Historia de la comunidad
Ensayo: Los Cripto- Judíos en Honduras
Autor: Fauzy Dieck.
 
Hechos especiales Miembro de la Comunidad Hebrea de San Pedro Sula.
Estudioso y Practicante de la Religión Judía.
Acontecimientos Descendiente de la Familia Fernández-Pérez de Trinidad, Santa Bárbara.
Investigador aficionado de Historia.
Parasha semanal
Prologo. Mucho se ha especulado sobre la llegada de Crípto-Judíos en el periodo colonial a Latinoamérica. En el caso de Honduras, se ha dado por sentado que en sector de occidente y específicamente en lo que actualmente es el Departamento de Santa Bárbara, se instaló una fuerte colonia de Marranos que con el tiempo se asimilaron al entorno cultural. Sin embargo, a pesar de ser ampliamente aceptada, hasta el momento esta tesis carece de los argumentos y pruebas que permitan sustentar que esto realmente sucedió.

Conceptos. Primeramente, es necesario aclarar el histórico termino “Marrano”, el cual es una castellanización de la frase “Mar-Anus”, que en lengua hebrea significa “Señor forzado”, el cual en un inicio era usado por los propios afectados, quienes eran judíos sefarditas forzados a convertirse al catolicismo, para autodenominar su obligado estado religioso, pero que debido al significado sinónimo de “cerdo”, el cual en realidad no proviene de origen pero que peyorativamente fue adquiriendo, los historiadores Judíos han preferido sustituirlo por su raíz hebrea de “Anus” (????) o su plural “Anusím” . Los historiadores no Judíos optan preferentemente por el termino compuesto “Crípto-Judíos”, literalmente “Judíos escondidos”.

Introducción. Es sabido que cuando un grupo étnico ha habitado determinado espacio geográfico, esto se hace evidente por los rastros de carácter Arquitectónico, Artístico, Socio-económico, Cultural, Lingüístico, Gastronómico y Religioso, además de su congruencia con los registros Históricos y Genealógicos de otros grupos. Si estamos decididos a corroborar de manera seria la tesis que sostiene la Presencia de los Crípto-Judíos en Honduras, estamos obligados a someter las evidencias que tengamos a un examen en todos los aspectos antes mencionados.

El aspecto Arquitectónico. Es del desconocimiento del autor de estas líneas si existe alguna edificación que atestigüe la presencia Judía en Santa Bárbara, aunque de hecho no existe un estilo de construcción propio característico del arte y la arquitectura Sefardita, pues esta era mas bien resultado de las influencias islámicas, hispánica y la adaptación a las posibilidades constructivas del medio. En contraste, mas bien observamos en los viejos cementerios la costumbre de los mausoleos y tumbas mortuorias con nichos superficiales, contrario a la costumbre Judía de enterrar los muertos en la tierra y colocar lapidas planas.

El Aspecto Artístico. Las artes plásticas en Santa Bárbara no alcanzó un mayor desarrollo al que heredó del arte indígena en la elaboración de cerámicas y vasijas de barro, y en esta área no se observan diseños de influencia Judías como la Menorá o la Maguen David. La pintura no fue desarrollada hasta el presente y solo se orientó al arte católico. En la Música y la Poesía tampoco se observa la influencia Judía. En ninguna de esas artes hay expresiones que evoquen los eventos bíblicos relacionados con Israel.

El aspecto Cultural. Es inconsistente la afirmación de una colonia de origen sefardita en Santa Bárbara asimilada por el medio, pues la población de ese Departamento estuvo bajo un aislamiento que le permitió conservar sus características étnicas como su apariencia típicamente hispánica. Por otro lado, no encontramos conductas de influencia de las costumbres Israelitas en asuntos cotidianos de la formación de la familia y la concertación de matrimonio.

El Aspecto Socio-económico. Es de notar la ausencia de la práctica de actividades laborales usuales y altamente desarrolladas en las Juderías como la orfebrería y el comercio. Las actividades económicas de la zona están basadas en la agricultura. En la aplicación de tratamientos médicos caseros no se observa la praxis que caracterizó la medicina tradicionalmente Judía. Aunque la actividad curtiembre es practicada, esta solo se orienta al calzado, y no se aplica a la marroquería, y se desconoce absolutamente la elaboración de pergaminos para la escritura.

El Aspecto Lingüístico. Contrario a otras zonas donde la presencia Judía ha sido constatada, no existe término o palabra alguna de origen hebreo, arameo o árabe, que sea de uso exclusivo en la región de occidente, y que nos indique la presencia de algún grupo étnico además de la presencia hispánica. Incluso, se pueden encontrar expresiones de origen indígena a pesar de que esa área estaba inhabitada al momento de la colonización. Por otro lado, si encontramos en San José de Colinas y San Luís de Santa Bárbara rastros de un acento lingüístico propio de España, y el uso de palabras y frases castizas extemporáneas como “vide”, “venemos”, “tengan talento” y otras.

El Aspecto Gastronómico. Las preferencias alimentarías son el mas fuerte lazo de relación entre dos grupos aislados pero que comparten el mismo origen. El vino de uva, el pan Jala, la matzá, el uso del aceite de oliva, una dieta que usualmente contiene el pescado, son aspectos que ha caracterizado la dieta Judía en cualquier lado del mundo y que se conservan aun ante el cambio de religión y cultura. Es inusual pensar en un grupo descendiente de Sefarditas que no acostumbran ninguno de los elementos antes mencionados, además de encontrarnos una dieta carnívora basada en la cría domestica del cerdo, y entre sus platillos, la elaboración de “la morcia” a partir de la sangre de este animal, algo que es totalmente repulsivo en la cocina Judía. Hay que hacer notar la forma en que se acostumbra a faenar la carne de gallina, la cual observamos que se hace mediante el estrangulamiento del ave, girando su cuerpo tomando como eje el cuello, y no por el degollamiento acostumbrado por los Judíos.

El aspecto Religioso. Ante la Teoría de una colonia Sefardita forzada a convertirse al Catolicismo, es probable que fuera de carácter obligatorio el abstenerse a la observación de la mayor parte de los rituales de la Religión Judía, y eso seria suficiente para justificar la inexistencia de esos elementos en la actualidad. Sin embargo, aunque es desconocido por la mayoría, aquí si podemos encontrar a la vista una practica que se puede considerar como consecuencia de una creencia religiosa, que aunque no es exclusiva del Judaísmo, es observada entre la Judería Mediterránea; me refiero a la creencia del “Mal de Ojo”. Coincidentemente a una practica común entre las madres Judías en el Medio Oriente, en Santa Bárbara y sus áreas de influencia a los recién nacidos les amarran un cordel rojo o una pulsera de botones del mismo color en su mano derecha como defensa ante “El Mal de Ojo”. Probablemente, esta es la única curiosidad que pudiera servir para sostener consistentemente la influencia de costumbres Judías en Honduras. Pero también existen expresiones antisemíticas, como es el caso de las representaciones durante las ferias patronales de “El Judío Infame”, que consiste en que los jóvenes se disfrazan grotescamente asustando a los niños y asaltando a los mayores, presentando un concepto peyorativo.

El Aspecto Histórico. Consistentemente, las versiones de los Historiadores Judíos, Holandeses, Portugueses, Ingleses y Españoles, todos protagonistas de los hechos históricos relacionados con la migración Sefardí, coinciden y son concluyentes en el sentido de que es imposible la existencia de una colonia sefardita en Honduras, esto debido a las regulaciones impuestas por las autoridades durante el periodo colonial.

Cuando los Reyes Fernando de Aragón e Isabel de Castilla concretaron la expansión y consolidación del Reino Cristiano de España, debido a sus logros adquirieron de parte de la Iglesia, el titulo de “Reyes Católicos”, comprometiéndose a mantener la observancia y pureza de esta religión es sus dominios, lo que trajo el concebido decreto de la expulsión de los Judíos de España. Sin embargo, la conversión era una alternativa para conservar la ciudadanía Hispánica. En el inicio mismo, la sociedad fue tolerante con los nuevos católicos, pero los rastros de sus antiguas costumbres despertaron las sospechas de la insinceridad de sus conversiones, lo que dio lugar a los fatídicos juicios de “Auto da Fe”. Muchos de estas seguras victimas, con documento de bautizo en mano, encontraron primeramente en Portugal y posteriormente en Holanda la posibilidad de escapar de los inquisidores.

Hasta ese momento, la migración de judíos a América era prohibida y celosamente evitada bajo los acuerdos entre la Realeza Española y el Papado de Cristianizar el nuevo continente. Rápidamente los judíos prosperaron en las actividades comerciales y navieras en Ámsterdam, y algunas compañías que pasaron a control de estos, se aventuraron a la colonización y búsqueda de riquezas en Sudamérica, y fue así como a principios del siglo XVI llegaron los primeros Judíos Sefarditas a Recife, donde fueron los primeros productores de azúcar en América. Como dato interesante, allí ofició el famoso Isaac Abuad da Fonseca, el primer Rabino en América, quien debió regresar a Holanda cuando los Portugueses conquistaron el Brasil e instalaron la Inquisición.

El escape de Recife no fue fácil, los más afortunados se refugiaron en las Antillas Menores, específicamente en las islas de Curazao, Nevis, Santa Lucia y Martinica, desde donde esperaban regresar a Holanda. Sin embargo, muchos nunca pudieron realizar ese viaje y se convirtieron en la más antigua Comunidad Judía en América, la cual existe al presente. No fue hasta finales del siglo XIX que a Judíos de esta Comunidad les fue permitido emigrar a Venezuela y Panamá, que fue el contacto mas temprano que tuvieron con Latinoamérica.

Uno de los grupos que intentaron regresar a Holanda fueron engañados y abandonados a la otra colonia comercial de Holanda en América en la isla de Manhatham, llamada “Nueva Ámsterdam”, donde a pesar de no ser bien recibidos, se les permitió “humanitariamente” su permanencia de carácter temporal. Afortunadamente, pronto los Ingleses conquistaron esa colonia y la renombraron “Nueva York” permitiendo a todos sus habitantes la residencia permanente. Así llegaron los primeros Judíos a lo que hoy son los Estados Unidos de América.

Las férreas medidas de las Autoridades Coloniales y la Inquisición hicieron difícil el arribo de Sefarditas a la “Nueva España”, que aunque no se descarta la llegada individual de algún judío legítimamente converso al Catolicismo, pero hace improbable la llegada de grupos asociados y mucho menos Colonias de Marranos a Honduras.

El Aspecto Genealógico. Se suele usar como argumento de la presencia Sefardí en Honduras los Nombres y Apellidos que fueron usados por Marranos en épocas coloniales. Realmente esta no puede ser tomada seriamente como evidencia, pues los Marranos adoptaron apellidos castizos para adaptarse a la Sociedad Cristiana, por lo que evidentemente carecían de algún origen Judío. Apellidos como “Lopes” proviene del latín “Lupus” que significa Lobo, o “Peres” que proviene de “Pier” que significa Pedro. El cambio de la “s” por la “z” al final de los apellidos fue un convencionalismo de la Real academia de la Lengua Española para diferenciarlo de la versión plural de su apelativo original, por lo tanto, tampoco es una característica de un supuesto origen Sefardí. Sin embargo, existen apellidos que efectivamente fueron mas populares entre Judíos que entre Cristianos, como es el caso de “Abudiente”, “Belifante”, “Cardoze”, “Crasto”, “Curiel”, “Dacosta”, “Desola”, “Fonseca”, “Maduro”, “Pixoto”, “Touro” y “Vidal” , y ninguno de estos figura en los registros civiles de las comunidades de Santa Bárbara entre los apellidos de sus primeros pobladores.

Conclusión. La suma y el análisis de las evidencia presentadas no fortalecen suposición de que la población de Santa Bárbara y sus alrededores son descendientes de Crípto-Judíos o Anusím que colonizaron esa zona, por lo que se hace necesario la presentación de nuevos elementos que puedan argumentar esa tesis. En lo personal, no es mi intención negar o afirmar dicha tesis, pero me encantaría contribuir a la reconstrucción de la historia Sefardí en Honduras, si es que esta existió, pero siendo esta el resultado de una seria investigación o de la recopilación de evidencias de fuentes confiables.

Mientras tanto, esto seguirá siendo un fantástico cuento y un gracioso e inofensivo esfuerzo diplomático para hermanar al pueblo Hondureño con el Pueblo Hebreo, como también una conveniente justificación a las personas que no aprecian ni valoran su propia identidad cultural, para reclamar el derecho ser parte del legado histórico o religioso Judío.

Sin embargo, debo confesar que me parece que quien sostiene la posibilidad de una Colonia Sefardí asimilada en Honduras desconoce de la persecución sistemática, los ultrajes y limitaciones a que fueron sometidos los Judíos en los territorios hispánicos, conducta que perduró aun hasta en tiempos muy resientes, así como también subestima la abnegación y tenacidad del Judío por conservar su identidad Cultural y su Fe.

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