La ciencia y el Santo Sudario de Turín







LA SÁBANA SANTA Y LA IGLESIA

La Iglesia deja libertad a los creyentes para que crean o no. La creencia o no creencia en la Sábana de Turín es una cuestión personal. Por ejemplo: el Papa cree que verdaderamente es una reliquia pero como la Iglesia no puede demostrarlo cree en la Sábana a título personal, no a título oficial, a la espera de que la ciencia, algún día, pueda determinar la verdad. Esta postura es, sin duda alguna, la más acertada y yo la suscribo al 100%.





EL CARBONO 14



En 1988 se realizó una prueba de datación con el método del Carbono 14. El resultado fue una edad comprendida entre los años 1260 y 1390.

Esta prueba tuvo una gran resonancia en los medios de comunicación mundial, y muchos dieron por sentado que la Síndone se trataba de una falsificación. Sin embargo, no se prestó la misma atención a las posteriores rectificaciones de los mismos científicos que realizaron el análisis, quienes reconocieron la invalidez de la aplicación de este método de datación porque el carbono-14 de la Sábana Santa está alterado, invalidando la prueba.

Esta alteración del carbono 14 se debe a cuatro motivos principales:

1º. Por la radiación que grabó la imagen. Esto se demostró en el Congreso Científico Internacional de Roma por dos científicos: el Profesor Lindner, Catedrático de Química Técnica en la Universidad alemana de Karlsrue, y el Profesor Rinaudo, Catedrático de Medicina Nuclear en la Universidad francesa de Montpellier.
2º Por el incendio que sufrió en la iglesia de Chamberí en 1532, estando la Sábana Santa guardada en una urna de plata. Así opina Dimitri Koutsenov, Físico Teórico en Moscú. El tejido quedó contaminado por los gases del incendio. Durante el incencio la caja de plata que atesoraba la Sábana se vio sometida a grandes temperaturas, de varios cientos de grados, carbonizando una parte del Lienzo; e incluso varias gotas de plata derretida cayeron sobre la Tela, que resultó dañada, aunque la imagen central quedó felizmente preservada (el punto de fusión de la plata es superior a los 980°). El Pr. Koutsenov ha repetido las condiciones del incendio en el laboratorio demostrando que "el fuego extrajo carbono del aire ambiente y lo pegó químicamente a las fibras. Este carbono, siendo más reciente que la Tela, produce una datación más reciente".
3º. Por la capa bioplástica, de hongos y bacterias, que cubre las fibras. Es una investigación del Dr. Leoncio Garza Valdés, microbiólogo de la Universidad de San Antonio en Texas (EE.UU.).
4ª Hay signos de crecimiento microbiológico en las fibras del lino, lo que también afecta a los exámenes de Carbono 14. Adheridos al lienzo existen elementos recientes, que podrían inducir a error al datar la fecha original de la Síndone, tales como organismos microscópicos, líquenes y hongos.






LA PASIÓN DE CRISTO SEGÚN LA SÁBANA SANTA: DOLORES FÍSICOS


El primer tormento o expresión de dolor intenso de la Pasión señalado por los evangelistas, es la agonía en el Huerto de Getsemaní. Jesús sudó sangre, es un fenómeno muy raro, pero perfectamente documentado, conocido como ?HEMATIDROSIS?. Ocurre en condiciones excepcionales, escribe el Dr. Le Bec: un agotamiento físico acompañado de un trastorno moral, consecuencia de una emoción profunda y de un miedo atroz. Hay que hacer notar que esta hemorragia microscópica tiene lugar en toda la piel, la cual queda por lo mismo toda ella lesionada, dolorida y muy sensible a los golpes. Esto es importante tenerlo en cuenta, ya que es mucho lo que a Cristo le queda por sufrir (corona de espinas, azotes, etc.). La SS también nos habla de la HEMATIDROSIS. El Ingeniero Profesor Tamburelli, con su procesador, ha detectado en la SS, sangre en la cara de Cristo, sangre que se encuentra de una manera uniforme.

Rostro de Cristo en negativo.

EL GOLPE EN EL ROSTRO. Dice el Evangelio (Jn 18, 19-23): ? uno de los guardias que estaba cerca dio una bofetada a Jesús...?. Golpazo mal llamado o mal traducido como bofetada. Porque se trata de un ?bastonazo? que rompió el cartílago de la nariz y le deformó la mejilla derecha a Cristo. Si bien los Evangelios actuales traducen este golpe como bofetada, lo más preciso y correcto es lo que afirma el Apóstol San Juan (testigo ocular, directo, del episodio), San Juan usa la palabra rapisma, que significa bastonazo. Rapis significa bastón y rapitzo significa apalear. Según el estudio del Dr. Judica-Cordiglia (quien estudió más de 40 años la SS y la pudo analizar directamente). Esa ruptura del cartílago de la nariz y la siguiente desviación se debe a un golpe infligido por un palo corto de 4 a 5 cm. De diámetro. Y lo dio un hombre zurdo situado a la derecha de Cristo. Este golpazo, capaz de romper el cartílago de la nariz y desviarla de su plano normal, causó una gran salida de sangre, de hecho la barba y los bigotes de Cristo se encuentran impregnadas de sangre. Así lo confirma la foto del Profesor Tamburelli donde se puede observar como de la nariz salen dos reguerillos de sangre, que de las narices bajan al bigote, saltan por encima de los labios y se pierden en la barba.

Rostro de Cristo en Positivo y Esquema de los golpes del Rostro.

MALOS TRATOS QUE RECIBIÓ CRISTO. Los Evangelistas mencionan que después de las palabras: ?reo es de muerte?, los mismos del Sanedrín se abalanzaron contra Cristo: ?lo escupieron en el rostro, le dieron puñetazos, le cubrieron el rostro y le golpeaban preguntando con burla: Profetiza,. Mesías ¿Quién te pegó??. (Mt 26, 67-68; Lc 22, 63-64). Lo mismo hicieron los soldados con Jesús después de flagelarlo y coronarlo de espinas: ?le daban bofetadas, se burlaban de Él, y le escupían en el rostro, además de pegarle con la caña en la cabeza coronada de espinas?. (Jn 19, 3; Mt 27, 29-30; Mc 15, 19).

En el Rostro del Hombre de la SS podemos observar:

Contusiónes y hematomas:

Bastonazo y Rotura de nariz: aparece desviada a la izquierda. Y Hemorragia nasal: fruto del bastonazo. Dos regueros de sangre que salen de las narices, remontan el bigote y saltan por encima de los labios cerrados hasta perderse en la barba.

Excoriaciones (lugares donde falta la piel a causa de los golpes): un poco por todas partes de la cara,

Barba maltrecha y mesada (arrancada): Este tormento no lo mencionan los Evangelistas, pero lo vio el Profeta Isaías: ?mi espalda ofrecí a los que me herían y mis mejillas a los que me arrancaban la barba. Y no escondí el Rostro a las afrentas y salivazos? (Is 50, 6).

Salivazos: un enorme gargajo, a lo largo de la comisura de la nariz con el pómulo y la mejilla derecha. Ciertamente no es de sangre por el color que tiene, ni se trata de lágrimas por la posición que ocupa.

Tenemos, pues, delante de nosotros un Rostro que ha sido fuertemente maltratado con bastonazos, golpes, puñetazos, bofetadas, escupidas, tirones de barba...

La Flagelación.

CRISTO FUE FLAGELADO, AZOTADO. Llama la atención lo breve de los Evangelios cuando se refieren a la flagelación: ?Entonces tomó Pilatos a Jesús y le azotó? (Jn 19, 1). Más explícita es la SS de Turín. Esta era una práctica de la ley romana, y según ella se infligía a los condenados a muerte. El Dr. Milklik cita el número de escritores romanos que describen la inaudita crueldad del suplicio de la flagelación. A veces dejaba al descubierto las entrañas. Algunos morían en el lugar del suplicio. Otros quedaban lisiados para toda la vida. Flavio Josefo y Filón, cuentan casos de muerte después de ser flagelados.

Fue azotado con método y precisión por gente que dominaba perfectamente la técnica de su oficio, y estando el Hombre de la SS inmovilizado con ataduras.

Cristo fue azotado desnudo.

Cristo estaba completamente desnudo, la SS nos demuestra como las heridas de la flagelación en los glúteos y de la cadera tienen la misma profundidad que el resto del cuerpo. Si hubiera estado vestido las heridas tendrían que ser más superficiales que en el resto del cuerpo.

Imagen Frontal y Dorsal de Cristo.

Cristo fue flagelado en todo el cuerpo: los golpes cubren todo su cuerpo, espalda, región glútea, piernas, pecho, vientre... sin dejar apenas espacio entre golpe y golpe, pero sin caer casi nunca dos veces sobre el mismo lugar. Un solo sitio ha sido perdonado: la parte del pecho que cae sobre el corazón: se quería evitar la muerte del condenado. Dicen los médicos que golpeando fuertemente esta parte puede ser mortal.

Una nota importante asombra el sadismo escalofriante de los verdugos que golpearon con mayor intensidad en la parte delantera superior interna de ambos muslos, junto a las ingles.

El Flagelo y las marcas dejadas por este instrumento.

El Flagelo Utilizado: era lacerante, abría la piel del reo y provocaba la salida de sangre a cada golpe. El empleado en el caso de Cristo, fue el más cruel utilizado por los romanos: llamado ?escorpión?, por el daño que hacía. La longitud del azote solía ser de 35 a 45 cm. Los látigos que se empleaban en la flagelación solían ser de cuero, y tenían al final huesecitos o bolitas de plomo unidos por una barrita de 3 cm., como pequeñas pesas de gimnasia. Al descargar sobre el cuerpo se clavaban en la carne. Por eso han quedado huellas de sangre en la SS.

Los Verdugos.

Los verdugos flagelantes, debieron ser dos, uno a cada lado de la víctima, situados como a un metro de distancia y algo detrás de ella. La duración de la flagelación pudo ser de unos 45 minutos. Según algunos, Cristo estuvo atado a una columna baja, de menos de un metro de altura, que hiciera que estuviera en una posición curva y así presentara mejor su espalda a los golpes.

Reconstrucción del dorso azotado de Cristo.

Realmente Cristo debió quedar bañado en sangre y hecho una llaga desde la cabeza hasta los pies. Según el Patólogo norteamericano Dr. Bucklim el número de golpes es de 120 impactos, por lo tanto, los latigazos pudieron ser 40, suponiendo que cada látigo tenía tres correas, cada cual golpeó con 6 bolitas de plomo o 6 huesecitos.


Ultrajes y Burlas.

Los soldados romanos, luego de la flagelación, quisieron divertirse con su víctima. Encontraron una inspiración en la acusación que los judíos presentaron a Pilatos para que condenara a Cristo. Acusaron a Cristo de querer ser rey de los judíos. Según el texto del Evangelio: ?Trenzando una corona de espinas se la pusieron sobre la cabeza?. (Mateo 27,29).

Sangre en la frente debido a la Corona de Espinas.

Dato Histórico: es muy sorprendente este dato: el Hombre de la SS fue ?Coronado de Espinas?. Sólo se conoce un caso semejante en la historia (por los Evangelios): es el caso de ?CRISTO?. ?Jamás en la historia se había dicho, sabido o escrito, que a alguien se le hubiera puesto en la cabeza una corona de espinas?. Esta Coronación de Espinas contribuye de manera decisiva a la identificación de Cristo en la imagen de la SS. Los romanos ? se sabe por documentos históricos ? han flagelado y crucificado a gran cantidad de condenados, pero no se conoce ni un solo ejemplo, a excepción de Cristo, de que alguien fuera flagelado, crucificado y coronado de espinas.

La Corona de Espinas.

La Corona de Espinas estaba tejida (por el estudio del polen) con ramas de ?poterium spinosum?, un espino de duras y agudas espinas que usaban como leña para encender fuego o alumbrarse. La corona no tenía forma de anillo. Como suelen representar los artistas, sino probablemente forma de casco, como una corona oriental, cubriendo toda la cabeza, como si fuera un sombrero. Rodeando la cabeza desde la nuca hasta la frente. Además las espinas fueron Incadas por los golpes de caña (en medio de burlas y otros tormentos) y también por las caídas del Señor camino al Calvario.

Imagen de las Heridas de la Corona de Espinas en la Nuca.

El Número: de heridas no es fácil de establecerlo, recordemos que Cristo tenía una mortaja, por lo que muchas marcas no se grabaron y por lo tanto no se pueden contar y lo mismo en la parte posterior, que como sabemos Cristo tenía pelo largo (una espesa cabellera). Sobre toda la frente se pueden observar al menos 13 perforaciones. En cuanto a la región occipital se pueden contar al menos unas 20 perforaciones. Así se han contado unas 33 heridas de perforación de las espinas. Teniendo en cuenta las regiones donde no hay huellas (mortaja y cabellera) el Dr. Rodante deduce que al menos en TOTAL unas 50 espinas torturan la cabeza del Crucificado. Coinciden con vasos sanguíneos importantes. La corona, con sus agudas y punzantes espinas causó heridas profundas.

Representación de Monseñor Ricci.

Para comprender algo del tormento (crueldad y dolor) de esta tortura afirma el Dr. La Cava: basta considerar que la frente, las sienes y en general todo el cuero cabelludo, poseen una extraordinaria sensibilidad, que se deriva del trigémino y en parte de los nervios cervicales, cuyas afecciones son de las más dolorosas del cuerpo humano. Tenemos que considerar además que las sienes y la frente son lugares cutáneos donde la sensibilidad dolorosa es exquisita. A esto hay que sumar la cantidad de sensaciones dolorosas producidas por aproximadamente 50 espinas agudísimas que lastiman muchas terminaciones nerviosas, no sólo de la piel, sino también de los mismos huesos del cráneo (algunas heridas eran muy profundas). Sólo teniendo en cuenta algunos de estos elementos, junto con la sinuosidad y abundancia de los surcos de sangre, tendremos aunque sea una idea, por cierta aproximación, el dolor de la trágica coronación de espinas. Pilatos: realmente debe haber quedado muy impresionado, y pensó que la gente se iba a conmover de ver a Jesús en ese estado, el ?Ecce Homo? (?He aquí el Hombre?). Pero no fue así.

Cristo Carga con la Cruz.

Pronunció Pilatos la condena: ?Ibis ad crucem? (?Irás a la Cruz?), y lo llevaron a crucificar. Es significativo que no digan los Evangelios que le quitaron la corona de espinas. Parece por lo tanto que Cristo la llevó todo el tiempo hasta que murió en la Cruz. Entonces Cristo carga con el PATIBULUM = palo horizontal cuyo peso serían unos 60 Kg. El STIPES = palo vertical de la cruz estaba plantado en el lugar del suplicio. Por eso Cristo en el Vía Crucis, es decir en el camino hacia la Cruz, llevó atado sobre sus espaldas el Patíbulo.

Imagen del Dorso especialmente dañado.

Por la SS sabemos que el Patíbulo fue atado a la espalda, esta se ve muy maltratada.

24- Vía Crucis.

El modo de llevar la Cruz era el siguiente: al condenado le ataban sobre las espaldas el Patíbulo (palo horizontal) que además, era unido por una cuerda a la pierna izquierda de Jesús. En la SS aparece en el tobillo izquierdo anillos ensangrentados, dejados allí por esta cuerda movediza. Esto hacía que el caminar fuese mucho más fatigoso y su equilibrio más inestable. La distancia que tuvo que recorrer se calcula fueron cerca de 600 metros. Desde la Fortaleza Antonia (Palacio donde estaba Pilatos) hasta el Calvario o Gólgota donde fue Crucificado.

Caídas de Jesús.

De las caídas de Jesús los Evangelios no dicen nada, pero la SS las constata perfectamente. En la SS se puede ver claramente como Cristo presenta las dos rodillas abiertas, con excoriaciones, por violentas caídas sobre terreno pedregoso, especialmente la izquierda, que además está sucia de tierra mezclada con sangre. También la nariz presenta excoriaciones que están sucias de tierra, esto es señal de que la cara de Jesús dio violentamente contra el suelo. Además varias de las heridas que presenta en la cara (pómulos fuertemente excoriados) y en la frente, no pueden ser de bofetadas y bastonazos. Requieren de golpes más fuertes como lo fueron las caídas de Jesús.

Consecuencia de las caídas.

Estas caídas causan horror. Como Jesús no podía frenar la caída, porque llevaba las manos atadas al Patíbulo, la cabeza se golpeaba con fuerza contra el suelo pedregoso, además el Patíbulo se correría hacia la cabeza golpeando fuertemente la nuca cubierta con las espinas. Por eso la nuca aparece en la SS horriblemente maltratada. Tan fatales fueron las caídas y tan malo era el estado físico de Cristo que temen por su muerte, por eso buscan un ayudante llamado Simón de Cirene.


Imagen de las Heridas de la Espalda.

Llegados al Calvario, le daban a beber vino mezclado con hiel, o vino mirrado. Un narcótico (bebida que mitiga a suprime el dolor produciendo adormecimiento general o local) para los condenados a muerte. Jesús NO lo quiso beber. La entereza con que Jesús va a soportar la Pasión no tenía que ser efecto de un narcótico, sino fruto de su fortaleza y amor a los hombres.

Luego lo despojaron violentamente de sus vestiduras. La túnica estaba pegada a las llagas por la sangre coagulada. El dolor por lo tanto fue atroz. Arrancar una venda que está aplicada a una gran herida golpeada y desecada requiere a veces la anestesia total. Escuchemos la descripción que hace el Dr. Barbet que advierte: ?cada hilo de lana se ha pegado a la superficie desnuda, y cuando se lo arranca, arrastra consigo una de las innumerables terminaciones nerviosas puestas al descubierto con la llaga. Estos millares de choques - continúa Barbet - se suman y se multiplican, aumentando cada uno, en consecuencia, la sensibilidad del sistema nervioso... Aquí no se trata de una lesión local, sino de casi la totalidad de la superficie del cuerpo, especialmente del dorso (espalda) tan maltratado... Los verdugos tenían prisa... tal vez fuera mejor así... con todo ¿Cómo explicar este dolor tan agudo y atroz, sin síncope (desmayo)??.

Esquema de la mano perforada.

Luego los verdugos recuestan a Cristo sobre el patíbulo, toman medidas, taladran el leño, para facilitar la entrada de los clavos, extienden sus brazos, con las palmas al aire. Otro toma un clavo de hierro: agudo, largo, grueso y cuadrado, y lo coloca sobre la muñeca. Ubica el llamado ?Espacio de Destot?. Un solo martillazo basta para que el clavo penetre en el madero, dos o tres golpes más y ya queda sólidamente sujeto al patíbulo.

Observemos en el dibujo el recorrido del clavo y su localización entre los huesecillos del carpo. Los experimentos hechos han demostrado la facilidad de introducir un clavo en el lugar indicado. El punto de suspensión es, además, muy sólido, pues en dicho lugar tienen origen los tendones y músculos de la mano. Está completamente descartado que el clavo haya sido introducido en la palma de la mano. Se hubiera desgarrado, pues los tejidos de la palma no habrían podido sostener peso del cuerpo.

29- Herida del clavo en la mano.

El dedo pulgar con un movimiento violento se ha doblado hacia la palma de la mano. Es que ha sido herido su ?Nervio Mediano?. Un dolor indecible, fulgurante - dice el Dr. Barbet ? se ha apoderado de sus dedos, ha saltado como un dardo de fuego hasta su espalda y ha estallado en su cerebro. Se trata del dolor más insoportable que un hombre pueda experimentar: la lesión de un tronco nervioso, en este caso el NERVIO MEDIANO. Casi siempre va acompañado de un síncope (=desmayo), lo que es en el fondo una suerte. Para las personas que han sufrido la lesión de un tronco nervioso, lo mejor es desmayarse. Pero Jesús no quiso perder nunca el conocimiento... La herida del tronco nervioso queda en contacto con el clavo, y pronto cuando el cuerpo de Cristo sea suspendido en la Cruz, quedará el nervio fuertemente tenso sobre el clavo. Como una cuerda de violín que queda tensa sobre su puente. Y vibrará a cada sacudida, despertando el horrible dolor.

Hilos de sangre en los antebrazos.

Los brazos se presentan en la posición más natural, con la mano izquierda cruzada sobre la derecha, a la altura de las muñecas. En los antebrazos se observan los hilos de sangre que brotaron de las heridas de las manos. Obsérvese que la herida está en la muñeca y no en la palma de la mano, como vulgarmente se cree. El pulgar está doblado sobre la palma de la mano, porque así reacciona el nervio mediano cuando ha sido lesionado, como demostró el Dr. Barbet con experimentos hechos en París.

Clavo Romano.

Según los estudios el grosor del clavo debió ser de unos 7 mm y de unos 15 cm de largo aproximadamente. El orificio del clavo no es redondo, sino cuadrado, y tiene según los técnicos, igual perímetro que los dos clavos que se hallan en Roma, en la Iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén y que se han considerado desde siempre como los clavos de la Pasión de Cristo?.

Sangre del clavo en las manos.

Estos dos surcos divergentes de la sangre que brotó del clavo de las manos, hablan de las dos posturas de Cristo en su agonía, cuando se empinaba para tomar aire, y luego se desplomaba al sentir el dolor de apoyarse en el clavo de los pies.

Movimiento de Cristo en la Cruz.

Cristo se empinaba sobre el clavo de los pies para tomar aire, porque se asfixiaba, pero al no poder soportar el dolor del clavo de los pies, volvía a desplomarse. De esta manera, la mano giraba sobre el clavo del carpo, destrozando el nervio mediano y produciendo un dolor de paroxismo, como decía el Dr. Barbet: ?la naturaleza se inhibe, sobreviene un síncope y se muere de dolor.?

Por eso la mano derecha aparece más maltratada, debido a que con este brazo derecho Jesús hizo más esfuerzo para no asfixiarse.

Además al empinarse y al desplomarse, su espalda llagada por la flagelación se raspaba contra el áspero y rugoso madero vertical.

La herida de los pies.

En esta foto, se observan las huellas de los pies. El que está reproducido más claramente es el derecho. En la parte central de la planta se ve un punto más oscuro, que corresponde a la salida del clavo. El pie izquierdo ha dejado sólo la marca del talón. En opinión del Dr. norteamericano Bucklin, los dos pies estuvieron clavados en la cruz con un solo clavo. Al estar el pie izquierdo sobre el derecho quedó curvado, y también la pierna. Al sobrevenir la rigidez cadavérica, conservaron la misma forma en el sepulcro.

Esqueleto del pie.

Antes de ser clavados los pies, el dolor fue horrible, ya que todo el peso del cuerpo se apoyaba sobre un nervio sensitivo, herido y tensionado. Jesús quedó colgado de las muñecas y con los pies en el aire. Luego clavarían los dos pies al Stipes (palo vertical), atravesándolos en el ?segundo espacio metatarsiano?, cerca de la ?Línea de Linsfranc?, con solo dos o tres golpes. La cruz indica el punto de perforación.

36- Un solo clavo para los dos pies.

Con los experimentos hechos, se ha constatado que no es difícil poner los pies uno sobre otro, y clavarlos con un solo clavo. La posición del clavo permite que los pies se apoyen en él firmemente.

En esta imagen que es una reproducción, se pueden observar distintas heridas:

Cerca del tobillo: marcas de la soga que iba atada junto al patíbulo.

Excoriaciones en la rodilla (lugares donde falta la piel).

Marcas de la Flagelación (por todo el cuerpo).


37- Agonía de Cristo en la Cruz.

Allí comenzó una terrible agonía. Fueron ?TRES HORAS?. Tener que sostener su cuerpo de las manos clavadas, era la tortura más atroz de la crucifixión. Y a todos estos tormentos se suma la ?Asfixia?. Cristo debía sentir la sensación de un ahogo progresivo, una falta de respiración de lo más desagradable. El corazón trabaja más, sus latidos se aceleran y se debilitan. De ahí se sigue cierto estancamiento de la sangre en los vasos sanguíneos de todo el cuerpo. Y como la oxigenación se realiza mal en los pulmones porque funcionan insuficientemente, se produce una sobre carga de ácido carbónico que provoca una excitación de las fibras musculares y en consecuencia, se produce una suerte de tétano en todo el cuerpo (calambres y tirantez de los músculos...) El Dr. Hynek afirmaba al respecto: ?Es la muerte más horrible y espantosa que puede encontrarse?.

La Herida del Costado

Como narra el Evangelista San Juan: ?uno de los soldados le atravesó con su lanza el costado, y al instante salió sangre y agua? (Jn 19, 33-34). Las dimensiones de la herida del costado coinciden con las dimensiones de la punta de la lanza romana. Tiene forma elíptica y mide 4, 4 por 1,4 centímetros. La mancha de sangre, cubierta en parte por un remiendo, no es tan oscura como la de otras heridas: nuca, frente, brazos, etc. porque la sangre que brotó del costado, estaba mezclada con suero. La lanza atravesó el quinto espacio intercostal, penetró por el pulmón derecho, y tras un recorrido de unos diez centímetros alcanzó la aurícula derecha, la cual suele contener sangre líquida en los cadáveres recientes.

39- Brotó Sangre y Agua.

El agua que brotó de la herida, dicen los médicos, pudo deberse a una pleuritis traumática o pericarditis serosa. Dice el Dr. Marino Molina, que en agonías excepcionalmente dolorosas, el agua del pericardio es abundante. El Dr. Judica-Cordiglia, Profesor de Medicina Legal en la Universidad de Milán, ha demostrado que todas las heridas reflejadas en el Lienzo fueron producidas en vida del sujeto, a excepción de la del costado derecho que fue producida después de la muerte. Esto se nota por el modo de coagular la sangre.

El Rostro de Cristo

Este rostro a pesar de estar desfigurado por las huellas de tantos sufrimientos y tremenda agonía, tiene un especial encanto y fascinación. Nuestros ojos no se cansan de contemplarlo y admirar esa fisonomía apacible, fuerte y majestuosa, a la vez que humilde y resignada. Algo verdaderamente impresionante. Así debió ser el rostro de Jesús: con esa incomparable grandeza y esa emocionante belleza. Llena a la vez de majestad y dulzura, de armonía y de paz, de nobleza y humildad, de serenidad y de unción, de bondad y vida interior. Como dice el Padre José Luis Carreño: ?Jamás se vio tan transido de vida el rostro de un muerto. Quizás porque su muerte era la fuente de nuestra vida?.

Es el Cristo triunfador de la muerte. El Cristo del amor, de la misericordia, de la vida eterna: es Dios hecho Hombre?. Porque no todo termina en la cruz. CRISTO RESUCITÓ. CRISTO NOS ABRIÓ LAS PUERAS DEL CIELO, TENEMOS UNA ETERNIDAD POR DELANTE.

Por eso Miremos a Cristo y hablemos con Él. Miremos esta dulce figura y acostumbrémonos a leer esos ojos cerrados. Miremos esa sangre sobre la frente, que ni a su Madre se le concedió quitar, para que nosotros la viésemos. Miremos esos ojos, que, aunque cerrados, nos miran y nos penetran. Miremos esa boca, cerrada por la muerte: nos dice lo que nadie sabe decirnos. Miremos a Jesús.

Piedad de Miguel Angel.

Miremos a Cristo y como nos enseña San Ignacio de Loyola: también mirándonos a nosotros mismos, con una mirada MAGNÁNIMA, no sólo mirando al pasado, sino sobre todo al futuro, porque lo principal es el futuro que tenemos por delante. Mientras nos hacemos esas tres preguntas:

¿Qué hice por Cristo?

¿Qué hago por Cristo?

Pero sobre todo ¿QUÉ HE DE HACER POR CRISTO?

Cristo murió por mis pecados. Tengo que estar convencido del poder de Cristo, del poder de su Sangre. Tengo una esperanza. Y aunque haya sido y sea ahora un pecador, con la GRACIA de Dios, con su AYUDA, HARÉ COSAS GRANDES POR CRISTO, porque como dice San Pablo: (Gal 2, 20) ?Cristo me amó y murió por mí en la cruz?.

La Virgen Dolorosa Macarena.

No podemos dejar de recordar a la SVM, Ella que también sufrió de manera especial la Pasión junto a su Hijo Jesucristo. A Ella que estuvo de pie al pie de la Cruz le pedimos que siempre llevemos en nuestros corazones la Pasión de Cristo, Si hay un tema importante en la vida, ese tema es el misterio de Cristo. Y en la vida de Cristo su Pasión, Muerte y Resurrección.

Siempre es de gran provecho la Pasión de Cristo. Pasión que se renueva en cada Santa Misa.

Pidamos a Ella como rezan hermosamente los versos del Himno a la Virgen de los Dolores:

¡Madre!... madre del amor,

hazme sentir tu dolor,

haz que me asocie a tu duelo

para que mi amor se encienda

y esa tal sea la ofrenda

que te ofrezca mi consuelo.

Santa Madre, esto te pido:

Que se imprima en mi sentido

La dolorosa pasión,

Que conmigo dividida

La lleve toda la vida

Dentro de mi corazón.

Que con sus llagas me llague,

Que con su sangre me embriague

Para alejarme del vicio,

Y me libre de las llamas

Por ti, por lo que tu clamas,

En el gran día del juicio.





LA TELA



El análisis del Lienzo confirma que se corresponde con los tejidos existentes hace 2.000 años. Cabe destacar que esta forma de tejer el lino se dejó de utilizar después del siglo I, pues los telares manuales desaparecieron y ya no se volvieron a utilizar. No se conservan en ningún museo del mundo especializado en telas, linos urdidos de esta forma posteriores al siglo I.

El Lienzo tejido a mano con forma de espina de pescado, medía 436 cm. de largo por 110 de ancho. El entramado responde al estilo antiguo de Damasco, se trata de una "sarga" con diagonal de cuarenta y cinco grados, en "espiga de pez", dispuesta dos arriba y dos abajo. El hilo transversal pasa así debajo de tres verticales para aflorar en el cuarto, lo que requiere un telar de cuatro pedales. Sólo se encontraron algunas hebras de algodón pero ni el más mínimo resto de pelo de animal alguno. La ausencia de pelo de animal se explica por la prohibición de la ley mosaica de que en un telar se mezclen fibras vegetales y animales. En Europa hubo que esperar hasta el siglo XIII para que se confeccionaran telas de lino parecidas a la Síndone. El hecho de encontrar algunas hebras de algodón ha servido a algunos investigadores para precisar su procedencia pues en Europa no se cultivaba algodón, aunque sí que se hacía en Palestina.

En el Código de la Ley judía, se relata la costumbre de sepultura en la sección "Leyes del duelo", siendo una de sus indicaciones que una persona ejecutada por el Gobierno debe ser enterrada en una sola sábana.





La Síndone fue estudiada por una legión de científicos, y la investigación continúa. El VP-8 es un aparato destinado a investigar la orografía de los planetas sobre los distintos juegos de fotografías conseguidos por las sondas espaciales Viking que navegaban alrededor del planeta Marte. El resultado del análisis del VP-8 reveló que la imagen reflejada en la Síndone era el equivalente a la superficie tridimensional de un cuerpo humano. Y algo no menos sorprendente: la imagen quedó plasmada uniformemente en la Síndone por una especie de radiación desconocida, que chamuscó de forma uniforme la totalidad del lienzo, con lo que se demuestra que no fue el contacto directo con el cuerpo lo que produjo la imagen, sino una radiación que emanó de él.

La radiación que creó la imagen del cuerpo fue de arriba abajo, paralela a la gravedad, y no de costado (no pudo, por tanto, ser realizada como copia de una persona de pie)

Se trata de una imagen que sólo aparece sobre una tela cuando la superficie del cuerpo se encuentra a 3.5cm o menos de la superficie. La oscuridad de la tela es inversamente proporcional a este espacio. En otras palabras, no es posible que la imagen se hubiera impreso mediante la técnica de "cámara oscura" como proponen algunos detractores. Esto permite realizar una reproducción tridimensional de la imagen cuando es vista con el visor VP-8.

Los píxeles (puntos o unidades mínimas de imagen) de oscuridad uniforme hacen una imagen bastante precisa; proporcionando más píxeles por área en las zonas más oscuras.

Los píxeles intensamente concentrados que constituyen el cuerpo principal de la imagen no pueden ser duplicados por ningún procedimiento conocido hasta hoy.

La imagen no fluorece como lo hacen otras producidas por quemaduras en la misma tela.

No hay imágenes debajo de la sangre. Esto resulta un hecho sorprendente, ¡es como si la sangre hubiese protegido el lienzo!

Las manchas de sangre corresponden exactamente a lo que la moderna medicina esperaría de una víctima de crucifixión.

Las marcas de los latigazos (aproximadamente 120) son reactivos a los rayos ultravioleta como lo serían los residuos de sangre.

Existe un alto contenido de bilirrubina en los rastros de sangre, como se esperaría en la sangre de una persona con las tensiones de una tortura.

LA IMAGEN



La imagen no atraviesa el lienzo de lado a lado. Sobre una sola cara de la Sábana esta impresa la imagen frontal y dorsal de un hombre flagelado, en "rigor mortis" y muerto por crucifixión.

La imagen no está pintada, ni impresa, ni existen restos de pigmentos, ni colorantes, ni cerdas de pincel, ni trazos de pintura, ni material orgánico añadido alguno. Las manchas de sangre están compuestas de hemoglobina.

Las investigaciones concluyeron que la imagen era superficial, que su coloración no penetraba dentro de los hilos; que la imagen no tocaba más que las fibras superiores de la trama del lienzo sobre una profundidad del orden de 40 micrones. Este hecho excluye toda impregnación de líquidos y por consiguiente toda técnica de impregnación de imágenes. La coloración tiene su origen en la deshidratación de la celulosa de origen desconocido que hace pensar en una especie de radiación provocada por una fuente de calor

El Hombre de la Síndone es una imagen tenue y muy detallada de un varón adulto de un metro ochenta y cuatro a ochenta y siete centímetros de estatura, de constitución fuerte, musculoso, entre 30 y 35 años de edad, con un peso de unos 80 kilos, con rostro semítico de larga cabellera y con barba, de manos y pies largos y delgados con las huellas dejadas por un casquete completo de espinas y no una corona como se pensaba; además de una serie de detalles que han permitido corroborar el relato bíblico de la crucifixión.

La imagen coincide con la descripción del cuerpo inerte de Jesús de Nazaret después de haber sufrido la crucifixión. Los evangelios hablan de una tela o lienzo en el que fue apresuradamente envuelto Jesús tras su muerte -el Viernes Santo- para no romper con el descanso sabático judío. Los judíos fajaban a los cadáveres con vendas, como a Lázaro. Pero con Cristo no tuvieron tiempo, pues murió a las tres de la tarde y había que terminar la sepultura antes de que se pusiera el Sol, pues entonces empezaba el día festivo con prohibición total de cualquier trabajo.

Como Nicodemo y José de Arimatea tuvieron que ir a pedir permiso a Pilatos para llevarse el cadáver, buscar los instrumentos y descolgar al Señor de la cruz, la tarde se les acababa y tuvieron que enterrarle rápidamente cubriéndolo con la Sábana. Por eso después del sábado, iban las mujeres a terminar la sepultura.

La Síndone muestra el tormento de un varón joven, con rasgos propios del grupo racial judío. La sangre corresponde al grupo AB, el más frecuente entre los hebreos.

Se trata de un hombre que sufrió hematidrosis (sudor de sangre), grandes magulladuras en las rodillas, y fuertes excoriaciones en la espalda. En la imagen se aprecian un mínimo de 120 golpes con un látigo de tres cuerdas terminadas en bolas de acero. El rostro presenta tumoraciones, con grandes golpes y arrancamiento de parte de la barba. Fue coronado por un casquete de espinas, de las cuales se aprecian 33 orificios. Se han podido contar en total más de 600 heridas y contusiones en todo el cuerpo. Todas ellas fueron producidas en vida, a excepción de una gran herida en el costado derecho, que tiene una forma elíptica del mismo diámetro que una lanza romana; la lanzada llegó a la aurícula derecha del corazón.

Fue crucificado con clavos que atravesaron las muñecas (no las palmas); los pies fueron atravesados juntos por un solo clavo. Los forenses que analizaron el lienzo dedujeron que el Ajusticiado habría padecido fuertes dolores pericordiales, opresión, y fiebre muy alta, muriendo por fin de asfixia al no tener ya fuerzas para elevarse a respirar.

Se ha intentado reproducir la imagen, pero las pruebas efectuadas con cadáveres humanos, moldes incandescentes y diversas sustancias químicas no han dado resultado. Los especialistas concluyen que la efigie esta provocada por una especie de radiación de origen desconocido.

La imagen está en negativo, pero la sangre que empapó la tela está en positivo.

La imagen de la figura humana debe de ser leída como si fuera reflejada en un espejo: lo que se ve a la derecha se encuentra en realidad a su izquierda y viceversa.

La imagen de la Sábana es un negativo fotográfico impreso en la tela, pero tiene dos características muy particulares en relación a cualquier otro negativo: es tridimensional y no existe unidireccionalidad.

La Sábana Santa es la única "fotografía" tridimensional conocida. Es decir, la intensidad del colorido de las imágenes es inversamente proporcional a la distancia que separa en cada punto la tela del cadáver fotografiado.

El resultado demostró que la imagen latente era completamente tridimensional, y que no existían trazas ni direccionabilidad en el dibujo.

Es importante destacar la inexistencia de direccionalidad. Para comprender esto hay que explicar como funciona una cámara fotográfica. El principio es el de la cámara oscura: tenemos un habitáculo completamente cerrado en una de cuyas paredes abrimos un pequeño orificio por el que penetra la luz. Un objeto situado fuera de la cámara quedaría reflejado, invertido, en la pared opuesta al orificio. Este es el principio de las cámaras fotográficas. En estas imágenes existe la direccionalidad, es decir, toda la imagen está formada a partir de los rayos luz que proceden de un sólo punto: los rayos luminosos que entran por el orificio de la pared.

No sucede así con la Síndone. No existe ningún punto focal al que converja la imagen. La luz que impregnó la Sábana procede de toda la superficie del cuerpo. Cuanto más cercano estaba el lienzo al cuerpo, tanto más intensamente lo quemó la radiación que surgió repentinamente de él, dándole su característica tridimensionalidad.





LAS MONEDAS EN LOS OJOS




A fines del siglo XX se descubrieron unas marcas en el ojo derecho que se corresponderían con una moneda tipo Lepton Simpulum, puesta en circulación entre los años 29 y 32 de nuestra era.



Los científicos de la NASA que analizaron la Síndone en el año 1978 descubrieron que, sobre los párpados del Hombre grabado en la Síndone, hay unos pequeños objetos que no pudieron identificar. Sin embargo, en el año 1981, el Prof. Francis Filas, de la Universidad de Loyola, Chicago, hizo una ampliación fotográfica del ojo derecho del Hombre de la Síndone. En dicha ampliación aparecen claramente cuatro letras: U CAI, y un bastón a la derecha. Investigando en las colecciones de monedas antiguas, el Prof. Filas descubrió que dichas letras corresponden a un leptón del siglo I, moneda que mandó acuñar en Judea Poncio Pilato, el gobernador romano que mandó crucificar a Jesucristo. Las cuatro letras, formaban parte de la siguiente leyenda romana: TIBERIOU CAISARIOS (de Tiberio César). Esta costumbre de colocar moneditas en los párpados de los cadáveres era practicada por los judíos en el siglo I.


Estas monedas fueron acuñadas en el tiempo de Pilato de una forma grosera, con faltas de ortografía, como la "C" en lugar de un "K" por "Kaisarios" ("César"). Dos ejemplares de este tipo de monedas contemporáneas de los últimos años de la vida de Jesús han sido descubiertas con esta falta de ortografía, tan incomprensible como inaceptable para los científicos en un principio.



Los profesores italianos Bollone y Ballosino, extrañados ante la ausencia de otra moneda en el ojo izquierdo, siguieron la investigación hasta llegar a descubrir en 1996 la huella de otro leptón, esta vez con la fecha de acuñación visible: es una moneda emitida por Poncio Pilatos en el año decimosexto del reinado de Tiberio, es decir, el 29 d.C. Como Cristo fue crucificado en abril del año 30, resulta una prueba impresionante. "Es un dato definitivo", aseguró el profesor Bollone, "una fecha intrínseca, estampada sobre el mismo lienzo".




ANÁLISIS FORENSE



Reproducimos literalmente el informe del Dr. Yves Delage (1854-1920), profesor de anatomía comparada de la Sorbona, anatomista patólogo de la Academia de Ciencias de Francia.

"La sangrante cabeza fruto de una corona de espinas con más de 50 orificios en donde los más relevantes se corresponden de manera exacta con venas y arterias del cuero cabelludo. El Crucificado muere por asfixia. No puede expirar, expeler el aire de sus pulmones e inspirar un poco de aire puro. Para lograrlo, debe apoyarse sobre el clavo que sujeta sus pies al madero e intentar elevarse con la fuerza de los músculos agarrotados y acalambrados de las piernas, a la vez que echa compulsivamente la cabeza hacia atrás, con objeto de expulsar una bocanada del aire viciado de sus pulmones. Y en este alzarse y dejarse caer echando la cabeza hacia atrás, se clavan cada vez más las espinas en la zona de la nuca, los calambres musculares aumentan, se produce una tetanización en la que, agotadas las fuerzas y entre atroces dolores, el crucificado muere. Las rodillas estaban desolladas y el rostro tumefacto por caminar atados manos y brazos al pesado madero de la cruz y al caer apoyaba las rodillas y el rostro. La barba se muestra parcialmente arrancada. Abundan las lesiones de la espalda, el pecho, los brazos, el vientre, las caderas y las piernas hasta los tobillos, extrañas heridas producidas por un feroz castigo con un látigo no conocido. Lesiones de las que brotó suero y sangre. En la parte superior de la espalda del Hombre de la Sábana, se observa al microscopio sobre las marcas de los latigazos una serie de arañazos, desolladuras y escoriaciones que por su disposición podrían deberse al roce de un madero sin desbastar, aquel hombre tuvo que cargar con el peso de la cruz o patibulum romano. Destaca la herida por lanza del lado derecho, de ella fluyó en forma abundante suero y sangre. Los soldados romanos eran expertos en usar la lanza con la mano izquierda y dirigir el golpe a la zona derecha del adversario. La incisión por lanza se produjo después de muerto, atravesó entre el quinto y el sexto espacio intercostal desgarrando hasta el corazón, con su aurícula derecha post-mortem llena de sangre, cuyo chorro provenía de la vena cava superior que demostraba que el hombre, ya muerto, estaba en posición vertical. Y después en posición horizontal por el reguero de sangre que recorría la parte posterior del cuerpo. Por los brutales golpes recibidos llegó sangre a la cavidad pleural, cuyo líquido seroso flota sobre la sangre lo que quedó demostrado al salir después del lanzazo una mezcla de coágulos de sangre y suero. Es de mayor lógica anatómica pasar los clavos entre los huesos metacarpianos de las muñecas y no por las palmas de las manos, que era la creencia oficial. Eso evitó el desgarro y la caída del cuerpo crucificado. El cuerpo de Jesús "atravesó" la Sábana como un ser espiritualizado al salir por sus propias fuerzas de la tela."





La Sábana Santa es la evidencia de un crimen horrendo. Cualquier forense que analizase el Lienzo concluiría que no existe la menor duda de que sólo un hombre que hubiera padecido los tormentos físicos de Jesucristo podría haber dejado tales huellas. Equipos forenses más recientes han destacado también otros rasgos en la Imagen:

El cartílago de la nariz aparece roto y desviado a la derecha. Podría deberse a una caída, pues se han encontrado en ella restos microscópicos de tierra de las mismas características físicas que la de Jerusalem, así como en la rodilla izquierda y las plantas de los pies.

En el lado derecho del rostro aparece una gran contusión. Los especialistas afirman que sería producto por el golpe de una barra corta y redonda de entre 4 y 5 centímetros de diámetro

En el resto de la cara aparecen diversas escoriaciones especialmente en la mejilla derecha y la frente.

En las regiones que rodean los ojos y cejas, hay llagas y contusiones iguales a las que producirían puñetazos o palos. La ceja derecha está claramente inflamada.

La frente muestra más de 50 pequeñas y profundas heridas que evidencian la aplicación de una corona de espinas. Las manchas más grandes coinciden exactamente con venas y arterias reales, cuando en la Edad Media se desconocía la circulación de la sangre.

A lo largo de todo el cuerpo, con especial claridad en la espalda pueden verse marcas idénticas a las que dejaría el instrumento que utilizaban los romanos para flagelar a un reo: el Flagrum taxillatum (objeto que no se usaba en la edad media y que se conoce en nuestros días por haber sido encontrado en excavaciones arqueológicas). El profesor Bollone ha podido contar más de 600 contusiones y heridas en todo el cuerpo y se cuentan las marcas de los azotes en unos 120. (Al estilo romano, pues los judíos no daban más de 40).

Las escoriaciones oblicuas de la espalda se corresponden al hecho de portar un madero análogo a una traviesa de ferrocarril, y a que el Hombre cayó bajo el peso de este "patibulum".

La herida del costado tiene una forma elíptica del mismo diámetro que una lanza romana: 4.4 cm x 1.4 cm. (según expertos en historia de Roma, el hecho de estar en el costado derecho se explicaría por la práctica romana de dar este golpe a un enemigo que protege su corazón con el escudo que lleva en la izquierda).

El Dr. Judica Cordiglia, en base al tipo de rastro dejado por el flujo de sangre, ha demostrado que todas las heridas fueron producidas en vida del sujeto excepto la del costado, que se infirió post mortem.

Desde el punto de vista anatómico y teniendo en cuenta que los principales antropólogos coinciden en que la imagen corresponde a la de un semita, "el Hombre de la Sábana Santa", es la única imagen que se ajusta 100% a lo que la Medicina legal considera que fue la muerte de Cristo.

Es de destacar el terrible castigo que suponía la crucifixión. La agonía se prolongó alrededor de una hora y media. Respirar se convertía en un trabajo extenuante: la elevación de los brazos en la cruz bloquean el esternón y reducen el movimiento de las costillas con una permanente postura de inspiración del aire, lo que provoca la asfixia mecánica.

También existe otro detalle revelador desde el punto de vista médico. Tradicionalmente se creía que Jesucristo fue crucificado por las palmas de las manos, pero la investigación con cadáveres reveló que las palmas de las manos no pueden soportar el peso de un cuerpo muerto, y mucho menos el de un cuerpo vivo que se contorsiona, ya que la carne se desgarra rápidamente. Por lo tanto, la única forma de crucificar un cuerpo era atravesando los clavos a la altura de la muñeca, como sucede con la imagen de la Sábana Santa cuyas huellas se corresponden con el "espacio libre de Destot", un pequeño espacio entre los huesos de la muñeca por donde puede penetrar un clavo del tamaño del usado por los romanos y quedar perfectamente anclado. Los ligamentos de esos huesos proporcionan un soporte suficiente para resistir tracciones de más de 70 kilogramos. Además, un clavo así dañaría el nervio mediano, provocando la retracción involuntaria de los pulgares hacia la palma de la mano, tal como el Lienzo lo demuestra. Todo esto acompañado de un terrible dolor. La medicina demuestra que los dolores más agudos se producen cuando queda afectado alguno de los ramales nerviosos principales del cuerpo, como sucede en este caso.

Los hilillos de sangre de los brazos avanzan hacia abajo, lo cual, junto con la gran mancha de sangre de la frente, indica que la sangre manó y se coaguló mientras el cuerpo se hallaba en posición vertical, con los brazos extendidos y ligeramente por encima de la cabeza. La sangre fluía según el contorno natural del cuerpo.

El Hombre de la Síndone es una persona de complexión atlética que ha sufrido latigazos por todo el cuerpo y una lanzada entre el quinto y sexto espacio intercostal de donde ha manado gran cantidad de sangre y líquido seroso. La lanza le rompió el pericardio. No hay rotura de piernas del reo, práctica común en las crucifixiones del siglo I.

El casquete de espinas que llevaba el Ajusticiado, y que le cubría la cabeza al completo, le rompió la arteria cervical a través de la nuca y de ella manó la sangre arterial que llega en regueros hasta la espalda.

El hombre que aparece en la Síndone tiene restos de sangre en las muñecas, espalda, pecho (con una herida abierta), abdomen, cabeza, nuca y pies. Este material, más oscuro que la imagen del cuerpo, ha sido analizado por diversos científicos que lo definieron como sangre humana venosa y arterial del grupo AB, la más común entre los judíos.

Para concluir sólo resta decir que la imagen en la Síndone es clínicamente exacta.





LA RESURRECCIÓN



Con esta nueva salió Pedro y el dicho discípulo, y encamináronse al sepulcro.

Corrían ambos a la par, mas este otro discípulo corrió más a prisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro;

y habiéndose inclinado, vió los lienzos en el suelo, pero no entró.

Llegó tras él Simón Pedro, y entró en el sepulcro, y vió los lienzos en el suelo,

y el sudario o pañuelo que habían puesto sobre la cabeza de Jesús, no junto a los demás lienzos, sino separado y doblado en otro lugar.

Entonces el otro discípulo, que había llegado primero al sepulcro, entró también, y vió, y creyó.

Evangelio de San Juan 20:3-8






La imagen de la Sábana no está pintada, pues no hay pintura entre hilo e hilo. Además, los hilos están coloreados porque están quemados. La imagen está grabada a fuego por una radiación instantánea. Una radiación muy intensa y muy breve, que sólo quemó la parte más externa de las fibras de la Síndone. Esto se deduce del hecho de que los hilos no están carbonizados, sino superficialmente chamuscados, y por la penetración de la quemadura es posible medir la fracción de segundo que duró la radiación.

La opinión general es que esta radiación se produjo en el momento de la resurrección. Jesús resucitó, como afirman las Escrituras. Ningún cadáver había dejado antes su imagen grabada a fuego en el lienzo que lo cubría, y tampoco volvió a suceder después un hecho similar. Se trata de un fenómeno único en la historia.

Los sudarios de los cadáveres contienen manchas de sangre, de sudor, de todo tipo de restos producidos por la descomposición de la carne muerta. Pero ninguno ha dejado nunca su imagen grabada a fuego en el lienzo que lo cubre. Cristo, grabó su imagen en la Sábana Santa cuando resucitó: no hay otra explicación.

Existe también otro hecho sorprendente. Los músculos de la espalda sobre los que reposaba el Cuerpo no aparecen aplanados, como debería suceder al soportar el peso del Cuerpo sobre el suelo, en especial los glúteos. Según los sindónologos este hecho se debe a que el cadáver levitó durante la resurrección.

Sí, justamente antes de producirse el intenso fogonazo de radiación que impregnó el lienzo con la imagen del cadáver, éste se elevó por encima del suelo y el Alma volvió a encarnarse en el cuerpo suspendido en el aire, provocando una gran irradiación de energía y calor. Todo indica que en el instante de producirse la radiación, el cuerpo estuviese ingrávido, en levitación, y por eso no quedaron aplanados los músculos dorsales

Otro fenómeno sorprendente es que el Cuerpo no se corrompió, pues en el lienzo no aparece ninguna mancha propia de la descomposición del cadáver.

Por otra parte, las manchas de sangre indican que el Cuerpo no fue separado del lienzo, pues si esto se hubiera hecho con la sangre fluida, los bordes de las manchas no aparecerían tan nítidas, y si se hubiera hecho con la sangre seca, las manchas de sangre estarían deterioradas, y no es así. De este hecho parece deducirse que las huellas de sangre que hay en Sábana Santa sólo ha podido dejarlas un cuerpo desmaterializado o espiritualizado. Es decir, que el cuerpo antes de "desaparecer" levitó, se desmaterializó y generó la misteriosa energía de luz y calor que causó la imagen negativa tridimensional.





EL SUDARIO DE OVIEDO





Desde el siglo XII d.C se custodia en la catedral de Oviedo un extraño Lienzo rectangular de unos 83 cm de longitud cubierto por unas extrañas manchas marrones. Sus custodios aseguran desde hace más de ocho siglos que ese Lienzo cubrió el rostro de Jesús muerto. Al hilo de toda la polémica creada por los estudios sobre la Sábana de Turín, los de Oviedo volvieron a alzar su voz para defender la autenticidad del Lienzo y los científicos de la universidad de Valencia decidieron callar esa voz "demostrando que el Lienzo era falso". Así, un equipo dirigido por el catedrático de medicina legal de la universidad viajó a Oviedo donde examinó ocularmente el Lienzo y extrajo una serie de muestras para su análisis científico en Valencia. El director de la investigación declaró que "estaba convencido de que aquellas manchas no podían ser sangre", pero su sorpresa fue mayúscula cuando al ver las muestras al microscopio comprobó que aquello era sangre del grupo AB. El equipo quedó desconcertado y entonces alguien recordó que la sangre encontrada en la Sábana de Turín también pertenecía al grupo AB. Inmediatamente se cotejaron ambos paños y los resultados son tan sorprendentes como espectaculares.

La superposición demuestra que las manchas de sangre del Lienzo de Oviedo se corresponden exactamente al milímetro con las de la Sábana de Turín. Eso significaba que ambos paños habían estado en contacto con el mismo rostro.

¿Cómo era posible que hubiera dos sudarios?

En realidad no hay dos sudarios. La costumbre obligaba a cubrir el rostro de un crucificado al ser bajado de la cruz (hoy en día lo primero que hacemos cuando encontramos a un muerto en un accidente también es cubrirle el rostro) y para ello se utilizaban paños que envolvían el rostro del martirizado. El Lienzo de Oviedo envolvió el rostro de un hombre crucificado marcando claramente todas las heridas, incluidas las producidas por la corona de espinas. Al llegar al lugar del enterramiento el cuerpo fue preparado, se retiró el Lienzo que cubría su cabeza y se le envolvió en la Sábana tal y como prescribía la ley. Por ello las heridas de su rostro quedaron impresas en dos paños distintos que reflejan exactamente las mismas marcas de sangre. En el Lienzo de Oviedo no hay señal alguna de la imagen que aparece en la Sábana de Turín, tan sólo aparecen las manchas de sangre del grupo AB que es el más común entre los semitas de Palestina.







LOS PÓLENES



Se colocaron partes de flores y otras plantas en la Sábana, dejando granos de polen y marcas en la tela. El análisis de los granos indicó que provenían de especies que se podían encontrar sólo en los meses de marzo y abril en la región de Jerusalem.

El polen de una planta, una especie de cardo llamada Gundelia Tourneffortii, era especialmente abundante en la tela, y una imagen de la planta se identificó cerca de la imagen del hombro del Hombre. Es posible que ésta fuese la especie con la que se hizo la corona de espinas de Jesús.

Se descubrieron también varias muestras endémicas de pólenes propios de la Judea del siglo I. Así como varios de Turquía, Francia e Italia. Lugares en los que existen testimonios históricos sobre la presencia de la Sábana.

Las últimas investigaciones polinológicas demuestran que el polen más abundante en el lienzo es el mismo que se conserva en los estratos sedimentarios de hace 2000 años en el lago Genezaret, en Palestina.

El análisis bajo el microscopio óptico y el microscopio electrónico del polvo separado en doce puntos del Lienzo reveló la presencia de polen de 49 especies. Diecisiete de estas especies tienen una amplia área de difusión, sea mediterránea o europea, que no permite conclusiones sobre el lugar preciso de contaminación, en Francia o en Italia, en que la Síndone fue expuesta al aire libre en varios lugares, en los últimos cinco siglos.

Se han identificado, además, dos grupos de especies que no existen en absoluto en Europa: 29 plantas del cercano Oriente, trece de las cuales crecen en lugares desérticos arenosos o salados en Palestina, y un grupo de plantas de las estepas de Anatolia.

De acuerdo con la palinología, la Síndone ha estado expuesta al aire libre en el pasado en Palestina (Jerusalem) en Constantinopla -hoy Istambul- y en Anatolia, además de las estancias conocidas en Francia e Italia.





EL SANTO SUDARIO, ¿UNA FALSIFICACIÓN?



Algunos pretenden que la Sábana de Turín es una "falsificación", un paño pintado en la edad Media, pero hay muchos puntos que demuestran que no lo es. He aquí los más significativos:

1- Si fuera una falsificación la imagen del crucificado hubiera sido pintada sobre la Sábana, pero no hay restos de pintura sobre el paño. Hoy por hoy la ciencia es incapaz de determinar cómo fue impresa la imagen. además, cualquiera que sepa algo de arte ve a simple vista que la imagen representa la imagen perfecta de un hombre, cuando el canon utilizado en la época a la que los escépticos atribuyen la Sábana para representar la figura humana era muy, muy distinta.

2- La posición de las heridas de los clavos en manos y pies no se corresponden con lo que tradicionalmente se ha creído (se pensaba que los crucificados eran clavados por las palmas de las manos). Las heridas corresponden a una crucifixión real, datos que en la Edad Media se desconocían evidentemente.

3- Las heridas producidas por la flagelación se corresponden exactamente con las producidas por un flagelo, algunas de ellas son tan pequeñas que es imposible que fueran "pintadas" en una época en la que no existían no ya los microscopios, sino ni siquiera las lupas.

4- Sabemos que la corona de espinas no se ponía a todos los condenados, y muy probablemente el caso de Jesús fuera, si no excepcional, si muy raro ya que se la pusieron como "broma" al ser declarado culpable de pretender el trono de Israel. Es muy curioso que el hombre que envolvieron ambos paños presente heridas punzantes producidas muy probablemente por una corona de espinas. El hombre crucificado probablemente fue acusado de mesianismo.

5- Los restos de polen y de otras sustancias y el análisis del tejido con el que fue confeccionada la Sábana demuestran que tanto la Sábana de Turín como el Lienzo de Oviedo son originarios de la Palestina del siglo I de nuestra era y que contienen sangre humana del tipo AB.

Si la Sábana de Turín fuera una "falsificación" ya sabemos que los falsificadores hubieran tenido que coger en el siglo I a un hombre, torturarlo y después crucificarlo, ya que la Sábana no presenta restos de pintura, sino de sangre humana. De "falsificación" nada de nada.

Esto nos lleva a pensar que la Sábana de Turín y el Lienzo de Oviedo se utilizaron para cubrir a un hombre, el mismo hombre, que fue crucificado en el siglo I de nuestra era en algún lugar de Palestina. ¿Quiere decir eso que ese hombre fue Jesús? No. Ni quiere decir que sí, ni quiere decir que no. Lo que sabemos es eso, lo demás aún no hemos podido constatarlo científicamente y mientras tanto la postura oficial de la Iglesia Católica es que cada creyente utilice su libertad para decidir personalmente sobre el tema.


El primer descubrimiento cabe atribuirlo, sin duda, al abogado italiano Secondo Pía. Su contribución fue muy simple desde el punto de vista material, pero resultó revolucionaria. Pía se limitó a realizar, en 1898, la primera fotografía de la Síndone. Al examinar la placa que contenía el negativo fotográfico quedó desconcertado: La inversión del claroscuro, que ordinariamente se produce en la placa fotográfica, servía en este caso para mostrar el verdadero carácter de la figura (que aparecía extraña y borrosa cuando se contemplaba la Sábana al natural). Para que pudiera verse la imagen que aparecía en la placa que sostenía en las manos era necesario que en la tela se hubiera "estampado" la figura del crucificado con el claroscuro al reves, pues en el negativo fotográfico aparecía el positivo óptico de la impronta. Se podían apreciar ahora todos los detalles; por fin era una imagen comprensible.

Este fenómeno se da siempre que se fotografía la Síndone, y parece innecesario recalcar que no existe antecedente alguno comparable con este caso. No se conoce en la Historia de la iconografía, anterior al siglo veinte, de ningún artista que realizara su obra invirtiendo el claroscuro. El propio sentido de la negatividad de una imagen es contemporáneo a la aparición de la fotografia (e inconcebible para un artista medieval).

¿Qué sentido tendría en el siglo XIII realizar algo así, teniendo en cuenta que los contemporáneos no lo entenderían?. ¿Quién sería capaz de hacer algo semejante, dado el ínfimo desarrollo del realismo anatómico en la iconografía medieval?. No se conoce en la Historia de la iconografía, anterior al siglo veinte, de ningún artista que realizara su obra invirtiendo el claroscuro. El propio sentido de la negatividad de una imagen es contemporáneo a la aparición de la fotografia (e inconcebible para un artista medieval).

LA MEDICINA El descubrimiento de Pía suponía un gran hallazgo para la medicina, porque la imagen que aparece en el negativo fotográfico permitía un estudio minucioso de las diferentes heridas que se aprecian en el cuerpo del "Hombre de la Síndone"

. El primer cirujano que comprobó la absoluta exactitud anatómica de esas heridas fue el Profesor de Anatomía Comparada de la Sorbona Yves Delage (de la Academia de Ciencias de Parí un convencido agnóstico. Para él no existía la menor duda de que sólo un hombre que hubiera padecido los tormentos físicos de Jesús podría haber dejado tales huellas.

Son ya una multitud los médicos que, a lo largo de este siglo, ha corroborado estas afirmaciones: desde los pioneros como Pierre Barbet (cirujano del Hospital de S. José de Parí, o Giovanni Judica Cordiglia (profesor de Medicina Legal de la universidad de Milán), hasta los más próximos a nosotros, -que han podidocomprobar sobre la propia tela sus afirmaciones- como el Dr. Robert Bucklin (medico forense, patólogo del Hospital de Los Angeles, California), el Dr. Rudolf W. Hynek (de la Academia de medicina de Praga) o el Dr. Pier Luigi Baima Bollone (profesor de Medicina Legal de la Universidad de Turín) todos coinciden.

Un resumen somerísimo de las contundentes aseveraciones de todos ellos, partiría de considerar que las heridas son anatómicamente perfectas, pero más importante sería constatar que contienen una gran cantidad de detalles desconocidos en la Edad Media, por ejemplo el halo de suero alrededor de las manchas de sangre -no visible a simple vista- salpicaduras y sinuosidades de los regueros sanguíneos, el hinchazón del abdomen -típico de la asfixia- etc... Algunos aspectos de la imagen describen al ajusticiado con peculiaridades en clara contradicción con las representaciones de Cristo corrientes en la Edad Media.

La ciencia moderna reconoce hoy que tales características son un signo de autenticidad porque muestran detalles -en los que no había reparado nadie- perfectamente ajustados a la realidad de la muerte del Crucificado (corona de espinas en forma de casco, clavos de las manos en el carpo - único punto en el que se podría sostener el crucificado en la cruz- y no en las palmas, lanzada en el costado derecho y no en el izquierdo...). Hechos como el de representar a Cristo completamente desnudo incluso hubiera supuesto un escándalo. Son muchas las lesiones que aparecen reflejadas con plena exactitud.



¿Pudo un falsificador medieval ser capaz de tener todos los conocimientos sobre fisiología, anatomía, física, etc, etc... que se requieren para hacer algo semejante? y, ademas, ¿cómo lo hizo?... porque eso también está por ver...

EXACTITUD TRIDIMENSIONAL Aunque es difícil dar una explicación sencilla de lo que esto significa, podemos decir que supone que el grado de densidad de cada punto de la imagen de la S. Síndone está matemáticamente relacionado con la distancia del lienzo al cuerpo: Alcanza la máxima "brillantez" en las zonas en que el cuerpo tocó al tejido (nariz, frente, cejas...) y es menos intensa donde no se tocan (órbitas de los ojos, lados de las mejillas...).

El hecho de que en ningún punto de la imagen la intensidad de la "marca" sea cero implica que la impronta no pudo hacerse por contacto. Este descubrimiento puede calificarse de asombroso: supone prácticamente, por sí solo, descartar la posibilidad de un artífice humano. Nadie seria capaz de establecer tal cantidad de grados de "luminosidad" que se ajustaran matemáticamente a la relación distancia tela-cuerpo. Tras lograr resultados tan alentadores, el equipo STURP solicitó, y obtuvo permiso para realizar una exploración sobre la Síndone en Turín. Las Jornadas de observación directa duraron 120 horas ininterrumpidas. El Dr. John Heller (Biofísico, profesor en el New England Institute, y miembro del STURP) cuenta que las disciplinas científicas utilizadas en esta investigación fueron, entre otras, las siguientes: Fotografía: visible normal, infrarrojos, y ultravioleta, (unas 5000 fotografías en total). VP8: análisis de imagen. Ampliación de imagen computarizada. Análisis de la función de mapas.

Imágenes topográficas. Análisis multiespectral. Análisis matemático de la imagen. Rayos X de baja energía: Fluorescencia de rayos X. Reflexión espectroscópica (o espectroscopía de reflexión de ultravioleta). Visibles. Infrarrojos. Termografía: Microdensímetro. Macroscopía. Microscopía: Polarización, fluorescencia, contraste de fase de electrones. Bioestereometría: Espectroscopio ("raman"). Láser de prueba microlasérica. Espectroscopio de dispersión de la energía del electrón. Transmisión espectral microespectrofotométrica. Prueba química húmeda: generación de porfirina fluorescente, tests de cianometahemoglobina y de hemocromógeno, test de proteasa (enzimas que hidrolizan o dividen las proteínas convirtiéndolas en compuestos más simpled. Inmunofluorescencia. Y a todo esto hay que añadir más de 1.000 experimentos químicos para determinar la naturaleza de toda la imagen y de las marcas de sangre, así como la historia del lino, manchas de agua, fibras varias, partículas y restos (detritu , la presencia de pigmentos orgánicos e inorgánicos y vehículos oxidantes y reductores, más todos los posibles caminos humanos para tratar de crear una imagen igual a la de la Sábana.

SUS CONCLUSIONES FUERON:

1º: Hay sangre humana indudablemente. Se han detectado componentes exclusivos de esta. (Posteriormente el Dr. Baima Bollone ha podido determinar que corresponde al grupo sanguíneo AB -"casualmente" el más frecuente entre los hebreos y muy poco frecuente en los demás pueblos-).

2º: La imagen contiene al menos 9 características ( absoluta superficialidad, extrema pormenorización, estabilidad térmica y química plenas, comprobada ausencia de pigmentación de cualquier clase, estabilidad al agua, no direccionalidad, negatividad y tridimensionalidad) que obligan a excluir todas las técnicas conocidas para realizar la imagen (tintura, tinte, polvo, contacto directo, vaporigrafía, vapor y contacto...) Se puede concluir que no se conoce ningún procedimiento que permita reproducir una imagen con todas las características mencionadas.

Lo que es claro es que no se trata de una imagen producida por contacto, lo que ha llevado a pensar que se originara por algún tipo de radiación emanada del cuerpo, instantánea en el tiempo, y que hubiera producido una especie de "chamuscadura". Sin embargo tendría que tratarse de una radiación con unas características no explicables desde el punto de vista físico.

Algunos investigadores creyentes piensan que tal fenómeno podría haberse producido en el momento de la Resurrección pero, puesto que esta hipótesis es indemostrable, no puede haber un pronunciamiento científico en tal sentido.

No es posible recoger aquí los centenares de datos que no hemos mencionado: vestigios históricos de la Síndone siglos antes de que apareciera en Francia en el S. XIV, restos de ungüentos en la zona correspondiente a la cabellera que no pueden verse a simple vista, restos de tejido epitelial, testimonios y descripciones del S. X que se ajustan plenamente a la imagen que aparece en la Síndone, copias del S. VI...










HISTORIA DEL SANTO SUDARIO




Cronología del Santo Sudario

Siglo I: Los Evangelio relatan que el manto que envolvió a Jesús se encontraba plegado. El manto habría sido recogido y custodiado por los cristianos. Para los hebreos, el manto que había rodeado un cadáver era un objeto impuro que no podía ser expuesto.

Siglo II: Existen registros de que en Edessa (actual Urfa - Turquía) existía una imagen de tela con el rostro de Jesús.

525 - Durante la restauración de la Iglesia de Santa Sofía, de Edessa se registra el descubrimiento de una imagen de Jesús llamada acheropita (no hecha por mano humana) llamada Mandylion (pañuelo). Numerosos testimonios la relacionan con el Sudario, sobre todo porque los puntos de coincidencia entre los rasgos de las copias del Mandylion -que fue profusamente reproducido- y la Sábana superan los 100.

944 - Los ejércitos bizantinos, en el curso de una campaña contra el sultanato árabe de Edessa, se apoderan del Mandylion y lo llevan solemnemente a Constantinopla el 16 de Agosto. El Mandylion era en realidad la Síndone plegada ocho veces de modo que se viera sólo el rostro.

1147 - Luis VII, Rey de Francia, durante su visita a Constantinopla, venera la Síndone.

1171 - Manuel I muestra a Amalrico, rey de los Latinos de Jerusalén, las reliquias de la Pasión, entre las cuales está la Sábana.

1204 - Robert de Clary, cronista de la IV Cruzada, escribe que: "Todos los Viernes la Síndone es expuesta en Constantinopla [...] pero ninguno sabe qué ha sido de la tela después que fuera saqueada la ciudad". La Sábana desaparece de Constantinopla y es probable que el temor a las excomuniones que pesaban sobre los ladrones de reliquias, haya alentado su ocultamiento. Diversos historiadores suponen que la reliquia fue llevada a Europa y conservada durante un siglo y medio por los Templarios.

1314 - Los Templarios, una orden caballeresca de Cruzados, es condenada y disuelta. Se les acusaba de realizar cultos secretos no cristianos. Uno de los líderes templarios era Geoffroy de Charny.

1356 - Geoffroy de Charny, un cruzado homónimo del anterior, entrega el Sudario a los canónigos de Lirey, cerca de Troyes, en Francia. Geoffroy explicó que había poseído la reliquia durante tres años.

1389 - Pierre d'Arcis, Obispo de Troyes, prohibe la exhibición de la Síndone.

1390 - Clemente VII, antipapa de Avignon, se refiere a la Sábana Santa en dos cartas..

1453 - Margarita de Charny, descendiente de Geoffroy, cede el Sudario a Ana de Lusignano, esposa del Duque Ludovico de Savoia, quien lo llevará a Chambéry.

1506 - El Papa Julio II aprueba la Misa y el Oficio propio de la Síndone, permitiendo el culto público.

1532 - Incendio en Chambéry en la noche del 3 al 4 de diciembre: La urna de madera revestida de plata que guarda el Sudario se quema en una esquina y algunas gotas de plata derretida atraviesa los diversos estratos plegados del lino. Dos años después, las Clarisas coserán los parches actualmente visibles.

1535 - Por motivos bélicos, la tela es transferida a Turín, luego a Vercelli, Milán, Niza y nuevamente a Vercelli; donde permanece hasta 1561, cuando es regresado a Chambéry.

1578 - Emanuel Filiberto De Savoia el 14 de Setiembre transfiere la reliquia a Turín para abreviarle el viaje a San Carlos Borromeo que quería venerar la reliquia para cumplir un voto. Desde entonces las exhibiciones se realizaron en ocasiones de celebraciones particulares de la Casa de Savoia o por Jubileos.

1694 - El 1 de junio se coloca definitivamente en la Capilla del Arquitecto Guarino Guarini, anexa al Domo de Turín. Aquel mismo año el beato Sebastiano Valfré refuerza los bordes y los remiendos.

1706 - En Junio, el Sudario es transferido a Génova a causa del asedio de Turín, al fin del cual es regresado a la ciudad.

1898 - Es tomada la primera fotografía por el abogado Secondo Pia entre el 25 y el 28 Mayo. Con ella se inician los estudios médico-legales.

1931 - Durante la exhibición por el matrimonio de Umberto de Savoia, la Síndone es fotografiada nuevamente por Giuseppe Enrie, fotógrafo profesional.

1933 - Exhibición para conmemorar el XIX Centenario de la Redención.

1939/1946 - Durante la Segunda Guerra Mundial, la Síndone es oculta en el Santuario de Montevergine (Avellino) del 25 de Setiembre de 1939 al 28 de octubre de 1946.

1969 - Del 16 al 18 de Junio se produce un reconocimiento de la reliquia de parte de una comisión de estudio nombrada por el Cardenal Michele Pellegrino. Se realiza la primera fotografía a colores, tomada por Giovanni Battista Judica Cordiglia.

1973 - Primera exhibición televisiva en directo (23 de Noviembre).

1978 - Celebración del IV Centenario de la transferencia de la Síndone de Chambéry a Turín, con exhibición pública del 26 de Agosto al 8 de Octubre. Se realiza también el primer Congreso Internacional de Estudio. Los expertos de STURP (Shroud of Turin Research Project), efectúan la investigación de 120 horas.

1980 - Durante la visita a Turín el 13 de Abril, el Papa Juan Pablo II venera la reliquia.

1983 - El 18 de Marzo muere Umberto II de Savoia; donando la Síndone al Papa.

1988 - El 21 de Abril se toman porciones de la reliquia para la cuestionada prueba del Carbono 14.

1997 - En la noche entre el 11 y el 12 de Abril un incendio daña gravemente la capilla de la Síndone. El bombero Mario Trematore rompe la estructura de vidrio y salva la reliquia.


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