REVISTA EL PUENTE HURLINGHAM

El puente los unió.

Un hombre al morir dejó su herencia a sus dos hijos que se hallaban distanciados familiarmente entre sí y creyendo que se unirían les dejó un campo para los dos. En ello puso todas sus esperanzas. Al enterarse los dos hijos se pusieron de acuerdo pero para poder dividir el campo en dos, lejos estaban en confraternizar. Uno de ellos él más intransigente contrató a un hombre y le dijo; - quiero que alambre mi campo especialmente el lado lindero con “ese”, -pero hay un río, -le dijo el hombre-, -bueno, ponga el alambre a orilla del río, no quiero que pisen mi tierra; -esta bien, le contesto, -compraré lo necesario, después le pasaré el costo, - le contestó. Y así el hombre compró tan cantidad de postes y algo de alambre. Al cabo de una semana el joven intranquilo dijo:-voy a ver que hace este hombre, ya debe de terminar, al aproximarse no veía ningún alambre, cosa que lo puso molesto. Y así se fue acercando al río. Tan sorpresa se llevó al ver una estructura extraña. -Pero... este tipo que esta haciendo-, se preguntó, a medida que se acercaba se notaba claramente que la estructura que veía era la de un puente.
Del otro lado el hombre estaba recorriendo su sector del campo, cuando advirtió la construcción, sorprendido, no podía creer que veía en sus ojos, a la vez que se reprochaba.-porque pensé mal de mi hermano, este gesto me demuestra lo bueno que es, y que los ejemplos de nuestro padre, sólo él los aprendió. Y ya sin mas pensar al verlo del otro lado camino a su encuentro. Eh! Espere, dijo el hombre, todavía no terminé, pero este desoyó y continuó su camino.
Mientras tanto el otro hombre se apuraba para llegar a recriminar al hombre desobediente. Pero, no hizo falta su hermano estaba próximo, sólo atinó a decir a este que le pasa, al tiempo que escuchaba hermano perdón, perdón por pensar mal de vos, nunca se hubiese ocurrido mandar a construir un puente que nos “uniera” y allí en medio del puente con la sola presencia del buen hombre se estrecharon en un abrazo. En verdad la idea fue de este hombre dijo... ¿qué podemos hacer para ayúdarle? Ya sé que se quede con nosotros y comparta nuestra vida y así se lo hicieron.
Sabes, aquel hombre contesto, -imposible, yo tengo que seguir con mi misión.-
¡Qué! Contestaron sorprendidos ¿qué misión? La de seguir construyendo puentes.

José Picorelli

PAGINA SIGUIENTE.....