COCHES ARGENTINOS
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La Industria Automotriz Argentina en los Años Sesenta

De Carlo SL

>>>>El De Carlo SL, evolución del De Carlo 700, fue fabricado por la empresa Metalmecánica SAIC, de la ciudad de José C. Paz, Provincia de Buenos Aires, en 1965, con 420 unidades producidas. El motor era el mismo del De Carlo 700, de origen BMW, mientras que la carrocería, original de Metalmecánica, estaba basada en las líneas del Simca 1000. "No es un Cadillac Eldorado, no es un Ferrari GTO, pero nos gustó", dijeron de él los testers de la revista Parabrisas.

El Origen del De Carlo SL

 

No es mucho lo que se puede decir del origen del De Carlo SL, ya que mecánicamente respondía al BMW 700, del cual ya se habló en la página del De Carlo 700, del cual el Sl era su evolcuión. La carrocería, por su parte, era de diseño argentino, auque es evidente la influencia del Simca 1000, marca con la cual la firma Metalmecánica iniciaba una relación. por lo tanto, en el título de este apartado, debería decir: "El Origen Franco-Germano-Argentino del De Carlo SL", pero esto carece de definición. Por lo tanto diremos algo acerca del Simca 1000 (foto). El coche fue presentado oficialmente el 5 de octubre de 1961, en el salón de París. Estaba impulsado por un motor trasero de 4 cilindros en línea, con una cilindrada de 944 cm³ y una potencia de 35 CV DIN a 5.000 rev/min.

 

Historia del De Carlo SL

 

La firma Metalmencánica SAIC, había sido creada por don Salvador De Carlo en 1947, como fábrica de componentes para la industria. En 1957 la empresa decidió incursionar en la motorización, con la producción de las motonetas Paperino, y en 1960, tras lograr un acuerdo con la Alemana BMW, inició la producción del modelo 600, una versión más grande y dotado de una puerta lateral trasera del famoso Isetta. Poco después, comenzó a fabricarse el De Carlo 700 Sedán Glamour, correspondiente al BMW 700.
A principios de 1964, el Poder Ejecutivo Nacional firmó un decreto por el cual se autorizaba a la firma Metalmecánica S.A.C.I.F. a producir en el país el Simca Ariane, tras formalizarse un acuerdo de licencia con la firma francesa, inicialmente como Simca-De Carlo 1300, aunque en definitiva el coche salió con la misma denominación que en Francia. Al mismo tiempo, y buscando mejorar su posición en el mercado de los coches chicos, la automotriz inició, a fines de 1964, la producción del De Carlo SL, un 700 con líneas más cuadradas, muy similares a las del Simca 1000. Según datos oficiales, hasta septiembre de 1965 se habían fabricado apenas 12 ejemplares del De Carlo SL. No se registra producción del modelo en 1966. Datos no oficiales indican que se habrían fabricado un total de 420 unidades, pero esta cifra resulta exagerada.

 

Impresiones de Manejo del De Carlo SL
©PARABRISAS, Agosto 1964

Si bien no era “vox populi”, en el ambiente automovilístico ya se hablaba insistentemente de la aparición de un nuevo modelo del popular De Carlo 700. los comentarios, algo confusos, decían de un auto pequeño muy similar a su precedente, y circuló además una gran variedad de versiones sobre la planta motriz que equiparía a la nueva unidad. Tentados por la incógnita, tratamos de cerciorarnos fehacientemente de la novedad en gestación, e intentamos “conectarnos” con el supuesto prototipo, ya construido (con los mismos elementos y maquinarias de la serie) y rodado por gente de la fábrica.
El De Carlo SL es un vehículo de líneas decididamente modernas; se ha seguido para la elección estilística el criterio en boga en la actualidad: la línea paralelepipeidal (destraba lenguas que significa línea acajonada, de bordes angulosos). Su aspecto es muy agradable, y el estilista no ha pretendido ser original. Se ha basado, nos arriesgamos a decir, en la línea del Simca 1000, aunque sus dimensiones son algo más reducidas que las de éste. Respecto del De Carlo 700, su predecesor, debemos decir que cuenta con la misma trocha y distancia entre ejes, aunque con el cambio de línea, da la sensación de mayor robustez. Esta sensación se ha visto corroborada por dos circunstancias; la primera, debida exclusivamente a las formas, al aumentarse las curvaturas y disminuirse las superficies planas, y la segunda, más concluyente, que en casi todos los elementos estampados se ha utilizado chapa de mayor grosor. Tal situación hace que el SL sea aproximadamente unos 40 kg más pesado que el modelo anterior (670 kg peso patentamiento).
Los faros, muy pequeños, son cuádruples, dispuestos dos a dos en distintos niveles. Nos ha parecido que por estética y poder lumínico deberían ser de mayor diámetro o, por lo menos, serlo los dos interiores. Tal disposición y distribución traería aparejado que los dos exteriores fueran de luz corta (antideslumbrante y, si es posible, de haz asimétrico) y los interiores de luz larga. Los neumáticos, 5,20 x 12, guardan una proporción muy armoniosa con el conjunto; esto es muy importante en un coche pequeño.
El compartimiento del motor (atrás, por supuesto), a pesar de su aumento de capacidad, permite una mejor visibilidad hacia atrás que su predecesor. Sin embargo, hay algo que no nos ha gustado en la cola del SL: la forma y disposición de los faros traseros (posición, stop y viraje juntos). Son de forma paralelográmica y se han dispuesto oblicuamente, convergentes hacia el centro del automóvil. De tal manera, acompañan y acentúan la línea de los guardabarros traseros, rompiendo la armonía funcional de línea total de la carrocería. Por otra parte, visto el coche desde atrás, nos trajo reminiscencias de un mandarín chino. Preferiríamos los faritos traseros horizontales tipo Fulvia.
La tapa del baúl se abre contra viento, y al igual que el capó, ha sido reforzada respecto de su predecesor para aumentar su rigidez torsional y evitar pandeos vibratorios durante la marcha. Los paragolpes son los mismos que equipaba el modelo anterior, salvo las defensas, que ahora son de planchuela en vez de caño. Por otra parte, la gente de Metalmecánica cree que ha solucionado el problema que se creaba en el 700: pandeo del guardabarro delantero al soportar un golpe en la defensa anterior, pues en el SL las solicitaciones del soporte del paragolpes se descargan, mediante escuadras, en los soportes de la suspensión delantera, en la plataforma. El techo tiene en el nuevo modelo dos molduras que seguramente darán mayor rigidez a ese elemento. El baúl portaequipajes ha sido levemente incrementado en lo que a capacidad total se refiere, y lleva en su extremo delantero la rueda de auxilio.
Mecánicamente, nada nuevo bajo el sol: motor de inspiración BMW, 2 cilindros refrigerados por aire de 697 cm³ (78 x 73 mm supercuadrado), 35 HP SAE a 5.200 rev/min, alimentado por un carburador Bomcar tipo Solex 34 PCI. La suspensión delantera es la ya conocida, muy similar a la Dubonnet, con ruedas empujadas (es decir, la articulación se hace hacia atrás), y la trasera también independiente formada por brazos arrastrados en forma de “Y”. Los elementos elásticos son también resortes helicoidales. Frenos y dirección similares a los del De Carlo 700.
El habitáculo es para seguir la tónica. Parecido al precedente, tiene las limitaciones lógicas del coche chico, pero también tiene lo que sólo el coche chico puede ofrecer: posibilidad de identificación total del conductor con el vehículo. En el De Carlo SL se repite esta circunstancia tan agradable para los que gustan del manejo ágil, el poder “sentir” el coche en cada viraje, cada aceleración o cada frenada. Manejar el SL es igual que manejar el 700; la distribución de pesos parece no haber variado y en consecuencia dobla muy bien. Cuando se toma una curva al límite tiende a levantar la rueda delantera interior del viraje, pero esto puede corregirse de una manera sencilla: no tomar curvas al límite.
La “sterzata” del SL es brillante, pero su diámetro de giro no es tan reducido como hubiéramos deseado. La agilidad en el tránsito solamente puede usufructuada usando racionalmente la caja de velocidades (las cuatro marchas sincronizadas), que por otra parte es muy agradable de usar y prácticamente irrompible. En consecuencia, hay que darle acelerador y cambio sin regateos.
Metalmecánica nos ha asegurado que el vehículo ya tiene aproximadamente el 95 por ciento de integración nacional. Hay una idea de la fábrica de producir también una versión coupé del mismo modelo y de ofrecer opcionalmente plantas motrices de mayor potencia.

 

Hoy Probamos el De Carlo SL
©PARABRISAS, Marzo 1965

Con los mismos órganos mecánicos del anterior sedán Glamour 700, Metalmecánica se hace ahora presente con un nuevo modelo que se denomina SL. Como el anterior, es un sedán de dos puertas de dimensiones aproximadamente iguales a lo que es usual en la categoría. El SL se encuentra dentro de la tendencia actual ejemplificada por coches tales como Simca 1000 (al que se parece mucho), aunque esta carrocería se construye únicamente en nuestro país, no correspondiendo a ningún modelo extranjero. No encontramos perfectamente logradas las disposiciones de los faros delanteros ni de cola; estos últimos, por su formato almendrado, merecieron el mote de Chiang-Kai Chek. En general, las proporciones son armónicas y equilibradas. Es más moderno que el De Carlo anterior, pero podría ser que no a todos gustara la nueva línea.
La comodidad es muy, muy buena. Todo “cae” naturalmente: volante, pedales, palanca de cambios, etc. Los asientos son cómodos, y los delanteros tienen un aceptable recorrido longitudinal. El espacio de los asientos traseros es más o menos lo que puede esperarse en esa categoría de coche. Tiene dos viseras de material plástico. El espejo no nos pareció perfectamente bien ubicado. Es amplio y ofrece adecuada visibilidad hacia atrás (se puede ver el camino a 4 metros); el coche no tiene, al menos de norma, espejo exterior. A diferencia del modelo anterior, éste tiene ventiletes. El tapizado es de cuerina. Hay una amplia gaveta con llave individual. Espacio lateral y vertical adecuado dentro de la categoría del coche. Dos adultos viajan muy bien, y el espacio trasero resulta adecuado para niños en viajes largos y adultos en viajes cortos.
Encontramos que la terminación era regular, pero no mala. En cuanto al techo y los laterales fijos, buena, no mereciendo críticas acerbas. Defectuosa la terminación en las puertas; se zafan los burletes de goma. Además, como las ventanillas no tienen marco, es indispensable que los burletes, de abajo y laterales, guíen adecuadamente el ascenso y descenso de éstas. De no ocurrir así, las mismas no cierran bien, como ocurrió en la unidad que testeamos. La terminación del baúl podría mejorarse pero es adecuada para la función; además, es sumamente generoso su espacio interior. El tapizado es de calidad adecuada y el gusto no mereció críticas especiales. No es lo mejor ni lo peor.
Los controles merecieron nuestra aprobación unánime. El volante es de buen diámetro y óptima posición. Todos los testers estuvieron de acuerdo en este importante detalle. Los pedales, pequeños pero con adecuada separación; embrague y frenos livianos. Los frenos “mordían” recién a medio pedal, como si fueran de disco (aunque son convencionales).
El tablero es muy bonito. está iluminado, pero sin reóstato. El instrumental incluye velocímetro con cuentakilómetros (sin “giornaliero”) y un reloj de precisión absoluta, y muy agradable en estilo. Luces piloto indican no-carga, presión de aceite, titilante de viraje y luz larga. El indicador de nivel de nafta es del tipo de boya, es decir, de lectura permanente. En nuestro coche, el instrumento estaba mal regulado, pero el sistema parece eficaz. El velocímetro “atrasaba” algo, es decir que marcaba menos de la velocidad real. La palanca de cambios es sumamente cómoda, corta, de accionamiento preciso, con sobrios recorridos. El freno de mano está entre los asientos delanteros; no estaba perfectamente regulado, pero el sistema es sencillo y funciona. El cebado también está entre los dos asientos, y es gemelo de la perilla de paso de aire caliente de la calefacción. Ésta está además regulada por otras perillas en el tablero. Tuvimos poca ocasión de probar la calefacción, pero nos pareció buena.
La bocina tiene un botón en el centro del volante, pero como el botón gira y los cables no, éstos se cortan indefectiblemente a los pocos días. Es necesario solucionar estos detalles. El indicador de viraje tiene un mando a palanquita a la derecha del volante. Hubiéramos preferido que estuviera a la izquierda, donde es más habitual. Las luces responden a una perilla en el tablero y una levetta a la izquierda de la columna de dirección, que manda la alta y baja y la guiñada. No puede hacerse guiñada de día, salvo accionando primero la perilla del tablero. Para nuestros lectores de la categoría sportivi, digamos que los pedales están muy bien dispuestos para hacer taco y punta.
El manejo en ciudad del SL es muy agradable. Es seguro, ágil, acelera y frena bien, tiene estabilidad de sobra. Sus reducidas dimensiones lo colocan decididamente en la categoría de auto ideal para el tránsito de nuestras grandes ciudades. Nuestros testers anduvieron siempre a fondo, aun en el más denso de los ámbitos urbanos. Para quien haga un culto de andar ligero, el De Carlo es un vehículo excelente.
El arranque fue regular hasta que se solucionó un problema de entrada de aire en el sistema de alimentación; a partir de ese momento, fue instantáneo, pero siempre fue necesario recurrir al cebador manual y, además, nada de andar más o menos ligero hasta que no se hubiera calentado el motor (operación que demora bastante; muy curioso por ser un motor enfriado a aire, habitualmente de calentamiento rápido). El diámetro de viraje no es muy reducido (9,20 m a derecha y 9,50 a izquierda) por el hecho de que los buches de las ruedas delanteras no deben entrometerse demasiado en el espacio para las piernas de los ocupantes delanteros; sin embargo, la dirección es aceptablemente directa y de uso sumamente agradable.
El de Carlo SL puede conservar 85 km/h serenamente y por tiempo indefinido. La estabilidad es muy buena y tendría que ser un conductor muy arriesgado quien la llegara a comprometer. Los frenos son buenos y el pedal es liviano. El problema de autoencendido existe en todo momento, tanto en ruta como en ciudad. Andando a 85 todavía hay un remanente de potencia, aunque no mucha, para apurar la operación de sobrepaso de camiones. El cochecito no es cansador en absoluto. Al principio creímos que el Sl era inestable con viento lateral; posteriormente descubrimos que esa característica se debía a una deficiente alineación de las ruedas delanteras. Corregida, desapareció por completo ese problema. Quedamos entonces en que el SL es un coche muy estable. Claro que la dirección tiene que estar a punto, pero eso vale para cualquier automóvil. Diez puntos para el baúl, muy amplio y de buena profundidad. Se abre para acceder a la boca del tanque de nafta, detalle que mereció diversas apreciaciones: hubo quien hubiera preferido una boca externa con llave, evitando la posibilidad de derramar nafta sobre el equipaje en el momento de cargar. Las luces son regulares; hubiéramos preferido mayor intensidad de iluminación.
La performance es ágil, adecuada para la categoría en cuanto a aceleración y frenos. La velocidad tope no es muy elevada, pero la diferencia entre este coche y otros de de la misma categoría solamente es apreciable para quien desee forzar el motor. Los frenos detienen el coche en distancias sumamente aceptables. No es un vehículo brillante dentro de su categoría, pero es necesario hilar muy fino para percatarse de las diferencias. “Se anda” perfectamente bien.
El motor es el ya archiconocido flat-twin enfriado por aire forzado por turbina de 700 centímetros cúbicos y 35 HP, combinado con caja-puente de cuatro velocidades, todas sincronizadas. El único carburador, tipo Solex vertical de 35 mm, es convencional y no resulta difícil ajustar el ralentí mediante los habituales tornillos de entrada de aire y de tope de acelerador. Solucionado un problema ya comentado de filtraciones de aire en la admisión, hallamos que la economía era realmente notable. el filtro de aire es del tipo de baño de aceite. La batería está ubicada en posición muy accesible e iluminada por la luz ambiente, vale decir que no hay ningún problema para verificar asiduamente el nivel de líquido.
La bomba de nafta está también ubicada en posición que facilita el mantenimiento. No puede decirse lo mismo de los platinos, ya que el motor BMW De Carlo no tiene distribuidor convencional, actuando los platinos sobre el extremo del cigüeñal; entonces, para regularlos hay que desmontar una chapita portamatrícula en la carrocería y después hacer lo propio con el balanceador armónico de vibraciones del cigüeñal. En distintas oportunidades tuvimos inconvenientes con el sistema eléctrico, en el cual parece que la fábrica debería investigar más a fondo. Las bobinas suministradas de norma fueron probadas, careciendo de la capacidad necesaria para su correcto funcionamiento; las reemplazamos por sendas unidades de procedencia norteamericana.
El 700 SL es el coche más completo de su categoría, ya que nos informan que es de norma el equipo instalado en el coche testeado, verbigracia reloj, encendedor, radio, tres ceniceros, defensas y lavaparabrisas. La radio anda muy bien, el encendedor también. El lavaparabrisas tiene un solo “sapito” de doble chorro, con accionamiento a perilla (la misma que pone en marcha los limpiaparabrisas). Como ya observamos, el reloj es realmente excelente y de una precisión absoluta. Comentamos también que la guantera tiene llave.
Hasta ahora, se han verificado muy escasos ejemplos de un coche de producción en serie con carrocería totalmente diseñada en nuestro país. La muestra de este caso arroja un beneficioso saldo para nuestros técnicos y nuestros estilistas. Hay buen ensamblaje de líneas, hay actualidad en el dibujo, hay un aceptable respeto por las dimensiones antropológicas. Si bien el decarlista no dispondrá de lugar como para repantigarse muellemente, tampoco se verá obligado a amputarse las extremidades inferiores para entrar. El autito es de conducción muy agradable y manejado con conocimiento de causa, se escurre por los pesados cardúmenes urbanos como una mojarrita untada con SAE 20. su crucero en ruta está perfectamente dentro de los requerimientos del 95 % de los automovilistas (nuestros viajes en ruta nos permiten asegurar que muy pocos automovilistas, aun los más poderosamente montados, andan a más de 90 km/h en ruta). Su estabilidad en curva y su seguridad son muy grandes, con la reserva de que los vientos cruzados lo afectan en grado que requiere concentración de parte del conductor. Y, además, el baúl es muy, muy bueno, para lo pequeño del cochecito.
De un viaje en ruta en difíciles condiciones extrajimos la conclusión de que el De Carlo SL es un coche sumamente duro. La carrocería no hacía ningún ruido y la suspensión no “mosqueó” a pesar de algunos golpes muy fuertes. Por otra parte —solucionados problemas de detalle, enojosos pero de ninguna manera básicos— el motor De Carlo BMW es reconocidamente incansable. Es una lástima que andando en camino de tierra las filtraciones sean tan pronunciadas. Sin embargo, en el baúl no entró tierra en absoluto, esta es una ventaja apreciable. Parecen fundadas las previsiones de quienes opinan que no es aconsejable el auto de motor atrás en la tierra, porque ésta es abundantemente succionada por el compartimiento del motor. No es un Cadillac Eldorado, no es un Ferrari GTO, pero nos gustó.

Datos Técnicos del Road Test

Rendimiento es una palabra muy pronunciada hoy día, a la que se le asignan una serie de poderes mágicos que sirven para salir del paso en cualquier momento, y para determinar cualquier característica del automóvil. Sin embargo, en mecánica, el concepto tiene aplicaciones muy particulares, y en ningún momento puede referirse al automóvil en conjunto. El rendimiento total de un auto sólo es una función de su dueño, que se interesa por ciertas características y deja de lado otras. Por eso es que las pruebas y resultados deben ser específicos, para que cada persona pueda decidir cuáles son los datos que más le interesan.
Esta prueba fue realizada íntegramente por los testers de Parabrisas, Sres. Ronald Hansen. Emilio R. del Valle (n) y Guillermo Mártire.
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Especificaciones Técnicas del De Carlo SL Testeado
2 cilindros opuestos enfriados por aire; 697 centímetros cúbcis de cilindrada; compresión de 7,5 a 1; 35 HP (SAE) a 5.000 rev/min de potencia máxima; Relaciones finales: 1º 19,322 a 1, 2º 10,534 a 1, 3º 6,896 a 1, 4º 4,556 a 1.
x
Error del Velocímetro
Automóvil (en Km/h)
20
40
60
80
100
5º Rueda (en Km/h)
20,6
40
63,2
85
104
x
Prueba de Velocidad Máxima
Se toma sobre un kilómetro lanzado en sentidos opuestos, para anular la posible influencia del viento. La medición se realiza con un velocímetro perfectamente calibrado.
En el caso del De Carlo SL, la velocidad máxima alcanzada fue de 107,3 kilómetros por hora.
x
Prueba de Velocidad Máxima en cada Marcha.
1ra
32 Km/h
2da
60 Km/h
3ra
98 Km/h
x
Prueba de Aceleración.
Con el mismo velocímetro anterior, se controla el tiempo que el automóvil emplea en alcanzar velocidades crecientes de 20 en 20 kilómetros por hora (con el uso de cambios de marcha). Se obtiene de este modo una idea exacta de la mejor aceleración del automóvil.
De 0 a 20 km/h
1,8 seg
De 0 a 40 km/h
5,6 seg
De 0 a 60 km/h
10 seg
De 0 a 80 km/h
19 seg
De 0 a 100 km/h
36,1 seg
De 0 a 500 m
27,4 s a 90 Km/h
0-100-0 km/h
38 s
Prueba de Reacción.
Aceleración sin cambio de marchas, en 4º velocidad.
De 40 a 80 Km/h
26 s
De 60 a 90 Km/h
27,5 s
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Prueba de Empuje
Se comprueba aquí el empuje máximo que recibe el automóvil en cada marcha, por medio de un instrumento de precisión llamado Performance Meter marca Tapley, tipo R. Las mediciones resultan en kilogramos de empuje por tonelada de automóvil.
En 2da
132 kg/ton a 58 Km/h
En 3ra
60 kg/ton a 78 Km/h
En 4ta
32 kg/ton a 85 Km/h
x
Prueba de Arrastre
Esta es la más interesante de las pruebas realizadas con el Tapley, dado que con ella se obtiene una clara idea del arrastre o frenaje que efectúan sobre el automóvil sus rodamientos, engranajes y condiciones aerodinámicas. Se realiza con el aparato en posición, llevando el automóvil hasta una velocidad de 100 km/h, y apretando el pedal de embrague, para desconectar el motor de las ruedas motrices, pero dejando que éstas sufran el frenado producido por el arrastre de los engranajes de la caja de velocidades. Cuanto menor sea el arrastre, mayor es la cantidad de HP del motor que llegan a las ruedas motrices. Esta medición es independiente del peso del auto.
En el caso del De Carlo SL, el arrastre total a 100 kilómetros por hora fue de 80 kilogramos por tonelada.
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Prueba de Frenado
La prueba se refiere al aguante y la capacidad de recuperación de los elementos frenantes, y se realiza deteniendo el automóvil a 0 desde los 80 km/h, diez veces consecutivas sin dejar que las campanas y demás elementos se enfríen y recuperen su eficacia original. . Hasta abril de 1964, las frenadas se producían a partir de determinado punto de referencia conocido de antemano por el piloto; pero pretendiendo reflejar la más absoluta realidad, esto es, incluir el tiempo de reacción de quien pilotea, decidimos que el impulso motor de señal para iniciar la frenada sea imprevisto. Este tiempo de reacción, aceptado técnicamente como 0,5 segundos para un hombre de reflejos normales, determina que el vehículo que se desplaza a velocidades uniformes recorra espacios determinados. Estos espacios son 2,7 metros a 20
Km/h, 5,5 a 40, 8 a 60, 11 a 80, 14 a 100 y 16,5 metros a 120 kilómetros por hora. En consecuencia, la distancia total de frenado se debe desdoblar en la distancia recorrida en el tiempo de reacción más la distancia efectiva de frenado. Esta última es la que realmente necesita el vehículo para detenerse. El sistema adoptado para los frenajes es el siguiente: el navegante, o copiloto, dispara una pistola cargada con proyectiles de tiza apuntando al suelo. De este modo queda indicado en el suelo el lugar a partir del cual comenzó el proceso. El auto se detiene, se mide y se anota. En la tabla de abajo, la primera columa indica la distancia recorrida en el tiempo de reacción; la segunda la distancia efectiva de frenado, y la tercera indica la distancia total recorrida, esto es, la suma de las dos cifras anteriores.
 
Reacción
Efectiva
Total
De 20 a 0 Km/h
2,7 m
1,5 m
4,2 m
De 40 a 0 Km/h
5,5 m
4,9 m
10,4 m
De 60 a 0 Km/h
8,0 m
13,8 m
14,6 m
De 80 a 0 Km/h
11,0 m
31,7 m
42,7 m
De 100 a 0 Km/h
14,0 m
38,2 m
52,5 m
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Pruebas de Nivel Sonoro
Donde se considera el nivel óptimo por debajo de los 62 decibeles (db). Entre 70 y 80 db se calcula el ruido producido por una fábrica promedio.
A 60 km/h en 4º. Altura cabeza conductor
75 db
A 60 km/h en 4º. Asiento trasero
73 db
Motor a ralentí. A 3 m prolong. ideal salida escape
69 db
Bocina a 30 m
80 db
Paso del coche a 60 km/h. A 10 m
70 db
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Pruebas de Consumo
En ciudad (carb. Solex 34 PCI)
13,7 Km/l
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Consumo en Ruta a Velocidades Uniformes
Kilómetros por litro
21
19,2
17,4
14,8
Kilómetros por hora
40
60
80
100
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Pruebas de Filtraciones
Consiste en verificar filtraciones de agua y tierra hacia el interior de la carrocería (cabina, baúl, motor). En las pruebas de agua, se somete al coche a una lluvia de presión (80 lbs/pulg2) durante diez minutos. En las de tierra se busca un camino de tierra muy seco.
En el De Carlo SL no se verificaron filtraciones de agua, pero se constataron abundantes filtraciones de tierra en la cabina y el compartimiento del motor.

 

Consultas de los Propietarios

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