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Era un frío de
aquéllos
El Coyote nos dijo:
piensen en su familia
cuando se trepen
la cara de gusto
cuando sepan
que ya están del otro lado
La noche se nos vino encima
y no tuvimos tiempo de pensar en nada
Fue a las tres de la mañana
que escuchamos a aquél dragón
de hierro y humo
golpear nuestros párpados
golpear la tierra con su larga cola
Fuimos cuatro los trepados
cuatro los suertudos
El frío escaló nuestros huesos
con sus clavos y aldabas
El Coyote nos dijo:
¡A dos horas de aquí!
¿Por qué no?
¡Una cerveza para empezar
bien la mañana!
Esa noche
me detuve frente a los adobes de la casa
y las vigas llenas de abismo
me detuve frente al triciclo de nuestro hijo
"No confíe en el Coyote
pegue los ojos en su espalda
No se duerma el Coyote espera
el momento oportuno para dar la zarpada
Si se duerme lo saquea y lo abandona
en medio de la chingada
No se confíe
No se confíe"
A las seis de la mañana
muertos de frío
con la oscuridad en los ojos
descendimos del tren
como pasajeros de lujo
despacio por el barandal
con las manos esposadas
y los brazos en la espalda
Una gota de hielo como luz
colgaba de una rama
Moisés Villavicencio Barras
Moisés
Villavicencio Barras, Oaxaca, 1970. Poeta y narrador. Fue
becario del FOESCA en el área de Letras, 1993-1994 y
1996-1997. Ha
publicado en las revistas: Cantera Verde, El Cocodrilo Poeta,
Viceversa, Hojas de Utopía, Periódico de Poesía de
la UNAM, Tierra
Adentro. En los periódicos: La Jornada, El Financiero,
Generación,
Público de Guadalajara y El Universal. En los libros colectivos:
Oficio
de Cantera y Poetas de Tierra Adentro II. En el 2002, el poemario Mayo
entre voces, editado por el IOC, colección Voces solares.
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