EDAD MEDIA EN EUROPA Y EL ORIENTE

Edad Media es el término utilizado para referirse a un período de la historia europea que transcurrió desde la desintegración del Imperio Romano de Occidente, en el año 476 d.C, siglo V, hasta el siglo XV con la caída de Constantinopla en 1453. También se señala como fecha de término la de la invención de la imprenta, en 1455 o el descubrimiento de América, en 1492.

La Edad Media suele dividirse convencionalmente en dos periodos, llamados Alta Edad Media y Baja Edad Media, ambas expresiones surgidas de una mala traducción del idioma alemán, y que significan "temprana" y "tardía", respectivamente. Se ha propuesto también llamar a los primeros siglos de la Alta Edad Media como Antigüedad Tardía u otras denominaciones similares como Edad Oscura, pero dicha terminología no es universalmente aceptada.

La caída del Imperio Romano

Ningún evento concreto determina el fin de la Antigüedad y el inicio de la Edad Media: ni el saqueo de Roma por los godos dirigidos por Alarico I en el 410, ni el derrocamiento de Rómulo Augústulo (último emperador romano de Occidente) fueron sucesos que sus contemporáneos consideraran iniciadores de una nueva época. La culminación a finales del siglo V de una serie de procesos de larga duración, entre ellos la grave dislocación económica, las invasiones y el asentamiento de los pueblos germanos en el Imperio romano, hizo cambiar la faz de Europa. Durante los siguientes 300 años, la Europa occidental mantuvo un período de unidad cultural, inusual para este continente, instalada sobre la compleja y elaborada cultura del Imperio romano, que nunca llegó a perderse u olvidarse por completo y el asentamiento del cristianismo entre su población.

Mientras que en Europa Occidental el feudalismo decaía con la afirmación de los monarcas nacionales, en Europa oriental se sentía la amenaza de nuevas invasiones procedentes de Asia. que reiteradamente pretendían conquistar también el Imperio Bizantino.

En el siglo XII, los mongoles, pastores guerreros y nómades del Norte de China, organizaron un importante imperio que se extendió por Rusia, Siria y el Norte de India. Su fundador fue Gengis Kan (1154-1227), guerrero y conquistador de temible fama por las devastaciones que sembraba a su paso.

En el siglo XIII, el emperador Tamerlán logró la conquista del resto de India, Persia. Mesopotamia y Asia Menor. Gran importancia para la historia del Medioevo occidental tuvo la irrupción de otro pueblo asiático: los turcos. Procedentes del Turquestán, el pueblo turco había descendido en el siglo IX al califato de Bagdad., donde se asenté. Con el tiempo, los turcos lograron derrocar a la dinastía de los Abásidas y fundar la propia con Otmán I, el Victorioso.  Por él se conoció a los turcos con el nombre de otomanos.

Los turcos otomanos habían surgido como un pequeño estado en el Noroeste de Anatolia, tras el hundimiento del sultanato Rum. Reciben su nombre de su organizador, Otmán I, y consiguieron unidad y fuerza a las órdenes de Orján, el hijo de Otman. Su empuje se debió en parte al apoyo de los "gazi", guerreros musulmanes que practicaban la jihad (la guerra santa se denomina en turco "gaza"), dispuestos a luchar contra el imperio bizantino.

A partir de allí comenzaron una expansión que los llevó en el siglo XV a poseer vastos territorios en Europa. Asia y África. En 1453, su objetivo fue lograr una nueva capital. Para ello, se dirigieron a Constantinopla y la conquistaron luego de dos meses de resistencia.

Al comenzar el siglo XV el imperio Bizantino estaba reducido a la ciudad de Constantinopla y a una pequeña área al norte de ella. Los turcos rodearon Constantinopla y pidieron su rendición, pero los turcos no pudieron mantener el asedio por haber sido atacados por el conquistador mongol de Asia Central Tamerlán Timur (1402). Finalmente en 1453 el sultán Mohamed II conquistó Constantinopla.

Mohamed II convirtió a la ciudad en nueva sede de su residencia y la llamó Estambul. De esta manera, luego de diez siglos de supervivencia., desapareció el Imperio Romano de Oriente. Su caída fue elegida por los historiadores como hito para determinar el fin de la Edad Media y los comienzos de la Edad Moderna. Los bizantinos sobrevivientes, al emigrar a Occidente, llevaron consigo la tradición cultural grecorromana que se había conservado en Constantinopla y contribuyeron a despertar uno de los sucesos más importantes de a modernidad: el Renacimiento cultural y artístico de los siglos XV y XVI.

Feudalismo

Se denomina feudalismo a la organización social, política y económica basada en el feudo que predominó en la Europa occidental entre los siglos IX y XV. Se trataba de propiedades de terrenos cultivadas principalmente por siervos, parte de cuya producción debía ser entregada en concepto de "censo" (arriendo) al amo de las tierras, en la mayoría de los casos un pequeño noble (señor) nominalmente leal a un rey.

Dos instituciones eran claves para su funcionamiento:

Las tres órdenes eran consecuencia básica de la estructura social a la caída del Imperio Romano. Así, los señores feudales eran la continuación de aquellos grandes terratenientes que habían imperado casi sin contrapesos (exceptuado el paréntesis carolingio) desde el siglo XII, mientras que el campesinado era la continuación del antiguo agro romano. El clero, por su parte, tenía su lugar gracias a la influencia que la Iglesia Católica había ejercido desde finales del Imperio, y comienzos de la Edad Media. El campesino lo era por herencia, y rara vez tenía oportunidad de ascender de nivel. El noble lo era generalmente por herencia, aunque en ocasiones podía alguien ennoblecerse como soldado de fortuna, después de una victoriosa carrera de armas (como fue el caso, por ejemplo, de Roberto Guiscardo). El clero, por su parte, era reclutado por cooptación. Todo esto le daba al sistema feudal una extraordinaria estabilidad, en donde había "un lugar para cada hombre, y cada hombre en su lugar", al tiempo que una extraordinaria flexibilidad, porque permitía al poder político y económico atomizarse a través de toda Europa, desde España hasta Polonia.

Esta nueva estructura social encontró concreción en una nueva forma de arte, el llamado arte románico, cuyo antecedente más remoto es la Capilla Palatina de Aquisgrán construida en tiempos del Imperio Carolingio, y que manifestó todo su esplendor en el llamado Estilo Otónico que imperó en Alemania durante el siglo X, y comienzos del siglo XI.

 Las Cruzadas

 Las cruzadas fueron una serie de campañas militares comúnmente hechas a petición del Papa Urbano II, que tuvieron lugar entre los siglos XI y XIII, contra los musulmanes para la recuperación de Tierra Santa y el Santo Sepulcro.

Básicamente, fueron motivadas por los intereses expansionistas de la nobleza feudal, el control del comercio con Asia y el afán hegemónico del papado sobre las monarquías y las iglesias de Oriente.

Las Cruzadas fueron expediciones emprendidas, en cumplimiento de un solemne voto, para liberar los Lugares santos de la dominación musulman. El origen de la palabra remonta a la cruz hecha de tela y usada como insignia en la ropa exterior de los que tomaron parte en esas iniciativas.

Escritores medievales utilizan los términos crux (pro cruce transmarina, Estatuto de 1284, citado por Du Cange s.v. crux), croisement (Joinville), croiserie (Monstrelet), etc. Desde la edad media el significado de la palabra cruzada se extendió para incluir a todas las guerras emprendidas en cumplimiento de un voto, y dirigidas contra infieles, ej. contra musulmanes, paganos, herejes, o aquellos bajo edicto de excomunión.

Las guerras emprendidas por los españoles contra los moros constituyeron una cruzada incesante del siglo XI al XVI; en el norte de Europa se organizaron cruzadas contra los prusianos y lituanos; el exterminio de la herejía albigense se debió a una cruzada, y, en el siglo XIII los papas predicaron cruzadas contra Juan Sin Tierra y Federico II.

Pero la literatura moderna ha abusado de la palabra aplicándola a todas las guerras de carácter religioso, como, por ejemplo, la expedición de Heraclio contra los persas en el siglo VII y la conquista de Sajonia por Carlomagno. La idea de la cruzada corresponde a una concepción política que se dio sólo en la Cristiandad del siglo XI al XV; esto supone una unión de todos los pueblos y soberanos bajo la dirección de los papas. Todas las cruzadas se anunciaron por la predicación.

Después de pronunciar un voto solemne, cada guerrero recibía una cruz de las manos del papa o de su legado, y era desde ese momento considerado como un soldado de la Iglesia. A los cruzados también se les concedían indulgencias y privilegios temporales, tales como exención de la jurisdicción civil, inviolabilidad de personas o tierras, etc. De todas esas guerras emprendidas en nombre de la Cristiandad, las más importantes fueron las Cruzadas Orientales.

El ocaso de la Edad Media

El final de la Edad Media llega con el final del sistema feudal. Los caballeros feudales empezaron a ser técnicamente superados por el desarrollo de técnicas militares como el arco de tiro largo, arma que los ingleses usaron para barrer a los franceses en la Batalla de Agincourt, en 1415, o la pica, usada por la infantería de mercenarios suizos. Estos mercenarios se volvieron la pesadilla de los caballeros, ya que no peleaban por ideales ni honor, sino por dinero, el cual estaba a disposición de los burgueses, y no de los señores feudales, los que de esta manera pudieron armar sus propios ejércitos. Todo esto llevó al decaimiento de la era medieval.

La Iglesia Católica, disminuye su poder debido a la Reforma Protestante, además de las nuevas ideas religiosas que trajo la burguesía. La muestra de ello está en el fermento de las herejías a partir del siglo XII (cátaros, valdenses, husismo, wycliffismo, etcétera), en concepciones teológicas que intentaban rebajar el misticismo e imprimir mayor racionalidad al Catolicismo (como por ejemplo Tomás de Aquino o Guillermo de Ockham), y en la seguidilla de desórdenes en la Iglesia que culminaron en el cisma de Occidente y en la mencionada Reforma Protestante.

Disminuido el poder de estos dos grupos, en beneficio de los reyes y la burguesía, el derrumbe de la sociedad medieval era cuestión de tiempo. Aunque la mayor parte de la población siguió siendo campesina, y la servidumbre existió aún durante bastante tiempo, lo cierto es que ahora las novedades culturales, económicas, sociales, políticas, intelectuales o religiosas ya no provenían del castillo o el monasterio, sino de la ciudad. La mentalidad Teocéntrica se cambió por una antropocéntrica, lo que dio un paso importante y fundamental a la aparición de la Edad Moderna.

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