AUTONOMIA E
INDEPENDENCIA
Discusión a partir de la Pequeña
Teoría de la Independencia de Aleph
intervenciones on line / segunda semana de
noviembre / 2002
estimad@s amig@s de modus_operandi
vengo desde hace un tiempo siguiendo la interesante discusión que se ha
planteado alrededor del tema de la independencia.
Aunque se refiere sobre todo a una evaluación de las posibilidades de actuar
independientemente en el campo de la "edición" y la "publicación
web", y no tanto a los "espacios" institucionales o
postinstitucionales, pienso que la reflexión que sigue podría ser de vuestro
interés.
Se trata de una modesta reflexión programática publicada en aleph y en la que
intentamos puntualizar los que han sido algunos de nuestros principios de
funcionamiento y actuación, y hacer de ello un pequeño declarativo
programático.
añadir solamente que constituyó mi contribución personal al foro sobre revistas
organizado recientemente por la revista de arteleku.
saludos,
José Luis Brea
http://www.joseluisbrea.net/
----- sigue el artículo --->
Pequeña teoría de la independencia.
(sobre las definiciones críticas que orientan la práctica desarrollada en
aleph, Acción Paralela y arts.zin, como constelación micro de proyectos
editoriales independientes)*
"Resulta pues decisivo el carácter modelo de la producción,
que, en primer lugar, instruye a otros productores en la
producción, y que, en segundo lugar, es capaz de poner a su
disposición un aparato mejorado. Dicho aparato será tanto mejor
cuantos más consumidores lleve a la producción; en una palabra:
si está en condiciones de hacer de los lectores productores".
Walter
Benjamin, El autor como productor. 1934
1.
Primera paradoja (es más bien un paralogismo): que no se puede hablar de ella
independientemente. Toda independencia tendría que serlo "de algo".
La independencia, para llegar a serlo, está inevitablemente obligada a afirmar
el existir de .... aquello de lo que aspira a no depender. Cuando menos, para
definirse. Pero no se trata sólo de un mero juego de palabras: la estructura de
esa relación lógica es también, y desgraciadamente, la de toda la realidad
efectiva y práctica de la independencia -una realidad paralógica, en efecto,
por más que se dé en la historia, o en lo real (o sea, en la fantasmagórica
zona extendida del síntoma).
2.
Imaginémosla como un filo. No un mero borde incierto -como los que se analizan
en teoría de las catástrofes aplicada al estudio de la
morfogénesis- entre dos tejidos, no esa especie de titubeo gesticular de la
diferencia. Sino más bien como un pliegue, como ese punto desplazado en que
algo deja de ser simultáneamente dos cosas que es a la vez. Un buen cuchillo,
cualquier buen arma blanca, depende justamente de ser eficaz en este potencial
maquínico. Algo que depende de su condición "vaciada" –el buen filo
de un cuchillo no se produce por reducción de espesor, sino por la perfección con
que un pliegue (alrededor de un vacío que en el gesto se define como
interioridad forclusa) esquiva la existencia de dos planos que, rompiéndose en
él, se realizan como (dis)continuidad (y lo que hace hacia dentro carga la
fuerza que le permite después hacerlo hacia fuera). Siendo "el lugar de
los puntos" que es a la vez esos ambos y ninguno de ellos, habitar ese filo implica los peligros
que viviría un funámbulo condenado a
caminar sobre una cadena de afiladas cuchillas entrelazadas.
3.
Pero esta carnal peligrosidad (menos "ciudadana" que vital) nutre
demasiado la falacia de su invocación venial, la vaciedad (más paranoica que
paratáctica) de su retórica. Llamemos a esto la segunda paradoja de la
independencia: el que sea tan fácil proclamarse de ella como difícil realizarla
realmente en lo real (me entienden). Sobre el que sea difícil realizarla, lo
que sigue. Sobre lo fácil que es proclamarla, el hecho de que en ella es la lógica de la falsa conciencia
-la que habla. Y como estableciera Deboord en la penúltima tesis de su Sociedad,
no le es dado elucidarse a sí misma.
4.
Si el pliegue en el que la independencia podría definirse -nunca como un límite
absolutizable, sino como un grado de tensión de (des)encuentro- tuviera que
decirse por referencia a los planos que en él se cortan, éstos serían -si
hablamos de proyectos editoriales en el campo específico de las artes visuales- los de la institución(Arte)
y el mercado. O para ser quizás más precisos, los de aquellas iniciativas que
se alimentan de recursos públicos y aquellas otras que lo hacen de los privados
-y, que se sepa, no existen
otros. Si en otros campos editoriales es el mercado el que arbitra -y la
independencia se definiría por tanto en la distancia que se acierte a
interponer frente a sus dictados- en el de las artes visuales (aquí, entre
nosotros) la financiación dominante viene de los fondos públicos, dispensados
en una u otra medida por las administraciones. Incluso esa otra área residual
que en nuestro espacio formaliza un mínimo de mercado privado comparece cuando
logra hacerlo como apenas subsidiaria -y casi siempre subsidiada. Cualquier
iniciativa independiente, surgida de la sociedad civil en nuestro entorno,
tiene en esta evidencia inescapable su Damocles. Y la dificultad de su
ejercicio de distancia crítica.
5.
Definidos los planos de corte, describamos también su eje de pliegue –y
despliegue. En un extremo tendríamos como horizonte la maximización de la
audiencia -en el otro la voluntad de criticidad, dispuesta a arriesgarse
incluso a la visibilidad cero. El primero estipula una ley que rige no
solo para el mercado –en territorios en los que él domina su implacabilidad es
manifiesta, toda vez que audiencia y clientela coinciden- sino también para el
dominio institucional, aun cuando en él esa ecuación no aparezca tan obvia
e inmediata. Pero lo es, y por partida
doble: primero porque es legítima exigencia que aquello que se realiza con el
dinero de todos responda a un interés también presumible universal (lo que en
tiempos clásicos describía el bien común, fundamento de cualquier reclamo de
servicio público), y segundo -interés instrumental esta vez- porque la ecuación
entre maximización de audiencia y generación de opinión pública tiene como
rentabilizador último del beneficio al mismo a quien corresponde autorizar el
pago -al político en el ejercicio de su responsabilidad como titular de la
administración de lo público. De otra manera: que también aquí clientela y
audiencia coinciden -y ello merced a la mediación interesada de un tercer registro
interpuesto (entre institución y audiencia). El de una crítica instrumentada en
utilidad mediática -cuyo desafío y dificultad es hacer passar la opinión y
distancia crítica por debajo del encargo y la misión real que la sostiene.
6.
En el otro extremo -donde la disposición crítica preside- el riesgo primordial
lo perfila la visibilidad cero (y el secundario, la irrentabilidad
consiguiente). Pero nos movemos en este ámbito y eso que llamamos independencia
-quizás deberíamos llamarla microdependddencia, o independencia relativa- pivota
sobre el diseño de un movimiento que describiríamos de doble negatividad: de
simultáneamente no-mercado y no-institución (dicho sea esto para admiradores de
la Krauss), y aún en la conciencia de que esa doble negación no le libra de una
doble-dependencia, pero, eso sí, menor. En la articulación de su dispositivo,
excluye la coincidencia fatal de audiencia y clientela -propia de la estructura
de mercado- pero también, y simultáneamente, la presuposición apriorística del interés público de su ejercicio al que un
modelo extendido de estado del bienestar debiera cobertura obligada. Por
decirlo de otra manera: tiene origen y destino -y apela a destinatario- en el
ámbito estricto de la sociedad civil, en su iniciativa autónoma -y en la libre
expresión de interés que ésta, más allá de cualesquiera presuposiciones
apriorísticas, manifieste de facto, en la efectividad práctica de sus actos de
lectura.
7.
Dos condiciones de posibilidad para hacer sostenible este esquematismo.
Primera: su minoridad -cuanto más micro sea el aparato, menos requerimientos de
ingeniería para equilibrar energía de gasto y ecuación de audiencia. Y segunda:
la consistencia de sus contenidos de criticidad. Desasistida de instrumentos
que implementen su credibilidad por la posición de fuerza ocupada en el sistema
institucional, su única potencia (como inductora de interés público) la extrae
de su participación en el libre y público juego de las argumentaciones, de la
pública exposición del pensamiento y su contraste. Cierto que eso determina su
enorme fragilidad -y si se quiere la
certidumbre de una muerte rápida tan pronto como se produce decaimiento
de su tasa de interés cognitivo- pero al mismo tiempo ello asegura la tremenda
pertinencia de su existir. Actuando en un esquema de alta competencia en el que
prácticamente todas las actuaciones emisoras están reforzadas -ya por
posiciones de fuerza en el sistema institucional, ya por las diversas
ingenierías de mercado de la audiencia apoyadas en el recurso a lo que Bourdieu
llamaba "el rebajamiento de nivel"- su posición desasistida es la más
alta garantía imaginable del tremendo potencial de criticidad que su libre y
autogestionado juego -la producción de saber, de contenidos efectivos de
conocimiento crítico- puede llegar a inducir. Si lo logra –y mientras lo logre.
8.
Se da una correlación implícita entre independencia y autoedición. Por así
decir, tiene sentido hablar de independencia únicamente cuando nos referimos a
la puesta en eficacia de un esquematismo que permita a un autor o a un
colectivo de autores dado mantener críticamente el control autónomo del
conjunto de mediaciones y dispositivos que afectan a la puesta en lo público de
su producción. En cierto sentido, por tanto, el ejercicio efectivo de la independencia
pertenece naturalmente a la era de desarrollo crítico-experimental de una
post-vanguardia para la que el compromiso de autocuestionamiento inmanente ha
dejado de operar centrípetamente sobre la estructura misma de la obra (y sus
lenguajes) para dirigir su acción crítica
al aparataje que la rodea y decide su destino social, al conjunto de las
mediaciones en que se construye su valor simbólico, artístico o cultural. Para nosotros, ese es el significado
implícito a la consigna del autor como productor que todavía resulta vigente
-la misma que tantos artistas contemporrráneos (en tanto que productores,
incluso autoproductores) están en nuestros días haciendo suyo.
9.
Los caracteres técnicos de la publicación electrónica favorecen la emergencia
de este tipo de dispositivos -microdependientes, digamos. Tres en particular:
1. el bajo coste (relativo, por supuesto) de las infraestructuras necesarias para permitir que quien quiera
hacerlo pueda dar visibilidad a sus actos de opinión, a su participación activa
en cuanto al contraste interpretativo;
2. la coincidencia práctica en el dominio tecnológico de los dispositivos de
producción, distribución y recepción (el computer, en efecto, como
estudio-galería-museo o como pluma-libro-librería); y 3. su efectividad para
aproximar en tiempo real la tasa
abstracta de productividad cognitivo-crítica y las fluctuaciones efectivas de
la audiencia. Y ello por obra de una cualidad que el devenir audiencia -el
constuirse en lector/receptor- en el campo electrónico conlleva inherente: su
carácter activo -cuando hablamos de tecnologías pull.
y 10.
Descrito el aparataje, describamos los objetivos (y dejemos para l@s lectores la
valoración de su eventual cobertura). El primero: la
(micro)producción de esfera pública en una zona temporalmente autónoma -o, si
se prefiere, provisionalmente micro(in)dependiente- en la que dar presencia
ante la ciudadanía a nuestros actos de opinión e interpretación, a nuestras
actuaciones de producción cognitiva y crítica. Segunda: la potenciación de
estructuras de respuesta, de talk back, que faciliten que estas actuaciones
tengan en su propio espacio incluso ocasiones de contraste. Tercera: el
entramado de estructuras abiertas, con potencial para operar en constelación
rizomal (abriendo hiperenlaces hacia terceros proyectos vinculables o vincuados
de hecho). Cuarta: la fragmentación crítica del espacio de la opinión pública,
contraponiendo a las estrategias operadas desde institucion y mercado de
producción de consenso y homogeneización (apoyadas sobre todo en una
manipulación táctica de los medios de comunicación como jamás se había visto,
ni siquiera en este país), la introducción de líneas de opinión otra. Al efecto
no solo cuenta su eficacia propia -sino, y sobre todo, lo que con Benjamin
llamaríamos su "carácter modelo": la capacidad que la actuación posea
de inducir re-utilizaciones del mecanismo, instrumentaciones diferenciales de
uso (es en ellas donde también el lector/espectador se constituye como usuario,
donde ella o él mismo juega con su capacidad de constituirse como
"productor de medio") del aparataje por nosotros puestro a prueba, en
experiencia. Y quinta, para acabar de terminar: la proporción de materiales
interpretativos y críticos que posibiliten al receptor cualquiera participar en
la comprensión y desarrollo activo de esos campos de problematicidad creciente
que instituyen los ámbitos de relación compleja con nuestro presente –como
inestabilidad, como punta desplazada. Con el hoy del mundo, como transición
histórica intervenible, transformable.
Juan Andrés
Gaitán, artista: en primer lugar,
y esto es algo que voy a desarrollar un poco, me parece que el texto que envió
la revista Aleph es un ejemplo de institucionalizacion (irresponsable, de
hecho) del lenguaje barroco. Y es
necesario indicar, a los lectores que no han encontrado estos textos a los
cuales se hace referencia (referencia que no indican en ningun momento), que es
claro que esta "teoria de la independencia" - teoria que no dice nada
nuevo ni diferente a lo que ya hemos venido diciendo, al menos hasta donde yo
logro encontrar sentido - se desprende de las teorias de Deleuze & Guattari
y de la version de Leibniz que Deleuze propone en su libro "El
Pliegue". Entonces voy a indicar
un par de puntos en donde me parecen problematicas las proposiciones de Aleph,
y leyendo este texto no me extrana que que se hayan dado ese nombre tan pretencioso, pues si lo que buscan es
promover una teoria de la vanguardia (o post-vanguardia, como le dicen ellos
mismos; un salto al postmodernismo
radical) de acuerdo al modelos D&G, como pretender ser un punto que indica
el infinito? Su lenguaje, sin Del
pliegue es necesario decir unicamente un par de cosas. Un pliegue nunca viene solo, siempre es
multiple, una multiplicidad de pliegues doblados sobre si mismos, en si mismos
de por si ya pliegues. La analogia del cuchillo parece admitir un unico pliegue
(el filo, aunque el pliegue no es lo mismo que un filo, pues es un punto de
no-significacion) lo cual revierte peligrosamente el concepto en un sistema
binario (y dialectico), cuando el concepto "pliegue" aparece
precisamente como una herramienta para contrarrestar este tipo de sistema. Entonces este concepto aparece no como una
critica a la dialectica sino como critica a la utilidad del sistema dialectico
de la Ilustracion en el momento de desarrollar posiciones criticas.
Saltándome un
buen pedazo, que repite continuamente la unica proposicion: que "toda
independencia tendria que serlo 'de algo'", llegamos a su punto sobre el
horizonte. Y es aqui donde encuentro lo mas problematico. Punto 5. "En un extremo tendriamos como
horizonte la maximizacion de la audiencia - en el otro la voluntad de
criticidad, dispuesta a arriesgarse incluso la visibilidad cero." En la teoria del pliegue todo horizonte es comun, lo cual complica la distincion
que ellos hacen entre la critica y la posibilidad de diseminacion. El horizonte comun es la critica (para uno
la maximizacion del espacio critico, para el otro la reduccion) y la
maximizacion de la audiencia, audiencia que para unos debe ser carecer de
sentido critico y para otros debe constantemente redisenar su sentido
critico. Entonces no tenemos UN
horizonte comun, sino un horizonte comun que ya es múltiple de por si, que
tiene multiples significaciones y que se encuentra en un punto de equilibrio
hegemonico: la anulacion de la hegemonia, el estado ideal del mundo.
Quiero indicar en
este punto que no es el general del texto lo que estoy criticando aqui. Se que hay una serie de proposiciones utiles
y relativamente acertadas. Entiendo que
el concepto de la microindependencia (y las micropoliticas) son conceptos
necesarios para entender que lo que para unos es un relativismo, para otros es
siempre dependencia o independencia relativa, valor relativo, posición relativa, nunca enteramente independiente
(me incluyo, obviamente dentro del segundo grupo) Entiendo tambien que lo que quieren es aproximarnos a un modelo
rizomatico en donde las estructuras son de acople y crecimiento equitativo y no
de orden de poder y crecimiento acscendente (el crecimiento ascendente tambien
es relativo, y depende de posiciones en
el espectro que en relacion se encuentran mas arriba o mas abajo). Entiendo que hay cierto nivel de autonomia
que es necesario en las posiciones criticas y que en su mayoria estas
autonomias necesitan un nivel de autocensura.
Pero no podemos dejar afuera de este modelo ni la necesidad de admitir
cambio (toda posición critica que se fija en un objeto se vuelve ciega al
cambio) pues es en el cambio, en notar que el objetivo debe cambiar
constantemente, que la resistencia se puede ejercer; ni podemos dejar por fuera
la necesidad de controlar y admitir fuerzas criticas de fuera que son
precisamente lo que indica la necesidad de cambio. Entonces la inmanencia (que es un estado de catatonia, por asi
decirlo) es tambien una proposición problematica que no se puede dejar abierta,
ni incluir casualmente como lo hacen en
Aleph. Ni, mucho menos, conceptos como
"tasa abstracta de productividad cognitivo-critica" que raya
peligrosamente en la capitalizacion de las corrientes criticas y le da una
estructura de distribucion a la diseminacion de ideas y conceptos; o conceptos
como un "devenir audiencia" que es una imposibilidad dado que ya
somos, en un momento u otro, audiencia
para algo. El "devenir"
requiere un proceso mucho mas eficaz y
radical que un simple cambio de politicas.
Si me tomé el
tiempo de leer y descifrar el texto enviado por Aleph, fue únicamente porque
creo en el debate critico, y porque creo que toda contribucion debe contener aspectos positivos. Entonces, sin que suene a apologia, quiero
decir que existe una responsabilidad que debemos practicar en el campo de la
critica, y esta responsabilidad es, mas que con las fuentes (las fuentes
siempre tienen problemas) con el lector, que siempre es critico, y siempre
tiene acceso al espacio critico, y es el futuro de las ideas que exponemos en
estos foros (y nosotros mismos somos nuestros lectores, lo cual impide que nos
desprendamos de esa condicion de lector).
Esta responsabilidad incluye tanto el uso del lenguaje, la necesidad de
claridad, y la responsabilidad con las ideas
que se estan usando (es decir, una conciencia de si mismo, y de sus
propias limitaciones).
Pablo Batelli,
artista: Creo que ha
salido finalmente el punto que tiene que entrar en discusión: si bien hemos
partido de un punto cierto que ha sido el cuestionamiento de los beneficios que
el progreso traería al ser humano no entiendo cómo a partir de un
cuestionamiento legítimo hemos llegado a la construcción de discursos evasivos,
que en contaminados por una ausencia total de compromiso se convierten en
aliados de los más retrógrados estableciemientos.
Por supuesto, la
"pequeña teoría de la independencia" no es ni pequeña, ni es modesta.
Presentar como modesto lo que es abiertamente inmodesto no es tan solo un
insulto al pensamiento común, es un acto deliberado de engaño que nos muestra
cómo los relatos posmodernos han entrado en su propia crísis de legitmidad. Es
este tipo de pensamiento el que entiendo como "la nueva derecha". Es
este tipo de disidencia falaz la que apuntala la institucionalización del
engaño. En este escenario, creo que la única independencia que puede defenderse
es la independencia de aquello que se nos muestra como independiente.
Retomo con
palabras sencillas el pobre martilleo que he tratado de hacer sonar: lo único
visible en este tipo de discursos modestos es un afán por implementar un
darwinismo cultural haciendo alarde de poder a través de un uso instrumental
del lenguaje; uso instrumental que consiste en presentar tal artillería
disuasora que la réplica se asfixia. Estas posiciones falsamente modestas se
parecen a los planteamientos de la revolución francesa: igualdad, libertad,
fraternidad. La gran revancha de una clase excluída, extraordinariamente hábil
e inteligente, pero carcomida por el resentimiento. Finalmente, los opuestos se
complementan y se tornan iguales; no es de extrañarse, dado que son dos laderas
de un mismo monte que coinciden ambas en un único filo.
Quiero decirlo de
una forma más clara: es el lenguaje derivado de los más radicales
representantes de la posmodernidad lo que creo que se institucionaliza como la
derecha más recalcitrante. Es en contra
de esta institución globalizada y mundial que se debe ejercer la transgresión.
Jose Luis Brea,
crítico y editor:
me parece, amigo Batelli, que estás llevando las cosas demasiado lejos. una
cosa es criticar que el uso de los términos "modesto" y "pequeña"
pueda parecerte inadecuado, para el desarrollo que le sigue, y otra bien
distinta que puedas identificar a partir de ello lo expuesto con un
planteamiento de "nueva derecha". Cuando al enviar nuestra reflexión
la calificábamos de "modesta", básicamente estábamos apuntando que se
trataba de una reflexión realizada a propósito de nuestro propio trabajo, y que
carecía (y carece) de ninguna pretensión de valer más allá, para ningún otro.
llevamos casi 6 años realizando nuestros proyectos editoriales independientes
en web sin ningún apoyo de ninguna institución y sin que ninguno de los
proyectos haya generado nunca intercambio oneroso alguno, es decir, sin
institución ni mercado. no obstante, somos conscientes de que la fórmula que
hemos aplicado (es de nuestra experiencia como "editores
independientes" de lo que hablamos) puede no ser aplicable a otros casos.
era por eso, y es por eso, que hablábamos "modestamente", sin ninguna
pretensión de esquematizar una fórmula que consideremos de aplicación generalizable,
sino puramente un caso puntual, el nuestro propio.
En cuanto al uso
del término "pequeña" tiene un fundamento mayor, si cabe. en este
caso (y sin dejar por supuesto de aludir al entorno de la filosofía política de
Deleuze- Guattari, en que nos movemos por formación y convicción, como
acertadamente percibe Juan Andres Gaitan) el uso del término
"pequeña" se refiere justamente al carácter "menor" del
aparato que se construye. si lees con
atención nuestra aportación verás que la clave de nuestra apuesta se expresa
(en el punto 7) en dos características: y la primera es precisamente su
minoridad, lo "pequeño" del aparato construido.
gracias a ello
nuestro trabajo se hace sostenible con un muy pequeño margen de recursos
-siendo ello justamente lo que nos permmmite mantenerlo en independencia tanto
de institución como de mercado.
La verdad es que
saltar de ahí a la calificación sumarísima de "nuevo derechismo" me
parece que no procede (si me apuras, es esa actitud de descalificación de quien no emplea tu mismo
lenguaje la que demuestra muy poca tolerancia). puedes juzgar que el mecanismo
sea inadecuado, que solo sirva para algunas actuaciones, que no garantice
independencia ... no sé, muchas cosas.
pero decir que eso es "nueva derecha" así porque sí, me parece una
total gratuidad que no tiene fundamento alguno. sobre todo cuando el modelo que
estamos defendiendo repugna tan explícita y abiertamente la regulación de la
cultura por el mercado (defender eso sí sería un planteamiento de nueva derecha), y busca generar modelos
independientes que permitan la circulación de la opinión crítica y reflexiva a
su margen.
Aleph, como
seguramente sabes, pone a libre disposición, de modo totalmente gratuito y sin
que nadie -ni artistas, ni críticos, ni programadores, ni traductores, ni por
supuesto editores, ni nadie de los que trabajamos en ello- nunca jamás haya
cobrado nada por su trabajo, más de 20 obritas de net.art, casi 100 textos de
reflexión crítica y política (con autores que van desde Negri a Zizek, es decir
bien poco sospechosos de nuevo derechismo) unas 10 exposiciones de net.art y
una mailing list, ::eco::, que seguramente que la primera en la red en
castellano.
No sé, quizás
sería bueno que antes de calificar tan gratuita e insultantemente de
"nueva derecha" un trabajo como el que estamos haciendo te lo miraras
un poquito.
Bernardo Rengifo,
filósofo: Desde luego,
sería conveniente coincidir en un esfuerzo colectivo por tratar de situar y
explicar los conceptos empleados bajo una relación intencionalmente más visible
para quienes accedan a este espacio.
Podría resultar
útil volver sobre dos consideraciones sumarias en el texto de Brea, no con un
ánimo polémico ni con pretensiones de clausurar los problemas planteados: la
que tiene que ver con la "paradoja de la independencia" (punto 3), y
los temas de la "crítica y el autor-productor" (especialmente el
punto 8). Hay que advertir que las tesis de Brea parecen consecuentes con un
intento de recuperación nominativa-creadora del lenguaje, postulado de Benjamin
en su afán por escapar a lo que ya percibía como semantización homogeneizante
de la totalidad capitalista en su época. Sólo que el texto de Brea se inscribe
en una actualidad anclada agonísticamente en progresivas e insidiosas
diseminaciones semiológicas, cuya complejidad no tendría por qué excluir ese
tipo de acercamientos. Los problemas surgen cuando se pretende sintetizar o
hacer corresponder una perspectiva como la de Benjamin con categorías
deleuzianas que -como manifiesta oportunamente el texto de Gaitán- se ven
desplazadas insólitamente hacia re-significaciones descontextualizadas. La
intervención de Gaitán tiene la lucidez suficiente para indicar el carácter
múltiple del pliegue y el horizonte común, desde el punto de vista de Deleuze.
En el punto 3 del "Declaratorio programático" de Brea, se establece
claramente la naturaleza del "limbo" de oposiciones que puede
implicar el concepto de "independencia", que sin duda no puede
elucidarse a sí mismo justamente porque está reducido a una relación semejante
a la del Amo-Siervo (sistema binario).
Pero habría que
desplazar precisamente la pregunta y establecer si realmente, en las
condiciones actuales, se trata de "independencia" o más bien de
procesos de "subjetivación" nómada (Guattari), es decir, que engloban
condiciones individuales que desterritorializan un segmento de lo real
(enunciadores parciales), pero también condiciones colectivas, que pueden
emerger como un pliegue definido por su potencia constituyente como territorio
incorporal en conexión con una alteridad. Por ejemplo, una construcción del
"espacio" no como un significante sino como bloque de sensaciones
correlativo a un universo incorporal, que se conecta con un afuera como
cristalización desterritorializada de un cuerpo.
Dicho de otro
modo, la subjetividad -que no se debe confundir con la dentidad- como un estado
autorreferencial generador de territorios existenciales, fuerza creadora en el
corazón de la finitud afectiva. Aquí, entonces, la "independencia"
pierde esa importancia soberana para el Significante porque la creación estaría
fuera del círculo de la repetición (estandarización de la subjetividad bajo la
axiomática comunicativa). Cuando menos, la "independencia" se
convertiría en otra cosa: una condición afectiva-intensiva en la cual ya no se
es un "sujeto-autor" que se pregunta si es independiente o no, frente
a un crítico que le estaría señalando los itinerarios de ruta. En otras
palabras, los problemas de la interioridad forclusa del pliegue, los titubeos
de discontinuidad, las preocupaciones sobre "falsa o verdadera(?)
conciencia", pierden su densidad homogeneizante frente a los procesos
estéticos para abrir pliegues diferenciales: espacios de reforzamiento de la
singularidad de las prácticas mismas, es decir, de los componentes heterogéneos
de subjetivación que, según Guattari, ya no serían dialécticos sino maquínicos:
producciones mutantes de enunciación.
Esto remite
inmediatamente al problema del "autor", figura que no dejó de
fascinar y preocupar a Benjamin, en su momento. Al interior del circuito
binario de lo mismo, el autor y la crítica no dejan de perpetuar un régimen
cristiano de culpabilidad: remisiones a "lo que se independiza",
carencia de
deseo o deseo
ausente, creación "dudosa", inadecuación con... Ya se conoce de sobra el cinismo de la
crítica en sus relaciones con la identidad-autor del sujeto: juegos de
acusación, evasión, disimulo... que escamotean un abordaje concreto con la
diferencia. No nos cansaremos de insistir en que tanto la "transgresión"
como la "independencia" son material de una fantasmática inútil que
no cesa de destilar el veneno de la culpa (Nietzsche supo mostrarlo bien en la
Genealogía...).
Como afirman
Deleuze-Guattari, la subjetividad puede circular diagonalmente frente a
dispositivos tecnológicos de comunicación y también frente a componentes
semiológicos del Significante (como praxis generadora de heterogeneidad); puede
conectarse (y de hecho, casi siempre se conecta) con
agenciamientos
colectivos de enunciación e incluso, con dispositivos maquínicos no-humanos
(cruce de vectores de heterogeneidad descodificada). El presente asiste a una
intensa reivindicación de sistemas autónomos de metamodelización en todos los
campos: cognitivos, religiosos, virtuales, afectivos, materiales... En estos
registros semióticos de subjetividad operan efectivamente conexiones maquínicas
que ya no dependen de relaciones binarias del tipo: autor-crítico,
dependencia-independencia, sumisión-transgresión... sino de focos de ruptura de
sentido, pliegues, fragmentaciones, umbrales, virtualidades, catalisis... como
fuerzas capaces de destituir la preponderancia de las redundancias dominantes
en el capitalismo integrador, el cual descompone sistemáticamente otros modos
de valorización existencial diferentes al suyo, es decir, al del Capital mismo.
Para resumir,
existiría la posibilidad de escapar a los "imperativos" de
independencia y crítica a través de la construcción de un pliegue de
subjetivación (paradigma protoestético) que deje de operar por negatividad contradictoria
y alcance las condiciones óptimas para la creación de nuevos universos
polifónicos de referencia (Bajtin). En otros términos, lo que estaría y ha
estado siempre en juego en relación con el estrato ficticio
"autor-independencia-crítica", sería una relación (no dialéctica) de
composición subjetiva frente a la modelización-masmediática-capitalista, o
frente a la posibilidad de crear líneas de fuga con potenciales autopoiéticos
de metamodelización. La composición con una de las dos dimensiones define
radicalmente la resonancia que los pseudo/problemas de la
"independencia", la "crítica", el "autor", la
"obra"... puedan alcanzar. Más que "independencia",
Modelización o metamodelización, pero no como los dos términos de una oposición
contradictoria sino como dos tipos de subjetividad que se enfrentan al caos
actual, que finalmente no lo "resuelven" ni bajo la reconciliación
con un "cosmos" de consumo, y tampoco mediante la simulación de un
criticismo supuestamente inmanente que actualizaría subrepticiamente las
recurrencias fantasmáticas del yo.
Ricardo
Arcos-Palma, filósofo:
Procesos de subjetivacion" o la anulacion de la objetividad?
"Infectado
por ese virus de la comunicacion, el lenguaje en si mismo cae bajo el golpe de
la patologia viral. Cierto, él (lenguaje) sufre tradicionalmente de retorica,
de pesadez de la lengua, de logorrea, de tautologia, como un cuerpo puede
sufrir de ataques mécanicos y organicos- el signo puede también estar enfermo,
sinembargo él puede guardar su forma, y un anàlisis critico y clinico puede
siempre restablecer las condiciones de su buena forma" (Jean Baudrillard.
El crimen perfecto).
"...cuando
el delirio cae en un estado clinico, las palabras no desembocan nunca en
ninguna parte, no escuchamos ni vemos nada atraves de ellas, salvo una noche
que ha perdido su historia, sus colores y sus cantos" (Gilles Deleuze.
Critica y Clinica).
Con esta breve
intervencion no pretendo ser el abogado del diablo, en lo referente al texto de
Brea, que en realidad se defiende por si solo. Mas bien pretendo contribuir -
no a la orgia comunicacional o bardadage (palabrerio) el cual Benjamin
denunciaba, frente a la instrumentalizacion del lenguaje -, sino mas bien a
aclarar algunos caminos de pensamiento. El titulo de mi intervencion que en
realidad es una reaccion a la reciente intervencion-proposicion de Rengifo. Su
intervencion, que desde mi punto de vista, es el resultado desafortunado de una
mala interpretacion del pensamiento de Deleuze y Guattari, crea màs confusion
que las soluciones que prentende dar.
Con esto que quede claro, no es el pensamiento de D&G que pongo en
cuestion -ni màs faltaba-, es la abusiva utilizacion de algunas de sus
proposiciones.
Pretender anular
el sistema de relacion binario(Rengifo) para cambiarlo por otro, me parece
absurdo e inconsecuente. Uno no cambia los conceptos, asi como asi. Cuando
Rengifo habla de "procesos de subjetivacion", a qué se refiere? Se
refiere a lo particular e individual dejando de lado lo universal y colectivo?
Digo dejando de lado pues en su temor, o prevension a afrontar lo dialectico me
parece que lo objetivo no esta contemplado. Y no es de extrañar cuando él anula
la teoria (pensamiento critico)de una manera olimpica. Le recuerdo estimado
Rengifo, que el pensamiento critico (Kant debe estar revolviendose en su
tumba)tiene toda una filiacion, asi suene a genealogia.
Ahora bien,
intentemos pensar su proposicion pese a todo: esos procesos de subjetivacion
que usted alegremente vincula con el nomadismo (nomos), no pueden existir sin
el universal (objetivo). El nomadismo opuesto al Estado, a la polis, al espacio
estriado, al juego de ajedrez, (Deleuze y Guattari), no tiene nada que ver
aqui. Los procesos de subjetivacion van
justamente dentro de lo que usted pretende anular: el YO. O es que el sujeto no
esta "sujeto" al objeto de su propia individualidad: su Yo. Bueno no
quiero confundir mas a nuestros lectores, aunque quisiera terminar con esto: la
lectura de autores como Deleuze & Guattari entre otros, no se puede hacer
aisladamente del contexto socio-historico dentro del cual fueron elaborados:
con ello me refiero a la posicion politica que estos autores asumieron. Leerlos
asi, como asi, nos llevan a reacciones desafortunadas como la ultima de
Batelli. Filosofar a martillazos como Nietzche lo anunciaba, no significa
destruir un sistema de pensamiento, sino elaborar un camino de pensamiento con
la certeza y la fuerza de un golpe de martillo. Bueno esto es una
interpretacion, nocion que tiene aun una enorme validez dentro del pensamiento
critico!
Juan A. Gaitan,
artista : Aprecio la
intervencion de Bernardo Rengifo, y creo que, aunque me parece que, aunque se
encuentra relativamente escondido dentro de un lenguaje particular de Deleuze y
Guattari (lenguaje que yo tambien admiro) el punto es de suma importancia. quiero compartir el énfasis que el senor
Rengifo hace en desplazar la pregunta sobre la posibilidad de independencia
como punto de articulacion. Creo en la
necesidad de deshacer esta condicion de produccion (independiente) pero siento
que aun es demasiado dificil desplazar la pregunta por completo, pues como el
senor Rengifo sabe, el proyecto de Deleuze y Guattari es a la vez
ultraoptimista y ultrapesimista. Es
decir, las proposiciones aplican a un "mundo segun D&G" que es
aun ideal, y van dirigidas a un mundo actual que se encuentra lejos de ese
ideal o de actualizarlo. Entonces
quiero volver a la pregunta de la independencia, y de una manera mas
pragmatica, aun si suena un poco didactica la cosa. Para esto, y aprovechando que D&G han salido a flote, voy a
mencionar lo que sigue Creo que es necesario evaluar las proposiciones que
encontramos en el texto de D&G (excusaran la abreviacion) y aqui me limito
a transcribir una relacion que Michel Foucault hizo de ellas en su prefacio
para la version en Ingles de "Anti-Edipo", proposiciones que al menos
yo encuentro comicas e inquietantes.
"Ese arte de vivir contrario a todas las formas del facismo"
dice Foucault "conlleva un cierto numero de principios escenciales que, si
fuese a hacer de este libro un manual para la vida diaria, resumiria de este
modo:
"1.Libera la
accion politica de toda paranoia unitaria y totalizadora
"2.
Desarrolla la accion, el pensamiento, y los deseos por medio de la
proliferacion, yuxtaposicion, y disyuncion, y no por medio de subdivisiones o jerarquizaciones
piramidales.
"3. Desune
la aleacion de las viejas categorias de lo Negativo (ley, limite, castracion,
...) (...) Prefiere lo que es positivo y múltiple ... Cree que lo que es
productivo no es sedentario sino nomadico.
"4. No creas
que la tristeza es necesaria para ser militante, aunque aquello contra lo cual
se esta luchando es abominable. ...
"5. No uses
el saber a fin de fundar una practica politica en La Verdad;...
"6. No
demandes que la politica restaure los "derechos" del individuo, tal y
como la filosofia los ha definido....
"7. No te
enamores del poder
Estas tacticas (o
proposiciones) son utiles en la medida en que nuestra posicion con respecto a
la produccion cultural, o de saber, sea una posicion de ventaja. Podemos definir esta ventaja en terminos
simples: si nuestra voz tiene resonancia, sabemos que tenemos un poder
exclusivo. El problema de la independencia
- como lo dice el texto de Bernardo Renngifo - va mas alla de la dualidad entre
un adentro y un afuera, y debemos retar la frontera que hemos acomodado entre
la institucion y la independencia, pues aun siendo "independiente" se
puede tener cierto acceso a un poder, como lo ha expuesto tambien Gayatri
Spivak en repetidas ocasiones. Entonces
quiero volver al punto inicial. Es
posible deplazar la pregunta por completo? - y me excuso ante el sr. Rengifo si
no es esta su sugestion, esta es una contribucion a su texto y no una critica.
José Luis Brea, crítico y editor: me gustaría
reconocer, para empezar, a quienes están teniendo la amabilidad de leer y
discutir mi propuesta su rigor y seriedad (incluso la intervención de Batelli
me parece que contenía reflexiones muy interesantes, salvo esa precipitación
quizás excesiva en identificar lo que inadecuadamente tomaba como lenguaje
cínico con una expresión programática de la nueva derecha).
Dicho ello, y no
obstante, debo expresarles mi sorpresa por la forma en que están abordando
nuestra "pequeña teoría", como si se tratara de una especie de
programa abstracto para máquinas de guerra, o al menos de una reflexión general
de ontología política.
Debo decir que no
lo es, que no pretende serlo, sino simple y modestamente (insisto) una
reflexión sobre una manera de hacer (que de hecho precede a la teorización que
se intenta) en un campo bien concreto, que es la edición y publicación en web
de materiales que tienen que ver con las nuevas prácticas artísticas. Desde ese
punto de vista, y aun reconociéndome con una formación que mucho adeuda a
Deleuze-Guattari (de hecho tuve en mi postgrado el placer de seguir un curso de
Deleuze en Paris, sobre cuyo anti-edipo centré mis estudios doctorales), y
también a Benjamin (mis ensayos "las auras frías" y "nuevas
estrategias alegóricas" se inscriben sin duda en el territorio Benjamin),
no es mi propósito ni mi interés, ni lo ha sido en ningún momento en el texto,
discutir sus conceptos o hacer su exégesis, de manera que no me interesa en la
discusión plantear si alguien o yo mismo ha entendido mejor o peor a Deleuze,
si se puede extender su programa en un cruce imaginario con el de Benjamin, o
cuestiones por el estilo. creo que esas discusiones desarrollan casi siempre
argumentos "de autoridad" (en el sentido de Hume) y justamente por
ello me suelen parecer poco interesantes.
Dicho eso,
propondría que se leyera de nuevo el texto como lo que es: una reflexión
táctica sobre cómo es posible actuar -en un terreno bien concreto-cuando se
tiene una vocación de seguir antes los dictados del propio programa crítico que
el de las instituciones (me refiero a los museos, los centros de arte, esos
establecimientos que trabajan en la difusión de las artes visuales) y el del
mercado artístico (de nuevo me refiero a cosas muy concretas, las galerías de
arte, las ferias). aquí la "independencia" de la que se habla es muy
clara y muy definible, y el trabajo de editar y publicar en ese ámbito tiene
también unas problemáticas muy concretas. cuando se habla de autoedición se
habla también de una cuestión muy concreta (no del autor en términos
abstractos, ni del sujeto y su producción) sino de cómo quienes se comprometen
(nos comprometemos) en una posición de no connivencia con los intereses de las
instituciones o el mercado pueden (podemos) acceder a desarrollar instrumentos
autónomos que les (nos) permitan hacer llegar a la esfera pública sus
(nuestros) propios contenidos de opinión -sin "plegarlos" (confieso
que al usar el simil del pliegue me gustaba siempre acariciar de lejos esa
acepción derrotista del "plegarse") a los intereses que dominan en la
organización del campo.
Por supuesto que
el tema del autor como productor que ha mencionado muy oportunamente Bernardo
Rengifo está ahí: de hecho el programa de "transformación de las
condiciones de producción" en cuyo proceso uno (o un colectivo, o el
colectivo que uno mismo es) se constituye en su propio editor está expresamente
en deuda con Benjamin. incluso el mayor valor que le atribuimos a aleph como experimento
(a estas alturas recibe 350.000 visitas mes, con lo que la
"minoridad" empieza realmente a ser inmantenible) es el haber puesto
a prueba y demostrado que funciona un aparato (construido incialmente por 3
personas y sin otros recursos que su voluntad de construirlo y las horas
dedicadas a hacerlo) de producción autónoma de esfera pública que sirve como
ejemplo o modelo de lo que muchos otros colectivos o pequeñas unidades de
expresión u opinión serán (y están siendo y son) capaces de autónomamente activar:
dicho de otra manera el haber logrado actuar como "modelo" en el
sentido de la indicación de Benjamin recogida en la cita que encabeza el texto.
Quizás aleph esté
en todo caso "mayor" ya -seis años para un website dedicado a net.art
y crítica de las nuevas pácticas artísticas online pueden ser demasiados- para
seguir manteniendo esa especie de lucha extrema en el borde mismo de la
independencia crítica, y en cierta forma haya devenido institución él mismo, y
casi en ciertos subcampos (el del net.art, por ejemplo) hasta casi
"institución dominante" (como muy bien sugiere Gaitán, "si
nuestra voz tiene resonancia, sabemos que tenemos un poder exclusivo"),
pero nos congratula poder decir que en sucesión y a modo de batería hemos
puesto en marcha en estos últimos 10 años tres operativos distintos (acción
paralela, aleph, y arts.zin) y que lo que nos satisface ahora en relación a
ellos es: 1. ver cómo y en qué hayan podido de servir de modelo para que otros
operativos surjan y se comprometan con otras expresiones de criticidad propias.
y 2. cómo nosotros mismos estamos en condiciones de libertad para dejar el tema
correr ahora a su propia velocidad para embarcarnos en nuevos experimentos y
aventuras. esperamos hacerlo muy pronto y poderles dar noticia de ello.
Pedro Falguer, mediólogo : He venido siguiendo,
cada vez con mayor incomodidad, la discusion a proposito de espacios
independientes. Ni filosofo ni critico, lo mio tiene que ver con analisis de
medios, de medios de comunicación, valga el enfasis. En este sentido, lo que
percibo es una especie de malestar ambiental en donde el léxico
ultra-codificado, mucho rizoma y mucho pliegue para no nombrar sino dos de los
terminos favoritos del arsenal del par de franceses, se convierte en
instrumento retorico cuya estrategia comunicativa parte de la exclusion; es
decir de la previa instrucción y adoctrinamiento en sus malabarismos
racionales. Y que conste que no estoy discutiendo el sentido escondido en las elaboraciones de sus discipulos
(despues del esfuerzo, mucho ruido y pocas nueces). No, la cuestion es
estetica. Lo que me molesta es la fealdad de la forma, indice seguramente de
alguna carencia natural, de algunos
textos redactados con acento notarial en donde la puntualizacion de argumentos
exhibe la sintaxis atormentada que asoma en todo extremismo.
Coincido entonces
con la denuncia de Batelli en cuanto a los peligros sofocantes de este tipo de
posiciones, pero no creo que se trate solamente de una cuestion de derecha: los
fanaticos de izquierda redactan igual; impersonal, camuflada, anonimamente; con
intensidad de excluido y pretensiones futuristas de mutante. El cansado
mecanismo de todas las vanguardias sigue siendo el mismo: sentarse en el trono
del padre asesinado por el enjambre de hijos re-celosos. Lo que quiere decir
que su tendencia, a proposito de instituciones, consiste en que a la menor
oportunidad, instituyen, desatendiendo ciegamente el paisaje contemporaneo de
la simple y refrescante variedad. Y si de independencia se trata, que mayor
contradicción podria encontrarse en la ya larga sombra que acoge las legiones
postmodernas de los deleuzeguattarianos y especies afines.
Por mi parte
quisiera encontrar en estos debates
suscitados por preocupaciones artisticas, algunos ejemplos concretos de
arte, de intercambio y discusión acerca de formas o modelos comunicativos
adecuados a la naturaleza del asunto; de los modos ARTISTICOS de operar. Ya sea
a partir del analisis y reestructuracion de las instituciones existentes o de
la adecuacion y transformacion de lenguajes propiciados por las nuevas
posibilidades tecnologicas.
Y no que no se
haya citado de algun modo todo esto. La
carencia natural de la que hablaba mas arriba consistiria en que se
habla mucho alrededor o acerca del arte pero no de habla con arte, dentro de su
forma particular de pensamiento, subordinandose en cambio a otras maneras. Por
ejemplo, el uso de las imágenes en relacion con los textos es apenas
ilustrativo, marginal, como si estuvieran desautorizadas frente a las
categorias discursivas del concepto.
Al promover el
lenguaje del sueño, lo que nuestros amigos filosofos nos han ofrecido en sus
manifiestos me recuerda la frase inscrita en uno de los Caprichos de Goya, en
donde se dice que el sueño de la razon produce monstruos. Una declaracion que
puede interpretarse diciendo que en ausencia de razon, de juicio y de sentido,
los bichos prosperan; pero tambien, que cuando la razon delira su propio
sistema el resultado es el mismo. Hasta el momento, el modus operandi
instituido me parece que es el segundo.
Bernardo Ortiz, llamado
urgente !!!! Comunicados sobre
el posible cierre del Instituto de Bellas Artes
Juan Andrés
Gaitán,artista: Tal vez la
práctica mas comun dentro del marxismo vulgar es encontrar enemigos donde no
los hay, y anular todo tipo de enunciados o de habla" (y aqui rayamos en
el despotismo) en funcion de "estilo" o "estetica",
olvidandose del contenido. Creo que
esta discusion sobre la independencia debe continuar y el progreso sera mas o
menos veloz dependiendo de los obstaculos que nos vayamos encontrando. Es claro que si los senores Brea, Rengifo y
Arcos-Palma han contribuido sus textos a este espacio es en un acto de
generosidad y no a fin de obstaculizar el progreso de la discusion. Las discusiones que hemos mantenido en
rededor de sus contribuciones aparentan un progreso lento (y posiblemente
"imperceptible"), pero nunca he leido en ellas ninguna pretencion
despotica. Los
"deleuzeguattarianos" como se nos ha llamado, no somos simplemente un
grupo de seguidores ciegos, limitados a repetir lo que ya se ha dicho, o a
complicar el lenguaje de lo que ya se ha dicho. El lenguaje filosofico tiene una razon de ser, y es precisamente
la creatividad dentro del lenguaje (nuestra forma de representar el mundo) lo
que proporciona herramientas creativas para "ver" el mundo. La aparicion de estos dos filosofos en esta
discusión no es gratuita, y para cualquiera que haya leido mas alla del titulo
que cualquiera de sus obras seria claro que su pensamiento va dirigido
precisamente a la posibilidad de independencia. Mi pregunta para los detractores es entonces: Debemos ignorar
estas corrientes de pensamiento cuya funcion es elucidar el problema que
estamos abordando?
A donde sea que
nos lleven estas discusiones, siempre nos encontraremos un cuerpo de
pensamiento que se ha dedicado a analizar este o aquel problema, pensar es
"pensar cualquier cosa", esto o aquello. "Quien le teme a la filosofía?"
Pablo Batelli,
artista: No creo que la
razón de un lenguaje sea estrictamente utilitaria; el lenguaje no está reducido
meramente a la acción de transporte de sentido y por lo tanto, no está
restringido a una acción comunicativa.
En este contexto
proclive a las metáforas, podría decir que cada nuevo nivel de abstracción nos
aleja irremediablemente del mundo en la misma forma como una cadena de ADN se
hace más corta en cada nuevo proceso de duplicación, hasta perder el sentido de
su función y ser incapaz de sostener la vida.
En términos matemáticos podríamos decir que la función que vincula una entidad
que podría ser denominada, para efectos de la definición misma de la función,
"mundo", y el escrito abstracto no es de doble sentido: muchos mundos
posibles pueden conducir a un mismo escrito pero a partir de este escrito no
pueden recuperarse todos los mundos posibles que le sirvieron de origen.
Sencillamente el proceso no es reversible.
Entonces, volviendo al tema de la cadenita de ADN, uno podría pensar que
estos sucesivos niveles de abstracción están restando fuerza vital a la
palabra.
No he sido
suficientemente entendido con el tema de la derecha y la izquierda. En primer
lugar, quiero decir que es muy probable que no haya sido capaz de escribir en
forma tal que pueda ser comprendido. Mi
principal preocupación ha sido la de ser breve y evitar hasta donde sea posible
la discusión por argumentos de autoridad (en el sentido de Brea). Estoy
dispuesto a admitir que pudo existir un juicio precipitado, solo si se me
concede plantear lo siguiente:
1. No estoy
seguro de que verdaderamente existan lugares tales como la derecha y la
izquierda, pero en aras de una claridad un tanto esquemática quise plantear
estas categorías para adelantar una discusión.
2. De todos modos
tenemos alguna noción intuitiva de lo que es la izquierda y la derecha, ya sea
que esta noción tenga o no tenga validez histórica. (Algunos alegarán que la
historia ha llegado a su fín; entonces este segundo presupuesto no podría
satisfacerse.
Podemos decir que
hemos llegado a un diálogo de sordos, y que no hay rázón para seguir adelante).
3. Aunque sea
transitoriamente, asumidos 1 y 2, podemos decir que se llega a la derecha por
dos vías: una vía activa, es decir, proclamándose de derecha. Una vía pasiva:
proclamándose de izquierda y acomodándose a un establecimeinto en donde prima
una derecha. En esta segunda forma, al sobrevivir cómodamente en los nichos que
no alcanza a colonizar la derecha, la izquierda se torna derecha.
En la filosofía
han surgido discursos con idénticas características. la filosofía analítica se ha adentrado tanto en la estructura del
lenguaje que ha terminado por sustraer toda su potencialidad vital y creadora.
¿Existe algo menos revolucionario que un discurso que solo se refiere a él
mismo?
En lo relativo a
la relación del arte y el mercado creo que se sobrestima la participación que
tiene el arte en el apuntalamiento de una sociedad capitalista. Los patrones
que verdaderamente habría que romper son aquellos que reducen a cada uno de los
habitantes del planeta al papel de consumidor, y en la forma extrema del caso
del consumidor, el adicto. Lo que arroja incluso graves críticas contra
nosotros mismos, que hemos decidido desarrollar un foro a través de una costosa
infraestructura tecnológica. Yo quisiera lanzar públicamente una propuesta de
acción, que voluntariamente alejada de digresiones intelectuales (y no
progresiones) se instaure en esa parte del mundo que se encuentra más allá de
nuestras pantallas de internet. Lo que verdaderamente podemos lograr tiene
necesariamente que verse reflejado fuera de la pantalla del computador; digo
que tiene que verse reflejado fuera, no que no puede ocurrir adentro. De hecho,
estas discusiones están ocurriendo adentro, pero el verdadero objetivo es
sacarlas de este lugar apantallado hacia el mundo de los objetos no digitales.
Y digo que debe necesariamente salir, porque de lo contrario, no somos otra
cosa que graciosos muñecos ventrílocuos de los monopolios supervigilantes de la
industria digital. Mi propuesta tiene dos puntos muy sencillos:
1. Consumir menos
e incitar a otros a voluntariamente abstenerse de participar en prácticas de
consumo.
2. Organizar
grupos civiles para hacer intervención legalmente sustentada en los medios de
comunicación.
Bernardo Rengifo,
filósofo: "No llegar
al punto de ya no decir yo, sino a ese punto donde ya no tiene ninguna
importancia decirlo o no decirlo".
Deleuze-Guattari,
"Rizoma".
Es necesario
aclarar que los horizontes de posibilidad creados por Deleuze-Guattari, se
dirigen hacia la construcción de territorios existenciales (o bien universos de
referencia propia) que suponen [¡Oh paradoja!] la puesta en juego de una
"pragmática ontológica". Esta pragmática puede traducirse en una
apertura hacia condiciones de experimentación subjetiva. ¿Utópico? No lo creo.
Al contrario, allí radicarían el sentido y el valor de un pensamiento que ha
renovado radicalmente tanto las formas de pensar(nos) como las de actuar(nos),
porque esas nuevas posibilidades ingresan en una inmanencia irreductible frente
a las sistematizaciones trascendentes de la conciencia, la dialéctica, la
identidad, el Estado...
Lo que ocurre es
que las condiciones para esa experimentación subjetiva pasan por procesos
divergentes frente a instancias determinadas (tanto molares como moleculares),
que suponen problematicidades singulares en cada caso.
Es por eso que
las "militancias personológicas" no tienen ya sentido en esta
perspectiva, que se orienta más bien hacia un ejercicio de prácticas
enunciativas que puedan "decir algo". Es por eso que no voy a perder
tiempo respondiendo intervenciones pueriles de pseudomilitancias que ni
siquiera se toman el trabajo de saber lo que significan los conceptos que
utilizan.
Sólo añadiré que
ese tipo de militancia realmente NO DICE NADA (¿Se puede ser militante de Nada?). Para no mencionar
las sanciones discursivas hacia la enunciación del otro como "Mala
interpretación", "Nueva derecha", "Utilización
abusiva", "Delirio"... pero que se enarbolan sin decir en DÓNDE,
CÓMO o CUÁNDO aparecen esos supuestos errores o malas interpretaciones. Pura
afección reactiva. Me pregunto de dónde provendrá la subjetividad acusadora que
reacciona sancionando una palabra en nombre de una adjetivación policiva tan
ignorante como estúpida. Ante eso, precisamente no hay que hacer nada distinto
a esperar que las militancias de cualquier tipo que sean- intenten alcanzar la
capacidad de ofrecer intervenciones que por lo menos "digan algo" y
no conduzcan el concepto a una ruindad expresiva, que parece lo más fácil y
también lo más inútil en las relaciones con la palabra.
Frente al texto
sobre subjetivación -que fue enviado en el contexto de una enunciación de
posibilidad frente al tema de la relación "autor-producción"-, quiero
recoger algunos comentarios de Juan Andrés Gaitán como los únicos que, en medio
de todo el "ruido" que se produjo, tienen el valor de asumir el
planteamiento.
Es claro que el
desplazamiento de la pregunta no es nada fácil, ni puede hacerse de manera
absoluta; de hecho, me parece que constituye todo un problema frente a la necesidad
de "deshacer esa condición de producción" (Gaitán). Pero también hay
que pensar si ese grado de dificultad debe traducirse necesariamente en una
alternativa "ideal-actual", y no más bien en una especie de
"intercesión" o de "tensión" que, finalmente, de todos
modos no deja de estar presente en los procesos de creación (sólo que en
condiciones diferentes). Sería posible también indagar si ya en el
desplazamiento de la pregunta se produciría justamente una actualización
relativa de ese "ideal" y cómo funcionaría. Pienso que allí se estaría frente a un nuevo registro
semiológico, que acarrearía cuando menos condiciones diferentes de aquello que
en el registro anterior se llamaba "independencia". Me parecen muy a
propósito las afirmaciones de Foucault en esa dirección: claro, liberar la
acción política de las militancias paranoides y de los fascismos totalizadores,
por ejemplo, es "abrir" ya una dimensión activa que no sólo se desata
del "Partido", la "Institucion" o el "Gregarismo del
poder", sino también de la "Verdad", la
"Hermenéutica", la "Historia"... En tal sentido, esa
"apertura subjetiva" conduce la acción, el pensamiento y el deseo
hacia el pluralismo y la multiplicidad, que ya no tendrían ni la voluntad ni la
"necesidad" de fundar prácticas políticas en "verdades"
("Te equivocas" "Te equivocas", Marx verdaderamente
dijo...) Sí, Juan Andrés Gaitán, hay mucho de cierto en la problematicidad que
supone ese cambio de registro, que fue exactamente lo que quise proponer. Pero,
sin duda, el problema de la independencia, como usted señala, va más allá de
esa dualidad y sigue siendo un imperativo "retar esa frontera" de
diversas maneras, porque tal vez es la única manera de desplazarla. El problema
sigue ahí...
P.D. Brea: no
olvides que los programas abstractos para máquinas de guerra son precisamente
locales, parciales y múltiples. Entonces, esas "maneras de hacer"
invocarían precisamente condiciones micropolíticas de las máquinas de guerra.
Por ello, no entiendo cómo puedes hablar de "transformar las
condiciones de
producción de un autor" y pretendes que no se mencionen las relaciones de
subjetividad con el sistema que las acoge.
Jaime Iregui,
artista: La "pequeña
teoria de la independencia" ha sido abordada en este espacio desde
perspectivas diversas en las que tal vez se deja de lado formas de operar que
en cierta forma determinan los criterios de un espacio independiente.
Hay un punto que
a mi manera de ver define la "independencia" como un proceso
articulado de reflexion y produccion y que me parece importante re-visitar : en
el punto 8 de esta declaracion programatica
-y en el contexto de correlacion implicita entre independencia y
autoedicion- dice que en terminos practicos podemos entender independencia como
el hecho de poder diseñar y controlar mediaciones y dispositivos; lo que
significa iniciar un proyecto y/o definir un espacio que en cierta forma reduce
significativamente procesos de mediacion (economicos, institucionales,
abstractos, linguisticos) implicitos en todo circuito artistico y cultural.
Es cierto que lo
anterior no constituye una novedad pero es necesario decirlo sobre todo cuando
opera como criterio editorial y modo de funcionamiento. Sin embargo, en el
contexto de este debate es bueno recordar que los procesos independientes de
buena parte del medio artistico van encaminados a articular dispositivos
espacial y temporalmente autonomos que implican tanto niveles reflexivos como
de produccion tendientes a reducir los niveles de mediacion.
Como lo anota
Bernardo Rengifo, la misma nocion de independencia está mediada por un caracter
binario (relacion amo-siervo) que la hace problematica, pues nos habla de una
posicion que denota un estar "fuera" de las cosas, como en un estado
de pureza. En ese sentido es menos problematica la nocion de autonomia
entendida no como un estar "aislado de", sino por lo contrario:el
dispositivo (editorial, expositivo, conceptual) está en una continua relacion
con el entorno, pero es él, y no el entorno, el que define que tipo de
conexiones establece a través de sus límites, así como que clase de procesos
tendrán lugar en él.
Para terminar -y
como lo señala Juan A. Gaitán cuando se refiere a los niveles de autonomía de
las posiciones críticas- es en la movilidad y la capacidad de cambio donde
reside la posibilidad de ejercer una resistencia, pues no hay que olvidar que
nos encontramos en un estado de cosas en el que lo institucional además de
estar localizado, puede percibirse como una fuerza estabilizante que atraviesa
todos los niveles que puede llevar a que el caracter móvil y cambiante del
pensamiento artistico se torne estatico y pase a reforzar los dispositivos
"estabilizantes" del universo institucional que nos rodea y nos
habita.
Bernardo Rengifo,
filósofo: Valoro
positivamente la intervención de Jaime Iregui, especialmente a partir de dos
implicaciones en su invitación a considerar la "autonomía" mejor que
la "independencia":
1. Enfocar la discusión sobre el terreno
concreto de las prácticas espacio-temporales,
2. Insistir, implícitamente, sobre el
carácter autorreferencial propio de la autonomía creadora.
Una práctica
autonómica, a diferencia de una "independiente", no se realizaría a
sí misma frente a un Otro del cual seguiría dependiendo
"negativamente". Por relativa que sea, es decir, por el grado de
potencia
desarrollada para
darse las propias leyes de su cristalización, la autonomía escapa a la reducción binaria y se puede
concebir como una dimensión que desprende un fragmento de realidad para que
enuncie nuevos sentidos. Esta novedad radicaría en su capacidad de reinventar
la subjetividad y alcanzar así una función existencial. Tal sería, brevemente
planteado, el sentido general del nuevo paradigma procesual propuesto por
Guattari, cuya originalidad no proviene tanto del gesto como de su relación con
los "nuevos
materiales"
de la caosmosis actual.
Pero no hay que
olvidar que aunque la autonomía se traduzca en prácticas que puedan regirse por
condiciones propias, eso no significa que no se relacione con condiciones
exteriores a ella (nunca se ha pretendido llevar las cosas hasta imposibles
cortes absolutos). Pienso aquí en la autonomía kantiana de "darse una ley
a sí mismo" (pero sólo en este sentido referencial). Sin duda, de nuevo el
viejo problema; pero esta vez, quizá, bajo nuevas condiciones: desde ya,
diremos que la autonomía no escapa a la relatividad, pero no es la misma que
"atrapaba" a la independencia porque el grado de relatividad de la
autonomía proviene de sí misma. Una autonomía no disfrazada sino en relación con
la diferencia.
Jaime Iregui lo
expresa en términos de un "dispositivo" que se da a sí mismo la
determinación de sus conexiones con el entorno, sin dejar de relacionarse con
él; pero que también se cruza con "dispositivos estabilizantes" de un
universo institucional. ¿La autonomía residiría en la capacidad
(transversalidad) para "cruzarlos" sin dejarse reducir por ellos?