Citas Bíblicas

LA DIVINIDAD DE JESÚS

El tema de la divinidad de Jesús es tan antiguo como el cristianismo. En el evangelio de Juan leemos que los judíos querían apedrear al Señor porque decían que él se hacía a sí mismo Dios. Leamos el evangelio de Juan a partir de la declaración de Jesús:

“Yo y el Padre uno somos.
Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle.
Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?
Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios (Jn:10:30-33)

Vemos en este pasaje que Jesús no niega su divinidad. Por otra parte, si él no fuese Dios, ¿Por qué no les dijo que estaban errados al interpretar las cosas de ese modo? Además, si él no fuese Dios, ¿qué sentido tendría esta discusión?

La discusión acerca de la divinidad de Jesús lleva ya más de dos milenios.
Hay muchas personas, (algunas de ellas bien intencionadas) que niegan la divinidad de Jesús. Es decir, están de acuerdo en que Jesús es el Hijo de Dios, pero niegan su divinidad. (?)
En todos los artículos que hemos leído acerca de este tema; nos hemos dado con que los autores de esos artículos se empeñan en demostrar que Jesús es el Hijo de Dios, más no es Dios. Para llevar a cabo su demostración citan varios versículos de la Biblia en los cuales Jesús habla al Padre, le ora al Padre, y parece decir que él ignora cosas que su Padre sabe. En base a esos versículos estas personas concluyen afirmando que Jesús no es Dios.
Desde luego que Jesús no es el Padre, pero eso no significa que no sea Dios. Tanto Jesús como el Padre son manifestaciones diferentes de un mismo único y sabio Dios.

Es justo reconocer que en esos artículos a los cuales nos referíamos no se han incluidos aquellos pasajes de la Escritura en los cuales Jesús y el Padre se confunden en uno. No obstante, estamos dispuestos a declarar que estamos de acuerdo con esos autores en una cosa: Jesús es el Hijo de Dios.
Ahora, pasando al segundo punto,permítame presentarle aquellos pasajes de la Escritura en los cuales Jesús y Dios se confunden en uno. Nuestro propósito no es contradecir ni convencer a nadie; sino presentar otra visión de la palabra de Dios, (por eso vamos a citar otros pasajes) con la esperanza de que las personas que nos visitan y leen, puedan tener acceso a todo el panorama bíblico respecto a este tema y no solo a una parte de él.

A menudo, los autores a los que nos referimos, afirman que el concepto de la trinidad fue impuesto a la cristiandad por la iglesia de Roma. Ellos dicen que esta iglesia impuso este dogma hacia fines del siglo 4, y que antes de eso no existía tal concepto. Pero el hecho de que la iglesia de Roma haya impuesto el dogma de la trinidad a sus propios seguidores cuatrocientos años después de Cristo, no es motivo para dudar de la divinidad de Cristo, ya que Jesús es Dios, sin importar lo que digan los concilios llevados a cabo por ninguna iglesia; pues mucho antes de esos concilios, los auténticos cristianos ya reconocían esta doctrina como verdadera.
Aquí cabe aclarar que no somos dogmáticos, sino todo lo contrario. En mi caso particular, me niego a creer y a aceptar como verdad, todo aquello que no pueda ser demostrado razonablemente mediante la Biblia. Dios nunca ha exigido al hombre que crea en algo que no pueda razonar. Por lo tanto, estamos dispuestos a asegurar que los dogmas impuestos a la humanidad por la iglesia que sea, le ha hecho mucho daño a la causa de Cristo. Muchos de los que dicen ser cristianos le han hecho mas daño que bien al cristianismo. (Mt:7:21-23)
De manera que, el argumento de negar la trinidad por el solo hecho de ser un dogma de la iglesia de Roma, está totalmente fuera de lugar.
Jesús es Dios mucho antes de que la iglesia de Roma cometiera el error de hacer de esa verdad un dogma que obliga a los hombres a creer en algo sin previo razonamiento.

Ahora bien: Como no tenemos la intención de imponer nuestro razonamiento, sino analizar la Escritura; vamos a presentar algunos versículos a fin de que el lector pueda analizarlos y sacar sus propias conclusiones.
Permítame aclarar una vez más, que no pertenecemos a ninguna denominación; por lo tanto no es nuestra intención defender ninguna postura, ninguna tradición y ningún credo. Estamos convencidos que nuestro análisis de la Escritura está libre de toda presión, y no estamos aquí para criticar. Tampoco pretendemos favorecer el pensamiento sectorial de nadie. Solo nos debemos a la verdad.

Un mero vistazo al libro de Isaías
Después de haber analizado este tema durante mucho tiempo; he llegado a la conclusión que Dios es UNO; pero se ha manifestado a los hombres en tres maneras distintas. Mi creencia es que el Padre es Dios y Jesús es Dios, pero de ninguna manera estoy de acuerdo en decir que son la misma persona. De manera que ¡Casi se diría que estoy de acuerdo con aquellos que afirman que Jesús es el Hijo de Dios!
Tenga en cuenta amigo lector, que este análisis no ha nacido de una idea preconcebida; es decir, nuestro propósito al estudiar las Escrituras no fue encontrar motivos que convalidaran aquello que suponíamos de antemano que era verdad, sino encontrar la verdad respecto a este tema.
Quisiera aclararle, nuevamente, que estoy totalmente de acuerdo en admitir que en muchos versículos Jesús se refiere a Dios como a su Padre, y hace hincapié en que hay cosas que él desconoce pero su Padre no. Esto nos lleva a suponer que Jesús y el Padre son diferentes personas, y en eso estoy de acuerdo.
De todos modos, creo que coincidirá conmigo si le digo que podríamos analizar cada uno de esos versículos a fin de tener una idea clara de las enseñanzas que ellos encierran. No obstante, el motivo de nuestro estudio es otro, por eso, dejaremos esos análisis para otra oportunidad.
En fin. Lo primero que quisiera tener en cuenta es, que así como esos versículos nos llevan a pensar que Jesús y el Padre no son lo mismo; así también hay otros versículos que nos llevan a admitir que Jesús y el Padre son uno.
 Por ejemplo:

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.” (Isaias:9:6)

Aun en la "Traducción del Nuevo Mundo" de los Tetigos de Jehová el texto es muy similar:

"Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz." (Traducción del Nuevo Mundo)

Obviamente este pasaje habla de Jesús; podemos estar seguro de ello pues los versículos uno y dos del capítulo nueve, (que se encuentran dentro del contexto de la cita de referencia) es citada por Mateo en relación con Jesús:

"Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; el pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte, luz les resplandeció." (Mt:4:14-16)


Ahora bien, si aceptamos que este pasaje habla de Jesús, entonces tendremos que reconocer que el profeta Isaías se está refiriendo a él con varios nombres, entre esos nombres encontramos: Dios fuerte” yPadre eterno”
De manera que, según el profeta Isaías, aquel que iba a llevar luz al pueblo que se encontraba en tinieblas en las tierras de Neftalí y Zabulón, al otro lado del Jordán, era Dios.
Ahora, si reconocemos que quien llevó luz a esa región fue Jesús, estamos obligados a admitir que los títulos predichos por el profeta, en cuanto a "Dios fuerte" y "Padre eterno" hablan de él.

Pero, si Jesús no es el "Dios fuerte" y el "Padre eterno" entonces, ¿Cómo se explica la profecía de Isaías?

Las declaraciones de Jesús y el apóstol Juan
Otro pasaje que nos lleva a coincidir entre el Padre y Jesús se encuentra en el evangelio de Juan:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” (Jn:1:1-3)

Como usted sabe, este pasaje habla del Señor Jesucristo pues él es el Verbo de Dios, y dice de él, que fue quien hizo todas las cosas.
Ahora: Si el creador de todas las cosas es Dios, y este pasaje dice que Jesús fue quien las creó, estamos obligados a reconocer que Jesús es Dios.
Pero si suponemos que no es eso lo que el pasaje quiere decir, entonces estamos obligados a preguntar, ¿Qué es lo que Juan nos quiere decir en el principio de su evangelio? ¿Cuál es la enseñanza? ¿Cuál es el contexto? Si el apóstol no está diciendo que el creador de todas las cosas un día vino a este mundo, entonces, ¿Qué está diciendo?

En el versículo once el apóstol dice que “aquella luz verdadera”, por quien el mundo fue hecho, vino a este mundo, “a lo suyo vino…” Preguntamos: ¿Acaso el mundo no le pertenece a Dios? Si Jesús no es Dios y por lo tanto el mundo no le pertenece, ¿Por qué el apóstol dice que vino a lo suyo?

Cuando llegamos al versículo dieciocho leemos que Juan nos dice:

“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” (Jn:1:18)

Ahora nos preguntamos, ¿De qué manera Jesús dio a conocer al Padre? ¿Acaso vino a enunciar leyes del Padre? No. Eso ya lo había hecho Moisés. ¿Vino a proclamar los dichos de Padre? Tampoco. Eso ya lo habían hecho los profetas.
Entonces nos preguntamos: ¿De qué manera Jesús dio a conocer al Padre? Si nos guiamos por el contexto de lo expresado por el apóstol, hemos de coincidir que quien ha visto a Jesús, ha visto al Padre. Si el apóstol no está expresando que quien ha visto a Jesús ha visto al Padre entonces, ¿Para qué argumenta que a Dios nadie le vio jamás? ¿Qué sentido tiene esa frase en lo que viene expresando?

Otro pasaje del mismo libro nos enseña algo similar:

“También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis.”(Jn:5:37-38)

Es digno destacar que desde el versículo diecisiete y hasta el final del capítulo cinco Jesús viene manifestando: que el Padre lo envió, que él hace las cosas que ve hacer a su Padre, etc. Pero estas declaraciones no pretenden hacer diferencia entre el Padre y el Hijo, sino todo lo contrario. Veamos:

“…Todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.” (Jn:5:19)
“Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida.” (vs.21)

“para que todos honren al Hijo como honran al Padre…” (vs.22) Me pregunto, si al Padre se lo honra porque es Dios, ¿los que niegan la divinidad de Jesús, están honrándolo como al Padre?

“Porque como el Padre tiene vida en si mismo, así también ha dado al Hijo tener vida en sí mismo;”
(vs.26)

Cuando citamos este versículo muchas personas disienten con nosotros porque creer ver en él una diferencia concluyente entre el Padre y el Hijo,suficientemente clara como para concluir afirmando que Jesús no es Dios. Pero ese razonamiento es erróneo, pues quienes así lo plantean, olvidan que Jesús es hombre, por lo tanto, como hombre vive una vida en la cual ha tenido que aprender de su Padre.
Permítame darle un ejemplo: Un niño al nacer tiene muchas cosas que aprender en cuanto a su especie (hombre) las cuales aprenderá a su tiempo. Pero el hecho de que no las conozca, ni tenga la facultad de conducirse como hombre, (por ser un bebé o un niño) no lo descalifica como para negarle ser parte de la especie; pues la naturaleza humana está en él. Así ocurre con Jesús, él es el Hijo de Dios, por lo tanto, es Dios. La naturaleza divina está en él.

Pero volvamos a la declaración de Jesús:
“También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis.(Jn:5:37-38)
Podemos ver claramente que Jesús dice: “Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto… porque a quien él envió, vosotros no creéis” De esto se deduce que quienes no oyen, ni ven a Dios en Jesús es porque no creen en él.
Pero aquel que cree en Jesús oye la voz del Padre y ve su aspecto en la figura y la voz de Jesús. Es decir: quien ve a Jesús, ve al Padre.
Pero, ¿Qué significa creer en Jesús? ¿A qué se refiere el Señor cuando les recrimina a los judíos que no creen en él? ¿Qué es lo que ellos no creen de él?
Veamos:

“…Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios. (Jn:1033)

Los judíos creían en las obras que él hacía pero no aceptaban que se hiciese Dios. ¿No es lo mismo que sucede hoy con aquellos que niegan su divinidad? Tal vez usted piense que en este pasaje del libro de Juan no se está tratando este tema y la discusión es otra. Si ese es su pensamiento, entonces permítame preguntarle: ¿Cuál es, según su interpretación, el tema de discusión entre Jesús y los judíos en este pasaje?

Otro pasaje del mismo libro nos dice que Jesús y el Padre son uno:

Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta.
Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?” (Jn:14:7-9)

Ahora bien: si Jesús no les está diciendo a sus discípulos que el Padre mora en él, ¿Entonces de qué los está tratando de convencer?

Es necesario y justo reconocer, que así como estos versículos nos plantean cierta similitud entre el Padre y Jesús, hay otros que también nos llevan a pensar que Jesús y el Padre son uno. (Ro:9:5; 10:9-13; etc)
Esto nos lleva a pensar, que si utilizamos la lógica y el razonamiento al leer las citas que los autores de los artículos a los que hacíamos referencia, utilizan para negar la divinidad de Jesús, llegamos a la conclusión que Jesús y el Padre no son dos manifestaciones diferentes de un mismo Dios.

Pero ahora bien, si utilizamos la misma lógica y el mismo razonamiento con estos versículos que acabamos de citar, es probable que tengamos que aceptar que Jesús y el Padre son uno; como nos hace suponer el siguiente versículo:

“¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí?” (Jn:14:10)

En vista de estas dos ideas diferentes y reconociendo que no podemos ignorar ninguna de ellas, ¿Cómo podemos resolver este dilema?
En mi opinión, Jesús hace referencia al Padre desde su calidad de hombre. Es decir, como hombre ora al Padre, como hombre se refiere a Dios, como Hijo de Dios aprende del Padre, etc. Tal vez a usted le resulte difícil asimilar esto, y no lo culpo. Pero permítame darle un último ejemplo.

Veamos: hay cosas que una persona sabe hacer según lo que ha aprendido intelectualmente, pero su cuerpo no tiene la práctica necesaria para hacerlo. Esto lo hemos podido comprobar observando a los alumnos en las clases de guitarra. Cuando recién comienzan a utilizar el intrumento, los alumnos no poseen la habilidad necesaria para llegar a tiempo a ejecutar las notas que la melodía requiere. La mente sabe perfectamente el momento en que deben pulsar las cuerdas pero su cuerpo no puede ir al unísono con ella.
Ahora bien, a nadie se le ocurriría pensar que esa mente y ese cuerpo no pertenecen a la misma persona. ¿Verdad? ¿O sí?

Permítaseme enunciar esta conclusión: Negar la divinidad de Cristo impide al hombre ver a Dios en la faz de Jesucristo:
 “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2Co:4:6) Quien ha visto a Jesús ha visto a Dios.

Hay quienes dicen que Jesús y los apóstoles no enseñaron que Jesús es Dios; pero en vista de todo lo que hemos podido analizar en este artículo, estamos dispuestos a afirmar que tanto Jesús, como el apóstol Juan, reconocen la divinidad de Cristo.

En cuanto a lo que dicen los otros apóstoles, pondremos en consideración las palabras de Pablo en un siguiente análisis. (Ro:9:5)

 

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