Anton PANNEKOEK
Acciones de masas y revolución

Índice

1. El poder de la burguesía y el poder del proletariado

El poder estatal es el órgano de la sociedad que ejerce potestad sobre el derecho y la ley. El poder político, el control del poder estatal, debe ser en consecuencia el objetivo de toda clase revolucionaria. La conquista del poder político es la condición previa para el socialismo. La burguesía posee actualmente el poder del estado y lo utiliza para dar forma y estabilidad al derecho y la ley al servicio de sus intereses capitalistas. Ella, sin embargo, se va transformando en una minoría que además, y en grado creciente, pierde su significación e importancia en relación al proceso de producción. La clase trabajadora, en cuvas manos reside la mas importante función económica, conforma una mayoría siempre creciente dentro de la población; en esto descansa la certeza de que ha de ser capaz de conquistar el poder político. Pero se trata de observar más de cerca las condiciones y métodos de su revolución política. ¿Por qué la clase trabajadora a pesar de superar a la burguesía en cantidad e importancia económica, no ha podido aún conquistar el poder? ¿Cómo es posible que casi siempre en la historia de la civilización, una minoría explotadora haya podido dominar a la gran masa del pueblo explotado? Esto es así porque influyen muchos otros factores de poder.

El primero de estos factores de poder es la superioridad espiritual de la minoría dominante. Como clase que vive de la plusvalía y que tiene el control de la producción en sus manos, ella dispone de la formación espiritual, de todas las ciencias; con una perspicacia que abarca a toda la sociedad ella sabe -aunque, se encuentre gravemente amenazada por las masas en rebelión cómo encontrar nuevas formas de salvarse. A veces, mediante su autoconciencia y una gran perseverancia y otras, mediante la traición, consiguen embaucar a las masas ingenuas. La historia de cada rebelión de esclavos en la antigüedad, de cada guerra campesina en el medioevo, nos ofrece ejemplos de esto. El poder del espíritu es la más poderosa fuerza de este mundo. En la sociedad burguesa, donde una cierta formacion espiritual es patrimonio común de todas las clases, en lugar del monopolio de la educación por la clase dominante, se da el dominio espiritual sobre la masa del pueblo. A través de la escuela, la iglesia, la prensa burguesa, amplias capas del proletariado son envenenadas con concepciones burguesas. La dependencia espiritual de la burguesía es una de las causas principales de la debilidad del proletariado.

El segundo factor de poder de la clase dominante y el más importante reside en su rigurosa y firme organización. Un pequeño número bien organizado es siempre más fuerte que una masa numerosa y desorganizada. Esa organización de la clase dominante es el poder del estado. Ella aparece como la totalidad de los empleados estatales que, distribuídos por todas partes como autoridad entre la masa del pueblo, son dirigidos desde la sede central del gobiemo en un sentido determinado. La voluntad unitaria que emana de la cúpula, conforma la fuerza interior y la esencia de esta organización. De allí se deriva una poderosa supremacía moral que se manifiesta en la autoconciencia de sus actos frente a la masa desarticulada, en la que cada individuo quiere algo distinto. Ella configura al mismo tiempo un gigantesco pulpo que con sus finos tentáculos manejados desde el cerebro central, penetra en cada rincón del país; es un organismo compacto ante el cual los demás individuos, sean ellos tan numerosos como se quiera, son sólo débiles partículas. Todo individuo con obediencia que no se adapte es automátícamente aferrado y aplastado por este artístico mecanismo; y la conciencia de esta situación mantiene a la masa a respetuosa distancia.

Si surge entonces un gesto de rebelión entre las masas y des aparece el respeto por las altas autoridades, si se unifican las partículas en la creencia de que van a terminar fácilmente con un par de molestos empleados estatales, ya tiene el estado para tal eventualidad medios de represión más poderosos: la policía y el ejército. También ellos son minorías, pequeños grupos, pero provistos de armas mortíferas y fundidos -por medio de una rigurosa disciplina militar- en cuerpos estables e inatacables que accionan como máquinas automáticas en manos de quienes las comandan. Contra su poder, la masa está indefensa, aun si ésta intenta armarse.

Una clase que surge puede conquistar y retener el poder del estado en razón de su importancia economica y su poderío; así lo hizo la burguesía como dirigente de la producción capitalista y poseedora del dinero. Sin embargo, a medida que su función económica se hace superflua y se degrada a la condición de clase parasitaria, en igual proporción desaparece ese factor de su poder. Entonces pierde también su prestigio y su superioridad espiritual, y, finalmente, sólo le queda, como base de su dominación, el control del poder del estado con todos sus instrumentos represivos. Si el proletariado quiere conquistar el poder, debe derrotar al poder del estado, la fortaleza en la cual la clase dominante se ha atrincherado. La lucha del proletariado no es simplemente una lucha contra la burguesía por el poder del estado como objetivo, sino una lucha contra el poder estatal. El problema de la revolución social, se puede sintetizar diciendo que se trata de hacer crecer el poder del proletariado a tal punto que éste supere al poder del estado. Y el contenido de esa revolución es la destrucción y liquidación de los instrumentos de poder del estado usando los instrumentos de poder del proletariado.

El poder del proletariado consiste primero, en un factor independiente de nuestro accionar al que ya antes se hizo alusión: su número y su significación económica, ambos en constante crecimiento a causa del desarrollo económico y que hacen de la clase trabajadora, en grado cada vez mayor, la clase social determinante. junto a este factor se encuentran otros dos grandes factores de poder cuyo crecimiento es la finalidad de todo el movimiento obrero: conocimiento y organización. El conocimiento es, en su forma primera y más simple, conciencia de clase que, poco a poco, crece hacia la clara comprensión de la esencia de la lucha política y de la lucha de clases en general, y de la naturaleza del desarrollo capitalista. A través de su conciencia de clase, el trabajador se libera de la dependencia espiritual de la burguesía; mediante el conocimiento político y social se quiebra la supremacía espiritual de la clase dominante.

La organización es la fusión de los individuos, antes dispersos, en una unidad. En la dispersión, la voluntad de cada uno tiene una dirección independiente de la de todos los demás, mientras que la organización significa unidad, la misma dirección para las voluntades individuales. Mientras las fuerzas de los átomos individuales estén dirigidas en todas direcciones, se habrán de anular mutuamente y el efecto del conjunto será igual a cero; si todas esas fuerzas, en cambio, son dirigidas en la misma dirección, la masa en su conjunto presionará tras esa fuerza, tras esa voluntad conjunta. La argamasa que mantiene unidos a esos individuos y los obliga a caminar juntos es la disciplina, ella hace que cada uno determine su actuar, no por sus ideas, inclinaciones o intereses particulares, sino por la voluntad y el interés de la totalidad. La costumbre de subordinar la actividad individual a un todo en la organización de las grandes fábricas, crea en el proletariado moderno las condiciones previas para tales organizaciones. La práctica de la lucha de clases las va construyendo, las hace cada vez más amplias y su estabilidad interna y disciplina se vuelven cada vez más firmes. La organización es el arma más poderosa del proletariado. El enorme poder que posee la minoría dominante por su firme organización, sólo podrá ser derrotado con la fuerza aún mayor de la organización de la mayoría. El constante crecimiento de esos factores: significación económica, conocimiento y organización, hace crecer el poder del proletariado por encima del de la clase dominante*. Recién entonces están dadas las condiciones previas para la revolución social. Aqui se pone finalmente en claro en qué sentido, la vieja idea de una rápida conquista del poder político por una minoría fue una ilusión. Esa posibilidad no debe ser descartada apriorísticamente ya que podría, mediante un poderoso empujón, provocar un formidable salto en el desarrollo social. Pero la esencia de la revolución es por cierto, algo muy distinto, la revolución es la conclusión de un proceso de profunda transformación que cambia totalmente el carácter y la esencia de las masas populares explotadas. De un montón de individuos dispersos que eran antes, que obedecían sólo a sus intereses particulares, se transforman en un sólido ejército de combatientes lúcidos que se dejan guiar por intereses comunes. Antes impotentes, obedientes, una masa inerte frente al poder consciente y organizado de la burguesía que la moviliza para sus propios fines, se transforma en una humanidad organizada, capaz de determinar la propia suerte con voluntad consciente y enfrentarse porfiadamente a los viejos dominadores. De la pasividad pasa a la acción, deviene un organismo con vida, con una unidad y una articulación autogeneradas con conciencia y órganos propios. La destrucción del dominio del capital tiene como condición fundamental que la masa del pueblo esté firmemente organizada y plena de espíritu socialista; si esta condición ha sido llenada en medida suficiente, el dominio del capital será entonces imposible. Ese surgir de las masas, su organización y su toma de conciencia, conforman ya lo esencial, la médula del socialismo. El dominio del estado capitalista, que intenta con su violencia estatal frenar el libre desarrollo del nuevo organismo viviente, se transforma cada vez más en una envoltura muerta, como la cáscara que rodea al pájaro dispuesto a nacer y como ésta, necesariamente será destruido. Es probable que esta destrucción, la conquista del poder, signifique un enorme esfuerzo de trabajo y de lucha: pero lo esencial, lo decisivo, su condición previa y fundamento es el crecimiento del organismo proletario, la formación del poder de la clase trabajadora, necesario para el triunfo.

Siguiente >>

* Dejamos de lado el mostrar cómo esos factores crecen sin interrupción por medio de las luchas parlamentarias y sindicales y nos remitimos a nuestro trabajo: "Die taktischen Differenzen in der Arbeiterbewe". [Las diferencias tácticas en el movimiento obrero], donde hemos tratado el tema ampliamente.


Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques

[email protected]

Hosted by www.Geocities.ws

1