Citas Bíblicas

LOS POBRES DAN MÁS QUE LOS RICOS (Lc: 21:1-4)

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El diezmo, tal como lo enseñan ciertos “maestros,” es una injusticia; porque mediante esa práctica, los pobres dan más que los ricos. Y esto no va de acuerdo con las doctrinas cristianas, las cuales tienen como propósito: el amor al prójimo.
Hace algunos años, asistí a una clase sobre: “cómo administrar nuestro dinero”; en donde se enseñaba a los cristianos ciertos “principios bíblicos” en cuanto al manejo del dinero.
El primero de estos “principios”era: apartar la décima parte de nuestro salario, (o entrada mensual, o ingresos semanales, o como quiera llamarle) para la iglesia.
La iglesia adonde asistía en aquellos días, estaba compuesta por personas de diferentes niveles sociales; sin llegar a ser ninguna de ellas, una persona rica.
Había entre los miembros de la iglesia personas que vivían de su sueldo. (Una familia tipo podía llegar a vivir, modestamente, con unos $800).
Pero había otros miembros que no tenían un trabajo fijo; es decir que no tenían una entrada regular de dinero, y vivían de lo poco que podían recaudar haciendo pequeños trabajos que solo les alcanzaba para no morirse de hambre.
Aun aquellos que sí tenían trabajo, pero su sueldo era menor a $800, pasaban muchas necesidades porque a veces (mayormente) el dinero no les era suficiente.
Ahora bien, según este “principio bíblico” al que nos referíamos, aun éstas personas debían apartar la décima parte, (de lo que a duras penas habían logrado reunir) para dárselo a la iglesia.
Según la enseñanza del pastor que dictaba la clase a la cual nos referimos; él estaba convencido que el diezmo es “la fórmula de Dios para dar”.
"Es igual para todos - decía- el que gana diez pesos, da uno; el que gana mil da cien; el que gana cien da diez; es decir, el mismo porcentaje para todos. Esa es la fórmula de Dios, igual para todo el mundo”
Ahora bien: Eso parece verdad, pero no es verdad.
Las personas que piensan como ese pastor que acabamos de citar, son personas que desconocen los principios más elementales del cristianismo. Personas corruptas, cuyo propio interés les impide ver la verdad. La Biblia dice:


“Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra” (Tito: 1:16)

Pastores como estos enseñan “doctrinas” que parecen verdad, pero no lo son.
El engaño es precisamente eso: una mentira con apariencia de verdad.
Si no pareciese verdad lo que enseñan, ni usted, ni yo, lo creeríamos y a nadie engañarían. Pero para lograr engañar a las personas, tergiversan la Palabra de Dios, con el propósito de hacer decir a Dios, lo que el Señor no dice.
Nosotros vamos a mostrar en este artículo, cual es la fórmula de Dios en cuanto a dar.
No es verdad que el diezmo sea la medida que Dios ha dispuesto.
No puede ser esa la fórmula, puesto que con ese porcentaje, lo pobres dan más que los ricos. ¡El que tiene menos da más! Esto se puede comprobar en la siguiente cita:

“Levantando los ojos, (el Señor) vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; más esta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía” (L
c
: 21:1-4)

Como se puede ver en este pasaje, Jesús dice que los ricos dan de lo que les sobra.
- No está elogiando a la viuda.
- No está diciendo que los pobres tengan la obligación de dar.
-Tampoco dice que no tengan que hacerlo.
- No dice que le agrada que den todo su sustento.
Lo que dice, es que el rico da de lo que le sobra y el pobre siempre da de su sustento; es decir que el pobre da más que el rico; según sus propias palabras.

Vamos a ilustrar esto mediante un ejemplo: Supongamos que en la iglesia a la cual nos referíamos, hubiese una familia cuya entrada de dinero no fuese superior a los $300 (recuerde que $800 es lo mínimo que se necesita) supongamos también, que en la misma congregación hay otra familia, la cual tiene una entrada de dinero mensual de $1800.
Bien: Según este ejemplo, una familia da $30 (de lo que necesita para sobrevivir) la otra familia da $180 (de lo que le sobra)
De manera que, a una familia le quedan $270, (es decir que le faltan para llegar a fin de mes $530) A la otra familia, le sobran $820 (para ahorrar, despilfarrar etc.)

Ahora preguntamos: ¿Cuál de estas familias dio más? Tal vez usted piense que $180 son más que $30. Y tiene razón. Pero aunque $180 son más que $30, el Señor dice que a la hora de dar, el que tiene menos da más, porque da de lo que necesita para vivir
Según este ejemplo, y analizando los dichos del Señor, llegamos a la conclusión que el diezmo no puede ser la fórmula de Dios para dar, porque es injusto.

Pero entonces: ¿Por qué lo estableció el Señor en la ley? Porque bajo la ley el diezmo tenía retribución. El cumplimiento de la ley traía como consecuencia la bendición de Dios. Así pues, el que tenía menos se beneficiaba tanto como el que tenía más; porque Dios bendecía a ambos. Pero no estando bajo la ley, esa retribución lógicamente no existe.
Bajo la gracia, la retribución al que da, es otorgada cuando éste, movido por la compasión, tiene misericordia del que padece hambre, sed, o frío.
Es decir que bajo la gracia, Dios no recompensa las obras, como si lo hace en la ley, sino que mira las intenciones del corazón, (1Co:4:5) y provee a los que usan de misericordia con su prójimo, para que tengan para toda liberalidad. (2Co:9:11)

Ahora bien, nadie bajo la gracia esta obligado por parte de Dios, a dar el diezmo a ninguna persona o institución. El incumplimiento no le traerá ninguna consecuencia nefasta. Y el cumplimiento no le añadirá bendición.
Quienes obligan a las personas a dar la décima parte de su dinero, no solo están mintiendo en cuanto a lo que Dios enseña, sino que impiden que la gente dé, de acuerdo a lo que su corazón le dicta. “Cada uno dé como propuso en su corazón…” (2Co:9:7)

Si el diezmo no es la fórmula, entonces, ¿Cual es?

En (2Co:8-9) el apóstol Pablo da instrucciones a la iglesia en cuanto a dar. (Hay otros pasajes que también tratan este tema, los cuales ya hemos analizado o analizaremos luego)
Vamos a ver algunos de esos versículos:

“Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez, sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos…” (2Co:8:13-14)

Según lo que alcanzamos a ver en este pasaje, la fórmula de Dios para dar es: que tu abundancia supla la escasez del otro; para que haya igualdad.
De manera que a quien le damos tiene que ser alguien que tenga menos que nosotros. Porque de otro modo, no vamos a igualar, sino que vamos a aumentar las diferencias.

Por otra parte, es bueno y honesto hacer notar, que ser pobre no es una excusa para no dar. Porque en el capítulo que estamos analizando, Pablo dice que las iglesias de Macedonia, aunque eran pobres, dieron para ayudar a suplir las necesidades de los pobres de Jerusalén.
“Siempre habrá pobres”- dice el Señor. Siempre habrá alguien con quien compartir nuestro último pedazo de pan.
Ahora bien; hay quienes utilizan este pasaje para hacerse ricos. Dicen que Dios está diciendo aquí que: "todos deben llevar a la iglesia su dinero, porque dar es un privilegio y hay que dar aunque uno sea pobre, porque Dios ama al dador alegre etc. Etc."
Pero estos maestros "olvidan" decir, que dar por el simple hecho de dar, no es ningún privilegio.
El privilegio es dar para aliviar las necesidades de alguien, supliendo cosas que son necesarias para la vida. Eso es lo que el apóstol Pablo está enseñándoles a los corintios. No está diciendo que debemos darle a la iglesia, ni menos aun a quien tiene una cuenta en el banco para que tenga más en sus depósitos. Esta hablando de comida, de ropa, de aquellas cosas que nos son necesarias para la vida ¿Recuerda (1Ti:6:8)?

“Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.”

Y los pobres de Jerusalén estaban padeciendo este tipo de necesidades; por eso las otras iglesias querían ayudar a estos hermanos. Eso es lo que el pasaje bíblico enseña: dar para los pobres que no tienen alimento ni abrigo.
Cuando hacemos esto estamos amando al prójimo, y compadeciéndonos de su necesidad.
¿Cuánto es lo que debe dar cada uno? ¿Cual es la fórmula de Dios?

“Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.”
(2Co:9:7)

Esa es la medida, “como propuso en su corazón” Eso es lo que cuenta. Y cuando se da según esta medida, el dador no tiene conflictos internos, sino que da “alegremente” porque está de acuerdo con lo que ha querido dar. Eso es lo que ama Dios.

Entonces, la manera correcta de dar es: alegremente. ¿Cómo podemos dar alegremente?

-Dando exactamente lo que nuestro corazón propone.

-Teniendo en cuenta la necesidad del prójimo en cuanto a sustento y abrigo.

-Poniéndonos en el lugar del que necesita, para así comprender su padecimiento.

-Recordando que: “…El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.”
Pero aun así, lo que damos no debe ser ni más ni menos que lo que nuestro corazón nos dicta.

-Buscando que haya igualdad. Es decir, si tengo sustento y abrigo quiero que lo demás lo tengan también.

Recuerde que: dar por dar, no es un privilegio. Recuerde además que darle a quien tiene más que usted, no es lo que Dios enseña.
No olvide que ayudar a quien necesita alimento y abrigo es un privilegio. No es algo que nos merezcamos, sino que Dios nos da para que nosotros podamos dar, permitiéndonos brindar ayuda a quien lo necesita.
Por último: recuerde que dar de mala gana o por obligación no es provechoso para el que da; y esto es lo que usted hace cuando da guiándose por la ley.

Ante cualquier duda, comentario, o desacuerdo, sírvase enviarnos un correo a [email protected], y no olvide mencionar los versículos en los cuales apoya sus argumentos.

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