Marco Antonio Muñiz

Los problemas de tu mente

Soy...

como el viento sin destino que no tiene adonde ir,
como piedra del camino que rodando va sin fin
Soy un sueño que se olvida, el pierrot de un carnaval
Soy el tiempo de una vida sin principio ni final.

Soy el llanto de un recuerdo que una vez te estremeció,
pero que en los remolinos* de tu mente se perdió,
para bien o para mal, sé que pronto partirás.

$
Si ya tienes un mañana y soy parte del ayer,
si el cariño que te daba no lo sabes comprender,
si mis besos te hacen daño y en mis brazos no hay amor
en silencio y sin rencores yo sabré que terminó (fine)

Y si todo ha terminado no te puedo detener,
somos parte de un pasado que jamás ha de volver,
para bien o para mal, sé que pronto partirás.

dal $egno al fine

(Coda:)

Soy el llanto de un recuerdo que una vez te estremeció,
pero que en los remolinos de tu mente se perdió,
Y si todo ha terminado no te puedo detener
Somos parte de un pasado que jamás ha de volver.

Soy el llanto de un recuerdo que una vez te estremeció,
pero que en los remolinos de tu mente se perdió,
para bien o para mal, sé que pronto partirás,
para bien o para mal.


*Diese Fassung zählt in jeder Hinsicht zu den originellsten: Kein anderer Texter hat bemerkt, daß das Spanische ein Wort hat, welches das, was die Windmühlen des Originals eigentlich meinen, viel besser wiedergibt als die wörtliche Übersetzung "molinos", nämlich "remolinos". Gewiß, das ist ein seltenes Wort, das nicht zum aktiven Wortschatz eines jeden Spaniers zählen dürfte. (Ich pflege ja zu sagen, daß man für Schlagertexte im allgemeinen mit einem Grundwortschatz von 200 Wörtern auskommt, aber dieses zählt definitiv nicht dazu; auch ich habe es erst im Lexikon nachschlagen müssen; ich kenne kein anderes Lied, in dem es vorkommt.) Es drückt nicht nur das Mahlen der Mühlen aus, sondern auch das Aufgewühltsein des Herzens und die Verwirrung des Geistes, den andere Fassungen durch den Vergleich mit den Ringen ausdrücken, die das Wasser bildet, wenn man einen Stein hineinwirft. Aber nicht nur der Text ist originell, sondern auch die Musik: Am Ende hört man förmlich, wie sich die Zeiger der Lebensuhr verlangsamen und schließlich ganz stehenbleiben - und stellt dann verwundert fest, daß man dieses Bild zwar aus den anderen Fassungen kennt, daß es aber hier garnicht im Text vorkommt!

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