La Nueva
Medicina, Dr Ryke Geerd Hamer !!!
Source: www.free-news.org
Data-Medicos
Dermagic/Express No. 4-(116)
05 Octubre 2.002 / 05 October 2.002
El Dr. Ryke Geerd Hamer nació en Frisia (Alemania)
en 1935, en el seno de una familia de pastores protestantes. A los 18 años,
tras finalizar el bachillerato, inicia estudios de medicina y de teología en
la Universidad de Tübingen, donde conoce a una estudiante de medicina que
acabará por convertirse en su esposa, Sigrid Oldenburg. Con 20 años aprueba
el examen preliminar de medicina y un año después contrae matrimonio en
Erlangen, donde aprueba su licenciatura en teología.
En 1959, con 24 años Ryke Geerd Hamer aprueba el
examen estatal de medicina de Marbourg. Paralelamente a sus estudios de
medicina estudió doce semestres de la carrera de física, si bien no llegó a
efectuar el examen, y es licenciado en Ciencias Médicas, en las
especialidades de Psiquiatría y Pediatría.
En 1961, obtiene el grado de Doctor en Medicina,
trabajando durante varios años en clínicas universitarias de Tübingen y de
Heidelberg, donde ejerce también la docencia. En 1972 el Dr. Hamer se
especializa en medicina interna, y ejerce también en compañía de su esposa,
la Dra. Sigrid Hamer, realizando investigaciones sobre la «angiometría de
los tumores cerebrales».
Ha obtenido el diploma de especialista en
enfermedades internas del Hospital Universitario Alemán, y también el
diploma de radiólogo.
Tiene además, desde siempre, un hobby singular:
patentar inventos. Por ejemplo, dentro del marco de la cirugía plástica, el
escalpelo eléctrico Hamer, que permite operar de forma atraumática, cortando
casi 20 veces más finamente que un bisturí, y una sierra especial para las
intervenciones ósea. Tiene además patentados una couchette
para masaje que se adapta automáticamente al contorno del cuerpo y un aparato
que permite el diagnóstico serológico transcutáneo.
El Dr. Hamer recibió durante largos años el respeto
y la admiración de sus colegas, y la estima de sus numerosos pacientes. Su
carrera profesional e investigaciones -clásicas y ortodoxas-, reforzaban día
a día su posición de reputado especialista.
A las 3 de la madrugada del 18 de agosto de 1978,
ante el pueblo de Cavallo (Córcega) y en el transcurso de una fiesta
celebrada en una nave, un aristócrata italiano, el príncipe Alberto de
Saboya, dispara, sin motivos ni causas aparentes, contra una persona
desconocida que dormía en la cubierta de un barco cercano. Esa persona era
Dirk Hamer, de 19 años, uno de los hijos del Dr. Hamer. Dirk Hamer fue
trasladado todavía con vida a Munich, falleciendo cuatro meses después, el 7
de diciembre de 1978, en Heidelberg.
La trágica muerte de su hijo unida a las
dificultades de la investigación judicial que se llevó a cabo, y al
desarrollo de un complicado proceso posterior, afectan profundamente a la
familia Hamer. El Dr. Hamer desarrolla al cabo de cuatro meses un cáncer de
testículos, en tanto que su esposa, la Dra. Sigrid Hamer, recae
consecutivamente en varias enfermedades cancerosas hasta fallecer, el 12 de
abril de 1985, a causa de un infarto agudo de miocardio.
A partir de la muerte de su hijo y del desarrollo de
los cánceres en él mismo y en su esposa, el Dr. Hamer inicia su investigación
y emite la hipótesis de que tanto su cáncer como el de su mujer pueden estar
relacionados con el brutal conflicto que vivieron en el más completo
aislamiento, y que él percibió como el acontecimiento más grave que le había
ocurrido. Sus estudios e investigaciones le llevaron a formular lo que él ha
denominado la Ley de Hierro del Cáncer, piedra angular alrededor de la
cual se articula toda la Nueva Medicina.
En octubre de 1981 presenta la tesis sobre su
descubrimiento en la facultad alemana de Tübingen, y el tribunal médico le
coloca ante la alternativa de abjurar de su tesis o abandonar inmediatamente
su trabajo clínico en la facultad.
En mayo de 1982 la Universidad de Tübingen le
devuelve sus documentos de trabajo sobre las correlaciones entre psiquismo y cáncer,
sin haber efectuado ninguna verificación.
En 1986 la dirección del distrito de Coblence
entabla un proceso para condenar al Dr. Hamer y prohibirle el ejercicio de la
medicina por, textualmente, «no querer abjurar de la Ley de Hierro del Cáncer
y no asumir las tesis convencionales sobre el cáncer». Desde 1986 el Dr.
Hamer no puede ejercer el derecho de atender un enfermo. El veredicto queda
confirmado en sesión única en 1990. Se prohibe cualquier proceso de revisión,
y se declara al Dr. Hamer como no poseedor de las facultades de control de sí
mismo, declarándosele incompetente para juzgar las necesidades de
tratamientos contra el cáncer.
En 1986 un tribunal condena a la Universidad de Tübingen
a reabrir el proceso de inhabilitación. Silencio hasta 1994. El 3 de enero de
1994, se pronuncia la ejecución del veredicto, ¡acontecimiento único en la
historia de la universidad!. Ni siquiera con un retraso de 13 años es posible
que esta universidad verifique la Nueva Medicina. El 22 de abril de 1994
declara que: «no está prevista la verificación en el marco del proceso
de habilitación».
El 21 de julio de 1988, el tribunal de primera
instancia de Coblence cita al Dr. Hamer a comparecer ante la cámara
correccional del tribunal, para someterle al examen del profesor Horn,
director del hospital psiquiátrico regional. El intento de internarlo a la
fuerza en una institución psquiátrica fracasa.
-
El 9 de diciembre de 1988, el profesor titular de
la cátedra de cancerología de la Universidad de Viena, Dr. Jórg
Birkmayer, efectúa la verificación de su ley, siguiéndole
verificaciones posteriores realizadas por equipos médicos de Munich,
Chambéry, Austria...
-
El 24 de junio de 1992 se realiza la verificación
oficial por la Facultad de Medicina de Dusseldorf, firmada por el profesor
Dr. E. A. Stemmann.
Los intentos de desprestigio y desacreditación del Dr.
Hamer y de sus descubrimientos, (expuestos como Nueva Medicina), han sido
constantes desde esa fecha. Sin embargo, el 21 de mayo de 1997 el Dr. Hamer
fue arrestado.
Tras pasar un día en el calabozo, la juez Nagel, en
Colonia (Alemania) decidió su encarcelación basándose en tres puntos:
-
haber infringido la ley de práctica médica.
-
no atenerse a razones (¿debe abjurar de sus
convicciones para que le dejen libre?).
-
que existía el temor fundado de que se «fugase»
al Estado español.
Según resolución judicial, el Dr. Hamer «podía
ser visitado en prisión media hora dos veces al mes, previa solicitud, y a
ser posible, en grupo». Medidas inconcebibles ya que se le trata como a
un peligroso criminal...
Los descubrimientos del Dr. Hamer están expuestos
brevemente en algunos de los artículos que siguen. La verificación -o
refutación- de sus tesis y supuestos queda en manos de los científicos y médicos
competentes. A pesar de ello, la prensa y medios de comunicación en general
no han escatimado los epítetos insultantes en relación al Dr. Hamer, y el
COMB (Colegio Oficial de Médicos de Barcelona), que tiene abierto expediente
a los «seguidores» del «método» Hamer, porque «las teorías del
doctor Hamer no han estado nunca sometidas a los debates y a las pruebas a las
que se someten las hipótesis, los presuntos descubrimientos y las nuevas
propuestas terapéuticas que realiza la comunidad científica» (Diario Médico,
19 de septiembre de 1995), no ha hecho mucho más que sumarse a las voces de
descrédito, sin querer afrontar el reto de «someter al debate» y a la
verificación las tesis expuestas en la Nueva Medicina por el Dr. Hamer.
Si ellos no lo hacen ¿quién se supone que debe
hacerlo?.
O es que, tal como los cancerosos pintaron en 1956,
en los muros del Hospital de Villejuif de París: «Del cáncer vive mucha
más gente de los que morimos».
Introducción a la Ley de Hierro del Cáncer.
Descubierta por el Doctor Ryke Geerd Hamer, y verificada el 9 de diciembre
de 1988 en la Universidad de Viena.
Hasta el momento, la investigación médica sobre el cáncer
ha orientado su búsqueda sobre el lugar de implantación del tumor: pulmón,
hígado, senos, huesos, etc. El problema planteado era: ¿por qué las células
del organismo empiezan bruscamente a proliferar de forma anárquica? ¿Virus?
¿Agentes externos tales como tabaco, productos químicos en la alimentación,
etc.?
El tratamiento se ceñía en encontrar nuevos medios para
detener la proliferación celular: operaciones, rayos X, cobalto,
quimioterapia...
El Doctor Hamer retoma el problema desde otra perspectiva. A
partir de su propia experiencia -tuvo un cáncer-, y de la de los enfermos que
a su cargo, ha constatado a través de los años que siempre hay un síndrome
bien determinado en el origen del cáncer, y no tan solo un estrés
cualquiera. Se precisa un poderoso detonante, un choque psíquico brutal, que
el paciente siente como el mayor suceso de su vida; un conflicto agudo y dramático,
vivido en aislamiento psíquico. A este síndrome inicial, que él ha
descubierto y verificado cuidadosamente en cada uno de los miles de casos
examinados hasta el presente (11.000 en 1988), le ha dado el nombre de Síndrome
Dirk Hamer (S.D.H.), retomando el nombre de su hijo Dirk cuya trágica muerte
en 1978 fue el origen de su propio cáncer.
La experiencia de estos miles de casos individuales,
diagnosticados y tratados en el transcurso de los últimos años, lo ha
conducido a desgranar poco a poco las constantes, y a formular una ley, que se
verifica siempre de forma precisa, la Ley de Hierro del Cáncer, y que no ha
sido nunca rebatida.
Este ley, de la que el Síndrome Dirk Hamer es la pieza
clave, el eje principal, se enuncia como sigue:
-
Todo cáncer se inicia por un Síndrome Dirk Hamer,
es decir, por un choque extremadamente brutal, un conflicto agudo y dramático
vivido en el aislamiento, y percibido por el paciente como el más grave
que jamás haya vivido.
-
Es el grado subjetivo de conflicto, la forma en que el
paciente lo ha experimentado en el momento del Síndrome Dirk Hamer, su
matiz, lo que determina:
-
el Foco de HAMER, es decir, la zona específica
del cerebro que bajo la influencia del choque psíquico, sufre una
ruptura de campo y da las directrices anárquicas a las células del
órgano dependientes de esta zona.
-
la localización del cáncer en el organismo.
-
Hay una correlación exacta entre la evolución del
conflicto y la del cáncer, en su doble nivel cerebral y orgánico.
Si el conflicto se complica con nuevos conflictos secundarios
(por ejemplo, la angustia de saber que se tiene un cáncer), una nueva zona
del cerebro puede resultar afectada, y un nuevo tumor aparecerá en el órgano
correspondiente (lo que en medicina clásica se denomina metástasis).
Una vez que el conflicto desaparece, la zona cerebral afectada
deja de dar órdenes anárquicas. Reanuda su trabajo sobre el campo tal como
lo realizaba anteriormente. Las células cesan en su anárquica proliferación.
Se detiene el cáncer.
Tras la suspensión del conflicto, la zona perturbada del
cerebro tarda un cierto tiempo en recuperarse. Para sanar, se rodea de un
edema intra y perifocal. Es este edema, visible en el escáner, lo que ha
permitido al Doctor Hamer
localizar con precisión qué zonas habían sido afectadas por cada tipo de
conflicto, y qué órganos correspondientes resultaban alcanzados.
Al final del conflicto, el cerebro ordena igualmente la
regeneración del órgano enfermo. El tumor se repara (edema peritumoral,
ascitis, derrame pleural, pericárdico), se enquista, se modifica en función
de su localización, sea a través de una contracción cicatricial (senos,
abdomen), sea por reconstitución (recalcificación de las lesiones osteolíticas),
sea por expulsión (cavidad bucal, recto, vagina, etc.)
La fase de reparación, de curación, dura exactamente el
mismo tiempo que la fase de conflicto. Si durante esta fase se produce una
recaída del conflicto, la fase quedará prolongada. Este período de reparación
transcurre con fatiga, dolores y edemas, síntomas estos que pueden suavizarse
según la terapia preconizada por el Doctor Hamer.
Una vez finalizada esta fase de curación, que se desarrolla
sincrónicamente a triple nivel psico-cerebro-orgánico, la tumefacción local
debida a la edematización cerebral desaparece y nuestro organismo recupera la
salud.
Laboriosamente descubierta en el transcurso de los años a
través del método empírico, la Ley de Hierro del Cáncer permite hoy en día
abrir varias puertas. En efecto, el Doctor HAMER ha podido constatar que la
leucemia se conforma exactamente a esta ley: tiene por origen un grave
conflicto de desvalorización de sí mismo. En tanto no se trate de un
traumatismo cerebral, de una malformación congénita, la crisis epiléptica
es, por así decir, una oscilación brutal simpaticotónica a fin de frenar
una edematización excesiva producida por la vagotonía.
El infarto de miocardio se desencadena siempre en el
transcurso de la fase consecutiva a la solución de un conflicto territorial,
siempre que este conflicto haya tenido una duración de por lo menos dos o
tres meses. Actualmente, existe ya un gran número de enfermedades que pueden
deducirse de la Ley de Hierro: esclerosis de placas, Parkinson, poliartritis,
diabetes, eczema, asma, zóster, úlcera, depresión nerviosa, enfermedad
mental, etc. Siempre hay un conflicto de matiz muy preciso tras cada una de
estas enfermedades, y la curación es posible tras liberarse del conflicto.
Las cinco leyes biológicas. La primera ley biológica de la Nueva Medicina.
La Ley de Hierro del Cáncer.
La expresión Ley de Hierro del Cáncer está vinculada con la
historia. Al principio, buscaba únicamente las causas y los efectos de las
enfermedades cancerosas. Cuando en 1981, en Oberaudorf, cerca de Kufstein (3 años
después de mi propio cáncer), descubrí la primera ley biológica, la llamé
Ley de Hierro del Cáncer, con sus tres criterios.
Antes, se tomaba por cáncer un tumor con importante multiplicación
celular. Se pensaba que las células cancerosas emigraban hacia otros lugares
del cuerpo humano, las metástasis que finalmente no existen. Cuando se
encontraron los médicos, cada vez más a menudo, confrontados con metástasis
óseas, que son todo lo contrario de una multiplicación celular, dado que el
hueso es lesionado, ya no se supo lo que era realmente el cáncer. El
decano de la facultad de Tübingen contestó al juez, en 1986, durante el
juicio de habilitación, que el cáncer se componía de células gruesas con
un núcleo importante y que había mitosis (división celular). Claro que
todas las células son gruesas antes de dividirse, casi el doble de las demás,
y su núcleo es también dos veces más gordo que antes. Ya que de un núcleo
saldrán dos, y de una célula gruesa, dos células normales. Se creía
igualmente que las metástasis óseas, es decir de las cavidades óseas, de
donde millones de células habían desaparecido, en lugar de haber
creado nuevas células, no podían curarse y no podían rellenarse otra vez de
tejido óseo (callo). Fue cuando los radiólogos constataron que, en algunos
pacientes, que presentaban antes necrosis óseas, aparecían más tarde en sus
radios, en los mismos lugares, unas manchas blancas. No sólo había más
tejido óseo que antes (agujero), sino que era más espeso que en un hueso
sano. Se llamó a estas manchas blancas, por oposición a las necrosis óseas,
metástasis osteoblásticas (que aseguran la formación de la trama ósea).
Las necrosis óseas fueron llamadas metástasis osteoclásticas
(agentes destructores de la substancia ósea).
Ya nadie entendía nada el asunto. Las metástasis osteoblásticas no eran,
a fin de cuentas, más que la curación de la necrosis ósea, igual que el
osteosarcoma. No se mencionaba al osteosarcoma más que cuando se abría el
periostio, por ejemplo para efectuar una toma. El callo que se formaba para
rellenar la cavidad y que producía una presión en el interior del hueso,
curvando el periostio (muy doloroso), se derramaba durante la intervención en
los tejidos lindantes, las células del callo crecían y endurecían el
tejido. Existía entonces un semi-hueso, que nombraban osteosarcoma.
Como siempre ocurre, cuando falta el conocimiento, se recurre a la creación
de dogmas. Todo fue repartido entre benigno y maligno.
Fue en 1981 que hice saber que el cáncer, al contrario de lo que se
pensaba, provenía de un choque psíquico inesperado, choque que toma al ser
humano o al animal por sorpresa, lo que llamo el choque conflictivo biológico;
aquel cáncer se desarrolla mientras exista el conflicto biológico y podría,
en cuanto cese el conflicto, si se dejase hacer a la naturaleza, desaparecer
espontáneamente.
Dejar a la naturaleza actuar, es por ejemplo el aceptar la presencia de
micobacterias, no intervenir en el periostio, no emprender quimioterapia, ni
rayos, ni tomar morfina. Todos aquellos tratamientos no son biológicos y
contrarian el ciclo natural que funciona desde hace millones de años. Son
responsables de las estadísticas del Centro Alemán de Investigación sobre
el Cáncer, de Heidelberg: el 98% de las personas afectadas de cáncer y
tratadas por ello mueren en los siete años, el 95% fallecen ya al cabo de
cinco años.
Con la Nueva Medicina, el 95% de los pacientes no tratados (nada de
quimioterapia, etc.) sobreviven. Para los animales, hablaremos del 80% al 90%
de curaciones espontáneas si se deja hacer a la naturaleza. Antes de 1981,
teníamos varias teorías en cuanto al orígen del cáncer, mas nadie se
imaginaba que pudiese sobrevenir durante un choque conflictivo biológico
extremadamente brutal, dramáticamente vivido en la soledad (no expresado, no
escuchado, no oído). Sin embargo, aquella hipótesis fue citada ya hace
varios siglos, en la Antigüedad, pero había caído en el olvido y
considerada como no científica. Debo ser sincero: entonces, no conocía
la quinta ley biológica. ¡No ocurre igual con el DHS (Dirk Hamer Syndrom)
durante un conflicto biológico! El DHS pone en marcha el programa biológico
adecuado de la naturaleza, llamado SBS(programa biológico especial), con
pleno sentido. Siendo el DHS de gran utilidad, pues es el DHS lo que sienta
las bases para que pueda desarrollarse dicho programa y sin él ese 95% no
tendría la posibilidad de recuperarse.
Es muy importante, querido lector, comprender perfectamente el DHS, así,
habrá comprendido la mitad de la Nueva Medicina. En efecto, el DHS será el
eje, el polo de toda medicina por venir.
Primer criterio.
Todo cáncer o enfermedad equivalente al cáncer es un programa biológico
especial adecuado (SBS) y empieza por un DHS, a saber un choque conflictivo
biológico extremadamente brutal, vivido en la soledad. Se localiza en los
tres niveles: psíquico–cerebral–orgánico.
Todo lo que no es cáncer es equivalente al cáncer. Quiero hablar de todas
las enfermedades existentes, a sabiendas de que lo que llamamos hoy en día enfermedad
es siempre una fase de conflicto (activo o solucionado). Ahora, podríamos
llamarla: La Ley de Hierro de toda medicina. (Pero nos quedaremos con la
denominación de origen).
El psiquísmo, el cerebro y el órgano constituyen el organismo entero.
Clasificamos el organismo en tres niveles para trabajar mejor en cada nivel de
manera científica y biológica. Ya que el DHS tiene une incidencia
sincronizada en los tres niveles, debemos encontrarlo en cada nivel. Dado que
queremos y debemos posteriormente reconstruir el DHS, el hecho de poder
encontrarlo en los tres niveles constituye una gran suerte para nuestras
investigaciones sobre el psiquismo y el órgano. El DHS lo desencadena todo.
En el momento preciso del DHS son fijadas a la vez la localización en el
cerebro y la localización del cáncer o su equivalente en el órgano. Pero
hay que notar otro punto importante: son los raíles de los cuales
hablaré más extensamente. Todo lo que siente el individuo en el momento del
DHS, que sea por la vista, el oído, el olfato o el tacto, así como los
distintos aspectos de su conflicto, quedan anclados en él y se pueden más o
menos ver en una tomografía cerebral. Por ejemplo, una mujer diestra de 40 años
sorprende a su marido in fraganti con una bella muchacha de 18 años en el
lecho conyugal. Si quiere a su marido, tendrá probablemente un conflicto de
tipo sexual, pero también tendrá un conflicto de desvalorización en relación
con su pareja, con descalcificación del hombro derecho. Si no se trata de una
bella muchacha, sino de una prostituta, el conflicto sexual seguirá presente,
pero se añadirá un conflicto en relación con el compañero, que ocasiona un
cáncer del seno derecho, y un conflicto de asco, ya que una prostituta estaba
acostada en la cama del matrimonio, además de un conflicto de
repugnancia-asco que ocasiona hiperglucemia.
Todos los distintos aspectos, que funcionan casi como el conflicto biológico
mismo, con los distintos raíles, están presentes ahora. Lo que
significa raíl: Cada vez que volvemos a sentir uno de los elementos
del conflicto, volvemos a vivir el conflicto inicial y regresamos en el raíl.
Ejemplo: el color del pelo, la forma de la cara, la silueta del busto de la
amante del marido, su olor, su perfume, su voz, etc. recuerdan el conflicto
inicial. En el caso de un encuentro posterior con cualquiera mujer recordándole
aquella amante, la esposa se encuentra otra vez inmediatamente en el raíl.
Esto despierta el complejo conflictivo entero. Es la razón por la que
la búsqueda del DHS es absolutamente esencial para el diagnóstico. No basta
con encontrar el DHS, mas nuestros estudiantes tienen también que rastrear
cualquier recuerdo o sensación del enfermo, porque son muy importantes. Sólo
podémos entender ciertas recidivas si conocemos los raíles que el DHS
dispuso.
Segundo criterio.
En el instante del DHS, es el tenor del conflicto biológico que determina
tanto la localización del Foco de Hamer en el cerebro (FH: configuración en
forma de blanco en el cerebro y en algunos órganos) como la localización del
cáncer o de su equivalente (SBS) en el órgano.
De hecho, el segundo criterio viene precisando el último punto del primer
criterio: el contenido del conflicto biológico y la localización en el
cerebro y en el órgano se determinan en el momento mismo del DHS. ¡El
conflicto biológico es síncronico con los tres niveles, al mismo instante:
es posible constatarlo, verlo, medirlo!.
El paciente no puede ignorar el DHS en el escaner si sabe de qué se trata,
y es igual para con el médico. No se puede ignorar una configuración en
forma de blanco en una tomografía cerebral. Al mismo momento del DHS, el órgano
se ve igualmente afectado por una multiplicación celular o, en otros casos de
cánceres, por una pérdida celular conduciendo a una úlcera o a una necrosis
(tumor de la piel o de la mucosa).
Tal y como ya lo hemos mencionado, se nos ofrece ahora, por segunda vez, la
posibilidad de prever el desarrollo de lo que llamamos enfermedad (y
que reconocemos por parte del programa especial biológico adecuado previsto
por la naturaleza), del mismo modo que se puede prever el desarrollo de un
embarazo.
Tercer criterio.
El desarrollo del SBS en los tres niveles (psíquico, cerebral y orgánico)
a partir del DHS y hasta resolución del conflicto (si hay solución) y la
crisis epiléptica son perfectamente sincronizados.
Este tercer criterio hace de la Nueva Medicina, desde el principio, una
ciencia, en el sentido de las ciencias físicas, naturales y biológicas. Nos
permite reconstruir y reproducir cada caso médico, lo que nunca fue posible
con la medicina convencional.
La segunda ley biológica.
Todo SBS sigue una evolución bifásica cuando el conflicto ha sido
resuelto. El esquema anterior muestra un SBS (programa biológico especial) clásico,
cuando hubo solución del conflicto (CL). Es el caso más frecuente, pero en
el 5 al 10% de los casos, no hay solución del conflicto, sea porque el
individuo no encuentra solución, sea porque la naturaleza previó justamente
la no-solución del conflicto, para permitir la formación de grupos sociales,
tanto en el medio animal (rebaño, manada) como en la familia.
Aquel esquema enseña que el DHS transforma la normotonía (ritmo día/noche)
en simpaticotonía permanente, lo que corresponde a un estrés continuo, estrés
que permanecerá hasta la solución del conflicto, cuando, durante la
conflictolisis, se instala una vagotonía permanente. Podríamos traducir
vagotonía por cansancio o reposo continuo. Aquella vagotonía será sólo
interrumpida, a su punto más bajo, por la crisis epiléptica, punto
simpaticotónico que caracteriza el cambio brusco de la fase vagotónica, con
una necesidad importante de orinar que permitirá la eliminación de gran
parte de los depósitos líquidos. El SBS se acaba con la vuelta a la
normalidad o normotonía.
Cada médico tuvo, para sus exámenes, que aprenderse de memoria las 1000
enfermedades de la medicina con sus síntomas y sus terapias.
Identificamos aproximadamente 500 enfermedades frías (cáncer, angina
de pecho, esclerosis en placa, depresión y trastornos mentales, etc.) y
alrededor de 500 enfermedades calientes (infecciones, reumatismo,
leucemia, osteosarcoma, enfermedad de Hodgkin, etc.). Lo que hemos estudiado
como enfermedades no eran más que una fase del SBS para las enfermedades
frías de la simpaticotonía. No habíamos visto la fase caliente
de la vagotonía (gripe u otra enfermedad infecciosa) y para las enfermedades
calientes, se nos había escapado la fase fría o la habíamos, por
error, identificado como enfermedad en sí. De aquel modo, no podíamos
comprender la enfermedad ni tratar al paciente de manera realmente
científica.
Llegamos hasta lo absurdo, cuando identificamos, por ejemplo, la crisis
epiléptica del infarto de miocardio (extremo simpaticotónico al punto más
bajo de la vagotonía) con una enfermedad en sí.
Desgraciados ignorantes éramos, presumimos 10 enfermedades en el
caso del cáncer de hueso, cuando se trataba de un único SBS:
Cáncer de hueso = osteolisis =
-
metastasis osteoclásticas: plasmocitoma, osteosarcoma,
reumatismo articular agudo, reumatismo articular crónico primario.
-
metastasis osteoblásticas: anemia, policitemia, leucopenia y
leucemia.
No estudiaremos aún la quinta ley biológica de la Nueva Medicina: la quintaesencia.
Si no, tenemos que reconocer que hemos interpretado las enfermedades
como manifestaciones malignas, averías de una naturaleza imperfecta, como el
mal, cuando el único mal era nuestra ignorancia sin límites. ¡La naturaleza
siempre fue perfecta!.
La tercer ley biológica.
El sistema ontogenético de las «enfermedades».
(Cáncer o equivalentes al cáncer) como SBS (programa biológico especial
adecuado). En el esquema, se disciernen dos zonas: una zona inferior amarilla y una
zona superior roja.
La parte amarilla corresponde con el cerebro antiguo: formado por tronco
cerebral (zona amarilla del esquema del cerebro), y el cerebelo o mesodermo
cerebeloso(zona amarilla con estrías naranjas), que proviene de la hoja
embrionaria media o mesodermo.
La parte roja es cerebro nuevo, formado por mesodermo cerebral y ectodermo.
Miremos otra vez el esquema: podemos ver que al nivel del cerebro antiguo,
la fase activa del conflicto se caracteriza por una multiplicación celular;
luego, durante la fase de curación, después de la solución del conflicto
(CL), que llamamos también fase post-conflictolítica (o fase PCL), el tumor
se verá eliminado por micobacterias (tuberculosis).
En lo que concierne el cerebro (zona roja), es todo lo contrario: en fase
activa del conflicto, hay destrucción celular (necrosis y úlcera) y en fase
PCL, aquellas necrosis y úlceras serán rellenadas y curadas.
La restitución y la curación de las necrosis y de las úlceras en fase
PCL fueron llamados cánceres y sarcomas, ya que entonces se notaba una
multiplicación de células y núcleos gruesos (mitosis). En realidad, aquello
ocurría con el propósito de la curación, mas nadie lo sabía.
La llave del misterio es que tenemos también que tener en cuenta la hoja
embrionaria y la localización del relé cerebral específico al órgano. Así,
ahora podemos muy claramente clasificar todos los cánceres y las enfermedades
equivalentes al cáncer (que no eran más que una de las fases) y podemos
encontrar del mismo modo, los síntomas y las relaciones de la fase
complementaria.
Con la tercera ley biológica, podemos comprender las causas, la base de
todos los fenómenos de la naturaleza en la medicina:
Podemos comprender que los SBS de cada hoja embrionaria son unos hechos que
vuelven con regularidad tanto en nosotros como en todas las criaturas, unos
hechos programados en nuestro cerebro desde hace millones de años, que se
desarrollan más o menos del mismo modo, igualmente desde hace millones de años.
Nos está dado comprender ahora por qué aquellos fenómenos adecuados
fueron creados por la naturaleza de distintos modos, ya que existen varias
hojas embrionarias.
Podemos saber por qué no nos era posible comprender el cáncer, mientras
no habíamos entendido las causas y los efectos y, sobre todo, el mecanismo de
creación de nuestra evolución en relación con nuestros programas
conflictivos biológicos. Es la razón por la que, en nuestra ignorancia,
siempre habíamos pretendido que el cáncer era inembargable, maligno, que se
trataba de un fenómeno totalmente incontrolable y que evolucionaba de una
manera salvaje, que nadie podía entender. ¡Todo aquello era falso!.
El cáncer y todas las demás supuestas enfermedades que
comprendemos ahora como programas biológicos adecuados (SBS) son de lo más
sensato, lógico y comprensíble. Todo está gobernado por las cinco leyes
biológicas de la naturaleza, como se lo estoy explicando. Lo que constituye
un verdadero punto de vista científico, ante las 5000 hipótesis no probadas
e imposibles de probar de la medicina convencional.
La cuarta ley biológica.
El sistema ontogenético de los microbios. En este esquema, es fácil establecer la correlación entre la hoja
embrionaria del órgano, el relé cerebral y los microbios.
Como podíamos esperarlo, unos sectores límites de las hojas embrionarias
se superponen: por ejemplo, los órganos gobernados por el cerebelo tal como
el corion (dermis), el pericardio (envoltura del corazón), la pleura
(membrana envolviendo el pulmón) y el peritoneo (membrana cubriendo el
interior de la pared abdominal) son labrados por las micobacterias
(tuberculosis) pero también pueden ser ayudados por las bacterias que
contribuirán a la caseificación bajo forma de sobreinfección, término que
utilizábamos antes. Aquella ayuda parece sin embargo limitada, parece
no afectar más que el tejido conjuntivo (interno) intersticial al borde del
coríon o del mesotelioma (nombre dado al cáncer del peritoneo, de la pleura
o del pericardio).
Consideramos los microbios como agentes perjudiciales que tenemos
que destruir a toda costa. Es insensato. Tenemos una necesidad urgente de
microbios, de todos los microbios presentes bajo nuestra latitud. Si por
razones de higiene no tuviéramos ya micobacterias, no podríamos en adelante
evacuar nuestros tumores en fase de curación. Aquello tiene consecuencias
desastrosas para gran número de tumores.
Para un cáncer de la glándula tiroides por ejemplo, aquello quiere decir
que, aún cuando el conflicto esté solucionado, si no puede ser evacuado, una
gran cantidad de tiroxína seguirá siendo producida, lo que, de un punto de
vista biológico, es totalmente absurdo. La única razón para que así sea es
la ausencia de micobacterias que normalmente destruirían el tumor y
restablecerían el nivel de tiroxina hasta la vuelta a la normalidad.
Ocurre lo mismo con el cáncer del intestino grueso. Enormes complicaciones
no pueden ser evitadas más que por una intervención quirúrgica, en ausencia
de micobacterias.
Las micobacterias.
Existen desde casi tanto tiempo como los unicelulares, desde hace mucho más
tiempo, pues, que los animales o el ser humano. Tienen un papel bien
determinado, deben caseificar y destruir los tumores gobernados por el
cerebelo y el tronco cerebral en cuanto empiece la fase de curación
(conflictolisis).
Pero, como los tumores que deben corroer cuando estas hayan cumplido
con su función, las micobacterias se desarrollan igualmente en la fase activa
del conflicto (fase CA). Puede parecernos extraño, porque pensamos casi
siempre en las bacterias tales como el estafilococo o el estreptococo, y
cuando las cultivamos, necesitamos un terreno caliente.
Ahora, entendemos por qué apenas podíamos cultivar bacterias in vitro.
En un terreno vivo como el embrión de un polluelo, su crecimiento es débil,
casi nulo. Hemos dilucidado el misterio: las micobacterias se desarrollan sólo
cuando el bacteriólogo, durante sus manipulaciones, inflija al embrión un
conflicto biológico activo. Pero como no conoce la Nueva Medicina, no podía
imaginar que sus manipulaciones pudiesen herir al embrión y ser responsables
de esta magra cosecha. Las micobacteria serán consideradas, pues como
no cultivables.
Sabemos ahora que las micobacterias, llamadas también bacilos ácido-resistentes
ya que los ácidos gástricos no los pueden destruir, tienen que estar
presentes a partir del DHS. Si las recibimos una vez la fase PCL empezada, ya
no nos sirven de nada para este preciso SBS, dado que sólo se pueden
multiplicar en fase activa del conflicto. Visiblemente, nuestro organismo, en
perfecta armonía con su aliada la micobacteria, no producirá más que
bacilos ácido-resistentes necesarios a la caseificación y a la evacuación
del tumor.
¡Desgraciados, estamos pensando en deber suprimir la tuberculosis!.
Los circuitos de regulación de la naturaleza ya no pueden funcionar si
jugamos los aprendices de brujo y suprimimos ciertos elementos. Casi todo lo
que hemos hecho como médicos de los tiempos modernos no era más que
disparate.
Comprendemos también ahora que las pruebas en los animales tales como los
conejillos de Indias estaban lejos del sentido común, dado que los resultados
obtenidos eran a menudo falsamente positivos. Me explico:
Se inyecta a un conejillo de Indias una preparación obtenida por
centrifugación, por ejemplo un sedimento urinario, en la cavidad abdominal,
aquello, varios días seguidos. El conejillo es objeto de un SBS con cáncer
del peritoneo, llamado mesotelioma del peritoneo. El conflicto: ataque contra
su vientre.
Si se deja al pobre animal tranquilo, durante 8 a 10 días, el conflicto
encuentra su solución y la fase de curación se traduce por la aparición
habitual de ascitis. Si se inyecta en la preparación centrifugada unos
bacilos ácido-resistentes, la ascitis puncionada 6 a 8 semanas más tarde será
turbia y nauseabunda.
Ocurre lo mismo si el conejillo contrajo antes bacterias tuberculosas. Se
trataba de resultados falsamente positivos.
Si no había en ningún caso presencia de micobacterias durante la fase
dolorosa activa, el líquido de la cavidad abdominal del conejillo era límpido
y los tumores no podían desaparecer.
Para la Nueva Medicina, la experimentación en los animales es,
naturalmente, un verdadero escándalo, sin hablar de la tortura infligida a
aquellos seres desafortunados. Los aprendices de brujo no sabían lo que hacían.
Las bacterias.
Para las bacterias, es distinto. Pertenecen a los órganos gobernados por
la médula cerebral (zona roja): se trata del mesodermo (hoja embrionaria
media). Como los órganos gobernados por la médula cerebral, se caracterizan
por una división celular en fase de curación, a saber: se multiplican
durante la fase PCL. Para esta multiplicación, privilegian los edemas, es
decir un entorno líquido y caliente.
Si llamábamos abcesos fríos los fenómenos de curación
tuberculosos (caseificación de los tumores), aunque tuviesen lugar en fase
PCL, los fenómenos que se deben a las bacterias son abcesos calientes.
Quiero decir: las micobacterias pertenecen al nivel del cerebro antiguo
(zona amarilla) y se comportan como todos los tumores: se dividen en fase de
conflicto activo.
En cambio, las bacterias pertenecen al nivel del cerebro (zona roja) y actúan
como todos los órganos gobernados por éste, particularmente como los órganos
gobernados por la médula cerebral: hay multiplicación celular en fase de
curación (fase PCL). Es la razón por la que las bacterias se multiplican sólo
en fase de conflictolisis (CL).
Los virus en relación con los órganos gobernados por el córtex cerebral
se multiplican exclusivamente en fase PCL, así como lo vamos a ver en
adelante.
Vemos, pues, que los microbios se integran plenamente al proceso biológico
de los SBS. Crecieron como lo hicimos, y para nosotros. Son igualmente
una parte del todo, un anillo de la cadena, lo que ignorábamos. Por eso
intentamos ciegamente destruir aquellos aliados con antibióticos o
sulfamidas.
No son los microbios los que nos matan sino el enorme edema que se forma en
el cerebro si el conflicto dura demasiado.
Nos queda una cosa por descubrir: las bacterias pueden hacer e
igualmente, en cierta medida, deshacer.
Los cirujanos utilizan este hecho, descubierto hace 50 años. Por ejemplo,
abren una fractura conminutiva por perforación con una serie de puntas
permanentes y la dejan abierta, porque una fractura abierta accesible a las
bacterias se cura más rápidamente que cuando la llaga está cerrada. Las
bacterias, pues, facilitan la reconstitución, pero también quitan los
fragmentos de huesos inútiles que quedan. Su función principal es aún la
reconstitución.
Los virus.
No se trata de organismos vivos propiamente dicho, tales como las
bacterias, mas se trata de moléculas proteínicas complejas que se
multiplican exclusivamente en fase de curación después de la solución del
conflicto y que ayudan a la reconstrucción de la úlcera de la piel o de las
mucosas. Hablamos únicamente de los tejidos de las mucosas del epitelio
pavimentoso de las hojas embrionarias externas (ectodermo). Parecen ser unos
catalizadores amicales, tales como los conocemos en química: unas
substancias que, por su presencia, producen un efecto sin transformar el
proceso químico. Los virus se verán rechazados una vez acabado el trabajo.
Toda fase de curación en la que unos virus deben intervenir cuando se
trata de órganos gobernados por el córtex cerebral se desarrolla mucho mejor
en presencia de virus. Si durante un período, creímos tener que alejar todo
virus, ya no es igual hoy en día: hasta debemos procurar que los virus
correspondiendo a cierta fase de curación esten presentes.
Todavía no sabemos si los virus son transmisibles o si pueden ser
producidos por nuestro organismo (se duplican en un entorno proteínico, es
obvio).
La quinta ley biológica.
La Quintaesencia.
Lo que llamamos enfermedad es ahora considerado como parte de un
programa biológico especial pertinente previsto por la naturaleza en el
transcurso de los tiempos (SBS).
Esta quinta ley biológica o Quintaesencia constituye el alma de la
Nueva Medicina. Algunos la llaman Medicina sagrada.
Es la verdad que la Nueva Medicina se encuentra de alguna manera
sacralizada por esta quinta ley que viene completando y concretando la
quintaesencia. Piensen en las gigantescas perspectivas que se presentan.
Por un lado, la medicina sagrada es infinitamente científica,
fundada en 5 leyes biológicas.
Por otro lado, nos vuelve hacia la medicina antigua de los sacerdotes de
Asclepios, que en aquella época era muy humana...
Por una parte, ya no existen enfermedades en el sentido en el que se
entendía antes, ya que todos los síntomas que se pueden constatar se
explican fácilmente y se pueden controlar sin dificultad en la mayoría de
los casos.
Por otra parte, vivimos en un mundo que no tiene realmente nada de biológico.
¡La medicina sagrada no significa que estamos en el paraíso, alejados
de todo sufrimiento y de la muerte, en ningún caso!. Mas aquella medicina
intelectual que pretende científica, desprovísta de alma, apagada y sin
compasión, la puede dejar el que comprendió y respeta las leyes y las reglas
de la Nueva Medicina.
La medicina ahora se ha vuelto cósmica, ya que aplica las mismas leyes a
los seres humanos, a los animales y a las plantas. Todo es programado ya para
cada criatura en su patrimonio. Podemos hoy por vez primera comprender
a los que nos rodean, los animales y las plantas. Es un privilegio poder vivir
con tal conciencia, el poder respirar y compartir con los que nos rodean.
Para mí, es asombroso constatar que la enfermedad es un programa
especial cuyo sentido es biológico. Esto replantea no sólo las terapias
sintomáticas, sino que las vuelve absurdas. ¿Quién, después de este
descubrimiento, quisiera intervenir en los maravillosos ciclos de la
naturaleza, en este programa especial de la naturaleza con significado biológico?.
Las enfermedades no existen ni han existido nunca con el sentido que
le dábamos. No son más que fases distintas del programa especial adecuado
(SBS) concebido por la naturaleza.
Comprendemos ahora por que el 80 al 90% de los animales se curan espontáneamente
por sí solos, aún tratándose de cánceres. Los seres humanos también se
curaban espontáneamente antaño, y en las mismas proporciones, antes de que
existiese quimioterapia, radioterapia, morfina: esa medicina en la que reinan
cinismo y cianuro de potasio, medicina que hunde el paciente en el pánico y
lo pone enfermo. ¡Entendemos también ahora por que el 98% de aquellos
pacientes enloquecidos se mueren, mientras el 95% de los pacientes tratados
por la Nueva Medicina sobreviven!.
Los Focos de HAMER
por el Dr. Harry Watt,
Munich.
Artículo publicado en el nº 36, octubre-noviembre 1988, de
la revista científica raum&zeit, die neuen dimension der
Wissenschaft (Espacio & Tiempo, la nueva dimensión de la ciencia).
Ediciones Ehlers-Verlag GmbH, Poazlagasteig 5, 8157 Dietramszell. Redacción:
Hohenzollernstr. 60 800 Munich 40.
Sin duda no es fácil descubrir qué es lo que el doctor Ryke Geerd
Hamer ha encontrado en el transcurso de esta última década, a
saber: una manera de considerar al hombre en su existencia biológica y psíquica,
que permite comprender la naturaleza de los tumores, y clasificar no ya únicamente
a los tumores malignos, sino también a innumerables y variadas afecciones que
hasta ahora nos veíamos obligados a aceptar como una fatalidad generalmente
inexplicable, y en cuyo misterio se intentaba penetrar estableciendo relaciones
de causa y efecto con los supuestos factores de riesgo.
Sin embargo, el hecho de que lo fundamentado y la precisión de su enfoque
hayan sido verificados y confirmados millares de veces y, sobre todo, que este
descubrimiento permita una terapéutica eficaz, con curación en un 97% de los
casos, hace de todo punto inexplicable que, a pesar de las posibilidades de
verificación hasta en sus menores detalles, los responsables de la medicina y
la salud hasta ahora hayan rechazado en bloque e ignorado sistemáticamente todo
el asunto. O mejor dicho, lo hayan condenado al silencio, imponiendo un
hermetismo total para evitar su difusión en la práctica y la enseñanza médica.
Para comprender esta paradoja es preciso haber vivido muy de cerca nuestro
escenario médico, nuestra justicia, y nuestra sociedad, movidos todos ellos
(sobre todo en sus cimas más altas) por el afán de beneficio. Renunciar a la
materia muerta, a los citostáticos, a las radiaciones y al bisturí, a los
marcadores tumorales, a los receptores, a las muestras, a los edificios
esterilizados, a la medicina nuclear, en pocas palabras, apartarse de los
grandes centros e instalaciones de exterminación de tumores y de pacientes
conduciría a una quiebra, si no total por lo menos parcial, de ramas enteras de
la industria (Y no serían tan solo las industrias farmacéutica y médica las
que correrían esta suerte...). (La medicina contemporánea está unida por un
hilo conductor a la medicina de los campos de concentración, cita un renombrado
analista).
Sin embargo, y a nivel global, todo esto sería positivo. Muchos procesos de
elevado coste y erróneos, (según Hamer) serían entonces innecesarios. Quien
tenga dudas sólo tiene que solicitar a una pequeña editorial de Colonia (Amici
di Dirk Verlagsgesellschaft) la documentación, e inhalar la información a
disposición de todos, sin preocuparse en exceso por las pruebas: porque todo lo
que se dice es verificable, y la prueba ha sido aportada infinidad de veces.
Para reproducir la demostración se precisa una mañana, un escáner y...
pacientes.
Y pasan cosas...
Todo esto, debemos reconocerlo, parece bastante misterioso. A mí también me
pareció misterioso cuando, nueve meses después del período de interinidad y
del inevitable examen para la obtención del diploma de Estado, una paciente
puso ante mis narices un libro en cartón amarillo, titulado «Fundamento de una
Nueva Medicina - Tomo I: El sistema ontogenético de los tumores, cánceres,
leucemia, psicosis, epilepsia».
También me pareció misterioso cuando, pocas semanas más tarde,
ingenuamente y sin complejos, me presenté en la casa del Dr. Hamer en Sülzburstrasse,
Colonia (tuvo la gentileza cuando le llamé por teléfono, de recibirme
inmediatamente, y me costaba un poco seguirle, a pesar de que lo conseguí
bastante bien). Vi el pequeño despacho de trabajo, en un desorden aceptable
(pero en el que todo era localizable), y el parabrisas con dos agujeros de bala
colgado en un rincón (recibió estos obsequios al recoger de la imprenta los
primeros ejemplares de su libro). Los despachos de la casa editorial, instalados
en unas estancias laterales, y libros apilados a lo largo del estrecho pasillo.
Y luego, un grueso dossier de más de 10 centímetros de grosor, repleto de órdenes,
informes de investigaciones y procedimientos interpuestos contra él.
No hay duda, aquí pasan cosas...
Y luego, la impresión de que le costaba mucho interrumpir la conversación,
tanto cuando tuve que apresurarme a marchar para acudir a otra cita, como a la
mañana siguiente, cuando le telefoneé para darle las gracias por haberme
recibido la víspera así como por el libro que me había regalado, y para
excusarme por haber tenido que dejarle de una forma tan poco orgánica, con sus
inmensos deseos, tan comprensibles, de comunicarse. De todas maneras se le veía
con estrés, aparentemente sin ser consciente de ello, ya que a pesar de todo se
mantenía sereno y combativo. Debe ser, me decía yo, que está ya tan
acostumbrado...
Pero el colmo de lo insólito es que se haya retirado a este médico el
permiso para ejercer la medicina. Con ocasión de su tesis de agregación, quiso
publicar sus descubrimientos, reservando sin embargo la primicia para la
facultad de Medicina. Sólo abjurando, retractándose públicamente, hubiera
obtenido de nuevo la autorización para ejercer. Y no lo hizo.
Trabajo médico a ciegas, humillado.
Poco después de obtener el doctorado en medicina, al finalizar los estudios
que me habían dado una cierta base pero que me dejaban desamparado ante una
aglomeración inextricable, no sistemática, de hechos y contenidos
aparentemente desprovistos de toda relación unos con otros, luego de un examen
que hasta hoy no he logrado comprender, que era sólo charla -aparentemente una
comedia-, me había retirado del trabajo clínico con mal sabor de boca, casi,
por así decir, por instinto, simplemente porque no podía soportarlo. Y he aquí
que ahora se me ofrecía esto.
Según un dicho, la fortuna viene cuando duermes. Para asumir
responsabilidades es necesario saber retractarse. Es justamente ese saber
retractarse lo que, por desgracia, les falla a la mayoría de colegas, doctores
y profesores, para poder dar el acuerdo o examinar con imparcialidad y completa
neutralidad aquello con lo que se puede dotar a nuestra facultad. La ineptitud
en reconocer su ignorancia y sus errores (que en sí mismos no son un deshonor),
conduce sin transición al crimen consistente en practicar desvergonzadamente y
sin sutileza errores mortales, a partir de aquí superficiales en todos los
grados hasta llegar hasta al Ministerio Federal de la Salud (Ver acerca de este
tema las «Cartas para una Nueva Medicina», que difunde la casa editora
anteriormente mencionada). Tras la lectura y la visita, hubiera preferido, de
haber podido hacerlo, transferir inmediatamente mi permiso para ejercer a este médico,
que hubiera sabido servirse mejor de él que yo mismo...
Todo está relacionado. Los seguimientos, de los que el Doctor Hamer me mostró las pruebas contenidas en su dossier, y los descubrimientos capitales
en el campo médico, se iniciaron simultáneamente el 18 de agosto de 1978 ante
la pequeña isla de Carvallo, a lo largo de Córcega, cuando su hijo Dirk fue
mortalmente alcanzado mientras dormía por el tiro de fusil de un príncipe
italiano. El Doctor Hamer escribe
especialmente en la dedicatoria de su libro: A causa de su muerte yo mismo caí
poco después enfermo, presentando un S.D.H. (un Síndrome Dirk Hamer), un
conflicto de pérdida con cáncer testicular. Esta coincidencia asombrosa entre
un choque conflictual y dramático y mi propio cáncer me llevaron a descubrir
la Ley de Hierro del Cáncer.
Vigilancia total.
Dirk Hamer murió el 7 de diciembre de 1978 en Heidelberg como resultado de
su herida de bala. Sin embargo, el contencioso legal no siguió su curso
habitual, a saber que se le pidan explicaciones al asesino a quien se abre el
proceso sino que, cosa curiosa, y que causó la indignación del Doctor Hamer
lo que sucedió fue exactamente lo contrario. De repente, y como el asesino era
un personaje tan representativo como protegido, la bala salió rebotada, y por
haberse atrevido a formular una acusación tan monstruosa contra este asesino,
fue el padre de la víctima quién hasta hoy mismo, es objeto de persecuciones
penales, consta en la lista de búsquedas internacionales y está sometido a una
vigilancia total.
Publicado en noviembre de 1987, el libro que he mencionado anteriormente
corresponde a un estadio relativamente reciente de las investigaciones científicas
del Doctor Hamer. Algunos años
antes había publicado la obra titulada «El cáncer, enfermedad del alma». El
resultado de estas investigaciones pone a prueba a cualquier médico que se haya
aplicado con sabiduría al estudio de la medicina académica.
Cuando, por ejemplo, se dice que todo cáncer es desencadenado por un choque
psíquico brutal, un conflicto agudo y dramático, vivido en soledad, que el
dogma de la siembra hematógena es completamente inexacto, que el infarto de
miocardio corresponde a un fenómeno de involución de la disfunción cerebral
propiamente dicha e indica, por lo tanto, una mejoría sobrevenida en el curso
de una enfermedad, como por ejemplo, en la leucemia, que para el Doctor
Hamer es expresión de curación y, como tal, inofensiva, cuando el lector formado en
medicina académica se encuentra así confrontado con cosas absolutamente increíbles
que, a primera vista, parecen incomprensibles, sólo una lectura exhaustiva y
sin prejuicios es capaz de disipar la confusión inicial. Ciertamente, embarcarse en esta aventura puede salir caro, pero eso no
significa nada en comparación con el enriquecimiento y la revelación de las
relaciones de causa y efecto que el Doctor Hamer pone en evidencia. Más bien todo esto es una liberación para los pacientes,
que van a verse libres de la fatalidad, del carácter pretendidamente
ineluctable de su destino.
En tanto que los estudios de medicina clínica me dieron la impresión de páginas
de libros arrancadas de mi vida, sin corresponderse con nada vivo o natural, y
cuyos contenidos hacían pensar en esculturas confusas y raras colocadas en el
paisaje del mundo, la medicina adquiría aquí de repente una forma equilibrada
y coherente, a no confundir sin embargo con la pretensión de ser exhaustiva.
Las premisas permiten sacar conclusiones lógicas entre la historia de la
evolución del hombre, del cerebro, de los órganos y de los mecanismos
comportamentales biológicos que corresponden a estas estructuras.
Es así como la reacción a un conflicto biológico se corresponde
exactamente con la alteración funcional de un área cerebral específica, y
sincrónicamente, en el arranque de un cáncer en el correspondiente órgano. El
encadenamiento acontecimiento psíquico-cerebral-órganico debe ser aquí
concebido como un suceso absolutamente simultáneo en los diferentes niveles.
Transformaciones en el cerebro.
Las modificaciones acontecidas en las áreas cerebrales son denominadas con
el término Focos de Hamer,
y son observables en el cerebro. Durante la fase activa del conflicto se observa
un estado vasoespástico que, una vez resuelto el conflicto, deja lugar a un
edema intra o perifocal. Llegado el caso éste puede representar un peligro
mortal (cuando se da, por ejemplo, en el tronco cerebral). Sin embargo, y por sí
mismo, este edema que la medicina académica interpreta erróneamente como una
metástasis cerebral anuncia únicamente la fase de curación.
Es el código erróneo que emite el área cerebral afectada durante la fase
vasoespástica lo que induce a la proliferación tumoral en el órgano-diana.
Este crecimiento se produce tan solo durante la fase vaso-espástica de la
actividad conflictual. Una vez esta fase ha concluido, es decir, cuando el
conflicto ha quedado resuelto, la proliferación se interrumpe y, en función de
los tipos específicos de tejidos histológicos, se produce un enquistamiento,
una restitución cicatricial o una reducción bacteriana.
La rigurosa correlación existente entre perturbación de la esfera
comportamental, la función cerebral (Focos de Hamer
y la enfermedad orgánica, concuerda precisamente con el origen embrionario de
los órganos, o más concretamente, con los componentes orgánicos por un lado,
y por otro con las partes del cerebro que se han ido desarrollando sucesivamente
en las diferentes etapas de la evolución. Es así como los Focos de Hamer, que
se corresponden con los tumores malignos de los tejidos de origen endodérmico,
se localizan en el tronco cerebral, en tanto que los de los tejidos de origen
mesodérmico se localizan, bien en el cerebelo, bien en la médula cerebral, y
los casos que se producen en los tejidos de origen ectodérmico se encuentran
localizados en el córtex cerebral.
La terapéutica exige un exacto conocimiento de estos procesos. Intuición de
los estados de dependencia psíquica del paciente y un máximo de experiencia y
de manejo, de tacto, en el dominio de las complicaciones y situaciones de crisis
relacionadas con la fase de curación consecutiva a la conflictolisis. Sobre el
plano orgánico, la fase de curación comporta -a imitación de la fase de
crecimiento tumoral-, diferencias características según que el tejido dependa
de una u otra de las tres capas embrionarias.
La Ley de Hierro del Cáncer.
Para mayor claridad, citemos textualmente el libro: «La Ley de Hierro del Cáncer
es una ley biológica, empírica, que se basa en la experiencia y en la
observación. Ha sido verificada sin excepción en los casi 10.000 casos que he
examinado hasta ahora. Se trata de un sistema superdeterminado de tres funciones
correlativas, de manera que conociendo una de ellas se está en disposición de
deducir las otras dos».
En un principio, la Ley de Hierro del Cáncer se enunciaba así:
-
Primer criterio: toda enfermedad cancerosa se inicia con un
S.D.H. (Síndrome Dirk Hamer), es decir, un choque conflictual,
extremadamente brutal, agudo y dramático, vivido en soledad.
-
Segundo criterio: en el instante en que se produce el Síndrome
Dirk Hamer, es el tipo de conflicto lo que determina la localización del cáncer
en el órgano.
-
Tercer criterio: a partir del Síndrome Dirk Hamer, se
produce una correlación exacta entre la evolución del conflicto y la
evolución del cáncer en el órgano.
Actualmente, la Ley de Hierro del Cáncer se enuncia como sigue:
-
Primer criterio: toda enfermedad de cáncer se inicia con un
S.D.H. (Síndrome Dirk Hamer), es decir, con un choque conflictual
extremadamente brutal, dramático y vivido en soledad que, en el momento en
que se produce el Síndrome Dirk Hamer provoca en el cerebro un Foco de
Hamer y también en ese mismo instante, el arranque de un cáncer en el órgano.
-
Segundo criterio: en el momento en que se produce el Síndrome
Dirk Hamer, el tipo de conflicto determina a la vez la localización
cerebral del foco de Hamer y
la localización del tumor canceroso en el órgano.
-
Tercer criterio: a partir del Síndrome Dirk Hamer, existe
una correlación entre la evolución del conflicto, la modificación del
Foco de Hamer en el cerebro y
la modificación del tumor canceroso en el órgano.
El Sistema Ontogenético de los Tumores es un sistema global y lógico.
Naturalmente, se desprende como consecuencia de la Ley de Hierro del Cáncer y
del descubrimiento del Foco de Hamer
en el cerebro. Pero este sistema ontogenético de la medicina, y en particular
de los tumores, reviste para la medicina una importancia comparable a la de la
tabla periódica de los elementos para las ciencias físicas y naturales. ¡Pone
de relieve las correlaciones existentes en el interior de toda la medicina!
El Sistema Ontogenético de los Tumores.
El Sistema Ontogenético de los Tumores se anuncia así:
Primero: A las tres capas embrionarias les corresponden tipos
específicos de tejidos histológicos parecidos, sí no idénticos. Sin embargo,
la capa embrionaria media o mesodermo, se subdivide en un mesodermo antiguo (o
mesodermo cerebeloso), y un mesodermo nuevo (o mesodermo cerebral). El mesodermo
cerebeloso tiene un comportamiento análogo al del endodermo del tronco
cerebral, en tanto que el mesodermo del cerebro se comporta como el ectodermo
cerebral.
Segundo: Cuando un Síndrome Dirk Hamer provoca un Foco
de Hamer las esferas orgánicas
correspondientes a este foco de Hamer
presentan una reacción específica, en función de la capa embrionaria de la
que se derivan:
Endodermo |
Foco de Hamer en el Tronco cerebral.
Carcinoma adenomatoso (tumor: proliferación de tejido). |
Mesodermo |
Foco de Hamer en el Cerebelo.
Carcinoma compacto (tumor: proliferación de tejido).
Foco de Hamer en la Médula
cerebral.
Carcinoma necrótico (tumor: desaparición de tejido). |
Ectodermo |
Foco de Hamer
en el Cerebro.
Carcinoma ulcerativo epitelial (tumor: desaparición de tejido). |
Tercero: La fase de curación consecutiva a la solución del
conflicto difiere mucho según sea la capa embrionaria.:
-
Endodermo: se detiene el crecimiento celular, se produce un
enquistamiento o una reducción bacteriana, por ejemplo, por medio de los
bacilos de la tuberculosis.
-
Mesodermo:
-
Mesodermo cerebeloso: se detiene el crecimiento, se produce un
enquistamiento o reducción bacteriana tal como en el endodermo. Por
ejemplo, en el carcinoma mamario.
-
Mesodermo cerebral: se produce una restitución, con tumefacción
y crecimiento abundante como en un sarcoma o, tras una osteolisis, un
exuberante callo como el osteosarcoma. La proliferación abundante es
absolutamente inofensiva y cesa espontáneamente al final de la fase
normal de curación.
Los conflictos psíquicos como inductores.
Hace milenios que la humanidad experimenta, más o menos conscientemente, que
en último extremo todas las enfermedades tienen un origen psíquico. Esto se ha
convertido en un conocimiento científico, sólidamente anclado en el patrimonio
de los conocimientos universales (tan solo la medicina moderna convierte a
nuestros seres, antaño amados, en un saco repleto de fórmulas químicas). Ni
que decir tiene que lo mismo sucede con las enfermedades tumorales malignas:
era, hasta ahora, algo evidente para cualquiera más o menos consciente de una
realidad espiritual. Pero nadie había llegado siquiera a suponer, y menos aún
a revelar con pruebas fehacientes, de forma tan precisa y detalláda, las
relaciones existentes de causa y efecto. Lo específico de estas enfermedades es
lo que de característico existe en este tema en el suceso psíquico.
El aspecto ontogenético nos da la clave. El tema del conflicto, determinante
de la dirección general y de la orientación, define exactamente la localización
del proceso psíquico concomitante, a saber, no en función de la situación
objetiva del conflicto sino según la forma en que el interesado lo resiente
subjetivamente. El tronco cerebral, cuyo dominio es el control del equilibrio
homeostático interior del organismo, presenta lógicamente Focos de Hamer,
y crea tumores endodérmicos cuando se producen conflictos profundamente
viscerales, tales como el conflicto de la comida, el conflicto del miedo a la
muerte y los conflictos de miedo visceral.
En lo que respecta al cerebelo, su perfeccionamiento corresponde, a nivel
filogenético, al paso del medio acuático a la tierra firme. Se localizan en él
Focos de Hamer, y tumores de
tejidos y membranas mesodérmicas (melanomas, cáncer de seno, mesoteliomas de
la pleura, del pericardio, del peritoneo), así como motivadores de conflicto
relacionados con el medio inmediato y su delimitación (daño a la integridad física
y moral, deshonra, conflictos sexuales interiorizados, conflictos familiares, y
conflictos de nido).
Por el contrario, la médula ósea, cuyos tejidos que de ella derivan nos
proporcionan el sosten, y son: huesos, músculos, cartílagos, tendones, tejido
conectivo, que en conflictos de desvalorización de sí mismo (dependiendo del
nivel de desvalorización + ó - profunda, se da en un tejido u otro), se da
necrosis de tejido, esto es perdida de sustancia , en la fase de conflicto
activa. También se encuentran aquí el bazo, como centro de reserva de la
sangre, dando respuesta a los conflictos como transfusiones, que en la
naturaleza son las hemorragias. La parte mesodérmica del ovario, en conflictos
de pérdida, y conflictos con connotaciones sexuales con un hombre. Dandose
crecimiento celular solo en fase de solución de conflicto, es solo tejido
cicatricial nada peligroso.
También en el ectodermo se da pérdida de sustancia el conflicto activo (úlceras),
y crecimiento celular cuando las úlceras son reparadas. Gracias a esta capa
embrionaria el organismo se abre por entero al exterior, está relacionada por
un lado con todos los tejidos de origen ectodérmico y las partes del organismo
ectodérmicas: el epitelio pavimentoso de la piel exterior, de la mucosa bucal,
de la rinofaringe, de la laringe, de los bronquios, de la parte del esófago, la
pequeña curvatura del estómago, el píloro, el bulbo duodenal, los islotes del
páncreas, el epitelio de las vías biliares, la vejiga, la pelvis renal, la
vagina, el cuello y el orificio del útero, el recto, la mucosa ectodérmica de
las coronarias (¡el interior de los vasos branquiales está compuesta de
epitelio pavimentoso!); y por otro lado, el ectodermo propio del Sistema
Nervioso Central, compuesto de neuronas centrales y periféricas, células
ganglionales, neuroglías y epitelio sensorial de los ojos, de la nariz y de las
orejas, además de la neurohipófisis, que en fase activa de conflicto se da una
pérdida funcional.
Es de remarcar que las células que no se dividen manifiestan alteraciones,
pero no hay proliferación con formación tumoral. En su origen, existen
conflictos resultantes de la inmediata confrontación y del contacto con el
mundo exterior: el conflicto territorial, el conflicto de demarcación de
territorio, la rivalidad territorial, el desamparo moral, el terror, el miedo,
el pánico, el disgusto, la fetidez, la resistencia. Es precisamente este tema
territorial y la cuestión de la integridad del territorio los que especifican
la referencia individual al mundo exterior.
Se comprende mejor aquí lo que se entiende por conflicto biológico:
disputas que nos afectan por nuestra propia naturaleza, y no ya situaciones
conflictuales en el sentido del concepto psicoanalítico, que describe los fenómenos
de otra manera. Las esferas comportamentales fijadas biológica, genética y
filogenéticamente, con sus modelos específicos, constituyen aquí el
fundamento, el entarimado sobre el que se desarrolla el conflicto y, en caso
favorable, se resuelve.
No todos los conflictos son generadores de cáncer.
En el estado de la actividad conflictual, la simpaticotonía es netamente
preponderante, y se acompaña de pérdida de peso. Una vez que el conflicto se
ha resuelto o se ha suprimido esta fase de estrés, aparece una inervación de
reposo con parasimpaticotonía, o vagotonía pronunciada, laxitud, recuperación
del peso, programación de débil circulación sanguínea. Es preciso destacar
aquí que no todo conflicto es generador de cáncer, si no, no quedaría ya
nadie con vida. Para que se produzca un cáncer es necesario que se produzca un
choque conflictivo fulminante, masivo, que no pueda ser resuelto o integrado.
Cuando se confronta a un paciente con un diagnóstico de cáncer, disparado
por su médico, la amenaza que inmediatamente resiente el paciente puede ser
canalizada de diferentes maneras. O bien, bajo el dominio de un conflicto de
miedo a la muerte, desarrolla un cáncer alveolar en los pulmones (endodérmico),
o, tomando repentina conciencia de la precariedad de su condición mortal que le
condena a ser definitivamente desechado, hace una desvalorización masiva con
reacción cancerígena (mesodérmica) en los huesos, que se manifiesta por
osteolisis, a la que erróneamente se tomará por metástasis ósea.
Otro punto a tener en cuenta es que se encuentran Focos de Hamer en el origen de las psicosis: en las esquizofrenias. Siempre existen dos focos
localizados en los dos diferentes hemisferios y correspondientes a dos
conflictos distintos en activo.
La terapéutica.
En la terapéutica del cáncer, el Doctor Hamer distingue tres niveles:
-
En el plano psíquico, una terapéutica inspirada en el sentido común.
Se observará en principio que el paciente sufre con un conflicto del que
hasta entonces no ha podido hablar. Algunos conflictos vienen determinados
por el entorno, por lo que sería necesario empezar tratando el ambiente o
como mínimo, los más allegados, cosa a menudo imposible. En fin, lo que
resulta determinante es lo que produce el conflicto, importando poco que,
visto de forma objetiva, nos parezca grave o insignificante. Desde el
momento en que para el paciente reviste capital importancia, es esencial que
se lo tenga en cuenta, de donde vemos la necesidad de comprender a fondo el
punto de vista subjetivo del paciente. En efecto, desvelar el conflicto es
el punto crucial de la terapéutica, ¡para esto no existen esquemas,
modelos o planos preconcebidos!
-
A nivel cerebral, conviene seguir atentamente la evolución, y
poner a punto una terapéutica de las complicaciones cerebrales.
Los edemas cerebrales consecutivos a la conflictolisis pueden ocasionar
serias complicaciones. Sin embargo, éstas pueden ser controladas con la
cortisona, etc., aun a riesgo de prolongar la fase de curación. Por
ejemplo, si enfocamos evitar una tumefacción amenazadora que puede producir
consecuencias graves, es indispensable efectuar un escáner cerebral que
informe acerca de la evolución general de la enfermedad. Es especialmente
recomendable efectuar un escáner cerebral como punto de partida, que irá
sirviendo luego como base de comparación, y permitirá eventualmente
descubrir nuevos focos posteriores.
-
A nivel orgánico, la terapéutica de complicaciones orgánicas
trata únicamente las secuelas producidas por cánceres desactivados, es
decir, inofensivos, que puedan ocasionar molestias mecánicas (pequeña
cirugía), o bien, remedia complicaciones aparecidas durante la fase de
curación. Por ejemplo, el drenaje de la ascitis o del líquido del
pericardio. En cuanto a la curación del cáncer, es totalmente inútil
ponerse a recortar o a eliminar órganos.
La moderna falta de instinto.
La duda puede hacernos plantearnos la siguiente pregunta: Si los choques
conflictuales (Síndrome Dirk Hamer) desencadenan tales enfermedades, ¿por qué
no alcanzan a todos de la misma forma, ni trastocan en igual grado?.
Respuesta: Todos tenemos capacidad para aguantar una fuerte dosis de conflictos
sin por ello caer enfermos, a condición de que dispongamos del suficiente
tiempo para prepararnos con antelación. Es el fogonazo repentino el que nos
hiela de espanto y nos paraliza, es el Síndrome Dirk Hamer lo que desencadena
el proceso. Lo que tiene de determinante es la absoluta imposibilidad de
integrar este choque conflictual.
Los fenómenos que se desarrollan en las profundidades del subconsciente, los
estados del alma y eventualmente, las enfermedades, vienen a recordarnos nuestra
naturaleza cuando la disonancia llega a convertirse en insoportable. El terreno
sobre el cual se siembran tales choques conflictivos biológicos se desarrolla
paralelamente a la síntesis de la vida. El instinto, que de forma ordinaria
debe guiarnos hasta los límites de lo aceptable, ha debido sumergirse por
debajo del nivel de percepción, cuando los inestimables descubrimientos del
Doctor Hamer, en lugar de ser
acogidos con entusiasmo, son recibidos con la prohibición de ejercer la
medicina, y se despliegan esfuerzos inimaginables a fin de mantenerlos en el
hermetismo. No en todas partes, eso es cierto. En el Estado francés, en América
y a la chitacallando también en nuestro país, este nuevo sistema se aplica ya
con éxito por parte de un cierto número de colegas.
Siguen las persecuciones contra el doctor Hamer.
Durante este tiempo, el autor de estos descubrimientos, sin autorización
para ejercer y con una discreción prudente, está obligado a defenderse contra
las tentativas de los tribunales de hacerle internar a la fuerza en un
manicomio, lo que le exige estar implicado en un procedimiento penal. Sin delito
cometido que justifique esta estratagema, se inventa sin empacho uno hecho a
medida -el fin justifica los medios-, y es así como se convoca al interesado a
comparecer ante la cámara correccional del tribunal de gran instancia de
Coblenza, en el primer piso del Palacio de Justicia, calle Karmelinstrasse 14,
sala 105, el 21 de julio de 1988, a las 14 horas. Por lo que sé, ésa es la última
citación. A pesar de que a esta reunión fue invitado un cierto experto, el
profesor Horn, director del hospital psiquiátrico regional, 5470 Andernach, el
ingreso a la fuerza en el psiquiátrico fracasa. Pero la cacería a caballo
prosigue.
Ante esta situación llevada al límite del absurdo (y que en nuestros días
no es la única), deberemos sin duda esperar largo tiempo antes de que nuestros
pacientes puedan tener acceso normal y regular a un tratamiento de este tipo. ¡Cuántos
monumentos no se han erigido con considerable retraso!.
Conclusión.
En resumen, se puede decir que este sistema lógico y coherente permite, con
medios relativamente modestos, curar con eficacia a enfermos que hasta ahora
sucumbían a su mal, o debían seguir viviendo en condiciones deplorables y
presas del pánico. Considera al hombre en su totalidad y no ya -como dice el
doctor Hamer- bajo la forma de un conglomerado de células independientes,
llevando una vida propia y portándose bien casi que por casualidad en un caso
propicio, y singularizándose igualmente al azar cuando van mal. Se ha puesto en
evidencia la coherencia, la unidad de los planos psico-cerebral-orgánico, y
ello descompone y desquicia por completo al conjunto de la medicina científica
vigente hasta ahora. Más le valdrá que empiece cuanto antes a mostrarse
dispuesta a dejarse sacar de quicio...
En cualquier caso va a producirse con todo ello una desmitificación, una
revelación, en la que se verá si se apuesta por el bienestar de los pacientes,
o por el disfrute de las ventajas derivadas de una situación fantasmal, que
funciona únicamente porque la gente cree en ella. Donde el parasitismo de una
corporación debatida más que nunca ha hecho su agosto, podemos esperar ver
levantarse las mayores barricadas, y formarse las mayores resistencias a la
Nueva Medicina del doctor Hamer.
Es además una situación clásica. Simplemente, cada vez que en el transcurso
de la Historia se ha producido una situación parecida, la sorpresa de los
contemporáneos y las controversias suscitadas han sido análogas y se han
producido efectos similares. Los puntos de vista y las concepciones, enlazados en espiga y orquestados sin
la menor verificación, como las tesis a la moda que han invadido el escenario
del cáncer durante las últimas décadas, corresponden más a una infatuación
pasajera de la época que a una realidad insoslayable. El presente es tan solo
una hipótesis que no se ha superado (Robert Musil). Como consecuencia, el
doctor Ryke Geerd Hamer ha
saltado muy por encima de la sombra de su tiempo. Es un desafío a la esencia
humana de los médicos actuales. El obstáculo que les toca franquear exige por
su parte un esfuerzo intelectual y espiritual a la vez.
==================================================================
DATA-MEDICOS/DERMAGIC-EXPRESS No 4-(116) 05/09/2.002 DR. JOSE
LAPENTA R.
===================================================================
|