Algunos anarquistas de Rovereta
Notas sobre cumbres y contra-cumbres

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Una ráfaga de imprevisibilidad

No hay duda de que en Seattle y Génova, y más recientemente en Thessaloniki, se demostró una crítica sin intermediarios en contra de la dominación y sus falsos enemigos. A pesar de que las fechas fueran puestas por los amos, la dirección de los reformistas en las calles fue sobrepasada. Mencionamos esto, a pesar de que estábamos entre los compañeros que sostenían que Génova está en todas partes: que si la dominación y la desposesión se encuentran en cada parte de la sociedad y en la vida cotidiana, el ataque no tiene necesidad de fechas fijadas por el enemigo. Hemos encontrado interesante la práctica de aquellos que, abandonando las "zonas rojas" y evitando la trampa de las luchas frontales con la policía, se movieron con agilidad, golpeando y desapareciendo (fue notable, en este sentido, el ataque sobre la prisión de Marassi en Génova). Esta poderosa ráfaga de imprevisibilidad, este "federalismo" subversivo de acciones y grupos, significó una ruptura importante con la lógica de aquellos que centralizan al enemigo para centralizar la lucha (y convertirla en simbólica). Pero igualmente sostenemos que la mejor perspectiva es estar en el lugar donde el enemigo no nos espera, lejos de las citas. Incluso en sus aspectos más interesantes, las contra-cumbres limitan esta perspectiva. Además, sin desmerecer las explosiones en Seattle y Génova, nos parece que ir detrás de tales citas se convierte en un cliché, y lo que es más, en un desperdicio de energía: tan pronto como una contra-cumbre termina, comienzan los preparativos para la siguiente. Las fechas son arregladas cada vez más por los medios masivos de comunicación, al punto que, si muchos revolucionarios se han manifestado, por ejemplo, en contra de la guerra en Irak, casi nadie se las ha arreglado para expresar cualquier solidaridad práctica con los insurgentes de Argentina o Argelia. A menudo se le da más importancia a los choques que involucran casi exclusivamente a "militantes" que a los auténticos alzamientos sociales y de clase.

Sabemos muy bien por qué muchos compañeros van a las contra-cumbres: la acción directa extendida y los choques generalizados con la policía son solamente posibles en situaciones masivas. Debido a que la perspectiva de atacar en otra parte es sumamente minoritaria, solamente en las situaciones masivas puede probarse cierto estilo callejero de guerra de guerrillas. Pueden llevarse a cabo otras acciones en cualquier momento que no son de ninguna manera incompatibles con las prácticas en las calles durante las contra-cumbres. Y aun así pensamos que a la larga tal práctica limita la autonomía del análisis y la acción (¿en la cara de cuántos conflictos sociales sólo estuvimos allí mirando?) transformándola a pesar de sí misma en una especie de modelo extremista dentro de la caravana "desobediente". Además, todavía es una cuestión de análisis el por qué miércoles el poder divulga tanto las cumbres en las que se ratifican decisiones que ya han sido tomadas. Todo esto nos parece un gran terreno para que la policía estudie y experimente con técnicas de anti-tumultos. Es una clase de tratamiento homeopático: el poder se inocula con dosis diminutas del virus de la subversión para reforzar su sistema inmunológico en vista de pestes sociales mucho más serias. Debe saber cómo se mueven y organizan los malos, y con qué buenos es posible dialogar de manera que nada cambie realmente.

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