21. Antropología. La creación en el Antiguo Testamento.
21. Antropología  

LA CREACIÓN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.

La idea de creación es tardía en Israel, se fue revelando progresivamente desde la experiencia de salvación que vivió el pueblo Judío. Cuando se sienten salvados, descubren la unicidad y la grandeza de Dios, atento y cercano; el más grande y fuerte, el único, el creador de todas las cosas. La noción de creación, por tanto, deriva de la idea de salvación. Los textos y relatos que disponemos en la Biblia sobre la creación no fueron los primeros en escribirse, pertenecen a una tradición posterior en el tiempo. Se colocan al principio, puesto que ocupan ese lugar en la temporalidad de la historia de salvación.

El pensamiento Judío llegó a atribuir la creación para Yahvé a través del Dios de la Alianza y de la vida. Es un Dios que domina y hace obedecer a la naturaleza. En Josué 10, 5 el sol se detiene, Dios está por encima del cosmos, Dios usa el pedrisco, el viento, el agua, están todos al servicio de la salvación. En la salida de Egipto la naturaleza obedece a Yahvé, es un Dios fuerte, dominador y superior a los dioses de la naturaleza. Ese poder de Dios no sólo es superior, sino que es trascendente. Todo está a su servicio. Por eso, la teología hebrea, fue deduciendo que Dios era un Dios fuerte, el más fuerte, con un poder universal e ilimitado, de ahí que fuera superior a la naturaleza. Si Yahvé estaba por encima de los demás dioses, entonces se podría deducir que había sido el creador de todo, autor de todas las cosas, creador del mundo y de los hombres. Esta conclusión tuvo lugar tras la experiencia del exilio, los otros dioses no eran nada, Dios es el único autor de las cosas. Desde estas claves se escriben los relatos de la creación del Génesis.

El Antiguo Testamento emplea diferentes términos para referirse a la tarea de crear algo. Utiliza la palabra "iasar", que podemos traducir como "formar", este verbo define la actividad de, por ejemplo, un alfarero, alguien que modela algo y que le da forma. También emplean el término "hasat", hacer, empleado para el actuar y las tareas del hombre. Pero hay un término que sólo lo emplean exclusivamente para referirse al obrar de Dios, es la palabra "bara", es un verbo teológico, sólo se atribuye a Dios y tiene un doble sentido: es el actuar de Dios cuando salva y cuando crea.

Si iniciamos la lectura del AT nos encontramos que en los primeros capítulos del Génesis no aparece nada relativo a la "creación de la nada", que tradicionalmente hemos estudiado en los catecismos. Esta idea de "crear de la nada", pertenece al helenismo, es una abstracción mental que no existe en la cultura hebrea clásica. De hecho no hay nada relativo al tema hasta la época de los Macabeos, en 2 Mac 7, 28, habla del Dios que creó todo de la nada. Esta idea está relacionada con la resurrección, es la recreación también de la nada que es la muerte, pero en una cultura hebrea con fuerte helenización.

La influencia Griega hizo que se articulara la creación como de la nada, pero la expresión que usa el texto del Génesis es "tohu bawohu", que se suele traducir como desierto y vacío, como mezcla sin sentido; luego se identificará con la ausencia de materia griega. La cultura helenista tradujo la Biblia de los LXX usando otras expresiones: la más lógica tenía que haber sido "demiourgein" para describir la creación de Dios, pero la separación helenista entre lo trascendente y espiritual y lo inmanente y material era tal, que la impresión es que Dios no podía haber creado el mundo directamente, no podía haberse manchado las manos, tenía que haberlo hecho a través de unos seres intermedios o "demiurgos". Por eso se prefirió emplear la palabra "ktizein", es el crear de Dios, es la acción que parte de la voluntad de Dios, que sin perder la trascendencia, con su poder hace surgir el mundo.

La idea de creación que tenían otros pueblos en esa época, no distaba mucho de la del Génesis, aunque sí existían diferencias notables. Normalmente presentan una visión teogónica. las cosas nacen desde un politeísmo, que, a través de relaciones de gestación, van dando lugar a las cosas. En el Génesis hay un discurso diferente, Dios crea desde su palabra y su autoridad, y no podemos deducir para nada una concepción panteísta, no es el mundo una parte emergente de Dios, sino que el mundo es creado separado de la divinidad. Hay también una idea de victoria en la creación, vista como fabricación y acción de los dioses, en el Génesis tiene mucha fuerza la bondad de Dios,"y vio Dios que era bueno" se repite a menudo. Destacamos en el Génesis otro rasgo como es la fuerza de la palabra, Dios habla y el mundo es creado.

Tampoco podemos olvidar que la creación, tal como lo narra el Génesis, está en deuda con la concepción del mundo que por aquel entonces había en Oriente. Se entendía que el mundo era una especie de disco, sujeto por columnas y rodeado de agua por todos los lados, en el centro de ese disco estaba Jerusalén, y en los bordes habría agua. Al inicio la actividad de Dios se centra en separar el agua de la tierra, la luz de la tiniebla, colocar los astros,... El caos es colocado y ordenado, de un "tohu bawohu" se pasa a un mundo habitable. El relato nos narra una periodicidad, en un lapso de seis días, en una cuarta parte del ciclo lunar, y con una aprecio constante al día y a la noche, se hace el mundo. El séptimo día tiene un valor litúrgico, está justificando "a posteriori" el descanso que los pueblos cananeos profesaban al sábado, como un día dedicado a Yahvé, según la costumbre israelí. En la creación se construye el mundo desde las categorías importantes para el momento: los astros, que eran dioses en otros pueblos aquí son sólo criaturas, igual sucede con los animales, que tampoco son divinidades, y finalmente la sexualidad, todo eso es creación de Dios, todo está sometido a Él. La clave de los textos es reafirmar que Dios es el creador de todo, tanto del mundo como de los hombres. Esta afirmación se subraya en el credo, "Creo en Dios Padre, todo poderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible". Todas las realidades trascendentes e inmanentes son obra del mismo Dios, Él es autor de todo

La cultura de la tradición Yavhista del siglo IX a. C. idealiza el mundo en el origen. Esto lo apreciamos en el capítulo segundo del Génesis, que desde una cultura del desierto, imagina en el origen un mundo como un vergel, un paraíso para el hombre. Una de las afirmación más importante del relato, indispensable para la antropología cristiana es que Dios creo al hombre y la mujer, los creo a imagen y semejanza, hombre y mujer los creó. El escritor sagrado utiliza el verbo "bara", es decir, es acción exclusiva de Dios, nadie podía hacerlo, ningún otro podía crear al hombre. Pero es que además, el hombre difícilmente está en plenitud y satisfecho si se encuentra sólo, por eso es necesaria la comunidad, la plenitud, que otorga el otro, aquí representado por la mujer. En el relato de Gn 1, 27 hay igualdad hombre mujer, pero en Gn 2, 21-23, el famoso relato de la costilla de Adán, emplea un antropomorfismo que fácilmente nos puede llevar a la falsa deducción de la superioridad del hombre con respecto de la mujer. El relato parte del sueño, de lo misterioso, del modelado de la tierra, es decir, el hombre forma parte del mundo, y la imagen de la mujer naciendo de la costilla expresa la misma materia frágil. Esa fragilidad física está acompañada de una fragilidad psíquica, la libertad dada por Dios, para poder dialogar con la criatura, le da la posibilidad de traicionarse y alejarse de Dios.

Este relato nos muestra un monoteísmo sólido, no hay otros dioses, todo ha sido creado por Yahvé, todo es criatura e intermedio, no hay lugar a la superstición ni al pesimismo politeísta teogónico. El relato se hace desde las pautas culturales y científicas de la época, no hay otras, pero su clave es que es un relato de fe. No se habla de "creación de la nada", aunque se podría entender implícito, Dios ordena, y actúa exclusivamente por la palabra. La creación es un fenómeno temporal, hay una historia de pasado, presente y futuro a partir de ese momento, nace la historia desde el tiempo. Y con una papel central, el hombre es criatura, especialmente amada y nacida para dialogar con Dios

En otros escritos del AT encontramos también referencias a la creación, especialmente en los Salmos, y los libros sapienciales más tardíos, lo cual nos indica que la fe en la creación deriva de la salvación, y aparece tardíamente tras la experiencia del destierro, si bien es cierto que ya había intuiciones, relatos, y formas empleadas para el Génesis. Tenemos entre estos textos los Salmos 136, 148, 33, 8, 104, o del libro de Proverbios el capitulo 8, 30-31; y por supuesto, el final del libro de Job, en los últimos capítulos la respuesta que da Yahvé a Job sobre la creación, "¿Quién ha hecho esto?, ¿qué sabes de todo esto?", Job 38, 1ss. Es una llamada a la contemplación y grandiosidad del universo, es admirable. En Job, Dios no es un chapucero, lo ha hecho sabiendo lo que hace, es la respuesta al escepticismo y crítica de un Job angustiado.

También podemos destacar un último texto, muy tardío, aproximadamente cerca del siglo I como es el de Sab 11, 17, "Dios ha ordenado el mundo a partir de una materia informe", claramente el pensamiento helenista está presente en el autor, el término griego "cosmos" está en este mismo libro, con idea de totalidad. Aparece la noción de providencia en Sab 11, 22-26. finalmente en 2 Mac 7, 28 habla de creación desde la nada. Estos textos son tardíos y emparentan con la filosofía griega que concebía a Dios como omnipotente, trascendente, pero también lejano y ausente de la vida cotidiana de los hombres. La idea de Dios más clásica en el pensamiento hebreo tiene que ver con un ser único, trascendente, Señor de las cosas creadas. Un Dios especialmente cercano, íntimo a su pueblo, al que conoce y ama. Es finalmente salvador, actúa en la historia. Dios no sólo crea el mundo, sino que lo mantiene, le da vida y lo hace crecer.

<< >>
1
Hosted by www.Geocities.ws