esos jóvenes que llaman viejos despectivamente a personas mayores cuando ellos llegaran a serlo pero con un nivel de inteligencia y educación muy inferior al de una cloaca.
Sin embargo un personaje tan querido como Sancho no se merecía esto.
La dueña Rodriguez sabe insultar con su apariencia segun ella de ser buena y delicada, cuando no es mas que una basta maestra que no vale ni para darle palos.