LA MARQUESA DE SÉVIGNÉ
VIDA Y ÉPOCA DE LA MARQUESA DE SÉVIGNÉ (1627-1696)


Marie de Rabutin-Chantal, Marquesa de Sévigné (1627-1696). Nieta de una beata fundadora de la Orden de la Visitación de Santa María, que sería canonizada en 1767 con el nombre de "Santa Juana Francisca de Chantal", descendia de un linaje de rancio abolengo borgoñón. Tempranamente viuda de un turbulento marqués bretón y madre de dos hijos en 1651, brilló en el escenario de la alta sociedad parisina como pensadora y escritora, amiga de grandes figuras de la filosofía, de la religión, de las letras y de la corte.

Cualquier historiador no puede dejar de referirse a los testimonios dejados por ésta en sus más de tres mil cartas, en las que analiza con humor y elegancia literaria todos los hechos notables de su época, siendo un testigo de primera fila del Gran Siglo Francés.

CUNA E INFANCIA

Nació en un palacete de la Place Royale de París, el 5 de febrero de 1627, hija de Celso Benigno de Rabutin, barón de Chantal, y de María de Coulanges, procedente ésta de una familia de las finanzas y de reciente nobleza. Su padre, que pertenecía a un ilustre y respetado linaje noble de Borgoña, era hijo de Cristóbal de Rabutin, barón de Chantal (1565-1601), caballero y distinguido militar que falleció en un estúpido accidente de cacería tras 9 días de horrible agonía, y de la beatificada Juana Francisca Frémiot (1572-1641), amiga de San Francisco de Sales y San Vicente de Paul, fundadora de la Orden de la Visitación y, mucho más tarde, elevada a los altares en 1767 como "Santa Juana Francisca de Chantal".

Huérfana de padre en 1627, caído en acto de servicio durante el asedio de la Isla de Ré, su madre fallece poco después en 1633, contando ella tan solo 7 años. Es pues tomada a cargo por sus tíos maternos, Philippe y Marie de Coulanges, sus tutores, quienes se ocupan a conciencia de su cuidada educación a pesar de que la familia es numerosa. De hecho, los Coulanges son personas de gran fortuna e influencia en el teatro de sociedad. Pasará entonces su infancia entre París y el castillo de Sucy, sin llegar a tener mucho contacto con su familia paterna.

Su educación es una de las mejores: aprende canto, baile, equitación, letras, un poco de latín, castellano y sobre todo italiano. Su formación literaria sería perfeccionada bajo la supervisión de Ménage y de Chapelain, eminencias de la época.

MATRIMONIO Y VIUDEDAD

En 1644, sus tíos encuentran para ella el marido supuestamente ideal: Henri, marqués de Sévigné (1623-1651), de excelente linaje bretón y con bienes nada despreciables. Si resulta seductor a primera vista, se revela con alma de rebelde, derrochador, excesivamente galante con las damas y siempre dispuesto a querellarse por una minucia.

El 10 de octubre de 1646 nacería su primera hija, Françoise Marguerite de Sévigné, que a la postre casaría con el conde de Grignan.
El 12 de marzo de 1648 nacería su hijo, Charles de Sévigné, el heredero.

Estalla por entonces la "Fronda" del Parlamento y de los Príncipes contra la regente Ana de Austria y el cardenal Mazarino. El marqués de Sévigné, partidario del duque de Longueville contra la autoridad de Mazarino, hace entonces figura de rebelde. En 1650, con el dinero de su mujer, el marqués compra el cargo de gobernador de Fougères. Un año más tarde, Henri de Sévigné se batía en duelo por su amante Madame de Gondran, muriendo atravesado por la espada de su contrincante.

Viuda la marquesa de Sévigné, cuenta entonces 26 años y con dos hijos a cargo. Afortunadamente, buena parte de su herencia había sido protegida por su tío el abad de Coulanges, hábil hombre de negocios que había obtenido la separación de bienes de su sobrina y del marido de ésta, con el fin de evitar el prolongado derroche de su fortuna.

En 1652, una violenta disputa entre el duque de Rohan y el caballero de Tonquédec tiene lugar ante la casa de la marquesa. La causa fue que ambos suspiraban por obtener su mano y se batieron en duelo para decidir quién podría pedirle en matrimonio. Aunque halagada, la marquesa rehusará las ofertas de los dos suspirantes y optará por permanecer libre y única dueña de sí misma.

TEATRO DE SOCIEDAD

La marquesa de Sévigné, entonces viuda y libre de un marido derrochador, rebelde y duelista, deja sus tierras de Bretaña para aparecer en el teatro de la refinada sociedad parisina. Muy bien rodeada y celebrada por los poetas Saint-Pavin, Marigny y Montreuil, se labra una merecida fama de mujer de mundo culta y amable. Entre sus amistades se cuentan a la prima-hermana del rey Luis XIV, la Duquesa de Montpensier, la Condesa de La Fayette, la mundana viuda del poeta Scarron, Françoise d'Aubigné (futura marquesa de Maintenon), la novelista Madeleine de Scudéry, ...

En esa misma época se instala en el palacete Carnavalet que, durante años, sería su residencia parisina en el aristocrático barrio del Marais, vecino al palacio de los duques de Guisa. En su patio erigirá una estátua del rey Luis XIV.

Cuando en 1661 Luis XIV toma efectivamente las riendas del poder, al fallecer el cardenal Mazarino, acontece la famosa recepción del superintendente Nicolas Fouquet en su castillo de Vaux-le-Vicomte, ofrecida al rey y a toda la corte. Insultado por tanta magnificencia y sospechando malversaciones, Luis XIV mandará arrestarlo y abrir un juicio contra Fouquet, gran amigo de la marquesa de Sévigné.

Al confiscarse los papeles y documentos del ex-superintendente de Hacienda, Luis XIV descubre varias cartas de la marquesa que encuentra "adorables" después de leerlas. El parecer del rey no hace más que dar más lustro si cabe al prestigio de la autora.

En 1663, la marquesa figura como bailarina en "el Ballet de las Artes" y, el año siguiente, en "el Ballet de los Amores" que animan las fiestas de la corte. Parece ser que, entonces, la marquesa se convierte en el centro de atención del monarca.

El mismo año, París se entera de que Fouquet es finalmente condenado al encarcelamiento de por vida, a pesar de las protestas y peticiones de clemencia de sus numerosos amigos entre los que se cuenta a la marquesa de Sévigné.

En 1665, su primo el Conde de Bussy publica su escandalosa obra "la Historia Amorosa de las Galias" donde éste hace un cruel retrato de la marquesa de Sévigné, a la cual culpa de haberle negado un préstamo necesario para su última campaña militar. Es el principio de un largo enfado entre los dos primos. A esto se añade que muchos señores y grandes damas se hallen harto comprometidas por el libro de Bussy. Se encuentra, incluso, el propio rey satirizado por el conde junto con sus amantes. La ira del rey se traduce en un año de encarcelamiento en La Bastilla para el conde de Bussy, y un exilio en sus tierras borgoñonas largo de 18 años.

En enero de 1669, la marquesa casa a su hija: "la más hermosa chiquilla de Francia casa, no con el más hermoso chico, sino con el más honesto de los hombres del reino...". Françoise-Marguerite de Sévigné contrae matrimonio en París con el Conde de Grignan, de 37 años de edad, dos veces viudo y jefe de una vieja familia provenzal.

El mismo año, la marquesa compra para su hijo el cargo de porta-insignia del Regimiento de los Gendarmes del Delfín.

El conde de Grignan, nombrado teniente general del Rey en Provenza, abandona entonces París para tomar posesión de su cargo.

Al año siguiente, en 1670, nace la 1ª hija de la Condesa de Grignan: Marie-Blanche. La pobre niña entraría en un convento a la edad de 5 años, donde acabaría por tomar el velo de por vida.

El 4 de febrero de 1671, la condesa hace sus baúles para reunirse con su marido, dejando sola a su hija a cargo de su madre. Esa fecha es el punto de partida de una numerosa y extensa correspondencia entre madre e hija.
En noviembre, la condesa da a luz a su 2º hijo, un varón: Louis-Provence de Grignan, nieto de la marquesa de Sévigné.

De 1672 a 1673, la marquesa se reuniría con su hija y yerno en Provenza, no volviendo a París hasta 1674, acompañada por su hija que haría una estancia en París prolongada hasta 1675. Ese mismo año, daría a luz a su tercer hijo: una niña llamada Pauline de Grignan; mientras, en Bretaña se producían insurrecciones populares que fueron brutalmente reprimidas.

En 1676, la marquesa de Sévigné se traslada a su castillo bretón des Rochers, donde su espléndida salud se ve mermada por un reumatismo que tendrá que combatir tomando las aguas termales de Vichy. Su hija se reuniría con ella en París, permaneciendo juntas hasta 1679, con viajes frecuentes en Provenza durante 1677.

En 1679 fallece el cardenal de Retz, pariente y amigo de la marquesa, y poco después marcha su hija a Grignan, no volviendo hasta 1681 y permaneciendo de nuevo con ella en París hasta 1684, ya que Charles de Sévigné contrae finalmente matrimonio con Marguerite de Mauron, en el castillo des Rochers, en Bretaña. Por desgracia, la joven pareja nunca obtendrá descendencia.
Mientras tanto, la marquesa de Sévigné reparte su vida entre su salón mundano y literario de París y sus asuntos en Bretaña, ya que no descuida sus tierras y sus negocios.

1685 marca otro reencuentro de madre e hija, inseparables y bien avenidas. La marquesa irá el mismo año a Bourbon-L'Archambault, a tomar las aguas termales para su reuma.
En 1688, fallece su tío el abad de Coulanges, rico y hábil hombre de negocios que la salvó antaño de la ruina interviniendo en su matrimonio. El mismo año, su hija regresaría nuevamente en Provenza, hecha una incansable viajera. En 1689, la marquesa dejaba sus tierras bretonas para reunirse con su hija en el castillo de los Grignan, prolongando su estancia provenzal hasta 1691, fecha en la que regresaría a París acompañada por su hija y su yerno.

En 1694 se produce la última separación de madre e hija cuando la condesa de Grignan regresa en Provenza, y que la marquesa acaba por ir a verla algunos meses más tarde.

En 1695, el nieto de la marquesa, el marqués Louis-Provence de Grignan, contrae matrimonio con Anne-Marguerite de Saint-Amans, hija de un rico intendente de provincias. El duque de Saint-Simon dirá en sus memorias que la condesa de Grignan presentó a su nuera en sociedad con este cruel comentario:

"Hace falta estiércol sobre las mejores tierras..."

El mismo año, se casa la otra hija de la condesa, Pauline, con el marqués de Simiane.
Es el último festejo familiar al cual participaría la marquesa de Sévigné ya que, durante su estancia en el castillo de Grignan, fallece el 17 de abril de 1696, de viruelas.

En 1704, es su nieto Louis-Provence, marqués de Grignan quien muere a la edad de 33 años y sin hijos, por lo que el linaje de Grignan se extingue con él.
Un año después, la condesa de Grignan fallece agotada por sus numerosas enfermedades y una pena inconsolable por las muertes de su hijo y de su madre. Su hermano, el marqués Charles de Sévigné, después de llevar una vida de jolgorio y luego de ermitaño jansenista, le seguiría a la tumba en 1713, dejando tras de sí varios hijos naturales que serían a la postre legitimizados y reconocidos por el rey.

En 1714, moriría finalmente el conde de Grignan en una posada de Lambesc, en Bretaña.

No sería hasta 1725 que aparecerían publicadas algunas de las famosas cartas de la Marquesa de Sévigné.

En 1737, la última heredera, Pauline de Grignan, marquesa de Simiane, fallece; los castillos des Rochers y de Grignan, con todo su mobiliario y hasta los retratos de familia son puestos en venta para pagar las deudas de los Grignan.
Marie de Rabutin-Chantal, Marquesa de Sévigné (1627-1696)
Roger de Rabutin, Barón d'Épiry, Conde de Bussy.
Castillo de Grignan, en Provenza, según un dibujo de la época.
Françoise de Sévigné, Condesa de Grignan.
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