Khalid
y las bayas misteriosas
(Arabia Saudí)
Hace más
de mil años, un muchacho, llamado Khalid, cuidaba cabras
en las tierras áridas y desérticas de lo que
hoy es Arabia Saudí.
Un día,
cuando ya llevaba muchas horas de pastoreo, se sintió
cansado y se sentó. Las cabras también se adormilaron.
Mientras el sol se encontraba en su punto más alto,
el muchacho al final se durmió, confiando en que las
cabras también se pasasen la tarde durmiendo. Cuando
empezó a refrescar, Khalid se despertó. Allí
estaban sus cabras, con muy buen aspecto, el mismo que se
tiene después de una buena cabezada.
Y así
ocurría día tras día. Una mañana,
el muchacho tropezó con una piedra y se hizo daño
en la rodilla. No era una herida muy grande, pero le molestaba
un poco y no pudo dormir como siempre. Así que Khalid
no tuvo más remedio que vigilar a sus cabras y, para
su sorpresa, no se durmieron. Lo que ocurrió es que
se pasaron toda la tarde saltando y corriendo. ¿Cómo
podían estar tan frescas? Khalid no encontraba una
explicación mientras sacaba pan y dátiles de
su zurrón.
Después
de comer un poco, Khalid se sintió mucho mejor. Se
preguntó si no sería algo que comían
las cabras lo que las hacía estar tan juguetonas y
saltarinas. Pero ¿qué podía ser?
Khalid
empezó a observar atentamente a sus cabras. Se dio
cuenta de que comían muchas bayas de un arbusto perenne
que crecía en aquella zona. No sabía qué
era, pero se sintió intrigado y decidió probar
las bayas él mismo.
Nadie
sabe de dónde se sacó la idea de tostar las
semillas que había dentro de las bayas, molerlas y
ponerlas en remojo en agua caliente, pero cuando probó
el resultado, Khalid se sintió lleno de energía,
igual que las cabras.
Las gentes
de hoy notan lo mismo, pero el joven Khalid ignoraba que había
sido el primero en la tierra en probar... el café.
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