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Los querandíes
Los investigadores no se ponen de acuerdo todavía en
asignar definitivamente la categoría de "antiguos
pampas" a los querandíes, pues algunos sólo
admiten dentro de la misma a los pueblos de lengua Het:
los taluhet del noreste y los diuihet del suroeste. Sin
embargo, otros afirman la existencia de lazos físicos y
culturales entre querandíes, pueblos Het y puelches-guénaken,
además de una fuerte presencia cultural guaranítica
de las islas del Delta del Paraná. Precisamente de estos
guaraníes de las islas proviene el nombre querandí,
que significa "hombres con grasa", dado a sus
vecinos pampas a raíz de la afición de éstos por la
grasa animal, en particular la de pescado.
De estatura más que mediana, morenos y corpulentos, los
querandíes poseían una gran movilidad producto de su
economía cazadora, que los convertía en grandes
caminadores. Acostumbraban consumir la carne de huemules,
una especie de venado, del cual también gustaban beber
la sangre, aunque su dieta incluía también buena
cantidad de pescado del que comían -con mucho gusto- su
grasa, pero del que además extraían harina. Además, se
dedicaban a la recolección de raíces y frutos que
crecían libremente en la región. Otra de sus costumbres
alimenticias se relacionaba con el consumo de langostas:
cuando el insecto arreciaba los campos pampeanos, los
querandíes incendiaban los pajonales; de esta manera, el
animal era muerto y cocinado por el fuego, entonces, los
aborígenes los recolectaban, molían y elaboraban una
pasta que consumían con delicia. Al igual que otros
aborígenes, los querandíes vestían un abrigo de cuero,
llamado quillango; las mujeres también usaban
una falda que cubría su cuerpo hasta las rodillas. Sus
viviendas consistían en simples toldos de cuero, que
eran fácilmente montados y desmontados cuando su vida
nómada los llevase a deambular por la vasta región
comprendida al norte por el río Carcarañá hasta el sur
de la actual ciudad de Buenos Aires, donde los pastos
eran tan altos como un hombre, y corrían libremente
perdices, venados, ñandúes que eran cazados con arco,
flechas, y boleadoras.
Como mencionáramos párrafos atrás, el encuentro entre
pampas y españoles fue desde un comienzo violento: ambos
grupos disputaron la posesión de las tierras y
posteriormente la del ganado salvaje. Precisamente, el
contacto directo de los querandíes fue con la
expedición de Pedro de Mendoza, el primer fundador de
Buenos Aires en 1536. En sus primeros contactos, los
indios proveyeron de pescado a los españoles; pero
posteriormente, cansados del maltrato al que eran
sometidos, se rebeleron y atacaron a los colonizadores, a
quienes infligieron una durísima derrota en el combate
de Corpus Christi, el 15 de junio de 1536. En otro de
esos encuentros entre pampas y españoles a orillas de un
curso de agua, el combate fue tan sangriento que le dio
su actual nombre a uno de los ríos de la provincia de
Buenos Aires: el Matanzas. Esta constante hostilidad,
sumado al hambre, la soledad y el clima insalubre de
Buenos Aires hizo desistir a los expedicionarios y
marcharse hacia Asunción, en el Paraguay. Cuando se
fueron, los españoles dejaron libres a más de 40
caballos y yeguas. A fines del siglo XVI, se habían
reproducido por millares; así fue que los pampas
iniciaron un gran intercambio de ganado caballar con los
indios y españoles trasandinos. De los mapuches
obtenían vestimentas y mantas, de los españoles y
criollos, cuchillos, bebidas alcohólicas, etc. La
adopción del Complejo Ecuestre transformó sus vidas:
comieron la carne de los caballos, utilizaron su cuero
para fabricar toldos, botas y correas; fueron desde
entonces su medio de transporte y también moneda de
cambio. Algo similar sucedió con el ganado vacuno cimarrón,
de huesos salientes, largos cuernos y magras carnes,
aprovechado para alimentarse, pero sobre todo por su
cuero y como elemento de trueque para el comercio.
Habitantes de aquéllo que los hombres de Buenos Aires
(los huincas u cristianos) llamaron
eufemísticamente el Desierto, los pampas
creían en un gran espíritu hacedor, el dios Soychú,
y en su enemigo, el mal, representado por Gualichu,
asociado, luego del siglo XVI a las enfermedades y
trastornos traidos por el huinca agresivo y
expansionista.
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La
región pampeana y las provincias que la componen
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Distribución
de la población indígena pampeana
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Al
igual que otros pueblos indígenas, los
querandíes hicieron del caballo un complemento
importante en sus actividades cazadoras y en la
guerra contra el blanco |
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Ulrico
Schmidl retrató así el ataque que los
querandíes lanzaron sobre Buenos Aires en 1536 |
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La
boleadora fue una de las armas preferidas por los
indios pampas, tanto para la caza de aves y
cuadrúpedos como para inmovilizar y golpear a
sus enemigos en la guerra |
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