El aprendizaje de la lectoescritura.

La lectura y la escritura son dos prácticas complementarias e íntimamente relacionadas. La sociedad demanda un dominio de la lengua escrita que posibilite leer y escribir textos con el fin de comunicarnos en distintos contextos sociales.
El desafío consiste en formar lectores que, a la vez, puedan producir textos escritos correctos y adecuados, para lo cual necesitan internalizar modelos a partir de la lectura.
Formar lectores inteligentes, voluntarios, habituados a leer, críticos y autónomos, que experimenten el placer de leer e incorporen la lectura a sus actividades cotidianas es tarea de la escuela en conjunto con la familia, la que por medio del modelo, la lectura de cuentos, poesías, informaciones, etc. influirá en los hábitos del niño. Por ello, el aprendizaje de la lectura y su práctica continuada, con suficiente cantidad y variedad de textos, es de suma importancia.
La escuela debe, entonces, posibilitar al alumno la frecuentación y producción de diversos tipos de textos, reales o imaginarios, así como la sistematización escrita de los textos requeridos en las distintas disciplinas de estudio.
Sin duda, el aprendizaje de la escritura exige la apropiación de un código gráfico lingüístico que comienza en los niños de muy corta edad por el sólo hecho de estar inmersos en una sociedad rodeada de distintos tipos de textos escritos. Aquí podríamos enumerar infinidad de ocasiones de lectura y escritura a las que nos enfrentamos cotidianamente sin siquiera notarlo: carteles, listas, indicaciones, etc., además de la lectura de diarios, novelas, cuentos, etc. que requieren dedicación específica.
La idea de que los alumnos aprenden solamente a partir de la información suministrada por el maestro está muy afincada aún en la sociedad toda. Pero la labor del maestro consiste en averiguar qué es lo que ya sabe el alumno y cómo razona, con el fin de formular la pregunta precisa en el momento exacto, de modo que el niño pueda construir su propio conocimiento.
El modo en el que el niño aprende a escribir sigue el camino de la apropiación individual de un fenómeno social; pero considerar individual a esta apropiación no implica reducir su aprendizaje a una actividad solitaria. Muy por el contrario, nosotros consideramos que la situación grupal que supone el aula es una situación privilegiada, cuyas ventajas debemos saber aprovechar.
Veamos ahora diferentes producciones escritas realizadas por alumnos de 1º C en diferentes situaciones áulicas. Las mismas se refieren a narraciones, renarraciones de cuentos y hasta textos informativos a los que algunos niños dieron formato de cuento debido a que es la trama con la que están más familiarizados.

Gabriela Ana Verdicchio
Docente de 1º C


Ser argentino.

La crisis que nos agobia, me hace pensar a veces que a nadie le importa cambiarla, sólo taparla. Es fácil decir: “soy argentino” como cuando por ejemplo éramos una esperanza ganadera o cuando nos aproximábamos a ser primera potencia. Hoy me asombra que cuando voy por la calle la gente actúe como si no quisiera ser argentina. Piensa que seria mejor haber nacido en otra parte o no estar aquí en este momento.
Obviamente, no es lindo vivir en crisis yendo sólo hasta la esquina y ver a un nene muerto de frío; gente reclamando por trabajo, por una mejor educación, porque hay hambre, porque se sienten avergonzados de robar para vivir. En esos momentos es cuando me pregunto: “¿qué debo hacer para cambiar esto?”. La pregunta muchas veces carece de una respuesta concreta porque el ver todo esto, me produce un gran dolor no solamente por esas personas sino porque veo a la Argentina sucia.
Nos sobran ciudadanos colaboradores, gente honesta que a pesar de todo sigue trabajando en pésimas condiciones para ver en nosotros un futuro mejor pero, a la vez, veo a otras a las que únicamente les importa llenarse los bolsillos y no sacar de un profundo pozo a una Argentina rica desde todo punto de vista.
Yo no me avergüenzo de ser argentina, al contrario, me enorgullezco y al cantar el “Himno Nacional”, sea cual fuere la situación, me provoca el mismo sentimiento: el de deberle todo a este país. Por eso es que me duele cuando lo veo tan manchado por la crisis, por la pobreza, por la falta de educación, de justicia, de salud; es muy cierto que uno no hace nada pero muchos, sí; por eso ahora -más que nunca- los argentinos, los verdaderos argentinos, debemos estar unidos para poder revertir todo esto.
Muchos se preguntarán: “¿cómo?” A ellos le respondo: “¿no vivimos en democracia?, ¿el pueblo no tiene el poder?, ¿no mandamos nosotros?”. Es verdad que es difícil pero si podemos estar todos juntos y tener un único objetivo sin importar las distintas ideologías, las diferencias de clases, de edad, sólo importa luchar de un mismo lado y por una sola cosa: una Argentina mejor.
Y cuando en la calle pregunte: “¿sos argentino?”, me contesten: “SÍ”, con la mirada y, una sonrisa enorme.

María Alejandra Costa
1º B Humanidades

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