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En la provincia de
Catamarca, las excavaciones arqueológicas han sacado a
la luz la que parece ser hasta ahora la cultura más
antigua asentada sobre territorio argentino. Se trata de
los restos de una antiquísima industria lítica
denominada Ampajango, nombre que corresponde a
la localidad en donde se ubica el sitio.
El inventario de la Cultura Ampajango se compone de
grandes lascas, obtenidas por percusión sobre
bloques de basalto y bifaces, instrumentos
tallados en ambas caras utilizados como hachas de mano
para cortar madera. No se han encontrado entre el
conjunto puntas de proyectiles, lo que no significa que
no fueran cazadores, tal vez sus armas estaban
confeccionadas con materiales perecederos. Sin embargo,
se supone que los portadores de esta cultura eran
principalmente recolectores, alimentándose de raíces y
frutos silvestres como la algarroba.
Si bien no se han hallado junto a los artefactos de
Ampajango restos humanos o animales con los cuales poder
obtener un fechado seguro, se estima que esta primitiva
cultura argentina floreció entre los 12.000 y 10.000
años aproximadamente.
Otro de los sitios arqueológicos de gran antigüedad fue
localizado en 1940 cerca de La Falda, en la provincia de
Córdoba. Denominado Ayampitín, el yacimiento
guardaba una gran cantidad de instrumental lítico y de
hueso, especialmente puntas de proyectil de entre 5 y 10
centímetros de largo en forma de hoja de sauce o laurel
finamente trabajadas en cuarzo. Junto a éstas se
hallaron piedras planas que se usaban para moler grano y
unos curiosos ganchos de piedra conocidos como atlatl
que se utilizaban como propulsores para las armas
arrojadizas con las que los portadores de la Cultura
Ayampitín cazaban guanacos y ciervos hace
aproximadamente 6.000 años a.C.
Contemporáneamente, un pueblo nómada de
cazadores-recolectores pobló la cueva de Inti-huasi
y dejó sus restos materiales en esta localidad de la
provincia de San Luis. Ya desde mediados del siglo XIX
Inti-huasi había sido explorada por Germán Burmeister y
Florentino Ameghino, pero fue en 1951cuando el Museo de
la ciudad de La Plata organizó una sistemática
excavación que reveló distintas capas arqueológicas,
las más antiguas correspondientes a la misma época de
Ayampitín.
Con posterioridad, se presume que arribaron a la región
nuevos grupos humanos de cazadores especializados que se
diferenciaban de los grupos anteriores por la forma de
sus puntas de proyectiles, triangulares, convexas y de
base escotada. Estos artefactos fueron hallados en capas
superiores de Inti-huasi, junto a las ya mencionadas
piedras de moler (conanas) y en las cercanías, la
presencia de pozos para almacenar alimentos.
Estas culturas cazadoras habrían recibido, hacia el año
1000 de nuestra era, la invasión de aguerridas tribus
del norte, que fabricaban delicadas puntas de proyectiles
de 25 a 30 milímetros, que eran utilizadas en flechas
arrojadas con arcos. Se han encontrado también hachas de
piedra pulida, restos de panes de pintura amarilla y
roja, utilizadas en decoraciones corporales o parietales.
Se reconoce en los restos humanos hallados la práctica
de la deformación intencional del cráneo por
compresión, común a varios pueblos americanos.
Otra de las regiones tempranamente pobladas fue la Puna,
en la que se hallaron restos de aproximadamente 3.000
años. Denominada Saladillo, esta cultura
presentaba la característica de tallar sus instrumentos
líticos en uno solo de sus lados, por lo que se les dio
el nombre de monofaciales.
Se supone que el aporte de otros grupos humanos
provenientes del Altiplano fue el origen de nuevas
sociedades conocidas como agroalfareras.
La más antigua de estas culturas -correspondiente al
denominado Período Temprano (del 600 a.C. al 650 de
nuestra era)- fue localizada en Tafí, en la
provincia de Tucumán. Abandonando el nomadismo, las
tribus cazadoras se sedentarizan y comienzan a edificar
sus viviendas con paredes de piedra en forma circular, en
la que se agrupan varias familias que se sustentan en
base a una economía preferentemente agraria aunque ya
habían domesticado la llama, animal del que obtenían
transporte, alimento y vestido. Si bien la cultura Tafí
poseía una industria ceramista tosca y sin decoración
se destaca en su trabajo de la piedra, esculpiendo
máscaras y menhires de gran valor estético.
En La Candelaria (provincia de Salta) se
descubrió otro centro agroalfarero importante, en el que
destacan las producciones en cerámica de urnas
funerarias decoradas con guardas geométricas sobre un
fondo gris rojizo o negruzco de forma globular o alargada
con fondo redondeado. Esta cultura también produjo vasos
decorados de gran belleza plástica.
En la cultura Ciénaga (provincia de Catamarca)
encontramos una cerámica más perfeccionada, de color
gris negruzco decorada con motivos incisos que produjo
urnas, jarros, pucos (recipientes como platos
hondos) y pipas. Asimismo, una metalurgia ya desarrollada
se refleja en las hachas ceremoniales en forma de
"T". Más tarde hacen su arribo a la misma
provincia los portadores de la cultura Condorhuasi,
que se destacó por su estilo cerámico conocido como Condorhuasi
Policromo, de superficie pulida de color rojizo con
guardas geométricas.
En el Período Medio (650-1000) el Noroeste argentino
estuvo culturalmente influenciado por las producciones de
La Aguada (provincia de Catamarca). De economía
preferentemente agraria, el maíz se destaca como el más
importante alimento de estos pobladores que desarrollaron
una cerámica de muy alta calidad en colores rojo, negro,
blanco y gris, con motivos geométricos y de felinos
estilizados. También trabajaron los metales en la
fabricación de hachas, discos, agujas, etc.; enterraban
a sus muertos en posición fetal y poseían un complejo
ceremonial religioso en el que se destaca el culto al
felino, con toda probabilidad importado desde el
Altiplano tiahuanaquense.
El Período Tardío (1000 a 1480) comprende la última
fase de desarrollo cultural independiente en la región,
pues hacia el 1480 los ejércitos del Cuzco someten la
región al dominio de Túpac Inca, quien unifica
política, económica y culturalmente a los pueblos del
Noroeste. La incorporación al Tahuantinsuyo se hace
presente en el aumento demográfico y de la producción
agrícola, en el uso de terrazas y andenes de cultivo, y
en la edificación de fortalezas y sistemas defensivos.
A este período corresponden las culturas de Sanagasta
o Angualasto (provincia de La Rioja), Belén
(Catamarca) y Santamaría (Valles Calchaquíes,
provincia de Catamarca), cuyas producciones cerámicas se
encuentran entre las más bellas del país.
De economía preferentemente agrícola, los portadores de
estas culturas constituyeron la base humana sobre la que
se desarrollaron las poblaciones que encontraron y
sometieron los españoles a partir del siglo XVI.
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Bifaz proveniente de la cultura
Ampajango (Catamarca)
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Hacha ceremonial de cobre (Cultura
Ciénaga - Provincia de Catamarca)
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Vaso antropomorfo (Cultura Condorhuasi -
Provincia de Catamarca)
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kkkkkk |
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Vaso de cerámica con motivos felínicos
(Cultura Aguada - Catamarca)
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Urna funeraria estilo Santamaría
policroma (Cultura Santamaría - Catamarca)
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Menhir decorado con figuras
antropomorfas (Cultura Tafí - Provincia de
Tucumán)
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