Anton PANNEKOEK
Acciones de masas y revolución

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INTRODUCCIÓN

El desarrollo político y social de los últimos años ha llevado cada vez más a un primer plano el problema de las acciones de masas. A partir de las enseñanzas de la revolución rusa, aquellas fueron reconocidas teóricamente por el partido en 1905 como método en la lucha de clases; durante la campaña por el derecho al voto en Prusia en 1908 y 1910, irrumpen por primera vez en forma imponente y desde entonces, salvo temporales recesos por las necesidades de la campaña electoral, son objeto de intensos debates y polémicas. Este desarrollo no es casual. Por un lado es la consecuencia de la fuerza creciente del proletariado y por otro el resultado necesario de las nuevas formas del capitalismo que nosotros denominamos imperialismo.

Las causas del imperialismo y de las fuerzas que lo impulsan no necesitan preocuparnos en este lugar; simplemente describimos su presencia y sus efectos: la política de dominación del mundo, la carrera armamentista -en especial la construcción de flotas de guerra-, las conquistas coloniales, la creciente presión de los impuestos, el peligro de guerra, el creciente espíritu de violencia y la prepotencia de clase de la burguesía, la reacción interna, el freno a las reformas sociales, la organización de los empresarios, las trabas a la lucha sindical, la carestía. Todo esto lleva a la clase trabajadora a nuevas posiciones de combate. Antes se podía entregar, de vez en cuando, al menos, a la ilusión de progresar lenta pero constantemente en lo sindical a través del mejoramiento de las condiciones de trabajo v en lo político por medio de reformas sociales y la ampliación ¿e sus derechos políticos. Ahora debe poner en tensión todas sus fuerzas para no ser despojada de los niveles de vida y los derechos ya conquistados. Su ofensiva se ha transformado ante todo en defensiva. De tal manera la lucha de clases se torna más aguda y generalizada; en lugar de la esperanza en lograr una situación mejor, la fuerza impulsora de la lucha es, cada vez más, la amarga necesidad de defenderse ante el deterioro de sus condiciones de vida. El imperialismo amenaza a las masas populares con nuevos peligros y catástrofes -tanto a la pequeña burguesía como a los trabajadores- y los empuja a la resistencia; los impuestos, la carestía, el peligro de guerra, vuelven imprescindible una defensa encarnizada. Pero estas calamidades sólo en parte tienen su origen en resoluciones parlamentarias y por tanto sólo parcialmente pueden ser combatidas en el parlamento. Las masas mismas deben hacer acto de presencia, hacerse valer en forma directa y ejercer presión sobre la clase dominante. Y a ese deber se agrega el poder resultante de la fuerza creciente del proletariado; entre la impotencia del parlamento y de nuestra fracción en él para combatir estos peligros, surge una contradicción cada vez más profunda con la creciente conciencia de poder de la clase trabajadora. De ahí que sean las acciones de masas una consecuencia natural del desarrollo imperialista del capitalismo moderno y se transformen cada vez más en formas necesarias de lucha contra el mismo.

El imperialismo y las acciones de masas son hechos nuevos que sólo paulatinamente han de ser elaborados teóricamente y comprendidos en su significación y su esencia. Esto se hará posible sólo a través de la polémica partidaria que en los últimos años se ha estado ocupando intensamente de ellos. Estos hechos traen un cambio en el pensar y el sentir, una nueva orientación de los espíritus, que va más allá de la contraposición -surgida ante todo de la táctica de lucha parlamentaria- entre radicalismo y revisionismo. Estas polémicas separan momentáneamente o para siempre a aquellos que hasta ahora han estado unidos en la lucha y no eran conscientes de que existiera alguna divergencia. Estas polémicas aparecen entonces como lamentables y penosos malentendidos, por lo que las discusiones asumen una especial dureza. Tanto más necesario resulta, para aclarar las diferencias, referirse a los fundamentos de las tácticas de lucha del proletariado. Posteriormente polemizaremos con dos artículos de Kautsky del año anterior.

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