LA ORDEN DEL TEMPLO
LA ORDEN DEL TEMPLO
LOS CABALLEROS TEMPLARIOS: or�gen y disoluci�n
En el a�o de 1118 (siglo XII), Hugues de Payns, Geoffroy de Saint-Omer y siete otros caballeros forman la Orden de los "Pobres Caballeros de Cristo". Deciden entonces ponerse al servicio de Dios y del Rey de Jerusal�n, y de someterse a la regla mon�stica de San Agust�n, haciendo votos de castidad y de pobreza.
La vocaci�n de estos caballeros est� bien marcada desde el principio: asegurar el servicio y la protecci�n de los peregrinos entre el lugar del desembarque y la llegada a Jerusal�n. Inmediatamente, el Papa Balduino II aprecia sus servicios y les ofrece en 1119, parte de su palacio situado justo en el emplazamiento del Templo de Salom�n, de ah� que, m�s tarde, se les apodara los "Templarios".
Honores y Gloria
Desde entonces son definidos como una orden de monjes combatientes protegiendo los cristianos en Tierra Santa. Aut�ntico ej�rcito regular, la Orden del Templo se ve exenta de impuestos y tasas por parte de soberanos temporales o del clero secular, no rindiendo cuentas a nadie de sus actuaciones excepto al Papa.
La Orden establece en 1143, una casa en Par�s llamada el "Templo", recibiendo donaciones y ejerciendo de motu propio la alta, media y baja justicia, independientemente de las autoridades judiciales parisinas. A lo largo del siglo XIII, su expansi�n econ�mica se traduce en una sistem�tica adquisici�n (a gran escala) de tierras y propiedades.
En Par�s, el Templo es a su vez una ciudad, un pa�s, un claustro, una fortaleza donde se puede vivir en completa autarqu�a en caso de guerra, teniendo adyacentes sus campos de cultivo y sus mas�as.
Las largas capas blancas de los Templarios son cosidas de una gran cruz roja, s�mbolo de la Orden desde el a�o 1149. Solo los caballeros pueden llevar la capa o manto de color blanco; los sargentos, los capellanes y los escuderos se distinguen por el manto negro guarnecido con la cruz roja en el hombro izquierdo.
Jerarqu�a y poder�o de la Orden
El Maestre y los dignitarios de la Orden: el senescal, el mariscal, el comendador de la Tierra y del Reino de Jerusal�n, el trapero, los comendadores de otras provincias o ciudades, los comendadores de las casas, los caballeros, los sargentos, el comendador del puerto, los encargados de las mas�as, las tropas de caballer�a, los capellanes y los hermanos de los oficios, componen desde lo m�s alto a lo m�s bajo los escalones del Templo.
Dicha jerarqu�a sugiere una palpable expansi�n de la Orden: en 1257, sus riquezas se constituyen con 3.468 castillos, fortalezas y casas repartidas en 19 provincias y sub-provincias, divididas en regiones, comandancias y casas en toda Europa. Para hacerse una mejor idea de su poder�o, podemos citar el ba�lio (?) de Arles que abarcaba comandancias con jurisdicci�n en Aix-en-Provence, Arles,.... y 8 comandancias sin jurisdicci�n como Niza o Avi��n, 23 comandancias anejas, una veintena de casas del Templo y un centenar de bienes diversos. La Casa de Jerusal�n comprend�a 2 conventos con 350 caballeros y 1.200 sargentos que ten�an bajo sus �rdenes a miles de templarios. Los pa�ses de combate eran los de la Reconquista: Palestina, Pen�nsula Ib�rica y Hungr�a.
En el curso del siglo XIII, los reyes y muchos particulares acaudalados pusieron sus tesoros en dep�sito en el Templo de Par�s. La misma fortaleza acoger�a a Felipe IV "el Hermoso", en 1306, para protegerle de las revueltas populares. De hecho, el Templo juega el papel de banquero debida a su enorme riqueza financiera y territorial, prestando dinero a los mismos reyes. El Templo goza de dos derechos nada despreciables: el derecho de dar asilo y de otorgar protecci�n, implicando que las persecuciones judiciales externas, dejan de existir dentro de las murallas del Templo, asi como la protecci�n otorgada por el Templo a los endeudados insolventes para que puedan defender sus derechos y restablecer su honorabilidad. Diversos edictos reales dispensaron a los beneficiados de pagar impuestos. El Rey, como el Gran Prior, mantienen as� una especie de v�a alternativa que da la oportunidad de escapar a los estrictos reglamentos y leyes estatales o feudales.
Celos y temores
Al final de las Cruzadas y despu�s del �ltimo y definitivo fracaso en Tierra Santa, el poder�o independiente de los Templarios suscitan celos y amargura entre los soberanos y otras gentes al poder, provocando a la postre el Juicio y la disoluci�n del Templo. Adem�s, desde la ca�da de Jerusal�n, los Templarios pierden su raz�n de ser, su esencia primitiva y su papel de proteger a los peregrinos en Tierra Santa. Esa fuerza humana y financiera incomensurable acaba por atraerse conflictos cada vez m�s numerosos con los grandes feudales, laicos y religiosos, los reyes, y el Papado mismo!
El rey de Francia, Felipe IV "el Hermoso", rechazado un d�a a las puertas del Templo, no perdonar� semejante afrenta. Aparte de la guerra, este rey debe afrontar una grave crisis econ�mica, varias hambrunas y la epidemia de la Peste Negra, que hace estragos por toda Europa. Despu�s de haber confiscado los bienes de los mercaderes lombardos y jud�os, antes de hacerlos arrestar y expulsar (en los a�os 1277, 1291, 1311 y 1306), despu�s de haber alterado el valor de la moneda, provocando sangrientas revueltas en 1306, Felipe "el Hermoso" siempre en pos de dinero fresco y con el Tesoro Real deficitario, busca por diversos medios hacerse con los bienes y tesoros de los Templarios.
Su primer intento fue la de postular por el puesto de Gran-Maestre de los Templarios sin renunciar a ser rey de Francia, siendo rechazada su candidatura. El fracaso de sus maniobras le decidieron entonces en su empe�o de socavar la Orden que le hace sombra urdiendo una maquiav�lica trama. Ayudado por su consejero Guillaume de Nogaret y del Pont�fice Clemente V, Felipe IV prepara entonces su embestida final durante largos meses....
Guillaume de Nogaret, nieto de un C�taro, que fue excomulgado en 1303 tras apresar y golpear al Papa Bonifacio VIII, se convirti� en el mejor aliado del rey tras fracasar las tentativas pacificas de �ste para hacerse con el Templo. Conoc�a por propia experiencia el beneficio que se pod�a sacar de una acusaci�n de herej�a y consideraba oportuna la aniquilaci�n de los Templarios.
El Plan Diab�lico
El Comendador Esquin de Floyran, oriundo de B�ziers, conocido de Guillaume de Nogaret, es arrestado por homicidio y encarcelado en la prisi�n real de Toulouse, feudo de Nogaret. Condenado a muerte, es ejecutado. De aquel desafortunado incidente parte la maquiav�lica trama urdida por Nogaret y el rey: publican las confesiones de un burgu�s que habr�a compartido celda con el comendador ejecutado y que le habr�a confesado que "los Templarios adoraban �dolos; cuando eran admitidos en la Orden, deb�an en el momento de su iniciaci�n, escupir por tres veces sobre la cruz. Luego deb�an librarse a obscenos besos sobre la persona de los Hermanos que los recib�an, en los gl�teos y en el ombligo. Finalmente se compromet�an en practicar la sodom�a."
Felipe IV "el Hermoso" envi� misivas al rey de Arag�n as� como al rey de Inglaterra denunciando a los Templarios. Ninguno de los dos se dejaron engatusar ni se creyeron las falacias del franc�s. Debemos subrayar que la destrucci�n y persecuci�n de los C�taros a partir de 1119, sigui� el mismo esquema: herej�a, sodom�a, confesiones bajo tortura de la Inquisici�n, etc... Desconfiando, el rey de Arag�n tomar� la precauci�n de advertir la Orden del Templo de las acusaciones formuladas por el rey de Francia, permiti�ndoles hacer desaparecer sus fabulosos tesoros. Pero por su propia vida, los Templarios no han tomado precauciones. Peor a�n, llamado a Francia por el papa Clemente V, Jacques de Molay abandona Chipre, donde preparaba un desembarco en Siria.
Escoltado por 60 caballeros, sargentos, esclavos negros, jinetes y por 12 monturas cargadas de oro, plata y joyas, magn�ficas y relucientes armas, y suntuosos objetos, Jacques de Molay vuelve a Francia. Por todas partes, al paso del magn�fico cortejo, el pueblo aclama a los Templarios pero, a la vista de tanta riqueza y medios, se preguntan que ha sido de aquellos pobres caballeros de Cristo. Esa pregunta favorece los planes de Nogaret.
El papa recibe al Gran-Maestre de los Templarios para convencerle, sin �xito, que acepte la fusi�n con la Orden Hospitalaria. El rey le llama a su lado, e intenta convencerle de la fusi�n mencionada, pero Jacques de Molay rehusa la oferta por 2� vez. Conoce, adem�s, las calumnias difundidas contra la Orden y piensa que todo este foll�n se debe a un intento de obligarle a fusionar la Orden del Templo con la Orden Hospitalaria. Seguro de su integridad, Jacques de Molay reclamar� al papa una investigaci�n para lavar a los Templarios de semejantes calumnias. En agosto de 1307, el pont�fice escribir�a una misiva al monarca galo inform�ndole de la apertura de una investigaci�n, pero buscando ganar tiempo, a�adir�a que �sta no presentaba urgencia alguna.
Retirado en la abad�a de Maubuisson, Felipe IV concentra todos sus esfuerzos en la preparaci�n de la gran lucha contra los Templarios. El 12 de octubre del mismo a�o, Jacques de Molay hace acto de presencia en el funeral de la condesa de Valois, al lado del rey. Al d�a siguiente, todos los Templarios de Francia son encarcelados. La sorpresa es tan brutal que ninguna comandancia opone resistencia. Solo una docena de caballeros consiguen escapar. Nogaret en persona proceder� al arresto de Jacques de Molay y de 144 Templarios.
13 de Octubre de 1307
Todos los Templarios de Francia son arrestados y encarcelados, y como sus principios fundamentales les prohibe batirse contra un cristiano, no oponen resistencia alguna. Para colmo, otra de sus reglas les emplazaba a soportar 3 asaltos enemigos antes de pasar al contra-ataque...
Se les acusaba de:
1-Simon�a (tr�fico criminal de objetos santos)
2-Herej�a
3-Idolatr�a
4-Magia
5-Sodom�a
Entre las pruebas acusatorias se present� el mism�simo gran sello de la Orden, al contener la imagen de dos jinetes cabalgando una sola montura, lo que les hac�a susceptibles de sodom�a. Aquel s�mbolo ten�a otro significado para los Templarios: el individuo pasa despu�s de la Orden, el reparto es omnipresente, el voto de pobreza adoptado cuando la Orden fue creada. Era adem�s llamado el "Sello de Pobreza", por tener en un lado la cruz templaria y en el otro los dos jinetes compartiendo la misma montura, en se�al de reparto.
Aparte de la sodom�a, se les reproch� el haberse convertido al Islam y de venerar un �dolo: "Baphomet". El proceso judicial no es m�s que un simulacro, ya que los acusados confiesan cualquier culpa tras las torturas sufridas. No tienen siquiera derecho a una aut�ntica defensa, a pesar de su tentativa de jugar sobre la concurrencia existente entre el rey de Francia y el Papa. Los caballeros que no reniegan son condenados a muerte.
Testigos de Cargo
"En diversas comandancias, ten�an �dolos, o sea cabezas; algunas ten�an tres caras, otras una sola, otras con la forma de un cr�neo o calavera. Adoraban aquel �dolo especialmente en el curso de sus grandes cap�tulos. Los veneraban como Dios, como su Salvador. Afirmaban que esa cabeza pod�a salvarles y hacerles ricos, que proporcionaba a la Orden todas sus riquezas. Rodeaban aquella cabeza con cordeles y luego se ce��an las cinturas con ellos. Se les ped�a jurar no revelar nunca aquellos actos, y si llegaban a hablar de ello, eran encarcelados de por vida o asesinados."
"He visto por 12 veces el "Baphomet" en 12 cap�tulos. Era una cabeza barbuda, que se cubr�a de besos llam�ndole Salvador."
"V� un �dolo al que se adoraba, y que ten�a un aspecto terrible, como la de un demonio, visi�n que me hel� de terror. Aquella cabeza estaba esculpida en madera plateada o dorada, la barba de plata, y pose�a dos caras de terrible aspecto."
Otros testigos afirmaron haber visto al mism�simo Baphomet:
"Ten�a de 2 a 3 caras, el diablo encarnado aparec�a bajo el aspecto de un gato y hablando en lengua humana. A veces aparec�a barbudo, barbilampi�o o imberbe, y a veces con barba de musulm�n."
Cabe preguntarse entonces qu� simbolizaba Baphomet:
�era un s�mbolo uniendo la sabidur�a del Islam y de la Cristiandad?
�era una representaci�n del hombre perfecto?
El esp�ritu de tolerancia adquirido por los Templarios en Tierra Santa acaba por volverse contra ellos. Para ello se cita una declaraci�n de un Hermano: "las creencias de los paganos valen tanto como las nuestras!"
Otro aspecto que juega en contra de la Orden: el secreto de la recepci�n de sus nuevos miembros. La tan hermosa regla del or�gen era conservada como reliquia y en algunos ejemplares a disposici�n de los altos dignatarios. Los caballeros nunca pudieron acceder a los textos originales de la regla de la Orden. Se contentaban en resum�rsela. Para las almas sencillas, aquello parec�a m�s bien un secreto. En cuanto a las ceremonias de iniciaci�n y admisi�n, se desarrollaban de noche en lugares sagrados, cerrados y guardados por Hermanos soldados.
Otro Hermano habr�a declarado a los profanos que los Hermanos matar�an a cualquiera, incluso si fuese el rey, que se atreviera a asistir a sus capitulos...
Campa�a de Intoxicaci�n para el Pueblo
Nogaret puso en pie toda una campa�a de intoxicaci�n, haciendo creer a la opini�n p�blica que los Templarios se hab�an convertido en una secta de especuladores, usureros, alquimistas, herejes, imp�os y sodomitas.
El 14 de Octubre de 1307 se difund�a un manifiesto real en las calles de Par�s, haciendo p�blicas las diversas acusaciones contenidas en la orden de arresto de los Templarios: tachados de ap�statas (abandono de la Fe y de la vida cristiana), se los se�alaba como autores de ultrajes contra la persona de Cristo, de practicar ritos obscenos, de sodom�a y de idolatr�a, de pactar con el Islam, difundiendo doctrinas opuestas a las de la Iglesia Romana.
Ciertamente, durante las cruzadas en tierra del Islam, los Templarios establecieron contacto con iniciados llamados "Asesinos", permiti�ndoles saber m�s sobre los or�genes hist�ricos de las religiones cristiana y musulmana, tomando distancias con la Iglesia y sus dogmas. La comunidad de los "Asesinos" era una sociedad inici�tica musulmana, cuyos miembros eran muy temidos por sus cr�menes. Uno de sus jefes, "el Viejo de la Monta�a", colocaba supuestamente a sus adeptos con hach�s, de ah� el nombre de "Hachischin" (Hachischenos), y con un solo gesto de �ste, asesinaban tanto pr�ncipes musulmanes como cristianos. Llamados tambi�n "Ismaelitas" o "Ismaelianos", eran considerados como una secta musulmana fuertemente establecida en Persia y L�bano.
Los Interrogatorios
Suprema habilidad de Guillaume de Nogaret: hab�a convencido al rey Felipe IV "el Hermoso" de pedir a la Inquisici�n (que hab�a torturado a miles de C�taros), de llevar los interrogatorios.
De este modo, Felipe IV deja que los Templarios sean torturados por la Inquisici�n despu�s de haber echado sus garras sobre las propiedades inmuebles y los libros de cuentas (el tesoro se hab�a esfumado) de la Orden. Sin verg�enza alguna, el rey os� llamar a la Inquisici�n cuando en diciembre de 1301 hab�a exclu�do el Santo Oficio escribiendo al obispo de Toulouse que "bajo el cubierto de una represi�n l�cita, hab�an osado cometer actos il�citos; bajo la aparente piedad, cometer actos imp�os; bajo pretexto de defender la Fe Cat�lica, cometer fechor�as tras muchos abusos de los cuales eran culpables en Languedoc."
El Inquisidor de Francia, Guillaume de Paris, confesor del rey, precis� a todos los priores dominicanos de recibir y de interrogar cuanto antes a los Templarios que les fueran entregados. Sobre millares de hombres torturados (las milicias Templarias contaban entonces con un ej�rcito de 15.000 hombres), 138 Templarios torturados en Par�s acabaron por reconocer todo cuanto se les preguntaba o soplaba, mientras cesaran los tormentos: estos prisioneros fueron interrogados en la sala inferior de la Torre del Templo por el Inquisidor en persona, de los cuales 36 morir�an sobre el potro; los dem�s se autoinculparon de los peores cr�menes imaginables despu�s de que se les pulverizara los huesos, arrancara los dientes, descuartizara o dislocara los miembros,... Solo 3 de estos atormentados negaron hasta el final la sarta de mentiras y calumnias que se les imputaba: Jean de Ch�teau-Villars, Henri de Hercigny y Jean de Paris.
Todos fueron interrogados el 9 de noviembre, en el curso de una sesi�n en ausencia del Inquisidor y de su sustituto, Nicolas d'Ennezat, ya que ambos se ocupaban del Templario Visitante de Francia, Hugues de Pairaud. Mientras ocurr�an aquellas horrendas sesiones, muchos Templarios consiguieron abandonar Francia y refugiarse en otros pa�ses europeos. Cincuenta y cuatro Templarios fueron condenados a muerte y quemados vivos al d�a siguiente; en el momento de subir a la pira y de arder en ella, todos y cada uno de ellos proclamaron su inocencia a voz en grito.
Un testigo relataba:
"No se o�an m�s que gemidos y quejidos de los atormentados a los que se les romp�a los huesos del cuerpo, y se desmembraban durante la tortura. Los estiraban hasta dislocar sus miembros sobre los potros o mesas. Se les expon�a sus pies embadurnados de grasa a las llamas del fuego. Se les pulverizaba los huesos de las piernas con cu�as de madera a golpe de maza. Los que resist�an y persist�an en su negativa de admitir sus cr�menes, eran atenazados con pinzas calentadas al rojo en los braseros, y se les colgaba por los genitales, mientras se les promet�a la libertad e incluso una renta del rey si admit�an todo lo que se les dec�a. Los que se negaban a colaborar eran amenazados de muerte..."
Pasaremos por alto copiar aqui los extractos de algunos interrogatorios, por ser indignantes...
Hipocres�a y Cobard�a del Papa
"Mientras estuvimos lejos de Vos, hab�is metido mano sobre las personas y los bienes de los Templarios; hasta orden�steis encarcelar a sus miembros; el colmo del dolor es que no los hab�is dejado libres, y me han dicho que adem�s de la aflicci�n de la cautividad, hab�is a�adido otra aflicci�n..."
Esta es, desde luego, la m�s que t�mida "reprimenda" que propin� Su Santidad Clemente V al rey Felipe IV de Francia, en una carta escrita desde Avi��n. La reprimenda no produce efecto alguno: el rey se r�e de la autoridad papal y, adem�s, los Templarios confiesan en masa sus cr�menes. Despu�s de protestar con tibieza en su carta al rey, afirmando su estupor al leer los informes de la Inquisici�n (el colmo del cinismo!), el papa sugiere a todos los pr�ncipes de la Cristiandad de apresar a los Templarios presentes y asentados en sus Estados respectivos. Afortunadamente, ese Papa, hechura de Francia (y franc�s, que fue obispo de Burdeos antes de recibir la tiara papal), no goza de credibilidad ni autoridad moral para los soberanos europeos, y �stos, desde luego, no se privan de mofarse de �l en p�blico.
De repente, en 1308, el Pont�fice ya no cree en las acusaciones formuladas contra los Templarios y exige que el caso le sea presentado para examinarlo y que el proceso judicial sea suspendido. Los Templarios vuelven a albergar esperanzas y Hugues de Pairaud se retracta de sus anteriores confesiones. Ese golpe teatral provoca entonces la ira de Guillaume de Nogaret...
Con tal de amedrentar al papa, un abogado de Coutances, Pierre Dubois, portavoz del rey de Francia, escribe un pamfleto atacando a Clemente V a instancias de Nogaret, acus�ndolo de simon�aco y de nepotismo. Ante las insidiosas acusaciones, Clemente V debe doblegarse pero intentando salvar las apariencias: reclama pues que los Templarios deben ser entregados a la Santa Sede, la cual devolver� enseguida a �stos a los oficiales reales que tendr�n por misi�n retenerlos en nombre de la Iglesia Romana. Pero, para solucionar el futuro de la Orden, el papa exige que un concilio sea convocado y con sede en Vienne, en el Delfinado, para octubre de 1310. Dicho concilio se encargar�a de decidir qu� hacer con la Orden y, en cuanto a los cr�menes de los Templarios, como individuos, pasar�an a ser juzgados por los obispos y los inquisidores; el Gran-Maestre y los altos dignatarios comparecer�an ante el papa. De cualquier modo, los dos procesos paralelos pasar�an a ser supervisados por la gran inquisici�n.
Los Templarios se defienden
Jacques de Molay, despu�s de haber admitido todas las acusaciones formuladas, defiende su Orden con pasi�n retract�ndose de todas las confesiones obtenidas bajo tortura, al inaugurarse el 2� juicio en agosto de 1309. Firmemente, Molay deja patente que solo declarar� ante el papa en persona. El 7 de febrero de 1310, 33 Templarios declararon estar dispuestos a defender la Orden de las falsas acusaciones lanzadas por Nogaret. El portavoz de la Orden, Pierre de Boulogne, leer� una declaraci�n capital afirmando que todas las acusaciones no son m�s que calumnias desde principio a fin, rehusando admitir cualquier miembro laico entre sus jueces. En mayo, los defensores de la Orden pasan a ser nada menos que 573 personas. Se opera pues un cambio de actitud: de la humillante pasividad, pasan a la defensa a ultranza de la honorabilidad de su congregaci�n.
Nogaret no tardar� en contraatacar; el 10 de mayo de 1310, el arzobispo de Sens, Philippe de Marigny, totalmente devoto a la causa del rey, re�ne en Par�s un s�nodo. Dos d�as despu�s, el s�nodo condena a 54 Templarios venidos a defender su Orden, a morir en la hoguera.
El 18 de mayo, el principal abogado de los Templarios, Pierre de Boulogne, desaparece misteriosamente: la acusaci�n declara falsamente que ha hu�do. Lo m�s probable es que lo hayan raptado y asesinado en secreto. En consecuencia, 44 Templarios renuncian a defender la Orden, totalmente desmoralizados...
Nogaret consigue su objetivo: que dejen de retractarse y que admitan los cr�menes de los que se les imputa desde el principio. El 5 de junio de 1311, la instrucci�n finaliza y el dossier es expedido al Papa. El concilio ecum�nico de Vienne celebra su asamblea en octubre de 1311: 9 Templarios a�n libres acuden a defender la Orden. Clemente V se niega a o�rles y les hace apresar para silenciarlos. El 3 de abril de 1312, el papa pronuncia la disoluci�n de la Orden Templaria; sus bienes revierten a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusal�n, con sede en Rodas (futura Orden de Malta a partir del siglo XVI). As� vino a realizarse la fusi�n tan deseada por Felipe IV "el Hermoso", pero.... sin tesoro!
La Sentencia
El 18 de marzo de 1314, Jacques de Molay, que no hab�a comparecido desde hac�a 4 a�os, Hugues de Pairaud, Geoffroy de Charnay y Geoffroy de Gonneville son conducidos ante la catedral de Nuestra Se�ora de Par�s para o�r la sentencia pronunciada contra ellos. Se les condena a encarcelamiento de por vida. A pesar de las torturas, a pesar del encarcelamiento, de sus negaciones y sus retractaciones, en un �ltimo sobresalto Jacques de Molay y Geoffroy de Charnay gritan al pueblo parisino que han sido calumniados y que nada hay de cierto en todas las acusaciones formuladas contra los Templarios. Un delegado tendr� que amordazar al Gran-Maestre para impedir que siga increpando la plebe at�nita y desconcertada. Los parisinos empiezan entonces a dudar y a protestar contra el silenciamiento de los Templarios a los que se les impide expresarse libremente. Ante la agitaci�n provocada, los cardenales ordenan que se entreguen los presos bajo la custodia del preboste de Par�s (jefe de Polic�a). Informado del incidente, Felipe IV toma la fatal decisi�n de conmutar la pena de los Templarios en ejecuci�n: se les condena a perecer en la hoguera y, aprovechando la fogata, 37 Templarios m�s ir�n a arder con sus compa�eros la misma noche del d�a del incidente!!!
A trav�s de las llamas consumi�ndoles la carne, los gritos de los Templarios llegan hasta los parisinos concentrados ante el horrendo espect�culo: "los cuerpos ser�n del rey de Francia, pero las almas son de Dios!"
Jacques de Molay, desde lo alto de su pira llameante, lanza una advertencia a voz en grito: "Clemente, juez corrupto cruel y verdugo, te emplazo a comparecer dentro de 40 d�as ante el tribunal del soberano juez, y t� tambi�n rey Felipe!"
A�ade igualmente que los Capetianos ser�n malditos hasta la 13� generaci�n... De ah� el linaje de "Los Reyes Malditos".
Cuarenta d�as despu�s, el 20 de abril de 1314, el Papa Clemente V muere de una infecci�n intestinal, seguido por algunos meses despu�s del rey Felipe IV "el Hermoso", v�ctima de un accidente de caza al caer de su montura persiguiendo un jabal�.
Hay que saber que el Pont�fice era un enfermo cr�nico que sufr�a probablemente de un c�ncer de est�mago o de los intestinos... Falleci� en Roquemaure despu�s de tragarse un plato de esmeraldas pulverizadas, destinadas a curarle de sus males!
Tras la abolici�n de la Orden del Templo, sus inmensos bienes revertieron a su antigua rival, la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusal�n. El Palacio del Templo pas� a ser la sede en Francia del Gran Maestre de la Orden Hospitalaria. Napole�n I mandar�a arrasar la vieja Torre, c�rcel de Luis XVI y de su familia en 1792-1793, para convertirla en la sede del Conservatorio Nacional de Artes y Oficios de Francia.
En Alemania, los Templarios fueron exculpados y pasaron a integrarse en otras �rdenes. En Espa�a, fueron acogidos en la Orden de Calatrava y una nueva congregaci�n fue creada: la Orden de Montesa. En Portugal, los Templarios fueron lavados de todas las acusaciones y fundaron la Orden de Cristo, contando m�s tarde en sus filas a Vasco de Gama y el Infante Enrique "el Navegador" de Portugal. Anotemos que los nav�os de Crist�bal Col�n ostentaban en sus velas la cruz templaria y que, �l mismo, hab�a casado con la hija de un antiguo Gran-Maestre de esta orden.
El rey de Francia pod�a haber justificado sus arrestos, destrucciones y condenas a muerte reivindicando la fortuna de los Templarios? He aqu� porque los Templarios murieron como "sodomitas"!!!
Misterios Templarios
"Non Nobis Domine, Non Nobis, Sed Nomini Tuo Da Gloriam."
"No para Nosotros Se�or, No para Nosotros, Pero por la Gloria de Tu Nombre."
Preguntas sin respuestas
�Por qu� uno de los pr�ncipes m�s ricos de Europa, el Conde Hugues de Champa�a, abandon� tras de s� su poder, su fortuna, su familia, para someterse a las ordenes de su antiguo vasallo Hugues de Payns? � Para unirse a una peque�a cofrad�a de 8 personas y hacer voto de pobreza? A ning�n conde de la Edad Media le habr�a pasado por la cabeza!
�Por qu� crear una Orden que solo cuenta con 9 personas en sus filas? La decisi�n del Concilio de Troyes es m�s que extra�a... Adem�s, la raz�n de ser de la Orden era la de proteger las rutas, �con 9 personas?�Qu� extensi�n de camino pod�an proteger 9 personas?
�Qu� han encontrado en los lugares santos (bajo el Templo de Salom�n) para explicar esta rapidez y ese secreto? � Qu� han descubierto para que la Orden se convirtiera de la noche a la ma�ana en "intocable" y bajo la �nica autoridad del Papa? �A qu� se debi� ese gesto protector del Pont�fice?
Una conclusi�n se impone: han encontrado un objeto sagrado, poderoso, antiguo, religioso, incre�ble ... Los Templarios habr�an estado en posesi�n de santas reliquias de un valor inestimable como, por ejemplo, un pedazo de la cruz de Cristo, los restos de la cabeza decapitada de San Juan Bautista, la corona de espinas y el cuerpo de la m�rtir Santa Eufemia de Calcedonia, habr�an tra�do a Europa el Santo Sudario y finalmente el Santo Grial, la copa en la cual se hab�a recogido la sangre del Cristo en la cruz...
�Se trataba del Arca de la Alianza, del Santo Grial, de una prueba que el linaje de Cristo exist�a y hab�a sobrevivido, del "Baphomet", un procedimiento alqu�mico, un saber isl�mico? O bien otra cosa, nadie lo sabr� y solo da lugar a las m�s incre�bles especulaciones...
En el momento de su arresto, �por qu� esos centenares de hombres no se rebelan? Se citan numerosos casos en los cuales los Templarios, prisioneros de los Infieles de Oriente, han muerto bajo las m�s terribles torturas antes que abjurar de su Fe. De repente, como temerosos de los procederes de la Inquisici�n, reconocen en Francia todo de cuanto se les acusa; esta debilidad repentina parece inexplicable... �Las acusaciones contra los Templarios han sido enteramente fabricadas por Nogaret? El misterio de los Templarios subsiste.
*_ Guillaume de Nogaret muere en abril de 1313, en extra�as circunstancias y un a�o antes de la ejecuci�n de Jacques de Molay.
Tras la ejecuci�n del Gran-Maestre del Templo:
*_ El Gran Inquisidor de Francia muere apu�alado.
*_ Los dos principales testigos de cargo, G�rard de Laverna y Bernard Palet, son ahorcados.
*_ Hecho hist�rico que aterrorizar� a los parisinos: algunos d�as despu�s de la muerte de Jacques de Molay, los tejados del Palacio Real ser�n invadidos por una aut�ntica avalancha de cuervos, como presagio de desgracia y signo de duelo...
*_ Veintitr�s a�os despu�s de la muerte de Jacques de Molay, en 1337, el rey de Inglaterra Eduardo III, con pretexto de sus derechos a la corona de Francia como descendiente directo (por su madre Isabel de Francia) de Felipe IV "el Hermoso", puso en tela de juicio los derechos leg�timos de Felipe VI, rey de Francia y 1er soberano de la Rama de Valois. Empieza entonces la Guerra de los Cien A�os, y durar� hasta 1451.
*_El Rey Luis XVI ser� encarcelado en la Torre del Templo con su familia (mujer, hermana e hijos) antes de ser guillotinado. �Es una iron�a del destino?�O se hizo expresamente?
El Tesoro de los Templarios
Un informe de Alain de Pareilles, jefe de los Arqueros del Rey, dirigido a Guillaume de Nogaret y hecho por escrito, relataba lo que se hab�a encontrado en la Torre del Templo de Par�s: no se encontr� casi nada! Un mismo informe fue facilitado a Enguerrand de Marigny; los dos documentos siguen conservados en los Archivos Nacionales del H�tel de Soubise.
Es interesante fijarse en una declaraci�n efectuada ante el Papa en persona, por el Templario Jean de Ch�lon, del Templo de Nemours, en junio de 1308. Este �ltimo declar� que la v�spera del arresto de los caballeros, un cortejo de 3 carros recubiertos de paja y unas 50 monturas abandonaron el Templo de Par�s bajo el cuidado de dos Templarios, Hugues de Ch�lons y G�rard de Villers, el preceptor de Francia. Se puede imaginar facilmente estos carros cargados de archivos y oro, los 50 caballos siendo destinados a reemplazar aquellos que se agotar�an en el curso de un largo viaje...
Otro medio utilizado para abandonar el Templo, habr�a sido el de evacuar el fabuloso tesoro por la red de alcantarillados y las catacumbas de Par�s que, en aquella �poca, eran las canteras subterr�neas de Par�s. La capital gala se construy� durante siglos con las materias primas de su propio subsuelo. Una vez salido de la capital, el tesoro dividido en dos, se re�ne y es destinado al Norte de Francia.
Un documento de la Biblioteca Nacional de Francia establece una lista de los Hermanos Templarios que han huido. Se encuentran los nombres de Gerard de Villers y el de Hugues de Ch�lons.
Por otro lado, siguiendo el plan de evacuaci�n, los nav�os de la Orden, la m�s gran Armada de Occidente que se encontraba en el puerto de La Rochelle, abandon� el puerto hacia un destino desconocido, quiz�s hacia el Norte de Francia. Cuando la milicia del rey lleg� a La Rochelle, la inmensa flota hab�a desaparecido.
Cabe entonces pensar que los carros salidos de Par�s la noche del 12 de octubre de 1307, se han dirigido hacia el Norte para cargar en los nav�os llegados de La Rochelle, para desaparecer en la nada...
Nunca se supo de su destino y lo que pas� con la flota templaria, pero del Norte de Francia Inglaterra se encuentra a poca distancia, y se sabe que en las Islas Brit�nicas los Templarios no eran objeto de ninguna persecuci�n como en Francia. Incluso Jacques de Molay, al parecer poco antes de su muerte, habr�a entregado a un caballero ingl�s, John Mark Laermanius, la misi�n de hacer sobrevivir la Orden del Templo. Ese n�cleo de caballeros Templarios ser�a quiz�s el or�gen de la constituci�n de la Logia Mas�nica Heredom o "Santa Casa". Si se estudia un poco los principios de la franc-masoner�a apodada "del Rito Escoc�s", se puede constatar que el esp�ritu templario sigui� vigente en las Islas Brit�nicas mucho despu�s de su abolici�n en 1312. El caso es que entre el momento en que salen los carros del Templo y la ejecuci�n de Jacques de Molay, pasaron 7 a�os...
Es probable que algunos Templarios hayan encontrado refugio en Escocia. El �nico monarca que no aplic� la orden del Papa para abolir la Orden, fue Roberto Bruce. No es pues descabellado pensar que Escocia fue la tierra prometida de los Templarios despu�s de 1307. Es m�s, cuando en toda Europa se traspasan los bienes de los Templarios a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusal�n, en Escocia no se encuentra rastro jur�dico alguno de una toma de posesi�n de los bienes Templarios escoceses por la Orden Hospitalaria. No ser�a hasta 1338 cuando los Hospitalarios reclamar�n en vano las posesiones Templarias en Escocia.
Otra cosa: Jacques de Molay habr�a encargado a un segundo caballero, Fran�ois de Beaujeu, la misi�n de recuperar una caja de cristal, habi�ndole iniciado y confiado una pesada responsabilidad. Se sabe que Beaujeu reuni� a 9 caballeros escapados de los arrestos y que les habr�a hecho jurar mantener en vigencia la Orden.
La noche del 18 de marzo de 1314, Aumont y 7 caballeros m�s habr�an recuperado las cenizas del Gran-Maestre, jurando vengar la Orden. De Par�s habr�an ido a Escocia y, en la Isla de Mull, Aumont habria sido designado como nuevo Gran-Maestre de la Orden el 24 de junio de 1315.
Este n�cleo de caballeros ser�an pues el or�gen de la Logia Mas�nica Heredom.
Hoy d�a la Orden del Templo se habr�a reformado en una Orden Renovada del Templo; su lema "Vitam Impendere Vero", consagrar su vida a la verdad; objetivo principal, regenerar la humanidad; otros objetivos, difundir las tradicionales ense�anzas de la alquimia, de la C�bala, del Yoga, de la Astrolog�a, de los m�sticos occidentales y orientales, la lucha contra las mentiras de la Iglesia de Roma, la elaboraci�n de un sistema educativo original, la promoci�n de una cultura y de un arte templarios, y una acci�n social y econ�mica.
Caballeros Templarios, dibujo.
Palacio y Torre del Temple, Par�s 1790, maqueta.
Sello de la Orden Templaria
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