No hay peor ciego que quien no quiere
ver
Anónimo
Hija bastarda de la homeopatía de Hahnemann, la terapia de
Bach es aún más disparatada que su progenitora.
Bastarda, porque va más allá de la homeopatía y mezcla sus
supuestas proposiciones científicas con conceptos místicos o
esotéricos, ajenos por completo a la ciencia. No
obstante, es común que quienes la practican aleguen estar
introduciendo algo ‘novedoso’, para inmediatamente acusar a
sus críticos de los males que en realidad ellos padecen.
En el libro ‘Salud Ecológica’, una verdadera
enciclopedia del surrealismo médico oscurantista, que ni
siquiera menciona el método científico o los ensayos clínicos,
se intenta justificar la gran cantidad de criterios absurdos
que allí aparecen con el párrafo inicial siguiente:
“Calificamos como posiciones extremas aquellas que creen
tener la verdad absoluta, y rechazan lo que piensan y saben
otros. Estas posiciones se acompañan, casi siempre, de
soberbia y arrogancia, y, en última instancia, de
ignorancia.”1 Esta declaración viene a ser
algo así como que el bandido denuncie como ladrón al policía
honesto antes de comenzar a robar.
En la sección del libro dedicada a Bach los
autores, ambos diplomados en Terapia Floral, explican que éste
basó sus ideas en la homeopatía, pero fue mas allá al asociar
‘exitosamente’ la personalidad de los pacientes al tipo de
bacterias intestinales que los aquejaban, preparando
nosodes –preparados muy diluidos de bacterias
patógenas- que administraba a sus pacientes para tratar de
buscar la eliminación de toxinas bacterianas. ¿…? Dicho sea de
paso, los autores llaman falsamente ‘vacunas’ a tales
preparados diluidos, que no son tales. Finalmente, Bach
desechó todo lo que se pudiera parecer a un ensayo clínico, al
considerar que las características mentales y emocionales del
paciente bastaban para encontrar el remedio adecuado para su
enfermedad.
Mas adelante, en la misma sección aparece:
“si la personalidad no acepta los dictados del alma
inmortal, ocurre un conflicto que nos lleva al desequilibrio
emocional y, este, a un desequilibrio energético que provoca
la enfermedad”, de donde se establece claramente que los
autores comparten la idea de que hay una relación directa
entre el ‘alma’ y la enfermedad, amén de cierto ‘desequilibrio
energético’ que nadie sabe lo que significa. Obviamente,
al llegar a este punto ya el lector no sabe si esta leyendo un
libro que pretende ser científico o un tratado de
teología. El resto de la sección es un recetario de cómo
preparar remedios florales, sin una sola cita de revistas
científicas arbitradas o alguna explicación racional, acorde a
los principios de la medicina moderna, sobre los posibles
mecanismos de acción de las esencias florales.
Al consultar la fuente original en el libro
Health Thyself de Edward Bach (1931) aparece el
siguiente párrafo: “No se requiere ciencia alguna, ni
conocimientos previos... sin ciencia, sin teorías, pues todo
en la naturaleza es simple. Este sistema de curación... se nos
ha revelado divinamente".
A confesión de parte, relevo de pruebas. ¿Hace
falta más?
Fue Dios quien informó a Bach cuales eran las
flores adecuadas para curar tales y cuales enfermedades.
No crea el lector por un instante que es sólo un lenguaje
figurado; Bach decía que le bastaba con probar el pétalo de
una flor para conocer cuales eran sus propiedades
curativas. De aquí que quienes practican la terapia
floral aplican algo que supuestamente proviene de Dios, sin
alguna otra evidencia terrenal, aunque nunca se lo informan
a sus pacientes.
¿Y la ética de tal procedimiento? Como
dicen en mi barrio: la ética era verde… y se la comieron los
chivos.
¿Pero –pensará el lector- es que en tantos años
nadie se ha tomado el trabajo de realizar ensayos clínicos,
para comprobar si la terapia efectivamente funciona o
no? Pues sí, a pesar de las propuestas disparatadas de
la terapia floral, se han llevado a cabo ensayos clínicos
rigurosos de acuerdo a los criterios más actualizados, sin un
solo resultado positivo.2,3,4
Cuba fue el primer país –y el
único, hasta donde el autor conoce- en oficializar la tal
terapia a principios de 1999. Los primeros cursos fueron
impartidos por ‘expertos’1 argentinos, y la formación inicial
incluyó el Primer Diplomado de Terapia Floral, del que se
graduaron 104 profesionales.5 A partir de ahí, el
desborde de la pseudociencia floral fue vertiginoso. Hoy
en día son miles los que se dedican a esta ‘terapia’, con
desprecio manifiesto hacia los colegas de su mismo entorno que
se dedican a estudiar seriamente las propiedades curativas de
flores y plantas, según los criterios farmacológicos
universalmente establecidos por la ciencia.6
¿Principios activos? ¿Toxicidad?
¿Concentraciones efectivas y dañinas? Ni idea. ¿Dosis?
¿Contraindicaciones? Tampoco. No hay análisis ni
experimentos de laboratorio; la terapia floral… ¡es divina!
Como ‘no se requiere ciencia
alguna’, lo lógico es que debieran aplicarla
especialistas en cuestiones celestiales tales como pastores,
sacerdotes o babalawos, y no médicos o psicólogos, como ocurre
en la actualidad. (A no ser por algún que otro intruso
‘naturista’ que, sin ser médico, igual se dedica a ‘sanar’ a
las personas). Tanto la Psicología como las Ciencias
Médicas y las Farmacéuticas son ciencias muy respetables; es
deplorable que se permita su contaminación con estas
paparruchas pseudocientíficas. Sin mencionar el posible
daño a los pacientes.
Son tantas… que se
atropellan
Parodiando la canción: las ilusiones florales
son tantas, que se atropellan.
Es posible encontrar reportes en revistas
especializadas que ensalzan las diversas ‘virtudes’ de la
terapia floral. Por ejemplo, si Ud. desea tocar mejor el
violín, no lo dude: ¡ingiera su correspondiente esencia
floral! Según los autores: “La doble carga docente
que afrontan los estudiantes, particularmente los de violín y
viola, provoca diferentes manifestaciones sintomáticas que, de
no ser tratadas a tiempo, pueden ocasionar
enfermedades. Y eso justifica el uso de
las sustancias florales.” 7
Ninguno de esos reportes hace referencia
a ensayos clínicos a la doble ciega o al efecto placebo.
Incluso los que se pudieran catalogar como de cierta
validez científica, sólo mencionan referencias de textos
generales o del mismo círculo floral-terapeútico.8,9,10
Tampoco aparece en las citas un solo ensayo clínico similar a
los que se describen en las referencias enumeradas más arriba
[2-4]. Lo anterior pudiera tener cierta justificación si fuera
difícil acceder a la información básica sobre ensayos
clínicos; sin embargo el CENCEC, dependencia cubana para la
coordinación de estos ensayos, existe desde 1991, mucho antes
que se oficializara la terapia floral. Actualmente el CENCEC
también posee un registro público de ensayos clínicos
accesible en la WEB. La información general sobre el
tema aparece en diversos sitios, y en muchos países existen
reglamentos detallados al respecto. 11,12,13,14,15
Ante estas evidencias, quien suscribe sólo
puede preguntarse como tales cosas son posibles en un país
donde no existe el ejercicio privado de la medicina y todos
los asuntos médicos dependen de un único Ministerio de Salud
Pública.
Pero quizás la
demostración más palmaria de que la terapia floral es sólo un
conjunto de creencias ajenas a la ciencia, es que algunos
entusiastas no dudan en asociarla a la astrología o al
misticismo hindú, como si fueran argumentos científicos
válidos. Según un artículo de 2008 publicado en http://www.ahora.cu/, a continuación de la
pasmosa afirmación de que “en la medicina
vibracional todo es posible” aparece escrito: “En
dependencia del signo zodiacal donde se encuentra la Luna
corresponde un error básico que se puede corregir con una flor
específica”.16
En octubre del mismo año, el sitio WEB de Radio
Guamá reportó un premio otorgado en el V Encuentro Provincial
de la Mujer Creadora. La ponencia se titulaba Terapia
Floral para obtener longevidad y calidad. La persona
galardonada declaró al periodista de la emisora:
“…no hay nada de magia en la terapia
floral… Su uso tópico estimula los
chacras del cuerpo, es decir, los puntos
de mayor energía lográndose así una mayor armonía y un mejor
funcionamiento de éste”.17 Pero según
la mística hindú, los imaginarios chacras son en
realidad puntos mágicos asociados a los colores, donde
se concentran diferentes energías inexistentes, ubicados en
diferentes lugares del cuerpo y supuestamente asociados a
diversos órganos. Obviamente, hubo en esa premiación
gran confusión acerca de que es ciencia y qué no lo es, tanto
en la persona premiada como entre los miembros del
tribunal.
Según el artículo ‘Con la esencia de
las flores’, inicialmente fue necesario
importar grandes cantidades de flores de Bach provenientes de
climas templados, pues la vegetación no es la misma en todas
las latitudes y la revelación divina fue específica para las
flores del entorno de Bach. (¡No faltaba más!) Sin embargo,
parece ser que ya apareció en los trópicos caribeños alguien
capaz de ‘hablar con Dios’ pues desde hace algún tiempo se
‘trabaja’ en la determinación de los efectos de las flores
nativas para conformar un Sistema Floral Propio [5].
Aparte del intercambio con la divinidad,
¿incluirán también esos ‘trabajos’ el realizar los estudios
farmacológicos y ensayos clínicos ‘tal como Dios –mejor dicho,
la Ciencia- manda’? ¿O seguirán los floriterapeutas, y quienes
les dan cobijo, viviendo de ilusiones y negándose por todos
los medios a morir desengañados?
REFERENCIAS
1.
Salud
Ecológica, Jorge Ávila Guethón y Pedro
Fonte González, 2004 Editorial de Ciencias
Médicas, La Habana, 2004. <http://bvs.sld.cu/salud_ecologica/indice_p.html>
2.
Bach-flower remedies in test
anxiety: a double-blind, placebo-controlled,
randomized trial with partial crossover.
Wallach H, Rilling C, Engelke U., Efficacy of
J Anxiety Disord. Jul-Aug (2001)
15(4):359-66.
3.
Bach flower remedies used for
attention deficit hyperactivity disorder in
children — a prospective double blind controlled
study. Pintov S,
Hochman M, Livne A, Heyman E, Lahat E, European
Journal of Paediatric Neurology 9, (6) (2005) p.
395-398
4.
Flower
remedies: a systematic review of the clinical
evidence,
Ernst E., Wiener Klinische Wochenschrift
114 (23-24), December 30 (2002) p. 963-966.
5.
‘Con la esencia de las flores’
, Magaly Lahera,
http://www.nnc.cubaweb.cu/clasificados/ciencia/ciencia10.htm
6.
‘Fitomed’;
Lic. Manuel Cué Brugueras,
http://www.sld.cu/fitomed/index.htm
7.
Terapia floral para estudiantes
de violín, Campos
Villalobo María, Martines Martínez Gladys,
Boizan Clark Ma. de los A., Irigoyen Bereger
Carmen, Av. Med. Cuba; 11(38)20-22, abr. 2004.
8.
Terapia floral y
climaterio femenin, Lic. Bárbara
Padilla Docal, Luz María Jay Mengana, Elena
Noris García1 y Dr.C. Alberto Juan Dorta
Contreras, Rev Cubana Plant Med 2006;11(3-4)
9.
Terapia floral: una
alternativa de tratamiento para la mujer de edad
mediana,
Margeris Yanes Calderón e Ismary Alfonso
Orta, Rev Cubana Med Gen Integr
2005;21(1-2)
11.
Las fases del desarrollo de un
nuevo medicamento, Dr.
José Agustín Arguedas Quesada, Actualización
Médica Periódica, No. 68, enero 2007,
www.ampmd.com
12.
Nueva normativa para ensayos
clínicos farmacológicos;
http://farmaysalud.blogspot.com/2010/11/b.html
13.
Reglamento de ensayos clínicos,
http://www.ins.gob.pe/registroec/reglamentoEnsayosclinicos.asp?fpt=1
14.
New
regulatory rules for clinical trials in the
United States and the EuropeanUnion:
Key points and comparisons.
28 NOV 2006
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/art.22215/full
15.
CENCEC, Centro Nacional
Coordinador de Ensayos Clínicos y Registro
Público Cubano,
http://registroclinico.sld.cu
16.
Terapia floral y astrología,
Esperanza Gilling, Octubre 22, 2008,
www.ahora.cu
http://www.ahora.cu/index.php/cultura/index.php?option=com_content&task=view&id=1
17.
http://www.rguama.icrt.cu, octubre 22 2008. |
[email protected]