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Quien encuentre un tesoro, hallará dos

Aunque reacio a las segundas partes, Nicholas Cage regresa en una de las franquicias recientes más exitosas de Disney. Sin el suspenso ni aventura de la primera, es igual de entretenida; es la pasión y el código de los estudios que crearon a Mickey Mouse

National Treasure: A Book of Secrets
Nicolas Cage, John Voight, Harvey Keitel, Ed Harrus, Diane Kruger
Dirigida por John Tarteltaub
Disney/2007

ENERO, 2008. Hace tres años los estudios Disney tuvieron un éxito inesperado con National Treasure, una cinta llena de mensajes cifrados, claves y pistas que habrían de llevar a un tesoro inconmensurable debajo de pleno centro de Nueva York. En vez de proponer cuestionamientos a la cristiandad como lo hizo The Da Vinci Code, National Treasure tenía como único fin el entretenimiento, y ciertamente lo consiguió: en tal sentido es una de las mejores películas en lo que va de este decenio.

La segunda parte era inevitable pese a la reticencia de Nicolas Cage por participar en ella. Pero en este caso la presión de los fans también fue bastante de modo que ahora tenemos National Treasure: Book of Secrets, la cual sigue un lineamiento similar donde todo empieza a partir de un acontecimiento histórico real, el asesinato de Lincoln a manos de John Wilkes Booth, para continuar con una lluvia de pistas donde más de un espectador se preguntará si en realidad son ciertas o son mera fantasía.

Ben Gates (Cage) y su padre (Voight) se han dedicado a dar conferencias sobre la guerra civil norteamericana y la muerte del presidente Lincoln, ocurrida cinco días después de terminado en conflicto. Existe la sospecha de que John Wilkes Booth, el magnicida, andaba en busca de un tesoro que pudiera servir a su causa pero un ancestro de Gates logró arrojar al fuego una pista importante luego de descifrarla y poco antes de morir a manos de un esbirro de Booth.

En una de esas conferencias aparece un tal Wilkinson (el siempre magnífico Ed Harris) quien posee esa hoja, la cual culpa al antepasado de Gates. La información parece precisa, incuestionable. Pero una de las pistas arroja la posibilidad de la existencia de Cibola, la ciudad de oro. Hallarla es también el lógico deseo de Wilkinson, lo cual nos llevará a una travesía por París, Londres, Washington y el Monte Rushmore.

Lo que aquí tenemos es, como la primera, entretenimiento puro: Gates secuestra al presidente para que le proporcione información sobre el Libro de los Secretos al que únicamente han tenido acceso los mandatarios y que además contiene información clave sobre el Area 51 y el asesinato de Kennedy los cuales Gates se salta debido a la premura del tiempo. También conocemos a la madre del protagonista, una maestra universitaria experta en lenguas indioamericanas, aunque por lo demás el elenco es igual al de la primera parte.

La intención clara de Book of Secrets es hacer que el norteamericano promedio se sienta orgulloso de su historia. Adicionalmente conviene advertir que, para comprender la trama de esta segunda parte, es indispensable haber visto la primera la cual, hay que decirlo, mantiene un nivel de suspenso e hilación superiores, lo cual no equivale a decir que esta cinta defrauda; al contrario, creemos que aumentará el número de fans.

National Treasure: A Book of Secrets no será nominada a los Óscares, lo cual francamente no podría importarnos menos. Lo que tenemos aquí es un cine de la Casa Disney que entra al terreno de las teorías no precisamente conspiratorias sino de claves históricas. El Código de Disney, si queremos llamarlo así.

© copyright, Derechos Reservados, 2007

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