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Flama
¡Oh el
corazón!
Se piensa
que el corazón
es un músculo,
otros opinan que es el centro mismo del amor;
pero en realidad
como ya lo sabía Carson McCullers,
“el corazón es un cazador solitario”,
que acecha a su presa
con paciencia de araña,
la asalta en el camino
con un tridente
y después, cuando la ha sometido,
la va domando con caricias, besos,
pequeñas minucias a veces impalpables,
hasta que alcanza sus aviesos fines:
apoderarse totalmente del objeto amado
Poema anónimo
Quiero
acercarme a ti muy quedamente
para beberte el aire,
que compartamos
placeres y secretos,
caminar de la mano en las madrugadas,
señalar la luna en creciente.
descubriendo luego
el inesperado placer de la puesta del sol.
Entregarnos al indescriptible gozo de leer un libro juntos.
Déjame silencioso
besar tu delicada nuca;
desfallecer en tus brazos,
y compartir al amanecer, el gusto oscuro
de una humeante taza de café.
“Ten cuidado con mi
corazón”
I
Dice
Chapman:
“ten cuidado con mi corazón”,
yo diría lo mismo;
está viejo, ha amado mucho,
es delicado como una rosa envejecida.
Y sin embargo tintinea nuevamente
como una campana de plata
cuando apareces;
pero repito,
ten cuidado con mi corazón
que ahora en este momento
no las tiene todas consigo.
II
Pero
tú sabes alma mía
que ni tú tendrás piedad de mi corazón
ni yo con el tuyo,
ya que los amantes son depredadores
por naturaleza.
Arturo Arredondo
Arturo
Arredondo nació en Chiapas, México. Ha colaborado como
articulista de cine para diversos medios informativos como los
periódicos La Jornada, Reforma y Novedades. Como poeta y
narrador participa en las antologías nacionales Más
allá de lo imaginado (Tierra Adentro, 1991) y Chiapas:
Dimensión de la narrativa (Edamex, 1999). Ha publicado los
libros Gozoología Mayor (Joaquín Mortiz, 1991), y
Primeras Armas (UACH, 2000). Actualmente se encuentran en
edición su novela El Hechicero y el poemario Flama. Ha impartido
talleres de creación literaria en su estado natal y en la ciudad
de México.
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