Llegóse luego don Quijote, y
dijo:
Dime tú, el que respondes: ¿fue verdad o fue sueño lo que yo cuento que me pasó
en la cueva de Montesinos? ¿Serán ciertos los azotes de Sancho mi escudero?
¿Tendrá efeto el desencanto de Dulcinea?
A lo de la cueva (respondieron) hay mucho que decir: de todo tiene; los azotes
de Sancho irán de espacio, el desencanto de Dulcinea llegará a debida ejecución.
No quiero saber más (dijo don Quijote); que como yo vea a Dulcinea desencantada,
haré cuenta que vienen de golpe todas las venturas que acertare a desear.
CERVANTES
Entre las damas había dos de gusto pícaro y burlonas, y, con ser muy honestas, eran algo descompuestas, por dar lugar que las burlas alegrasen sin enfado. Estas dieron tanta priesa en sacar a danzar a don Quijote, que le molieron, no solo el cuerpo, pero el ánima.
CERVANTES