COCHES ARGENTINOS
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La Industria Automotriz Argentina en los Años Sesenta

Rambler

>>>>El Rambler fue fabricado por Industrias Kaiser Argentina entre 1962 y 1975, con una producción total de 70.744 unidades. "Es un vehículo robusto, de sensible despeje del suelo (importante en zonas rurales) y, tal como hemos comprobado, sin problemas mecánicos, salvo la objeción que debimos hacer en cuanto a los amortiguadores. Sí, decididamente: un auto muy interesante", dijo la revista Parabrisas sobre la versión Cross Country.

El Origen Americano del Rambler

 

El primer automóvil marca Rambler fue fabricado por la Thomas B. Jeffery Company de Kenosha, Wisconsin, en 1904. Esta compañía fue adquirida por Charles W. Nash en 1918, rebautizándola Nash Motors. Sin embargo, ningún otro automóvil Rambler volvió a ver la luz hasta que apareció el coche que modificaría la forma de ver el automóvil en los Estados Unidos: el primer compacto, el Rambler de 1950, recordado por ser el coche de Luisa Lane en la serie Superman. Este modelo se mantuvo sin grandes modificaciones de diseño hasta que en 1956 apareció un coche completamente distinto, base de los modernos Rambler. Por entonces, ya la Nash se habían asociado con la Hudson para formar la American Motors Corporation. Este Rambler se vendía tanto bajo el nombre Nash Rambler como bajo la denominación Hudson Rambler. En 1957, sin embargo, la AMC lanzó el Rambler como marca separada, al tiempo que las marcas Nash y Hudson vivían su último año en el mercado.
En 1958, ya como única marca de la AMC, el Rambler debutó con la forma básica del auto que luego sería fabricado en la Argentina.
En 1959 el Rambler vendió un récord de 374.000 automóviles. Pero este sería el último año sin competencia en el campo de los compactos. Ese mismo año debutó el compacto de la Studebaker, el Lark, y en 1960 aparecerían los compactos de los Tres Grandes: el Falcon de Ford, el Valiant de Chrysler y el controvertido Corvair de Chevrolet. Por entonces, el Rambler se fabricaba en tres diferentes distancias entre ejes: 100 pulgadas (la misma del Rambler de 1950, que se definía ahora como supcompacto), 108 y 117 pulgadas.
La competencia, sin embargo, no pareció afectar las ventas del Rambler, que marcó en 1960 una cifra de 458.841 unidades, la más alta de una marca independiente lograda hasta entonces. Y en 1961 el Rambler logró superar al Plymouth en la carrera de ventas, pasando a ocupar el tercer lugar. En cuanto al auto, comenzaba a cambiar su aspecto, sobre todo el subcompacto American, aunque mecánicamente se mantenía sin cambios.
En 1962, el Rambler dejó de fabricarse en la plataforma de 117 pulgadas, para adoptar todos los modelos (excepto el American) la plataforma de 108 pulgadas. Así, el Ambassador pasó a compartir la estructura con el Classic.
En 1963 los Rambler “grandes” crecieron un poco, al abandonar la plataforma de 108 pulgadas y adoptar la de 112. Por otra parte, el coche fue completamente rediseñado por Edmund A. Anderson, adquiriendo un aspecto mucho más moderno y más ajustado al estilo imperante por entonces en los Estados Unidos. De hecho, el coche recibió el premio al “Coche del Año” otorgado por la revista Motor Trend, la que en su decisión destacó su excelente ingeniería y su asombroso diseño. Este modelo corresponde exactamente al que también en 1963 apareció en la Argentina.
Un nuevo rediseño llegó en 1964, desapareciendo la famosa “boca de pescado”. Y nuevamente el aspecto cambió en 1965, correspondiendo ahora a los modelos que en la Argentina debutaron en ese mismo año, donde lo más destacado eran las luces dobles superpuestas en el Ambassador. En 1966, finalmente, la nueva dirección de la compañía decidió que el nombre Rambler tenía poco que ver con los nuevos coches que la compañía aspiraba a fabricar y aunque los coches en sí se mantuvieron sin cambios respecto del año anterior, el Ambassador salió al mercado bajo la marca AMC. El Classic continuó con la marca Rambler. Y la maniobra pareció dar resultado, evidenciándose un incremento en las ventas con respecto al año previo.
Pero por entonces la compañía estaba en problemas; en serios problemas. Roy Abernati, presidente de AMC, fue obligado a renunciar. Las ventas descendieron en un 12 por ciento. La crisis obligó a discontinuar la línea Classic, firmando de esta forma la sentencia de muerte de la marca Rambler, a pesar de que en 1968 esta retornó en los modelos American (que directamente adoptó el nombre Rambler al año siguiente) y Rogue. El nombre Rambler desapareció de los catálogos de AMC en 1970.

Informe de los Dueños del Rambler
©MECÁNICA POPULAR, Octubre 1960

 

En Octubre de 1960 la revista ©Mecánica Popular publicó un informe basado en las opiniones de los propietarios del Rambler. Entre las virtudes del auto señaladas por sus dueños, la más alabada fue su facilidad de manejo, señalada por el 55,5 por ciento de los encuestados. Esta fue seguida por la comodidad de marcha (27,7 %), la economía de operación (26,4 %) y por su tamaño (22,3 %). Por su parte, los defectos fueron encabezados por la falta de espacio, mencionada por el 10,4 por ciento (aunque los propietarios que no expresaron queja alguna fueron el 30,5 %), seguida por el consumo de gasolina, las filtraciones y la transmisión. Pero qué opinaron, en concreto, sus dueños. A continuación algunos comentarios:
«Hago largos viajes a toda velocidad, y no me siento molido después de ocho horas tras el volante.» Dijo un vendedor de California.
«Deseábamos un auto más espacioso para acampar en las vacaciones; pero sin tener que manejar un coche grande las otras 50 semanas restantes.» Comentó un profesor de Massachusetts.
En definitiva, el 73,2 por ciento de los propietarios que respondieron la consulta opinaron que se trataba de un auto excelente, y sólo el 2,8 lo consideró un coche mediocre.

 

La Historia del Rambler Argentino

 

Cuando el primer Rambler apareció, en 1950, lo que se buscaba por entonces era producir el auto más grande y más potente, una tendencia que se iría agudizando con el transcurrir de la década, de ahí que el “pequeño” auto causó sensación. Aunque el Rambler de los años ’50 no varió su concepción general, en 1958 apareció un auto completamente distinto a sus antecesores, con una línea que anunciaba a los compactos más destacados de la década siguiente: el Falcon y el Chevy II. Así y todo, seguía siendo —según los cánones americanos— un verdadero compacto, como se denominaban los autos chicos antes de que la penetración de los modelos europeos, verdaderos liliputienses modificaran por completo las ideas que se tenían de lo que era un auto chico y uno grande.
De todas maneras, cuando en enero de 1962 salió de la planta IKA de Santa Isabel el primer Rambler, fruto de un convenio (firmado el año anterior) entre Kaiser y la American Motors, fabricante del Rambler en los Estados Unidos, el coche venía a reemplazar al más grande automóvil jamás producido en el país: el Carabela, discontinuado para dar paso al nuevo modelo, que, paradójicamente, se constituía en el primer “compacto” producido en el país, derrotando por algunos meses al Valiant, al Chevrolet 400 y al Ford Falcon.
Presentado en los salones de la concesionaria Cerruti Hnos. de Avellaneda, inicialmente se fabricó en versiones Ambassador 400, Classic Custom, Classic De Luxe y Classic Cross Country, pero a partir de 1963, IKA lanzó la nueva gama —completamente distinta de la serie inicial y basada en sus pares americanos, distinguidos por la revista Motor Trend como "Coche del Año", uno de los galardones más prestigiosos en la industria automotriz de los Estados Unidos—, compuesta por el Ambassador 990, el Classic Custom 660, el Classic De Luxe 550 y el Classic Cross Country 660. El modelo de lujo, el Ambassador, traía de serie aire acondicionado, dirección hidráulica, levanta vidrios eléctricos en las cuatro puertas, traba en los vidrios traseros y frenos de potencia, todo lo cual era por entonces casi de ciencia ficción en la Argentina.
El siguiente “restyling” llegó en 1965, debutando la nueva línea el 9 de abril a través de una recorrida por el circuito céntrico de la ciudad de Córdoba. En esta oportunidad, además de exhibir una nueva carrocería, el auto contaba con un nuevo motor, el Tornado-Jet de 230 pulgadas cúbicas, que reemplazaba al excelente pero ya obsoleto motor Tornado de 226 pulgadas.
En noviembre de 1966 IKA lanzó el auto que reemplazaría al Rambler: el Torino, un coche exclusivamente producido en laArgentina diseñado por Pininfarina (en apenas seis días) en base al Rambler American Rogue americano. Sin embargo, las virtudes del Rambler, sobre todo como auto familiar, le permitieron sobrevivir algunos años más, aunque no ya como Rambler —el nombre por supuesto continuó usándose en el habla popular—, sino Classic, Ambassador, etc. Los modelos básicos se produjeron hasta 1971, mientras que el Ambassador, todavía necesario como coche de representación, continuó en la línea de montaje hasta 1975. La producción total del Rambler, entre 1962 y 1975, fue de 70.744 unidades.

 

Aquí está el Rambler
©PARABRISAS, Abril 1962

Con la introducción del Rambler en el mercado interno de la República Argentina, se inicia un nuevo sentido en la industria nacional del automóvil. En los Estados Unidos, este coche entra dentro del grupo de los “compactos”, surgidos para contrarrestar la creciente penetración de los pequeños autos europeos. El adjetivo compacto es difícil de definir. Teóricamente podría significar la misma capacidad de un auto grande con menos lata y menos motor. Pero en la república Argentina, el compacto, como fenómeno industrial, tuvo una trayectoria inversa, dado que se introdujo en un mercado donde se verificaba una supremacía europea (aunque muy reciente). Industria Kaiser Argentina fabrica el Rambler bajo licencia de la American Motors de los Estados Unidos en tres modelos: el RA 2V Classic, el RA 2R Classic y el RA 2V Ambassador. Tanto el primero como el último son sedanes de cuatro puertas y capacidad para seis pasajeros; el segundo, es la rural de cinco puertas.
La unidad motriz está colocada en posición delantera y longitudinal; se trata del conocido motor 6L-226 de Kaiser, ahora mejorado. Es un seis cilindros en línea, enfriado por agua, con las válvulas dispuestas lateralmente en el block, que es de fundición de hierro sin camisas postizas. Los cilindros tienen un diámetro de 84,138 mm y la carrera del pistón es de 111,125 mm, lo que da una cilindrada total de 3.707 cm³. Con la compresión nominal de 7,3 a 1, se consiguen 119 HP, medidos al freno, a 4.000 revoluciones por minuto. El torque máximo se consigue a las 2.100 rev/min y es de 26 mkg. El cigüeñal está forjado en acero, pesa 35 kilos y gira apoyado en cuatro bancadas concasquillos postizos de metal antifricción. Los seis cojinetes de biela son del mismo tipo que los de bancada. Los pistones llevan cuatro aros cada uno. Las válvulas corren en guías de fundición, siendo de acero silicromo para la admisión y de acero silicromo XCR para el escape. El árbol de levas, situado a la izquierda del conjunto cilindros, es de acero forjado y gira apoyado en cuatro bujes de acero con banda de contacto de metal antifricción. A la altura del tercer buje lleva el engranaje de salida de fuerza para el eje común bomba de aceite-distribuidor. El árbol es comandado por una cadena de distribución del tipo Morse, desde el extremo delantero del cigüeñal.
La película de aceite se logra por medio de una bomba de engranajes sumergida en el cárter del motor, desde donde extrae el aceite a través de un colador flotante que se estaciona siempre en el nivel superior, a fin de impedir que la succión pueda atraer los residuos y suciedades que se decantan en el fondo del cárter. A la salida de la bomba el aceite se divide en dos corrientes, la de lubricación y la de control de presión. A través de orificios o pasajes dispuestos en el cigüeñal, el aceite se dirige a los muñones, tanto de biela como de bancada. Desde los muñones de biela y a través de agujeros perforados en ésta, lubrica las paredes de cilindros y pistones. Esta misma corriente va también a los bujes del árbol de levas, la cadena de distribución y sus engranajes y botadores y elementos de las válvulas. La corriente de regulación de presión pasa por una válvula ubicada en el cuerpo de la bomba, que es del tipo de resorte y que se abre cuando la presión resulta excesiva. El filtro de aceite es una unidad externa de flujo total, del tipo cartucho removible, que se alimenta por medio de una derivación del circuito primario de lubricación. Luego de filtrado, el aceite vuelve al cárter. Este tipo de filtro no recibe todo el caudal de aceite que envía la bomba sino una parte del mismo. Las presiones de la bomba son las siguientes: Presión mínima (velocidad de marcha lenta, 600 rev/min): 1,9 kg/cm², o sea 27 lb/in². Presión máxima (2.000 rev/min): 2,87 kg/cm², o sea 24 a 38 lb/in².
El 6L-226 se enfría por una corriente de agua que circula bajo presión, forzada por una bomba centrífuga comandada por una correa trapezoidal, la misma del ventilador y de la dínamo. La presión del sistema es de 0,53 kg/cm² y está controlada por una válvula del tipo de resorte , incorporada a la tapa del radiador. La válvula permite la salida del vapor de agua y eventualmente del agua misma cuando la presión del sistema sobrepasa la cifra anteriormente mencionada. Por efecto del regulador de presión, la temperatura del agua puede alcanzar los 112º C sin entrar en ebullición, con lo cual la temperatura entre el aire ambiente y el agua se diferencia. La tapa del radiador lleva asimismo una válvula de vacío para eliminar dicho efecto, producido en la cañería luego de enfriada el agua, que ha disminuido en cantidad al escaparse el exceso por la válvula de presión de la tapa del radiador. El sistema posee también un termostato, que cierra casi totalmente el paso del agua, facilitando la rápida elevación de la temperatura hasta los 66º C. Desde esta marca hasta los 78º C, el termostato va abriéndose paulatinamente hasta liberar completamente el circuito. La capacidad es de 12 litros.
El sistema de carburación está formado por un carburador Carter WCD 2807 S de tiro descendente, que recibe el combustible por intermedio de una bomba mecánica a diafragma, también Carter. La chispa que enciende la mezcla aire-nafta se produce en el clásico circuito batería-bobina-ruptor-distribuidor-bujías. La batería, de 12 voltios y 55 amperes/hora, recibe carga de un generador de 12 voltios nominal y 35 amperes nominal. El sistema se completa con el correspondiente motor de arranque, de la misma tensión.
Luego del motor se extiende el embrague, monodisco seco con placa de empuje, de mando hidráulico desde el pedal correspondiente. A continuación del embrague viene la caja de velocidades, siguiendo el esquema clásico en diseños de este tipo. La caja es mecánica selectiva, de tres relaciones de marchas hacia adelante y una hacia atrás, con la segunda y tercera sincronizadas. El mando de la caja se realiza desde una palanca situada en la columna de dirección. Las relaciones de giro entre la salida del cigüeñal y la de la caja de velocidades, son las siguientes:

1ra
2,798 a 1
2da
1,551 a 1
3ra
1,000 a 1
Marcha atrás
3,798 a 1
Sobremarcha
0,680 a 1

Desde la caja de velocidades hasta el tren trasero se extiende un tubo de empuje de acero, que lleva el eje cardánico en su interior. El acoplamiento trasero es del tipo hipoidal y viene con relaciones diferentes para el caso de que el automóvil tenga sobremarcha o no, según el modelo. Para la sobremarcha, la relación piñón-corona es de 4,56 a 1 en los tres modelos. Solamente el RA 2V Classic tiene 3,73 a 1 en el caso que no lleve sobremarcha. Luego, las relaciones finales son:

Puente trasero
3,73 a 1
4,09 a 1
4,56 a 1
1ra
10,436 a 1
11,443 a 1
12,758 a 1
2da
5,785 a 1
6,343 a 1
7,072 a 1
3ra
3,730 a 1
4,090 a 1
3,100 a 1
Marcha atrás
14,166 a 1
15,533 a 1
16,318 a 1

Las ruedas delanteras del Rambler, en sus tres modelos, tienen suspensión independiente, con un diseño de trapecio deformable transversal. Para conseguir este efecto, se incorpora un brazo superior triangular estampado de acero. El brazo inferior es simple, sin forma de triángulo. Entre los dos se reparten los esfuerzos longitudinales y transversales producidos durante la marcha, el frenado y la aceleración. El elemento suspensor propiamente dicho es un resorte helicoidal que corre desde un soporte especial ubicado en el extremo exterior del brazo superior de suspensión hasta un punto determinado de la carrocería, por sobre todo el conjunto. En la parte inferior del soporte del resorte y por dentro de este último, se encuentra un tope de goma que limita la compresión del resorte bajo una solicitación máxima. La amortiguación está lograda por medio de un elemento hidráulico telescópico que corre desde el extremo del brazo inferior hasta un punto de la carrocería, pasando por dentro del brazo triangular superior. En el caso trasero, las ruedas no tienen suspensión independiente, sino que están unidas entre sí por las cañoneras y la carcaza del diferencial, formando el clásico eje rígido. La locación del eje en el sentido transversal se obtiene con dos resortes helicoidales, que a su vez sirven de elementos de suspensión. El esfuerzo transversal de la carrocería sobre el eje trasero está controlado por un brazo Panhard que va desde un extremo del eje hasta la carrocería en el lado opuesto.
Para facilitar en lo posible la maniobra con el volante, el Rambler viene provisto de un sistema de dirección de bolillas recirculantes, que emplea una combinación de tornillo sinfín con tuerca que, al desplazarse oscila directamente el brazo de mando a las barras de dirección. La desmultiplicación del volante es de 24 a 1. Los frenos son en el caso del Rambler del tipo Bendix, hidráulicos y de accionamiento autocentrante. Posee un cilindro por rueda y cintas de amianto moldeado rígido, con un ancho de 51 mm. Las campanas de freno son de fundición de hierro con un diámetro de 279,4 mm y permiten una rectificación máxima de 1,524 mm. El freno de mano actúa mecánicamente sobre las ruedas traseras.
Como es corriente en este tamaño de automóviles, el Rambler en sus tres modelos tiene carrocería portante. Esto es, simplemente una carrocería que por su estructuración especial, permite la ausencia del consabido bastidor. El Rambler es uno de los automóviles más grandes que emplean este moderno sistema. En la figura correspondiente puede notarse la intensa estructuración y la abundancia de nervaduras que le dan la rigidez necesaria. En el caso Rambler, casi toda la resistencia cae en el piso de la cabina, en los laterales del motor, en el torpedo, en la forma que adopta el panel por detrás del asiento trasero. El techo y la parte superior de los parantes, si bien contribuyen a la rigidez, no lo hacen en la proporción de las partes anteriormente nombradas. Dentro del diagrama total existen dos largueros longitudinalmente que presentan en la parte delantera (la ocupada por el motor), la forma de simples largueros de bastidor. Sobre la misma carrocería van fijados los diversos elementos de suspensión, motor y demás que forman el total del automóvil las dimensiones generales son las siguientes:

Largo máximo
4.840 mm
Ancho máximo
1.840 mm
Alto máximo
1.450 mm
Distancia entre ejes
2.746 mm
Trocha delantera
1.473 mm
Trocha trasera
1.486 mm
Despeje del suelo
198 mm
Peso vacío
1.420 kg
Neumáticos
6,70 x 15"

Entre los detalles de carrocería cabe señalar que el Rambler tiene arranque en la llave de contacto y bocina doble, accionada por un aro en el volante. Cuenta con medidor de nafta y medidor de temperatura, y la presión de aceite y la carga son indicadas por medio de luces de emergencia. Tiene parcial de kilometraje, encendedor y ceniceros; también espacio para la radio, aunque ésta es opcional. También es opcional el lavaparabrisas. Por otra parte, viene de fábrica con calefacción y ventilador para ésta. Cuenta con cerraduras en puertas y baúl, pero no en el tanque de nafta. Posee ventiletes en las puertas delanteras y viseras para el sol. Tapizado y alfombras son de nylon, mientras que el techo es de plástico vinilo. El respaldo de los asientos delanteros es graduable.

 

Hoy Probamos el Rambler Cross Country
©PARABRISAS, Enero 1963

Nuestro primer contacto con la rural Rambler Cross Country cedida para test, tuvo lugar en el Autódromo Municipal. Al contemplar sus imponentes proporciones, y al observar los apoyacabezas (opcionales) que iban colocados arriba de los asientos delanteros, preguntamos si la especificación incluía una camarera a costo adicional. Nos contestaron que no, pero que el cliente no encontraría dificultades en conseguir este aditamento por su cuenta, especialmente en la Gran Vía del Norte, a discrecional hora de la tarde.
Sea como fuere, el Cross Country es una bella bestia, sorprendente en muchos aspectos, con relativamente pocos detalles cuestionables, y ofrecida a un costo que, frente al panorama argentino del momento, es más que conveniente. El frenaje es notable en vista del peso y tamaño del vehículo; la resistencia al fade es relativa, pero éste no es un vehículo para carreras de circuito ni para alucinantes promedios en la montaña; y lo importante es saber que cuando se necesita frenar en una emergencia, los frenos están. “Nuestra” Cross Country perdió pedal durante la vigencia del test, pero eso ha ocurrido con prácticamente todos los vehículos que hemos testeado, y es una consecuencia de las severas condiciones de la prueba de Autódromo —y de la cortés pero inconmovible resistencia que nuestros testers oponen a los planteos directoriales tipo “¡Anden despacio, muchachos, por favor!”
Al sentarse detrás del volante del Rambler, la primera impresión es la de opulencia, enorme tamaño, y un dejo de transpiración en la frente mientras el conductor piensa”¿Y yo tengo que llevar este acorazado por el tránsito del centro sin plancharle un guardabarro?” (Aclaremos que la rural sobrevivió al test intacta y en perfectas condiciones...). Pero a poco de andar parece que se “comprimiera”; la dirección tiene muchas vueltas (6½) de tope a tope, y para pasar las ruedas de giro izquierdo a giro derecho, hay que trabajar con ahínco; pero alrededor de la posición derecho para adelante, la relación de desmultiplicación es más rápida, y las correcciones y desviaciones de menor cuantía, pueden hacerse con facilidad. Además, los flancos son rectos, lo que facilita el cálculo para la “colada” en el tránsito. El volante es de generoso diámetro, de diseño cóncavo para mayor seguridad (aunque, sorprendentemente, el tablero no es acolchado, como era el del Carabela). Tiene un aro de bocina de unos 70º de segmento, que nunca está exactamente donde uno lo busca, especialmente si el conductor necesita sonar la bocina o hacer la guiñada cuando está en curva o doblando una esquina. El mismo aro acciona la guiñada mediante una palanquita debajo del tablero (clásico sistema IKA, y muy práctico).
La palanca de cambios es convencional, con tres marchas hacia adelante y marcha atrás. Una de las opciones de fábrica es una luz de reversa que se enciende automáticamente al colocar la palanca en marcha atrás. No venía con nuestra Cross Country, pero juzgamos que es un accesorio muy interesante, especialmente considerando el inmenso largo del auto. Los pedales son colgantes, menos el acelerador; su accionamiento es un poco duro, aunque esa impresión inicial desaparece a medida que el conductor se familiariza con el vehículo. El cebador es automático, y para hacerlo accionar conviene apretar el pedal del acelerador hasta la mitad del recorrido durante los arranques en frío —que siempre fueron instantáneos, como así también los verificados con motor caliente. No es ni necesario ni conveniente bombear el acelerador durante el arranque. El freno de estacionamiento es del tipo de pedal, destrabado por un manguito debajo del tablero. Es cómodo, pero rápidamente perdió ajuste.
El velocímetro tiene cuentakilómetros sin parcial; además, existen medidores de temperatura de agua y de nivel de nafta, siendo indicadas la presión de aceite y la carga del generador por las consabidas “luces de idiota”. Como opción (no prevista en el coche testeado por Parabrisas) se ofrecen dos luces de control adicionales: una indica que el freno de estacionamiento está puesto (nuestros testers comentaron zumbonamente que esta luz es muy necesaria, puesto que el freno de estacionamiento tiene tan poco efecto que es difícil darse cuenta de si está colocado o no...), y otra titilante, que indica que empezó a funcionar la derivación del filtro de aceite, para el caso de que el propietario del vehículo haya sido tan despreocupado de no cambiar oportunamente el elemento del filtro, y que aquél se haya obturado con suciedades e impurezas. En realidad, el Rambler es un coche moderno diseñado con la filosofía “deje que lo hagamos nosotros”; entonces el único control del motor es la llave de arranque, puesto que el cebador es automático y no hay acelerador de mano; el motor es solamente esa cosa ahí delante que emite suspiros quinceañeros cuando se gira hacia la derecha la llave.
Evidentemente, los fabricantes del Rambler suponen que los ocupantes de sus coches son fumadores, ya que la rural tiene cuatro ceniceros amplios, más un encendedor del tipo que salta cuando está caliente, y que además tiene un detalle muy interesante: cuando se quita el encendedor estando encendidas las luces del tablero, se ilumina el zócalo para facilitar su colocación de vuelta. Un detalle insignificante, pero ¡muy bien pensado! La gaveta tiene llave y luz automática (no funcionaba en “nuestra” Cross Country). Su tamaño es adecuado. Debajo del tablero hay una “luz mapa” para poder leer un plano de carreteras o cualquier otra cosa, sin estorbar al conductor.
Los limpiaparabrisas no son excepcionales. Trabajan a vacío, y basta una aceleración discreta para que, prácticamente, se detengan. Además, no consienten en andar a gran velocidad bajo la lluvia, a menos que el conductor suelte ocasionalmente el acelerador, para que al producirse un momentáneo vacío en el múltiple, se aceleren los limpiaparabrisas. Nuestra opinión: mejor serían eléctricos. El lavaparabrisas (opcional) cumplió acertadamente su cometido. El sistema de calefacción es muy completo. Tuvimos oportunidad de probarlo apenas a medias, ya que no experimentamos tiempo frío durante la vigencia del test. Debajo del tablero, junto a las puertas izquierda y derecha, respectivamente, se encuentran tiretes que accionan tomas de aire para refrescar la cabina. La radio es a transistores, es decir, comienza a funcionar inmediatamente, sin periodo de calentamiento; tiene, además, botonera, y su voz es potente y clara (un tanto metálica, para gustos muy refinados). El reloj (opcional) tenía un concepto definitivamente einsteniano acerca del tiempo, el espacio y la relatividad que gobierna las cosas. Nuestro consejo: ¿Tiene usted un reloj pulsera?
Todo diseño involucra una serie de compromisos, y en el caso de la Cross Country observamos que el recorrido de los asientos delanteros (individuales, pero apareándolos forman un solo asiento para tres personas) es limitado para un coche de su tamaño. Además, los asientos traseros están un tanto cerca de los delanteros (con relación a las proporciones del coche). Si no involucrara costoso rediseño, nosotros opinaríamos que sería más conveniente dejar un poco menos de plataforma atrás y un poco más de espacio para los asientos —máxime considerando que el asiento trasero puede volcarse para adelante, formando así un piso de carga de capacidad realmente gigantesca.
Además, “nuestra” Cross Country traía como detalle opcional asientos cucheta; es decir, corriendo los asientos delanteros al tope de su recorrido para adelante, estos forman, con el cojín del asiento trasero, una cama doble para hacer un comodísimo “camping” sin la necesidad de una carpa. La comodidad de los asientos es inobjetable, y el tapizado, prolijo y de agradable color. La rural que testeamos venía, además, con posacabezas tipo avión, pero que, a nuestro juicio, eran demasiado hundidos para máximo confort. Es decir, su diseño obligaba al ocupante a echar la cabeza demasiado para atrás. (Uno de nuestros testers observó medulosamente: “Esta rural la diseñaron para los ubangis, que tienen cabezas largas como melones...”).
Una vez que el conductor se haya sobrepuesto a una cierta sensación de estar piloteando el Queen Elizabeth, a través de los riachos del Delta, resulta que la Cross Country es de una manuabilidad sorprendente. La dirección se torna pesada si hay que estacionar o “desestacionar” con muy poco espacio, pero en el andar es muy liviana, y, como hemos comentado, en la posición “straight ahead”, es bastante ágil. La conducción urbana es facilitada, además, por la tremenda potencia del motor y su fuerte aceleración y suavidad en toda la gama de velocidades. Es notable su elasticidad en baja: a 15 kilómetros por hora se puede acelerar en tercera sin tartamudeos ni intermitencias, aunque el coche testeado por nosotros tenía un ocasional defecto de carburación (marcha mínima o bomba de pique) que, de vez en cuando, desmentía esta afirmación. A pesar del largo del vehículo, el círculo de viraje es bastante reducido (10,47 metros hacia la derecha y de 10,20 hacia la izquierda), y por lo tanto la maniobrabilidad del Rambler es muy buena. Es muy fácil dar marcha atrás correctamente, porque la ventanilla trasera está a escasos centímetros de la prolongación vertical del paragolpes; vale decir, que no hay que hacer estimaciones ni cálculos del largo del baúl.
La ventanilla trasera se baja. Previamente hay que destrabar la manija de accionamiento mediante una llave, y entonces puede abrirse la portezuela trasera. Utilísima para desembarcar bultos grandes. La Cross Country sería ideal para un corredor de comercio que también quisiera tener un coche elegante para sacar a pasear a la familia.
Es interesante el hecho de que no se puede cerrar el auto con la llave adentro, ya que la puerta del conductor no tiene traba; la del acompañante tiene traba y puede abrirse o cerrarse también desde el exterior con una cerradura idéntica a la de su compañera. La puertas traseras se traban mediante botón pulsante. Las puertas delanteras tienen ventiletes girables, mientras que las ventanillas traseras largas, las de más atrás, son fijas. En cambio, puede bajarse la ventanilla de la portezuela para lograr un verdadero torrente de aire fresco en verano. La tapa del tanque de nafta no tiene llave, excepto en opción (debiera ser de norma) y el capó carece de traba (aunque el concesionario, generalmente, suele colocarla a pedido, pero también debiera ser de norma...). El Rambler viene provisto de dos llaves, una de las cuales tiene cabeza hexagonal (encendido, puertas) y la otra redonda (gaveta, portezuela, teóricamente, porque en nuestra rural, por algún extraño designio de las circunstancias, la portezuela era abrible solamente con la llave hexagonal...).
En resumen, muy bueno para andar por en ciudad, a pesar de su gran tamaño (lógicamente, no es fácil encontrar lugar dónde estacionarlo en fila). Su consumo es regular, ya que apenas supera los 5 km/litro (100 con 20) andando suavemente. Con el motor perfectamente a punto, debe usarse nafta común. La nafta especial no lo daña, y puede ser necesario agregarle un pequeño porcentaje en algunas zonas del país, y para compensar eventuales “salidas de punto”.
En la ruta, el Rambler tiene el andar suave y el galope incansable propio de los coches grandes y potentes. A 120 kilómetros por hora el motor ronronea plácidamente, y además rinde 6 kilómetros por litro (120 con 20), cifra aceptable (además, en ruta llana y recta, puede usarse nafta común exclusivamente, sin ningún problema). En un coche de este tipo, una velocidad de 80 por hora parece absurda, pero el que quiera limitarse a este ritmo (o que sea obligado a hacerlo por reglamentaciones de tránsito), se beneficiará con un kilometraje de 8 por litro de combustible.
Su estabilidad no es, por supuesto, comparable a la de un coche Gran Turismo, pero puede tomar las curvas sin frenar mucho, siempre que se vire con el motor en tracción, es decir, oprimiendo levemente el acelerador. Cualquier intento de tomar una curva veloz sin usar acelerador, provocará marcada inestabilidad y rolido. En realidad, resultó más estable que lo que nosotros suponíamos, máxime si tenemos en cuenta que el andar es muy mullido, y, generalmente, lo mullido y lo estable no van de la mano, sino muy al contrario...
Los amortiguadores, en un duro trato de 4.000 kilómetros, estaban descargados y sin acción. Experiencia: para prestaciones de mucha exigencia es conveniente pedir la opción de amortiguadores “Heavy Duty”. Nuestra rural venía equipada con cubiertas 7.10 x 15, opcionales, contra las 6.70 de norma. Es una opción que vale la pena, porque se reduce, aunque sea levemente, el consumo, sin tener problemas con el pique, que, de cualquier forma, tiene de sobra.
Conclusiones: por el precio que cuesta y por sus características, la rural Cross Country Rambler es muy interesante para quien necesita o prefiere un auto grande. Hay lugar de sobra, inmenso espacio para mercancías o equipajes, excelente suspensión, suave y potente pique, inmejorable “service” en todo el país, sencillez mecánica y un aspecto exterior bastante elegante (dentro de la subjetividad de la estética, por supuesto: para nosotros, la línea es elegante). Es un vehículo robusto, de sensible despeje del suelo (importante en zonas rurales) y, tal como hemos comprobado, sin problemas mecánicos, salvo la objeción que debimos hacer en cuanto a los amortiguadores. Sí, decididamente: un auto muy interesante...

Datos Técnicos del Road Test

Rendimiento es una palabra muy pronunciada hoy día, a la que se le asignan una serie de poderes mágicos que sirven para salir del paso en cualquier momento, y para determinar cualquier característica del automóvil. Sin embargo, en mecánica, el concepto tiene aplicaciones muy particulares, y en ningún momento puede referirse al automóvil en conjunto. El rendimiento total de un auto sólo es una función de su dueño, que se interesa por ciertas características y deja de lado otras. Por eso es que las pruebas y resultados deben ser específicos, para que cada persona pueda decidir cuáles son los datos que más le interesan.
Esta prueba fue realizada íntegramente por los testers de Parabrisas, Sres. Ronald Hansen. Emilio R. del Valle (n) y Guillermo Mártire, excepto en las pruebas de frenado y aceleración realizadas en el Autódromo, durante las cuales el coche fue conducido por el Sr. Juan J. Rosso, de Industrias Kaiser Argentina.
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Datos Técnicos del Coche Probado
Motor 6 cilindros en línea, vávulas laterales, 84,138 x 111,125 mm, 3.707 cc, 120,7 CV (119 HP SAE) a 4.000 rev/min, 7,3 a1. Caja de 3 velocidades (2º y 3º sincronizadas), 1º 2,798 a 1, 2º 1,551 a 1, 3º 1 a 1, MA 3,798 a 1. Relación del eje trasero 4,09 a 1. Relaciones finales 11,44, 6,343, 4,09 y 15,533 a 1.
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Error del Velocímetro
Velocidad auto (en km/h)
20
40
60
80
100
120
140
Velocidad real (en km/h)
20
40
60
80
103
120
142
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Prueba de Velocidad Máxima
Se toma sobre un kilómetro lanzado en sentidos opuestos, para anular la posible influencia del viento. La medición se realiza con un velocímetro perfectamente calibrado.
En el caso del Rambler Cross Country, la velocidad máxima alcanzada fue de 152,4 kilómetros por hora.
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Prueba de Velocidad Máxima en cada Marcha.
1ra
60 km/h
2da
110 km/h
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Prueba de Aceleración.
Con el mismo velocímetro anterior, se controla el tiempo que el automóvil emplea en alcanzar velocidades crecientes de 20 en 20 kilómetros por hora. Se obtiene de este modo una idea exacta de la mejor aceleración del automóvil.
De 0 a 20 km/h
1 s 3/5
De 0 a 40 km/h
4 s
De 0 a 60 km/h
7 s 4/5
De 0 a 80 km/h
12 s 3/5
De 0 a 100 km/h
19 s
De 0 a 120 km/h
32 s
De 0 a 500 m
22 s 3/5 a 105 km/h
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Prueba de Empuje
Se comprueba aquí el empuje máximo que recibe el automóvil en cada marcha, por medio de un instrumento de precisión llamado Performance Meter marca Tapley, tipo R. Las mediciones resultan en kilogramos de empuje por tonelada de automóvil.
En 2da
130 kg/ton a 60 km/h
En 3ra
82 kg/ton a 90 km/h
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Prueba de Frenado
La prueba se refiere al aguante y la capacidad de recuperación de los elementos frenantes, y se realiza deteniendo el automóvil a 0 desde los 80 km/h, diez veces consecutivas sin dejar que las campanas y demás elementos se enfríen y recuperen su eficacia original. De este modo, se obtienen diez mediciones de distancia de frenado, que irán creciendo a medida que aumente el número de mediciones.
De 20 a 0 km/h
1,20 metros
De 40 a 0 km/h
4,80 metros
De 60 a 0 km/h
14,70 metros
De 80 a 0 km/h
27,60 metros
De 100 a 0 km/h
40,80 metros
De 120 a 0 km/h
56,20 metros
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Pruebas de Filtraciones
Consiste en verificar filtraciones de agua y tierra hacia el interior de la carrocería (cabina, baúl, motor). En las pruebas de agua, se somete al coche a una lluvia de presión (80 lbs/pulg2) durante diez minutos. En las de tierra se busca un camino de tierra muy seco.
El Rambler Cross Country tiene una impermeabilidad muy buena, registrándose sólo pequeñas filtraciones en los lugares normales.
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Pruebas de Consumo
Realizadas sobre ruta y ciudad, estableciendo consumos a distintas velocidades.
En ciudad
5,1 km/l
En ruta a 80 km/h
7,8 km/l
En ruta a alta velocidad
6 km/l

 

Hoy Probamos el Rambler Classic 660
©PARABRISAS, Junio 1964

Sin comentarios iniciales, la redacción de Parabrisas recibió de Industrias Kaiser Argentina un Rambler Classic, modelo 1963, para ser sometido a esa serie de pruebas que en conjunto configuran un test. La unidad en cuestión resultó ser un automóvil de color celeste con tapizado celeste también, agradable y descansado. Este automóvil había tenido sus partidas bravas antes de ser recibido por Parabrisas. Tuvo encima la “vuelta” del Gran Premio y alguna que otra “piña”. Cuando lo recibimos estaba tirado a nuevo y en perfecto estado de funcionamiento, con algo así como catorce mil y pico de kilómetros.
Es difícil comenzar a hablar sobre este automóvil sin pensar automáticamente en la diferencia fundamental de forma con el modelo anterior. Existen casos en que la diferencia entre un modelo y otro es de pequeños detalles de carrocería, alguna bagueta, otra combinación de colores, etc. En el caso concreto del Rambler, el modelo último difiere completamente del anterior, por lo menos en cuanto a carrocería se refiere. Desapareció la sensación monolítica, siendo reemplazada por una línea liviana y fluida, que pone de manifiesto una mayor sobriedad estilística, además muy agradable. Conservando el rodado de dimensiones muy aproximadas a las del modelo anterior, en este caso da la impresión de más grandes, al ser más liviano el conjunto de la carrocería. Las opiniones sobre el tamaño de las ruedas están muy divididas, por lo menos en cuanto a estética se refiere. Personalmente, opino que el tamaño es correcto, tanto estética como funcionalmente. Considero que los pozos, de los cuales existen tantas variedades en las calles de Buenos Aires y otras ciudades importantes, las huellas en los caminos de tierra, etc., son más fácilmente superables con rodado grande. Técnicamente hablando es tan discutible y tan fundamentada una opinión como otra.
El Rambler Classic 660 parece más grande desde el interior que visto desde afuera. Y esta primera apreciación se confirma en la realidad física de la prueba. Tres personas se acomodan con facilidad en el asiento delantero; lo mismo, aunque en menor medida, ocurre en el trasero. Sabidos son los inconvenientes que causa el túnel de transmisión, cosa común en los automóviles con motor delantero y tracción a las ruedas traseras. En este caso, el túnel en la parte delantera tal vez moleste al pasajero que va montado en el medio. Atrás, la altura del túnel ha disminuido bastante y no debería presentar mayores inconvenientes. Los asientos en sí son amplios y largos, con buena sustentación del cuerpo y lo suficientemente mullidos como para asegurar comodidad en este sentido. La posición de manejo del conductor es otra cosa. El diseño tipo americano se ve aquí reproducido fielmente con todas sus características. El volante está demasiado cerca del respaldo del asiento delantero y esta característica se conserva a través de todo lo que pueda deslizarse el asiento sobre sus correderas. Dicho de otra forma, el volante está demasiado lejos de los pedales. De este modo, el conductor encuentra que siempre tendrá el volante cerca del pecho y manejará con los brazos encogidos. La regulación de distancia del asiento, que se efectúa por medio de una leva colocada debajo del asiento del lado de la puerta, no soluciona la posición del volante. Inclusive, en el punto más alejado de su recorrido, un conductor de mediana estatura maneja con los brazos doblados. Esta es una característica común a la inmensa mayoría de los automóviles de diseño americano. Entrar y salir del puesto de conducción, es una operación fácil, dado que el ancho y el tamaño general de las puertas. El asiento trasero, no tan amplio ni tan cómodo como el delantero, tiene en su parte media un refuerzo, estructura o tensor que endurece esta zona, con la consiguiente incomodidad para el pasajero del medio. Con el delantero corrido totalmente para atrás, la distancia para las piernas en el asiento trasero se ve sensiblemente disminuida.
El acceso visual a los controles, velocímetro (sin giornaliero), medidor de cantidad de nafta, temperatura, etc., etc., es cómodo y fácil. Solamente el aro de la bocina tiene una tendencia especial a interponerse entre los ojos del conductor y el velocímetro en la zona que corre entre los setenta y los ciento treinta kilómetros por hora. El registro de intensidad de las luces del tablero funcionó bien durante toda la prueba con una escala lumínica muy razonable. Siguiendo viejas y probadas prácticas, el Classic tiene limpiaparabrisas de vacío. Esto quiere decir que cuando se acelera el automóvil, el limpiaparabrisas deja de funcionar o disminuye sensiblemente su efectividad, y cuando se levanta el acelerador empieza a funcionar como un desesperado. Moraleja: en días de lluvia o noches pluviosas, no acelere, desacelere siempre.
Los controles manuales están distribuidos correctamente sobre los costados del tablero de instrumentos. Arriba, a la izquierda, la perilla del ventilador de calefacción. Abajo, la perilla de luces que lleva incluida el reóstato de iluminación del tablero. Derecha arriba, el control del limpiaparabrisas (de velocidades variables de acuerdo con el acelerador). Abajo, derecha, el interruptor de arranque (arranque y contacto con la misma llave, además de posición de accesorios). Más hacia la derecha, el encendedor, con la excelente idea de luz interior, para poder volverlo a su lugar sin demasiadas pruebas. Todo a lo largo de los costados del tablero de instrumentos corren los controles de calefacción, uno para dar paso al agua caliente al radiador de calefacción y el otro para dirigir el aire caliente que proviene del radiador hacia el piso o hacia el parabrisas (defroster). A la izquierda, la perilla de destrabe del freno de estacionamiento, que en este caso es de pie y, cosa rara, funciona correctamente. Bajo el tablero de instrumentos están ubicadas dos llavecitas, una de las cuales desconecta la bocina y conecta la luz de “guiño”, que puede ser alta o baja, y la otra conecta la luz de mapa. El control de pie de las luces altas y bajas fue encontrado incómodo, tanto por su posición como por la manera de actuar del aparato, que necesitaba, en nuestro caso, un fuerte golpe con la planta del pie. La bomba del pie del lavaparabrisas, ubicada algo alta, funcionó perfectamente con una suave presión. Apretando fuerte, pierde su efectividad.
Viene luego la cuestión de los pedales y la palanca del cambio de velocidades. Los primeros están bien dispuestos dentro del amplio espacio disponible y separados entre sí los suficiente como para ofrecer un buen punto de apoyo. El pedal del acelerador, punto siempre en discusión, de acuerdo con la posición del freno, está ubicado de modo que puede hacerse el “taco y punta”, lo que otorga cierto sentido deportivo a un automóvil evidentemente de turismo. De acuerdo con la altura del cojín del asiento, los pedales están correctamente situados. La leva del cambio de velocidades, situada a la derecha de la columna de dirección, tiene un recorrido corto y bastante preciso, a tal punto que la primera velocidad puede ser conectada a los sesenta kilómetros por hora —haciendo doble embrague— sin mayores inconvenientes. Los recorridos bien determinados ayudan a una correcta conducción (sesuda afirmación del redactor de turno).
Luego el asunto de la dirección. Con el auto en movimiento, la dirección se torna liviana y tal vez demasiado desmultiplicada. Esta es una cuestión de compromisos. La dirección desmultiplicada, con mucha diferencia de engranajes, es por principio más liviana pero son necesarias más vueltas de volante. Esto tiene sus pros y sus contras. Para estacionar y sacar del estacionamiento o hacer maniobras en lugares reducidos, la dirección de este tipo alivia mucho el trabajo del conductor. Pero ya con el auto en movimiento, cuando todo se aliviana, el número de vueltas de volante resulta excesivo. Este compromiso entre vueltas de volante y liviandad de dirección se resuelve en este caso dándole mayor importancia al primer término.
La visibilidad desde el puesto de conducción es relativamente amplia. El asiento hundido conspira evidentemente contra una mayor visión frontal y lateral. Hacia adelante se ve la totalidad del camino a 7,50 metros y hacia atrás a 7 metros. Hacia la derecha, el conductor puede ver el camino a 0,70 m hacia la izquierda y a 5,75 m a la derecha. Para el conductor que maneja por primera vez un Rambler son necesarios unos cuantos días de práctica, hasta ubicar en el espacio sin relación visual alguna la rueda delantera derecha.
El viaje de prueba del Classic 660 se realizó por zonas de Córdoba y Mendoza, tomando variedad de caminos: asfalto, tierra, asfalto en montaña y sobre todo mucho ripio, en caminos de alta montaña y llano. Esta importante variedad de escenarios dio ocasión de comprobar a fondo las características de conducción del automóvil. Como automóvil rutero, el Classic es muy bueno. La estabilidad longitudinal fue encontrada óptima por los testers de Parabrisas. Los vientos laterales influyen en escasa proporción sobre la marcha en línea recta, tanto los naturales como el vacío creado por algún vehículo. La dirección, liviana en su trayecto medio, aunque no transmite al conductor la sensación del camino por el que se circula, hace la conducción muy fácil. En curvas amplias y veloces, el Rambler está como en su casa, siempre que sean veloces. Las curvas cerradas, tomadas fuertes, ofrecen los consabidos problemas de exceso de rolido y cierta imprecisión en el volante, amén de considerable ruido de cubiertas.
En el ripio, en montaña, el Rambler anda. Los deslizamientos pueden ser fácilmente controlados o provocados ex profeso. En caminos de escasa adherencia se nota una marcada tendencia al zapateo del tren trasero cuando éste actúa bajo potencia del motor. Si el conductor no se hace mala sangre con las vueltas del volante, puede hacerse, en ripio, una conducción rápida y agradable. En caminos sinuosos de asfalto la cosa cambia. El definido understeer del Classic hace incómoda la conducción veloz en este tipo de caminos. Sabido es que un automóvil con características sobrevirantes —contrario al Rambler— es más fácil de conducir en caminos sinuosos de asfalto. En el ripio, dada la poca adherencia de las ruedas, las características de subviraje no se manifiestan en mayor intensidad y cambian las características de viraje con respecto al asfalto.
Luego la caja de velocidades en montaña faltan relaciones de caja. Donde es mucho para la primera es poco para la segunda, y lo mismo sucede entre la segunda y la tercera. En cuanto a los frenos, importantísimos factores de seguridad, fueron encontrados efectivos pero duros. Las pruebas en el Autódromo Municipal revelaron mucha resistencia al “fade”. El conductor tiene que hacerse a la idea de que tiene que apretar mucho. Si lo hace, el auto para. El modelo Ambassador —Classic con lujo— viene provisto de un servo auxiliar al pedal de frenos. Creemos que la dureza del pedal de freno debe ser menor en el modelo caro. En montaña los frenos fueron bien cuidados con abundante empleo de caja. En la ciudad, la salida del motor hace una conducción muy cómoda, por lo menos en cuanto a acelerador y cambios de marcha se refiere. Resumiendo, un buen coche para paseo, ciudad y turismo. Cómodo y grande y, dependiendo del piloto, puede llegar a ser deportivo.

Datos Técnicos del Road Test

Rendimiento es una palabra muy pronunciada hoy día, a la que se le asignan una serie de poderes mágicos que sirven para salir del paso en cualquier momento, y para determinar cualquier característica del automóvil. Sin embargo, en mecánica, el concepto tiene aplicaciones muy particulares, y en ningún momento puede referirse al automóvil en conjunto. El rendimiento total de un auto sólo es una función de su dueño, que se interesa por ciertas características y deja de lado otras. Por eso es que las pruebas y resultados deben ser específicos, para que cada persona pueda decidir cuáles son los datos que más le interesan.
Este test fue realizado por el personal técnico de la revista Parabrisas, señores Ronald Hansen, Guillermo Mártire, Carlos M. Thierry y Emilio R. del Valle (n.). Como es norma, durante las pruebas de aceleración y fenaje, efectuadas en el Autódromo Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, condujo el auto el piloto de fábrica Sr. Amieto W. W. Rosso.
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Especificaciones Básicas del Ford Falcon Probado
Motor modelo 6L-226 de 6 cilindros en línea, válvulas laterales, 3.707 cc (84,138 x 111,125 mm), compresión de 7,3 a 1, 119 HP a 4.000 rev/min. Cupla máxima 26 mkg a 2.100 rev/min. Caja de tres velocidades (2º y 3º sincronizadas). Relaciones: 1º 2,798 a 1, 2º 1,551, 3º 1 a 1, ma 3,798 a 1. Puente trasero 3,73 a 1.
x
Error del Velocímetro
Velocidad auto (km/h)
20
40
60
80
100
120
Velocidad real (km/h)
17,8
35,4
55
75
95,5
111
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Prueba de Velocidades de Cambio de Marchas
Primera-Segunda
55 km/h
Segunda-Tercera
100 km/h
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Prueba de Aceleración.
Con el mismo velocímetro anterior, se controla el tiempo que el automóvil emplea en alcanzar velocidades crecientes de 20 en 20 kilómetros por hora. Se obtiene de este modo una idea exacta de la mejor aceleración del automóvil.
De 0 a 20 km/h
1 s 2/5
De 0 a 40 km/h
3 s 1/5
De 0 a 60 km/h
5 s 4/5
De 0 a 80 km/h
9 s 4/5
De 0 a 100 km/h
14 s 2/5
De 0 a 500 m
23 s 3/5 a 118 km/h
0-100-0 km/h
19 s 4/5
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Prueba de Velocidad Máxima
La velocidad máxima registrada por el Rambler Classic 660 fue de 146,4 km/h, promedio de varias corridas efectuadas en sentidos opuestos.
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Prueba de Empuje
Se comprueba aquí el empuje máximo que recibe el automóvil en cada marcha, por medio de un instrumento de precisión llamado Performance Meter marca Tapley, tipo R. Las mediciones resultan en kilogramos de empuje por tonelada de automóvil.
En 2da
112,5 kg/ton a 75 km/h
En 3ra
67,5 kg/ton a 90 km/h
x
Prueba de Arrastre
Esta es la más interesante de las pruebas realizadas con el Tapley, dado que con ella se obtiene una clara idea del arrastre o frenaje que efectúan sobre el automóvil sus rodamientos, engranajes y condiciones aerodinámicas. Se realiza con el aparato en posición, llevando el automóvil hasta una velocidad de 100 km/h, y apretando el pedal de embrague, para desconectar el motor de las ruedas motrices, pero dejando que éstas sufran el frenado producido por el arrastre de los engranajes de la caja de velocidades. Cuanto menor sea el arrastre, mayor es la cantidad de HP del motor que llegan a las ruedas motrices. Esta medición es independiente del peso del auto.
En el caso del Rambler Classic 660, el arrastre total a 100 kilómetros por hora fue de 45 kilogramos por tonelada.
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Prueba de Frenado
La prueba se refiere al aguante y la capacidad de recuperación de los elementos frenantes, y se realiza deteniendo el automóvil a 0 desde los 80 km/h, diez veces consecutivas sin dejar que las campanas y demás elementos se enfríen y recuperen su eficacia original. De este modo, se obtienen diez mediciones de distancia de frenado, que irán creciendo a medida que aumente el número de mediciones. Hasta este Road Test, las frenadas se producían a partir de determinado punto de referencia conocido de antemano por el piloto; pero pretendiendo reflejar la más absoluta realidad, esto es, incluir el tiempo de reacción de quien pilotea, decidimos que el impulso motor de señal para iniciar la frenada sea imprevisto. Este tiempo de reacción, aceptado técnicamente como 0,5 segundos para un hombre de reflejos normales, determina que el vehículo que se desplaza a velocidades uniformes recorra espacios determinados. Estos espacios son 2,7 metros a 20 km/h, 5,5 a 40, 8 a 60, 11 a 80, 14 a 100 y 16,5 metros a 120 kilómetros por hora. En consecuencia, la distancia total de frenado se debe desdoblar en la distancia recorrida en el tiempo de reacción más la distancia efectiva de frenado. Esta última es la que realmente necesita el vehículo para detenerse. El sistema adoptado para los frenajes es el siguiente: el navegante, o copiloto, dispara una pistola cargada con proyectiles de tiza apuntando al suelo. De este modo queda indicado en el suelo el lugar a partir del cual comenzó el proceso. El auto se detiene, se mide y se anota. En la tabla de abajo, la primera columa indica la distancia recorrida en el tiempo de reacción; la segunda la distancia efectiva de frenado, y la tercera indica la distancia total recorrida, esto es, la suma de las dos cifras anteriores.
 
Reacción
Efectiva
Total
De 20 a 0 km/h
2,7 m
0,70 m
3,40 m
De 40 a 0 km/h
5,5 m
4,60 m
10,10 m
De 60 a 0 km/h
8 m
11,30 m
19,30 m
De 80 a 0 km/h
11 m
24,30 m
35,60 m
De 100 a 0 km/h
14 m
43,50 m
57,50 m
De 110 a 0 km/h
16,5 m
63,10 m
79,60 m
x
Pruebas de Consumo
Realizadas sobre ruta y ciudad, estableciendo consumos a distintas velocidades.
En ciudad
5,4 km/l
En ruta a 80 km/h
8,7 km/l
En ruta a alta velocidad (120)
5,4 km/l
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Diámetros de Viraje
Hacia la izquierda, 10,90 metros; a la derecha, 11,40 metros.

 

Presentación de los Nuevos Rambler-Tornado
©PARABRISAS, Mayo 1965

145 caballos, árbol de levas a la cabeza; con este motor IKA sale vigorosamente a batallar. Después de un largo proceso experimental y de pre-producción, Industria Kaiser Argentina producen en Santa Isabel el tan ansiado sucesor del famoso y batallador motor 6L-226 Continental. Al mismo tiempo, la carrocería de la serie Rambler se actualiza para procurar renovación de modelo. Los modelos 1965 de Rambler-IKA tienen tres carrocerías básicas, la rural Cross Country y los sedanes Classic y Ambassador. Sus dimensiones son las siguientes:

Classic

C-Country
Ambassador
Ancho
1.892 mm
1.892 mm
1.892 mm
Alto
1.420 mm
1.455 mm
1.415 mm
Entreejes
2.845 mm
2.845 mm
2.946 mm
Despeje
180 mm
180 mm
180 mm

Aparte de detalles como parrilla distinta, otra disposición de faros dobles, mayor elección de opciones y más completo equipo de norma, el Ambassador tiene tablero distinto al Classic y Cross Country. Estos tienen un velocímetro horizontal y el Ambassador de tipo circular; en este caso tiene a su lado otro elemento circular en el cual se incorporan los restantes instrumentos de aguja.
En cuanto al nuevo motor, la especificación distribuida por la fábrica habla de 84,937 x 111,12 mm, una cilindrada total de 3.770 cm³ (o sea un poquito más que el 6L-226, que entendemos sigue en producción) y 145 HP SAE a 4.200 rev/min. Todo el block es de fundición gris, conjuntamente con la tapa de cilindros. La relación de compresión es de 8,5 a 1, vale decir que ha sido elegida para utilizar la nafta especial. Es un error hacer la compresión más baja de lo que admite la nafta, porque lo único que se logra es tener menos potencia, menos “reprisse” y mayor consumo.
Según la especificación, la caja de velocidades es la tradicional en la línea Jeep-Rambler, de tres velocidades con la segunda y la tercera sincronizadas, relaciones internas son: 2,978 a 1, 1,551 a 1 y 1 a 1. En el caso de los vehículos Rambler la relación de mando final es de 3,73 a 1, combinada con neumáticos 7.75 x 15”, de cuatro telas.
Con este detalle, la fábrica de santa Isabel posee ahora un motor moderno y que se halla en óptima posición técnica en la dura batalla de los autos argentinos de seis cilindros —que para nosotros son “botes” y para los americanos “autos chicos”. De la potente aceleración que seguramente imprimirá ese motor hablan los 30 mkg de cupla motriz a solamente 2.000 rev/min.
Los tres modelos de Rambler vienen equipados de norma con alternador y sistema de 12 voltios. El carburador es Carter RBS 395757 en los tres modelos, con bomba de nafta Carter mecánica simple. Probablemente el limpiaparabrisas sea entonces eléctrico, ya que la bomba de nafta carece de reserva de vacío.
Las suspensiones son parecidas a las anteriores; adelante trapecios articulados con espirales, atrás eje rígido con tubo de empuje y resortes helicoidales, sistema que ha demostrado ser muy bueno al menos en los Rambler producidos hasta este momento. Acotemos que el Ambassador tiene rodado 8.15 x 15.
Seguramente, estos nuevos modelos agregarán nuevos laureles a la exitosa campaña de ventas de Industrias Kaiser Argentina. Además, para el Ambassador se ofrece a opción un sistema de aire acondicionado, lo que seguramente representará un importante beneficio para el andar en verano en nuestro país, donde el clima suele tornarse tan poco invitador a pasear en automóvil. Por nuestra parte, esperamos ansiosamente la posibilidad de un contacto más directo con estas nuevas unidades.

 

Consultas de los Propietarios

Tengo un Rambler ’62, 12.000 km, y si debo frenar de urgencia el coche trepida mucho, hasta se mueve la palanca de cambios, de tal forma que tengo que desembragar por miedo a romper la caja. Esto ocurre arriba de 60 y no pasa si freno suavemente. Hice revisar frenos y campanas por si estaban ovalados, y los encontraron bien. Me aconsejaron cambiar las cuatro patas del motor, diciéndome que las originales eran muy duras. Las cambié y el fenómeno sigue. En una IKA me dijeron que esa trepidación al frenar de urgencia y sin desembragar, la tienen todos los coches modernos, lo cual a mí no me parece posible... (Propietario de Capital Federal)
Respuesta de Parabrisas (1963): Efectivamente, no es exacto que “todos los coches modernos” frenen así, y en nuestra experiencia el Rambler que testeamos frenó muy bien. La raíz de su problema podría estar en que estuviera desaliñada la dirección o el tren delantero. También podría haber algún problema de cardan o cruceta, aunque nos parece menos probable. Es casi imposible diagnosticar así, pero tenga la seguridad que su coche debe frenar bien y parejo.

1) Tengo un Rambler ’62. Principal defecto: pérdida de aceite. Se desarmó tres veces (5.000, 12.000 y 15.000 kilómetros). Aún después del último arreglo, el problema persiste. En 2.000 km pierde 2 litros. El trabajo fue hecho en concesionarios IKA 2) Ustedes dice que la velocidad de crucero es de 120 km/h. A esa velocidad correspondería una velocidad de pistón de 14 mps (metros por segundo), bastante más alta que la recomendada de 12,5 mps. ¿No es mucho? 3) ¿Qué presión conviene para andar fuerte en curvas? (Propietario de Esperanza, Santa Fe)
Respuesta de Parabrisas (1964): 1) La pérdida de aceite parece ser un defecto de algunos motores IKA. En nuestra experiencia, se nota solamente a alta velocidad. No tenemos solución para ofrecer. 2) Según nuestros cálculos, 120 km/h corresponden a 12,2 mps en un Rambler ’62. 3) Alrededor de 30 libras.

¿Es cierto que el 6L-226 consume mucho aceite a velocidades de 120 o más?
Respuesta de Parabrisas (1964): Los motores IKA son proclives a consumir aceite. Esto no es necesariamente un defecto, salvo en lo que se refiere a costo de operación. El hecho de que un motor consuma aceite en cierta forma pude indicar que está recibiendo lubricación.

1) Tengo un Rambler Classic ’63... al levantar el pie del acelerador circulando en segunda, tironea, aunque no siempre... El mecánico del agente limpió carburador, puso a punto el encendido, modificó la marcha en ralentí, revisó luz de platinos y bujías, pero sigue igual. Otro mecánico opinó que las válvulas necesitan esmerilarse y quizá eventualmente cambiar alguna quemada. Como mi coche tiene recién 12.000 km, me resisto a hacerlo destapar... Acelerando totalmente el coche no llega a 140 km/hora. 2) Siendo mi lugar de residencia una ciudad pequeña, los recorridos que efectúo son cortos, tres o cuatro cuadras por vez. ¿Qué marcha es la más apropiada circulando prudentemente? En tercera no tironea, aunque al doblar esquinas prende la luz de descarga... 3) Hago viajes a Tucumán (137 km) y Salta (180 km). ¿Qué velocidad de crucero me conviene llevar para no perjudicar el motor? (Propietario de Rosario de la Frontera)
Respuesta de Parabrisas (1964): 1) Seguramente su coche tiene una válvula fuera de registro o quemada. Creemos que va a tener que levantar la tapa nomás. 2) Le conviene llevarlo en segunda salvo que pueda levantar cómodamente más de 40 km/h. si no camine y de paso mantiene en línea su silueta. 3) 110-120.

Llevé mi Rambler-Tornado a Jujuy, y todo anduvo bien hasta la Quebrada de Humahuaca. Allí, a 2.500 metros, el coche se me plantó. Se fue quedando como si le faltara nafta, y después se detuvo del todo. Quedé desconcertado. Revisé todo, todo andaba pero el coche no arrancaba. Luego, con la ayuda de gente del lugar lo di vuelta y comencé a bajar por la pendiente unas 30 cuadras, en segunda, y arrancó. ¿Qué es lo que hay que hacer en este caso? He visto coches de cualquier marca y tipo llegar a Jujuy sin dificultad.... (Propietario de Temperley, Prov. De Buenos Aires)
Respuesta de Parabrisas (1966): No es problema. En condiciones de muy baja presión barométrica (altura y/o calor) la bomba de nafta se “apuna”. El remedio es sencillo; si el ambiente es frío (caso de alta montaña) basta levantar un rato el capó. Si por el contrario el problema ocurre un día de mucho calor, será necesario mojar un trapo y colocarlo arriba del cuerpo de la bomba. En pocos instantes, la evaporación enfriará el metal hasta permitir que el motor arranque nuevamente.

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