Carlos Ancira
(1929-1987)
Index
   Carlos Ancira Negrete naci� el 20 de agosto de 1929 en la ciudad de M�xico, hijo de Rodolfo Ancira y Bertha Negrete. Desde muy corta edad sinti� inter�s por la actuaci�n. Cuando era joven hab�a en mi un escritor que mat� para que surgiera el int�rprete. Carlos quer�a ser escritor para poder observar la reacci�n del lector, pero como esto era imposible y escribir resultaba un poco el trabajo de aquellos profetas b�blicos que clamaban en el desierto, decidi� ser actor, porque el actor s� goza de ese privilegio.
   De chamaco, cuando ve�a las pel�culas de Joaqu�n Pardav� y de Fernando Soler, Carlos so�aba que ser�a actor como ellos y que har�a cine como el que ellos hac�an. Su primera clase de actuaci�n fue terrible. La maestra lo corri� convencida de que no estaba destinado a ese oficio y le sugiri� que mejor se dedicara a vender pepitas.
Voz al pecho, querido, y haz lo que te ordeno. Hay muchas profesiones  �tiles para el pueblo. �Por qu� no vendes pepitas? No tienes nada que hacer en el teatro. Carlos no sigui� aquellos sabios consejos, pues, aunque t�mido, no era f�cil de cambiar de opini�n cuando estaba decidido a hacer algo. �Quiero! �Quiero! �Quiero ser actor! �Quiero! Dej� aquella clase firmemente convencido de que deb�a buscar otros maestros y los encontr� en Ricardo Parada Le�n, Enrique Ruelas, Seki Sano y Clementina Otero.
   Cuando daba sus primeros pasos en la actuaci�n, Carlos Ancira acudi� a Jorge Negrete, primo hermano de su madre, para pedirle ayuda. Jorge le dijo: ��Quieres valer por ti o por las ayudas?" . Y no le dio ninguna, lo que en realidad fue la mejor ayuda que pudo darle, pues Carlos Ancira tuvo que luchar para valer por �l mismo.
    Debut� como actor en el teatro en la obra "Como la primavera" (1948). Al a�o siguiente  debut� en el cine en la pel�cula "Lluvia roja" (1949).
   Carlos Ancira, el actor, jam�s dej� de aprender, dec�a que jam�s sabemos todo de nada y pensaba que hab�a una escalera que construir cada d�a y cada d�a sent�a m�s la responsabilidad como actor y como hombre. Trabajaba a nivel glandular; era un actor estomacal, no cerebral, no era t�cnico y se consideraba as� mismo mal actor. Carlos Ancira no actuaba, viv�a los personajes que interpretaba. Y cuando dejaba de vivir los personajes, era Carlos Ancira, el hombre.
   Carlos Ancira era un hombre solitario y taciturno. Desde estudiante, mientras los dem�s formaban pandillas y relajos, �l se dedicaba a estudiar y a leer, que siempre fue su pasi�n. Siempre prefiri� un disco de Beethoven o un  libro de Dostoyevsky a ir a jugar futbol.
�Tengo dieciocho a�o! Pero ya disfrut� a Beethoven, agot� a Dostoyevski... �Cu�ntas obras de Beethoven esperaban ser integradas a mi sensibilidad? Cuantos relatos de Dostoyevesky cobrar�an vida al ser conocidos para hacerme desear un mundo mejor? Amaba a los ni�os, a los perros, a los gatos, el sol  y a la naturaleza. Pero  m�s que nada, amaba la vida. Hay bellezas interminables que mis ojos a�n no han visto, millones de sonidos prodigiosos que mis o�dos no han disfrutado, incontables pensamientos que desconozco, mucha alegr�a por disfrutar... mi alegr�a de vivir est� intacta como cuando ten�a dieciocho a�os.
   Su mayor pasi�n fue el teatro.
El teatro morir� cuando yo me retire. Para Carlos Ancira, el teatro �cuenta con un espacio limitado en el que existe una tercera dimensi�n, con una cuarta pared inexistente, durante dos o m�s horas de principio a fin. Tambi�n se cuenta con la magia del contacto directo con el p�blico. En teatro, tanto el actor como el director tienen en sus manos el quehacer de llegar o no al p�blico, de crear, aumentar o disminuir esa comunicaci�n directa. Para Carlos Ancira un pueblo sin teatro es un pueblo sin cultura y la cultura es necesaria para poder vivir.
  Carlos Ancira interpret� m�s de trescientas obras de teatro.
Mil hombres perfectamente construidos dentro de uno. Fue Vladimiro en �Esperando a Godot�; �Acaso he dormido mientras los otros sufr�an? �Acaso duermo en este mismo momento? Y ma�ana, cuando crea despertar, �qu� dir� de este d�a?  �Que  he esperado a Godot junto con Estrag�n, mi amigo, en este mismo lugar y hasta la ca�da de la noche? Sin duda pero �qu� habr� de cierto en todo esto? �l no sabr� nada. Hablar� de los golpes que ha recibido y le dar� una zanahoria. A caballo sobre una tumba y un nacimiento dif�cil. En el fondo del agujero, pensativamente, el sepulturero aplica sus hierros. Tenemos tiempo para envejecer. El aire est� lleno de nuestros gritos. Pero la costumbre es una gran sordina. A m� tambi�n me mira otro y dice: duerme, no sabe nada, que duerma. Papristchin de �El diario de un loco�: �C�mo? �C�mo pude imaginar que yo era un vulgar oficial V, consejero honorario? �Yo? �Pero, como pudo meterse en mi cerebro este pensamiento extravagante, insensato? Me siento feliz de que a nadie se le haya ocurrido meterme en un manicomio. Antes... era algo terrible: todo estaba frente a m�, envuelto en la bruma, no comprend�a nada. Pero ahora todo se revel�. Ahora todo est� claro: ya no se puede vivir en este mundo. No, no. Agua helada no. M�s bastonazos no. Ya no. Ya no. Max Estrella de �Luces de Bohemia�: �Soy un espectro del pasado!... �Vivo olvidado!... Las letras no dan para comer. �Las letras son color�n, pingajo y hambre! .... Soy ciego, me llaman poeta, vivo de hacer versos y vivo miserablemente... Si no fuese borracho ya me hubiera pegado un tiro.... He sido injustamente detenido, inquisitorialmente torturado. En las mu�ecas tengo las se�ales... �Para m� siempre es de noche! Hace un a�o que estoy ciego... Las ideas se me desvanecen. �Un tormento! Si hubiera pan en mi casa, maldito si me apenaba la ceguera. El ciego se entera mejor de las cosas del mundo, los ojos son unos ilusionados embusteros . Zaratustra en �Zaratustra�: Otra vez... otra vez he vuelto a so�ar. �Cu�ntas veces he dormido? �Cu�ntas veces he despertado envuelto en sangre, llorando como si acabara de nacer? En fin, aqu� estoy de nuevo otra vez al comienzo.�Cu�ntas veces m�s los hombre me despedazar�n? Yo s� bien que ese sol que estoy mirando no alumbra all� a lo lejos; s� que nace dentro de m�, calienta el interior de mi vientre, sube por mi garganta y hace una hoguera en mi lengua. Mi boca en llamas tiene necesidad de escupir fuego. �Necesito o�dos! Necesito humanos! �El Universo es una construcci�n r�tmica! No podemos aportar a esta danza m�s de lo que somos Da igual morir, da igual vivir. Chebutikin de �Tres Hermanas��Al diablo todos! �Al diablo! .... �Creen que porque soy m�dico puedo curar cualquier enfermedad? Pero si ya no se absolutamente nada. Se me ha olvidado la medicina, todo cuanto sab�a no recuerdo nada en absoluto.... El mi�rcoles pasado tuve que ir a Sasip a asistir a una mujer. �Se muri�! Y fue m�a la culpa de que muriese. S�, har� as� como unos veinticinco a�os sab�a un poco de medicina, pero ya no me acuerdo de nada. �De nada!... �Quien sabe si no soy ni siquiera un hombre! Me parece que s�lo lo aparento porque tengo brazos, piernas y cabeza. �Y si no existo y no hago m�s que andar, comer y dormir? �Oh si no existiera! Sus personajes, al igual que Carlos Ancira, clamaban por la injusticia social, por el paso implacable del tiempo, por la incongruencia de la vida.
   Carlos Ancira recuper� aquel deseo de ser escritor y se volvi� dramaturgo.
�Si tuviera ahora las armas del dramaturgo! Con ellas imaginar�a un texto y quiz� lograra salir del paso. �Y por qu� debo construir una obra tradicional con premisa, caracteres definidos y conflicto? �La construir� como me d� la gana, de acuerdo con los sentimientos que surjan! Y logr�, entre varias otras, una obra, �Im�genes�,  especialmente bella, un mon�logo consigo mismo y con el p�blico, en el que se entremezclan, como en la vida misma, Carlos Ancira el hombre, con Carlos Ancira, el actor. Ah� afloraron sus sentimientos, sus angustias, sus inquietudes, sus frustaciones, su ilusi�n por la vida y su amor por el teatro y puso en equilibrio la resignaci�n y el desaf�o, la esperanza y la desesperaci�n, la belleza y la crudeza de la vida, que para Carlos Ancira era el teatro. Por �Im�genes� Carlos Ancira recibi� al premio de la cr�tica al mejor autor. Por su labor actoral tambi�n recibi� premios: Cuatro Calendarios Azteca; dos premios especiales de la Uni�n de Cr�ticos, al mejor actor; premio al mejor actor extranjero en Mosc�, Rusia, por �El diario de un loco�.
   Tambi�n trabaj� en  televisi�n. �La televisi�n, indic� Carlos Ancira en cierta ocasi�n, ofrece tantos espacios como uno quiera utilizar, claro, con la carencia de aquella tercera dimensi�n del teatro. Las telenovelas son folletines electr�nicos. En la �poca de nuestros abuelos se vend�an por entregas. Ahora se trasmiten por televis�n. El follet�n es un g�nero muy respetable. No olvidemos que �Los Miserables� pertenece al g�nero y as� gran parte de la gran novel�stica del siglo XIX. Lo que importa en resumen de cuentas es que est�n bien hechas�.
Thelma Berny, escritora originaria de Yucat�n, primera esposa de Don Carlos Ancira y madre de sus hijas.
   Carlos Ancira, el hombre, fue tambi�n un padre y esposo excepcional: Y gracias tambi�n por esos dos seres hermosos que me diste, alegres, carne presta a la b�squeda personal. Dos obras maestras tangibles. Gracias a ti, a ellas, hay un para�so donde descansar de la pesadilla. Carlos Ancira fue padre de dos hijas, sus obras maestras: Selma y Patricia Ancira, frutos de su primer matrimonio con la escritora yucateca Thelma Berny, Se cas� por segunda vez con la actriz Karina Duprez, con quien comparti� su vida privada y profesional, trabajando incansablemente durante diez a�os en teatro y televisi�n.
   Carlos Ancira, el hombre y el actor, dej� de existir en el mundo material a las 10 de la noche del 10 de octubre de 1987, hace 18 a�os. De �l quedaron grabadas sus actuaciones en algunas pel�culas sin trascendencia y memorables papeles en televisi�n.
La obra del actor de teatro es aire, sentimientos, emociones... tan ef�mera como dura la funci�n. Pero la obra en teatro de Carlos Ancira, quedar� grabada por siempre en la mente del espectador, que tuvo la suerte de gozar de �l y de sus interpretaciones. Es imborrable. Y este sitio pretende reavivar en aquellos mentes, ese recuerdo. Siempre anhel� trascender, vencer a la muerte dejando rastro de mi paso por el mundo. Lo importante es vencer a la vida y caminar por el escenario maravilloso de la naturaleza, aunque s�lo sea un espejismo. Y Carlos Ancira venci�.
Carlos Ancira con su segunda esposa la actriz Karina Duprez
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