NAI
JUDÁ, O LA NUEVA ISRAEL EN SUDAMÉRICA
por MIGUEL SERRANO
Para
todos nuestros amigos en el extranjero que no están al tanto de
la dramática
situación que se vive en Chile y Argentina.
A
mediados de los 90, un empresario multimillonario ligado al grupo
internacional
Rockefeller, Douglas Tompkins, presidente de la fundación Deep
Ecology, comenzó
a adquirir enormes extensiones de bosques vírgenes en el sur de
Chile, con la
aparente intención de crear el parque privado más grande
del mundo, con cerca
de 300.000 hectáreas. Tras conseguir el reconocimiento de su
parque por el
Gobierno de Chile, Tompkins ha continuado extendiendo sus posesiones
territoriales en Chile. Hoy, sus territorios y los de sus asociados
superan
ampliamente las 400.000 hectáreas, y han cortado literalmente a
Chile en dos.
Lo más
grave de este asunto es lo oscuro de las intenciones del magnate.
Supuestamente
actuaría con fines conservacionistas, pero curiosamente las
regiones adquiridas
no están ni han estado nunca amenazadas. De hecho, están
casi deshabitadas - más
ahora que Tompkins está forzando la salida de los pocos colonos
que aún viven
en esas latitudes.
Pero
Tompkins no es el único multimillonario extranjero adquiriendo
vastos terrenos
vírgenes. También Rick Klein, David Syre, Jan Mosse,
Timmy Goldsmith, James
Goldsmith, Jeremy Henderson y un tal Schidlowsky, entre otros, han
comprado
enormes porciones de tierra no solo en el sur de Chile, sino
también del sur
argentino. Curiosamente, todos son importantes miembros de
organizaciones
ecologistas (Deep Ecology, Ancient Forest International, World Tree
Foundation,
etc.) Dichas extensiones, al ser adquiridas por fundaciones u
organismos
constituidos como sujetos de derecho internacional, quedan sujetas a
las leyes
de compra de los Estados Unidos, lo que constituye un gravísimo
antecedente en
contra de la efectiva soberanía chilena en dichos territorios.
Ahora bien, si nos remontamos a la década del 60, durante la
administración
Kennedy, el gobierno norteamericano quiso reevaluar la efectividad de
su política
imperialista. Debido a que los conflictos bélicos estaban
teniendo un costo político
demasiado alto (recordemos la Segunda Guerra Mundial, Corea, Vietnam),
acordaron
estudiar una mejor forma de mantener su dominio sin la necesidad de la
guerra
convencional. Para esto, se reunió a doce de sus mejores
científicos, sociólogos
y psicólogos en la Universidad de Houston, financiados por
Rockefeller, quienes
crearon el denominado "Iron Mountain Plan", y que elaboraba como
solución la utilización de la preservación del
medioambiente. Es decir, la
"ecología", al ser una causa tan noble y de relevancia
universal,
seria difícil que encontrara opositores. Así,
comenzó la reación y la
ofensiva de innumerables grupos "ecologistas", manipulados por los
intereses norteamericanos.
Ya
que para nadie es un misterio el que Estados Unidos sea a su vez
controlado por
la consabida cúpula hegemónica, bien podemos afirmar que
es esta cúpula la
que esta detrás de la ecología. Y si vemos que la compra
de territorios en
Chile y Argentina esta siendo efectuada por estos mismos grupos
ecológicos, es
cosa de saber sumar dos y dos.
Aun
así, la real dimensión de esta situación la
obtenemos analizando a Theodor
Herzl, el fundador ideológico del Estado de Israel. En su libro
"Der
Judenstadt", de 1897, Herzl evalúa dos opciones para la
ubicación geográfica
del Estado de Israel: Palestina y la Patagonia. Asimismo, afirma que en
cincuenta años habrá un estado judío en Palestina,
pero lo que realmente
importa es que en cien años habrá un estado judío
en el cono sur de Sudamérica,
pues por la escasez de habitantes y la riqueza de recursos seria "la
Tierra
Prometida".
Si a
todo esto le sumamos la impresionante cantidad de israelíes que
están
visitando el sur de Chile - muchos como parada obligatoria
después de haber
hecho su servicio militar en Israel-, abiertamente hablando de que esta
sería
su "tierra prometida", poniendo carteles en hebreo por doquier y
desapareciendo por meses dentro de las tierras de Tompkins, vemos que
las garras
del "pueblo elegido", bajo la sombra de Herzl y su profecía, se
abalanza rauda y sin piedad hacia nuestra amada tierra.