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de Sonetos seculares



López Velarde

Ya los gallos anuncian la alborada
y en el valle se planta un nuevo día
el maíz en la tierra labrantía
es una rumorosa marejada.

La ciudad se despierta despintada
mientras navega en aguas de agonía
el poeta que lucha y que porfía
en la interior tormenta desatada.

Ya son las seis, la tempestad no cesa
la mano escribe de pasión obsesa
y a punto está de zozobrar la nave.

La calma llega casi de puntillas
y en la red de unas hojas amarillas
brilla el poema de patria suave.



Fuensanta

Recuerdo de Jerez el pozo sabio
que reproduce el brillo de la piedra
con el brocal cubierto por la hiedra
y de Fuensanta el tembloroso labio.

La grupa de Leonor es un agravio
para la adolescencia que se arredra
y el árbol viejo que cercano medra
su aroma exhala como desagravio.

Crepúsculo violeta y equilibrio
entre el demonio verde del ludribio
y el ángel rubio del Pentecostés.

Cuando Fuensanta se dirige a misa
la saludan los tordos y la brisa
y suspiran las calles de Jerez.



San Cristóbal

Pues aquí en San Cristóbal de las Casas
uno siente que está lejos del cielo
pasan las nubes llenas de recelo
las alegrías siguen siendo escasas.

Se ve el contraste frío de las razas
siempre escondido por amargo velo
porque hay desesperanzas y desvelo
y se camina como sobre brasas.

Los aires están raros, descompuestos
hay millonarios árboles funestos
flacos arbustos pobres y descalzos.

Entre mucho esplendor va la miseria
con sus andrajos, ay, en esta feria
de vanidades y conceptos falsos.



Vasconcelos

Claro varón, varón entre varones,
ese fue desde siempre Vasconcelos
descubridor de mares y de cielos
en mapas coloreados de visiones.

Pastor de muchedumbres y naciones
echó cimientes en ásperos recelos
para encontrar espinas y desvelos
y cosechar puñados de traiciones.

Su generoso corazón latino
envuelto en tempestades y tormentas
jamás desfalleció en ningún camino.

Recorrió el territorio palmo a palmo
y supo así de vítores y afrentas.
Corónelo el laurel, lóelo el salmo.


(Del libro inédito Sonetos seculares)


Otto-Raúl González

Otto-Raúl González nació en Guatemala en 1921 y, desde 1954, vive exiliado en México al que ha adoptado como segunda patria. Ha recibido el Premio Nacional de Poesía Jaime Sabines, en 1990, en México; y, en Guatemala, el Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias, entre los más importantes. Ha publicado más de 40 libros, entre ensayo, cuento, novela, y los más de poesía; su obra se ha traducido al inglés, francés, suizo, portugués, alemán, checo y chino y ha sido antologaza en Europa, Estados Unidos, centro América y América del Sur.

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