Ciencia Ficción Perú

Morfología nocturna

Rubén Mesías Cornejo




Mientras contemplaba el ocaso Jonás tuvo la impresión de que la realidad se había tornado endeble como una costra reseca. Impelido por el asombro volvió sobre sus pasos para determinar las condiciones en las que se encontraba el mundo del cual provenía. Con esa idea en mente Jonás hundió su magra figura en la penumbra de aquel crepúsculo desolador, y su cabeza principio a oír miles de voces que surgían de todas partes provocándole un intenso pavor hacia la morfología que le rodeaba.

De repente una masa luminosa se desprendió del firmamento y empezó a orbitar enloquecidamente a su alrededor, aquel fenómeno inaudito le sirvió para comprobar que había ingresado en una senda que lo apartaba definitivamente de todo lo que había conocido. Conforme se adentraba en aquel terreno observo con estupefacción como la naturaleza que lo rodeaba empezaba a perder simetría y proporción como si una fuerza externa desvirtuara su aspecto. Y para completar su espanto el mundo que tenia enfrente se transfiguro en una imagen sobrecogedoramente prehumana.

Después de unos minutos un deslumbrante efluvio de energía se desprendió de la minúscula esfera que le seguía y penetro en su mente asumiendo la forma de una voz que prometía otorgarle un don portentoso a cambio de una sumisión absoluta a sus designios. De inmediato Jonás sintió que una sensación placentera, muy semejante a un orgasmo, se difundía por todo su cuerpo como si la entidad que lo había invadido intentara ablandar su resistencia.

Desde ese momento Jonás comprendió que se hallaba en un mundo regido por la omnipotencia de una deidad que se complacía en ejercitar el arte de la tortura. En efecto la voluntad de aquella entidad propicio la génesis de una criatura protoplasmática que apareció en lontananza reptando con la parsimoniosa lentitud de una babosa, y que apenas estuvo cerca se arrojo sobre el con la manifiesta intención de asimilarlo. A toda prisa Jonás empezó a correr a través del desierto buscando eludir el acoso de aquel descomunal depredador, sin embargo cada segundo que pasaba parecía acercar más y más la aberrante presencia de la criatura anulando sus posibilidades de fuga.

Y entonces percibió que su cuerpo se desintegraba en un millón de moléculas que el poder de la deidad recompuso en otra parte de aquel mundo.

Apenas recupero la conciencia Jonás fue obligado por la entidad que lo había capturado a ejecutar una serie de cabriolescas genuflexiones que reafirmaban su condición subordinada, sin embargo pese a la humillación sufrida Jonás todavía conservaba su voluntad de resistir alojada en algún páramo neuronal que permanecía ajeno a la intrusión de la deidad.

De esta manera fue conducido de tropiezo en tropiezo hasta que su peregrinaje le condujo ante los reverberantes tabiques de un cubículo hecho de neocristal- El brillo que despedía aquella materia translucida consiguió cegar por un momento al involuntario visitante, sin embargo una vez transpuesto el umbral Jonás no pudo evitar.

Una exclamación que resumía el horror que le inspiraba la quimérica bestia que moraba en el interior de aquel aposento. Se trataba de otro ser tan aberrante como el anterior, pero dotado de una decena de pequeñas cabezas que permanecían atentas a lo que pudiera pasar sobre la cambiante superficie de un portentoso obelisco que había emergido del subsuelo como una estalagmita dispuesta a acribillar el corazón del cielo raso.

Enfrentado contra aquella quimera la fracción de conciencia que todavía dominaba Jonás se pregunto cual seria la intención que perseguía aquella entidad para transportarlo a ese lugar. Era probable que dicha deidad pretendiera probar su temple para la misión que había reservado para el. En aquel momento una imagen grandilocuente, una mixtificación tal vez, arribo a su memoria, y se percibió como un epígono del profeta hebreo que también había llevado su nombre., pues asi como el antiguo Jonás permaneció cautivo en el vientre de la Gran Ballena durante un espacio de tres días, nuestro Jonás se encontraba preso en el interior de un mundo que era completamente extraño a su comprensión. La imagen describía con precisión su condición de secuestrado, pero no le daba mayores luces al respecto axial que decidió dejar de lado su cavilación para desafiar el acoso de aquella legión de ojos telescopicos que dotaban de percepción a la gris aglomeración de células que tenia enfrente.

De inmediato el cerebro de Jonás empezó a captar las órdenes que la deidad le enviaba a través de aquella criatura, y se dio cuenta de que permanecía sojuzgado. En un acto de incipiente rebeldía Jonás se cubrió el rostro demudado por el horror de saber que se estaba convirtiendo en un instrumento en manos de aquella entidad distante.

Pero su temor le duro poco, y se animo a abrir los ojos para ahuyentar el miedo como si fuera un macabro fantasma que le impidiera ejecutar la tarea que le habían impuesto: sondear el tropel de pensamientos que estaban llegando a su mente. Su trabajo era captar la dirección que adquirían aquellas ideas, para modificarlas en el acto asignándoles un nuevo contenido que variaba por completo la existencia de las personas que recepcionaban su transmisión... Y aquel imponente obelisco alrededor del cual pululaba aquellas morfología aberrante era el dispositivo que le servia para diseminar un nuevo credo en el mundo del hombre.

Sin embargo su afán de rebelarse permanecía incólume y la deidad se veía obligada a desalentar sus deseos administrándole, de vez en cuando, una considerable dosis de dolor que hacia estremecer su cuerpo cada vez que intentaba apartarse de su tarea ante el obelisco. Y asi Jonás continuo ejerciendo, a su pesar, su forzado papel de seductor de conciencias conduciendo a millones de seres al esquema de posibilidades prevista por la deidad que lo había esclavizado.

Poco a poco la presión de aquella mente exógeno ejercía sobre el empezó a menguar en la medida que el mundo del hombre quedaba sojuzgado a la voluntad de aquella inteligencia cósmica. A estas alturas la faz de su planeta de origen se había modificado por completo, ahora la Tierra había adquirido la condición de un mundo primitivo habitado de culturas emergentes que estaban escribiendo una nueva historia. El sentimiento de haber contribuido a ese trastorno le indujo a intentar la rebelión definitiva ahora que su cerebro había dejado de recibir las transmisiones mentales que emanaban del obelisco duras penas Jonás empezó a alejarse de allí con la intención de ganar la salida antes de que circunstancias volvieran a serle desfavorables , afuera le esperaba un espacio menos ominoso, un ámbito que su percepción no concebiría como una de las tantas imágenes especulares que lo habían anonadado, y aunque sabia que corría el riesgo de perder la razón decidió trasponer el umbral que lo había sumergido en esta locura a todo trance.

Nuevamente aquellas diabólicas criaturas cobraron animación y empezaron a hostilizarlo como si pretendieran culminar la faena que su creador había empezado. Pese a la amenaza la única intención que persistía en la liberada mente de Jonás era abandonar, de alguna manera, aquel horroroso mundo pese a que las condiciones de su mente se hallaran en el límite de su resistencia.

Entonces sombras perversas empezaron a surcar las paredes del cubículo semejando las retorcidas ramas de un árbol milenario , sin embargo no se trataba de seres inofensivos pues eran los vástagos de la enorme criatura poliploide cuyos ojos los habían hipnotizado, y aquella morfología reptante se acercaba lentamente amenazando engullir su cuerpo atrapado en medio de aquel templo del horror.Era obvio que debía hacer algo para rehuir la aniquilación , pero necesitaba concentrarse y reunir todas las fuerzas que le quedaban para ejecutar la operación de transposición que le permitiría eximirse de la muerte que le habían deparado.

Y Jonás cerro los ojos intentando ubicar la imagen de su cuerpo tridimensional en alguna comarca de la Tierra alejada de la influencia de esas criaturas.En aquel momento le importaba muy poco perder el acervo de conocimientos que le hacían parte de la humanidad teniendo en cuenta que esta ya no existía tal como la había conocido. Más bien ahora que se percibía etéreo e inespacial tenía plena conciencia de que la horrible dimensión que lo había albergado carecía del espanto que antes le había inspirado. Desde la lejanía le eclosión de voces e imágenes que lo habían acosado le parecía na mera simulación, pues sumergido, como estaba, en la cuarta dimensión del universo le parecía el momento ideal para elegir un nuevo estadio de persistencia.

De esta manera su mente evoco la imagen de una remota isla del Pacifico meridional, antiguamente dotada de un nombre místico y ahora cubierta de un suelo infértil, que solo servia de pedestal a una serie de enigmáticas efigies de piedra que contemplaban el océano como si estuvieran conjeturando algo. Poco a poco la isla se acercaba a el y su psicoforma empezaba a sobrevolar aquel minúsculo trozo de tierra con el deseo de recalar en el interior de una de aquellas cabezas silentes.

Pronto su psicoforma se abalanzo sobre el mohai penetrando en su interior, y la oscuridad que le recibió le recordó, por analogía, la cerrazón del útero materno. Ahora podía considerarse, con razón, una especie de neo feto inmerso en la cavidad mas intima de aquel mohai.

Un momento después la percepción de Jonás consiguió asomarse hacia el mundo exterior y contemplo aquel triste paisaje oceánico, tan pleno de soledad, y se sintió conmovido por su valentía de abjurar de su condición humana para convertirse en el alma de un fúnebre mohai cuya piel se desgastaba bajo la calcinante mirada del sol.

Y ahora que sabia que el mohai seria su puerto definitivo llego a comprender que el juego de las posibilidades le había otorgado, entre la vastedad de estadios posibles, esta perpetua quietud acorde con el estado de equilibrio que su mente concebía como perfecto en contraposición con los deseos de aquella voluntad que se había hecho suyos el discurrir de todas las cosas.

Chiclayo 1995-2005



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