Edward Bach, creador de la terapia floral a
principios del siglo XX, concibió el uso de sus
remedios basándose en la hipótesis de que las enfermedades son
consecuencia de trastornos o desequilibrios de la dimensión
emocional-mental de la personalidad
producto de un conflicto Alma-Personalidad. Este tipo
de ideas forman parte de la concepción
mística de Bach sobre la salud-enfermedad
(wikipedia.org).
¿Ensayos clínicos? Ninguno.
Una revisión sistemática de artículos
científicos sobre terapia floral publicada en el 2010 por
Edzard Ernst, catedrático de medicina e investigador
especializado en el estudio de la medicina alternativa concluyó:
"todos los estudios con control de placebo fallaron en demostrar
eficacia. Se concluye por lo tanto que los estudios clínicos más
confiables no indican ninguna diferencia entre los remedios a
base de flores y los placebos" («Bach
flower remedies: a systematic review of randomised clinical
trials». Swiss Med Wkly 140: w13079).
El placebo
tampoco es tan bueno como algunos lo pintan
Pero, por otra parte, resulta peligroso
pensar que las flores de Bach pueden aplicarse a cualquier
persona para provocar un efecto placebo benéfico. En
primer lugar, hay evidencias de que gran parte de las personas
son inmunes al efecto placebo (más que no lo son). Y por otra parte, el efecto
placebo no siempre es benéfico: el efecto nocebo también
existe.
Según el Dr. Morton Tavel, de la Escuela de
Medicina de la Universidad de Indiana, en Indianápolis, “El
efecto placebo se define como cualquier mejora de los síntomas o
indicios tras una intervención físicamente inerte. Sus efectos
son especialmente intensos en el alivio de síntomas subjetivos
tales como el dolor, la fatiga y la depresión. Presente en un
intervalo variable en todos los encuentros terapéuticos, se
intensifica por el contacto manual y una comunicación verbal
cercana entre quien aplica los cuidados y quien los recibe.
Así, puede usarse en beneficio de los pacientes, pero también
proporciona una vía ancha para “sanadores” inescrupulosos de
todo tipo (…). Mucho menos estudiado, el “efecto nocebo” define
respuestas negativas a las intervenciones con placebos. Este
último efecto puede llegar a ser muy intenso,
y posiblemente sea la causa de muchos
trastornos a los que se atribuye un origen psíquico”
(The American Journal of Medicine (2014) 127, 484-488. Versión
en español en
www.geocities.ws/rationalis/etica-placebo/bueno-malo-feo/bueno-malo-feo.pdf
).