Exorcismo Contra Babilonia

El Seminario de los Frailes

CARLOS VILLARREAL LUJAN, FLAVIO COCHO GIL, GERMINAL COCHO GIL

JOSE LUIS GUTIERREZ y RICARDO MANSILLA

(Sexta de Siete Partes)

31 de octubre de 1999, Excélsior

 

“Y

 la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; y en su frente un nombre escrito, un misterio: Babilonia, la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra”.

Está lo anterior en la Biblia, al final del Nuevo Testamento, en El Apocalipsis, se escribió en tiempos de un Imperio Romano decadente, se refería a Roma, a esa Roma que describió Petronio[1], la Roma de Nerón. Cosas de tiempos idos pues hoy las hay peores, ¿no pudiéramos llamar “Babilonia” a una civilización psicópata, albañal y matricida?, porque es más que nunca el caso de la civilización capitalista que quizá no se presenta “vestida de púrpura y escarlata”, pero en la que, ciertamente, una minoría dominante pisando a la inmensidad de los de abajo “tiene en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones” sociales... que rima bien con eso de psicópata, albañal y matricida. ¿Exageramos?, vamos a verlo:

Un psicópata es una diáspora, una personalidad hecha cachos en donde pedazos de la conciencia interna nadan sin relación alguna con la realidad, con el medio que le rodea. Y, así, desaparece toda autocrítica, reaccionan sólo rencores, temores, prejuicios... lo que se vuelve, autodestructiva o destructivamente hacia los demás, intolerancia, agresión, en fin, fuga violenta de la realidad en detrimento propio o de los otros. Un psicópata es un demente peligroso. ¿Ejemplos?, los niños cuya miseria les quita sustento y cobijo caen al ir creciendo en la delincuencia acompañada por la autodestrucción de las drogas al rechazar llenos de rencor una civilización que los ha marginado; lo consignan las estadísticas de la UNESCO, por ejemplo las de la UNICEF e incluso las del Banco Mundial, por millones y millones en todas las partes del mundo “ahora globalizado”[2]. De la delincuencia se pasa al crimen organizado que a escala mundial ya es agobiante[3] pues un mundo en donde el dogma dominante es el “teorema de Manolito” –el personaje de las tiras cómicas del gran dibujante Quino- que reza “sólo es el que tiene pues el que no tiene ni siquiera es”, el camino más corto a “tener y entonces ser” es el crimen y la delincuencia, que pueden tener mil caras sociales. Hay un delicioso cuento corto de Samuel Langhorne Clemens, “Mark Twain”, que relata cómo cuatro jóvenes y grandes pintores a pesar de todo se mueren de hambre pues no habían aún sido consagrados por esas mafias de “intelectuales y artistas de élite” que son aplaudidores y bufones de la alta burguesía y el gran capital, deciden entonces “matar” a uno de los suyos proclamando ante el mundo que “el maestro, ese genio se nos fue y no nos queda de él más que algunos lienzos, dibujos y bocetos” que, a escondidas, el “muerto” pintaba a destajo... la vanidad de la alta burguesía cuyo egoísmo existencial quiere ocultarlo mostrándose como un “ogro filantrópico del arte” empezó a comprar “las obras del maestro ido” a precios exorbitantes, todos se hicieron ricos incluyendo al “muerto” que cambió de nombre para gozar su fortuna. ¡Vaya con Mark Twain!, pero la realidad presente es mucho peor, las jóvenes generaciones de artistas ni aún si hoy se “hacen los muertos” escapan del hambre y la marginación... a menos que acepten la tutela, rindiéndole pleitesía, de un “consagrado oficial” cuya vanidad y fortuna se nutre con las dádivas del político poderoso o el capitalista de cartera inmensa quienes tratan de ocultar sus egoísmos con esas “filantrópicas acciones culturales”... en “La piel de zapa” de Honorato de Balzac, que aún si es del siglo pasado en mucho la descripción es bien actual, se describen los exaltantes y sibaritas convivios de ese conjunto de personajes mientras el resto de la especie humana nada en la miseria. ¿A qué lleva lo anterior a las nuevas generaciones de artistas?, a conciencias rotas disociadas de la realidad social que de ellas suelen marginarse pensando que la especie humana es “una plaga de la que hay que huir”... se aíslan de ella buscando respuestas metafísicas animistas en la naturaleza y otros se autodestruyen biológicamente. “La otra mitad del cielo”, el universo femenino, sometida durante milenios amanece en la segunda mitad del siglo XX (que ya se va) con las luchas por la emancipación femenina (que, por cierto, no es en el mundo islámico ni en culturas, sean “desarrolladas o primitivas”, en donde imperen dogmas existenciales que, sea por prejuicios étnicos, sexuales y religiosos prohíban el libre albedrío) pero que es manipulada por la civilización dominante orientando en mucho esas luchas a “liberarse” en un mimetizar la propia explotación que sufre el hombre pues “ser igual que él” en la civilización actual significa someterse a la misma explotación y humillación que él cuando de lo que debería tratarse es de cambiar de civilización en provecho de unas y de otros. Bueno, historias de psicópatas.

Las clases medias también están rotas por dentro y así se van divorciando de la realidad, al menos en dos sentidos. Veamos el primero: cuando en el actual avatar de la civilización capitalista, el neoliberalismo, un puñado de apenas cien individuos se reparten la mitad de todas las riquezas del planeta –el que lo dude que consulte los últimos números de la famosa revista “Forbes” editada en el imperio- y un, digamos, Bill Gates posee una fortuna de 100 millones de dólares como zar de la informática y la computación mientras millones y millones en el planeta apenas logran vegetar con un dólar al día no es que solamente se esté expoliando y saqueando por doquier a las clases trabajadoras ...es que también acontece con las clases medias, “se proletarizan” como dicen los clásicos aun si este fenómeno está atenuado en los grandes países industriales capitalistas. Pero, y éste es el segundo punto, fenómeno sobre todo presente en los grandes países industriales capitalistas pero en mayor o menor medida también en todos, los amos de la civilización actual emplean a fondo todos los medios de comunicación y ante todo los electrónicos para imprimir en la conciencia de las clases medias tres objetivos:

I.                                              Fomentar el ansia consumista: “¡Compra, compra, compra, vales tanto como lo que puedes comprar!, ¿tienes tarjeta de crédito?, bueno, vales tanto como las que tengas”. Al clasemediero lo transforman así en una mercancía fabricante de más mercancías. Ya no existirá para él la realidad, sólo las mercancías y sus tarjetas de crédito, “se realizó”.

II.                                            Pero como lo anterior es una ilusión falsa se complementa la presión anterior de los media con la imposición de “sagas”, una vez que se ha logrado transformar a un ser humano en una especie de clavija extendida de algún artilugio comunicacional electrónico se le implantan en la cabecita “realidades virtuales”, ¡sus deseos escondidos que sólo los “realiza” en su subconsciente!, ¿viste, lector, la película “Matrix”?, pues de eso se trata ...una droga y un virus, porque no únicamente existen a nivel biológico sino telemático. ¿Qué va quedando de un ser humano entonces?..., esto está sobre todo presente en los grandes países capitalistas industriales, pero ya se propaga por doquier...

III.                                         Pero como la realidad se impone y ni las sagas ni el consumismo ni las tarjetas de crédito logran borrar la creciente pauperización de las clases medias, los media que dominan los amos propalan la idea de que “la culpa la tienen los de abajo, trabajadores irresponsables, campesinos inconformes, vagos estudiantes levantiscos” ...manzanas podridas sociales que hay que reprimir. Algo así dijo un tal Adolfo[4]...

En fin, “cosas de psicópatas”.

Albañal, tiene diferentes acepcioones: cloaca, alcantarilla, sumidero de aguas inmundas, porción final del intestino de las aves... para caracterizar a la civilización actual nos conviene adherirnos a la última definición, “porción final del intestino de las aves”, en este caso pajarracos, donde ya sale lo destruido. Es civilización capitalista que, a ese respecto, obedece a tres principios:

I.           “La vida media de toda mercancía tiene que decrecer exponencialmente con el tiempo”. Las mercancías que aparecen día a día en el mercado tienen que dejar de ser útiles lo más velozmente posible... para que así se compre más y más cada vez.

II.        “El volumen de mercancías debe crecer exponencialmente con el tiempo”, pues de lo que se trata es de vender cada vez más y más.

III.      “Las ganancias capitalistas deben de crecer exponencialmente con el tiempo”, se trata de acumular capital.

A eso le llaman “aumentar las variables económicas macroscópicas, que es desarrollo y progreso”[5]. Se tiran así a la basura productos que aún pudieran servir a la humanidad entera pagando menor costo por ello y, al mismo tiempo, se impide que la ciencia y la técnica incidan tecnológicamente en la producción de bienes útiles para cada ser humano de larga duración pues de lo que se trata es de acumular dinero y no de beneficiar socialmente a la humanidad en su conjunto, ¡es toda una perversión y manipulación de la ciencia y la técnica, finalmente de toda la cultura! Es como si la actividad humana se la condenara incesantemente a destruirse a sí misma.

Matricida, a escala de toda la especie humana es asesinar a esa madre de todos que es la naturaleza, el planeta Tierra en el que navegamos. Y como se hunda, al menos para los humanos, saldrán ya sobrando todos nuestros discursos. Tantas cosas habría que decir al respecto que, aunque parezca una contradicción dialéctica, se pueden resumir en unas pocas frases: destrucción de la capa externa de ozono, “efecto invernadero”, contaminación de ríos, lagunas y costas marinas, acabar con bosques, acabar con las selvas, acabar con innumerables formas de vida ...y todo, en estrecha conexión con lo que antes ya dijimos, porque una civilización psicópata sólo exalta como valor primordial “producir por producir para ganar ganar”. Tan grave es este problema que preferimos enviar a los lectores a referencias bien documentadas[6].

Cuando una civilización, aunque pese demasiado hoy y se crea “eterna”, es psicópata, albañal y matricida está de más en la historia y hay que empezar a actuar para que quede en el olvido. El Seminario de los Frailes se ve obligado a realizar un exorcismo contra esa civilización, y ya no es una metáfora, que es la versión actual de “Babilonia, la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra”. ¡Exorcismo!, lo que necesita hoy la especie humana. Se trata de extraer el egoísmo y falta de solidaridad y de ideales de la actual civilización humana pero para ello tiene que adquirir valores existenciales que no tiene, se trata de una Revolución Cultural, que no ha de ser fácil ni inmediata pues tiende el humano a ser conservador.

La literatura y el arte tienen que dejar de ser recintos de sibaritas elitistas y de ególatras para fomentar el libre albedrío y la sensibilidad de todos los humanos, ser una práctica de libertad. La filosofía debe abandonar los procedimientos pedantes de exégesis y autopsia de las grandes doctrinas del pasado para volverse creativa, y ya no relatora, haciéndose eco de las vivencias del pueblo, de sus sentires, saberes e ilusiones. Las ciencias sociales, que hoy en mucho sólo son análisis retrospectivos del pasado y estudio del presente, deben orientarse hacia la multifacética descripción del futuro utópico al que debemos de tener para abandonar la torcida civilización presente. La ciencia de hoy tiene mucha información pero poca sabiduría y aún menos sensibilidad porque tiende a desmembrarse en compartimientos estancos en donde “el experto” sabe todo de casi nada y nada del resto, porque hace poco énfasis en los diversos procesos cognoscitivos del cerebro humano (ver artículo anterior) y porque tiende a hacer caso omiso tanto del humanismo y las ciencias sociales como de las culturas “no occidentales” de otros pueblos; hay que corregirlo. La tecnología actual, ya lo vimos antes en este artículo, genera el desperdicio de todo tipo de productos y además atenta contra la naturaleza, contra nuestro planeta Tierra todo ello porque “acrecenta el capital”; en vez de tecnología a la medida de una mejor civilización, que debe privilegiar el bienestar de todos los seres humanos y respetar la naturaleza. “La otra mitad del cielo”, ¡el mundo femenino!, en bastante el mundo masculino desconfía de él pies imagina que quiere “quitarle el puesto” en la sociedad y el mundo femenino también en bastante trata de emularlo no sin rencor por el sojuzgamiento sufrido por milenios, ¡y la civilización capitalista aplaude esta guerra civil entre sus vasallos que le conviene! ...cuando lo que habría que tener anclado en la conciencia es una cultura que indicara claramente que la desaparición, para todas y todos, de injusticias y humillaciones sólo se dará en una nueva civilización. Están hoy presentes las jerarquías, el culto al que más tiene o puede socialmente, el respeto al “principio de autoridad” no importando cuán ignorante sea su titular, el conformismo con el lugar social que se ocupa que rima con aquello de “el villano en su rincón”, cosas así que únicamente encajan en mansedumbre y autorresignación, de ahí no nacerá nunca elevación del ser humano... pero es lo que trata la civilización actual de imponer a las generaciones jóvenes construyendo una muralla impenetrable contra sus ilusiones y libre albedrío, y como grandes capas de las nuevas generaciones no lo aceptan pero se sienten impotentes caen en la automarginación e incluso en la autodestrucción física, “humanos de desperdicio” dirán los amos sociales; ¡esto no puede seguir así!, hay que cambiar hasta los cimientos los patrones culturales para que deje de serlo.

Una Revolución Cultural como la anterior tiene que realizarse ante todo en las universidades, hay que cambiarlas de cabo a rabo, y no es un problema sólo de un país. Un cambio cultural profundamente ético del que surja una nueva visión del mundo[7].

 

Primera Encíclica

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[1] Petronio. El Satiricón. Editorial “Libros Río Nuevo”, Col. “Clásicos Ejemplares”, Barcelona, 1979.

[2] “Knowledge for development”, World Development Report, Oxford University Press, 1998/1999. Ver tablas de apéndices, pp. 178-251.

[3] El Seminario de los Frailes dispone de documentos que sobre delincuencia proporcionó la Procuraduría General de la República, y a lo largo de 1998 también la Procuraduría General del Distrito Federal.

[4] Adolfo Hitler. “Mi lucha”, esta obra básica del nazismo es difícil encontrarla hoy día (quizá en alemán en la Austria de hoy) pero sus obras completas fueron publicadas en español, en la época franquista en España, en la década de 1960-1970, por el Editor Luis de Caralt, Col. “Vida vivida”, Barcelona.

[5] Dr. Ernesto Zedillo. “Informe Presidencial”, 1º de septiembre de 1999, de amplia difusión en toda la prensa mexicana.

[6] “Salvemos la Tierra”. Editor Jonathon Porrit. Editorial Aguilar, Madrid, 1991.

[7] Albert Schweitzer. El pensamiento de la India. FCE, Breviario Núm. 63, México, 1977.

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