Logo 01

Logo 02

Inicio*Revistas*Contacto
 
 página anterior
 página siguiente


La Flor
Héctor Anuar Mafud



El niño caminaba por la superficie blanca, sus pies se hundían en la nieve. A pocos metros vio un pequeño objeto amarillo y su imaginación no fue suficiente para acertar qué era. Pensó en varias cosas, nunca en una flor, hasta que la tuvo frente a él. Se inclinó y la observó de cerca, su nariz casi rozó la flor. Se incorporó y en voz baja se preguntó:

      −¿Qué hace aquí? ¡Una flor en la nieve, es imposible!

   Acercó su mano derecha a la flor con la intención de retirarla y la flor dijo:

      −Déjame aquí por favor.

   El niño retrocedió con sorpresa al escuchar la delgada voz de la flor. Volteó de inmediato, pensando que otro niño, cerca de allí, le gastaba una broma. Convencido que no había nadie más que él y la flor, se atrevió a exponer:

   −No te quiero hacer daño, por el contrario, deseo ayudarte, salvarte del frío. Si te quedas aquí morirás.

   −Las flores vivimos poco tiempo -argumentó la flor-. Para ustedes uno o dos días es poco, para nosotras es todo, suficiente para dejar constancia de nuestra belleza y función natural, como lo dispuso el Creador. Vivimos con intensidad, con alegría. Nuestro tiempo de vida es un canto de agradecimiento al sol, a la noche, al día, al hombre, a la luna y estrellas, a nuestro Creador. Vale mucho. ¡Gracias, aquí estoy bien!

   El niño guardó silencio un instante, luego preguntó:

      −¿Te puedo tocar?

      −Sí, pero con cuidado -contestó la flor.

   Su pequeña mano la tocó con mucho cuidado y suavidad.

      −¿En qué te puedo ayudar? -preguntó el niño.

      −En nada.

   El niño, con desesperación, trató de explicar a la flor:

   −Mira florecita, el frío te va a quemar, te vas a morir más rápido de lo que crees. Mejor te llevo a mi casa, allá te cuidará mi madre, estarás bien en una maceta.

   −No me entiendes -contestó la flor-. Hay quienes tienen que nacer y sobrevivir en el desierto o en campo un nevado para demostrar que la vida se da en plenitud. En caso contrario, en estos lugares no habría nada extraordinario. Así es la vida, constituida por hechos esplendorosos que muchos, por su vacío espiritual, los observan como rutinarios. Tal vez el Creador manda estos mensajes, como es mi caso, de haber nacido en la nieve para llamar la atención, como una voz que espera ser escuchada sobre el valor, alegría e intensidad de la vida.

   El niño regresó a su casa. Su padre, frente a la chimenea, le decía a su madre:

      −Soy una voz en el desierto. . .…





Nació en 1945 en el puerto de Salina Cruz, Oaxaca. Narrador. Ha publicado en la revista Cantera Verde, en su página electrónica www.canteraverde.com.mx; y en la página electrónica www.festivaldelmar-salinacruz.com.  Es autor de los libros: de cuento infantil ilustrado Cuando el mar se fue, editado por el Fondo Editorial Cantera Verde, colección Sueños son, 2005; El gato montés, Fondo Editorial Cantera Verde, colección Sueños son, 2006; del volumen de cuentos El turno, Fondo Editorial Cantera Verde, colección Cuadernos de Cantera, 2005; y de la novela Fe de hechos, Fondo Editorial Cantera Verde, colección Cuadernos de Cantera, 2006. Cuentos suyos se han traducido al holandés y al francés.

   regresar al inicio del texto

Elaboración y diseño: Soluciones Telaraña     2005

Hosted by www.Geocities.ws

1