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Es emocionante que el mismo Señor que nos motivó a capacitarnos para ir a las misiones, es el que abrió las puertas para que concretemos nuestro primer trabajo misionero en Mozambique. Al pensar en ese país, en los tantos niños y adolescentes que vimos y por los cuales también murió Jesús demostrando que le interesan, no puedo más que llorar pensando en lo que Dios tiene preparado para ellos. Creo que Dios quiere levantar jóvenes que sean íntegros, que conozcan Su Palabra, que la vivan y que la sepan transmitir a su generación. Estoy contento de pensar en que el Señor nos quiere usar como instrumentos para la preparación de esos jóvenes. Estoy convencido que la enseñanza de la Palabra y la Oración son la mejor manera de luchar contra el animismo, el islamismo y la confusión que Satanás ejerce sobre esa cultura. Como iglesia argentina somos responsables ante el Señor de extender nuestros brazos a la iglesia mozambiqueña y ayudarla en esta lucha. Dios nos bendijo de muchas maneras en estos últimos años y es hora de que comencemos a bendecir a otras naciones.
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