Índice:
Al
soplo del viento presenta
a dos mujeres que se caracterizan por la delicadeza y elegancia de
sus versos, temas y ambientes personales:
María Eugenia Rodríguez Gaitán
(México, D.F.)
Susurros
interiores, Dispersiones,
Geométrica Esencia y Ansiedad
María Ella Gómez Rivero
(Yucatán, México.)
Espacios
de olvido, Círculo Perfecto,
Naufragio y Sin Título
Roberto Hernández Vergara envía un poema de una fuerza
misteriosa para su brevedad.
El
Estandarte de mi Rebelión
Poemas
de María
Eugenia Rodríguez Gaitán
SUSURROS INTERIORES
Mi locura es mía
la rescaté del camino de los álamos
entre tierra hendida por la sed
y el perfil de una estrella indefensa
y solitaria
dos veces llamé a la puerta
de la vida cotidiana
y me quedé en su dintel
hasta la madrugada
ahí descubrí
que a veces es mejor estar afuera
en soledad
rumiando solamente
la obsesión de lo impreciso
la furiosa belleza de un vocablo
en el desafío permanente y terco
de ver lo invisible
de fingir la estatura de lo verosímil
abrigado en lo fiel y establecido.
Me resulta fácil mimetizar
mis miedos disfrazados
como lo desean los demás
en susurros interiores
al fin mi locura es mía
y eso, como voluble cometa
vuela inalcanzable.
DISPERSIONES
Hoy no he traído nada
si acaso rumores
de vieja hojarasca
de colores pardos y naranjas
de chasquidos breves
que se integran cotidianos
a la naturaleza muerta
que con maestría
nos pinta el otoño.
Nada he traído,
la rebanada de luna
se quedó colgada
en la ventana del sur
y no pude rescatarla...
y ella sonriendo, sólo sonriendo
como sonrisa sin cara.
Dormida, me fingí
para no mirarla
y ella, vagabunda
partió en dos el firmamento
y sorbió los astros
después los impregnó en las vidrieras.
Así nacieron los espejos
No he traído nada:
un puño de palabras
un otoñal pretexto de decirles algo
una lunática idea
y un vacío
que lo llena todo.
GEOMÉTRICA ESENCIA.
Mi mano anochece
entre tu pelo;
pirotecnia de caricias que ilumina
la geométrica esencia,
acudes, preferentemente,
a los derroteros
de la curva perfecta
Mano inquieta
que inevitable encuentras
el punto perdido
en la yerma superficie,
como el ciego que describe,
con maestría, sin mirada,
con cálculo perfecto:
cada pulgada, cada milímetro,
de tu irrepetible
y cada vez más sorprendente
cuerpo.
ANSIEDAD
Tengo la boca seca
mis labios dibujan
una oquedad sedienta
encuentro, únicamente lodazales
escarbo ansiosa en ellos.
Aferro la incipiente lengua
y se ancla en la última gota
de tu beso.
Poemas
de María
Eugenia Rodríguez Gaitán
Poemas
de María
Ella Gómez Rivero
ESPACIOS DE OLVIDO
Es necesario para mi espíritu
reconstruir las pisadas en el albergue
que de niña me dio los espacios
y las caras que viven el olvido.
Miradas que cubrieron con afecto
mis errores,
el disfrute también memorable
de las manos llenas de presencias
deshojando margaritas adivinas.
Ganando tiempo
para resolver el enigma de ser
la playa donde regresen las miradas
de caracoles infinitos:
ritmos con cadencias
de cariño aquel arrullo tenue
desvaneciendo el dolor de cualquier
despedida.
Así no importa sostener la esperanza
guardar las palabras hasta que llegue
escanciada la voz del tiempo, diciendo...
adiós.
CÍRCULO PERFECTO
I
Se va... apenas sé como llegó
dejó huella de océano en mis ojos
pero calentó con arena mi piel.
Encendió luces de ausencia
y navegó conmigo tormentas
velamos juntos las horas inciertas
dando las sombras amor y cadencia.
Ahora se acaba, se suman los días
se apaga un milenio...
Amanece...
Otra vez empieza la magia
De nuevo me persigue la vida.
II
Llega la lluvia...
las espinas se ablandan
se aquieta el corazón
surge impávido el renuevo
los aromas fulguran
y comienza un nuevo adiós...
NAUFRAGIO
Mandaría un mensaje a la deriva
como hacen los náufragos
pero pedir auxilio no resuelve nada
todo está decidido de antemano
ser navegante y encallar en la arena
es historia antigua en mi prontuario.
SIN TÍTULO
Soy esa mujer:
la que surca sin miedo al castigo
esos horizontes prohibidos y ajenos.
Viajo sin medir el rumbo de los sueños.
Y cuento las soledades sin pretextos
a los viejos errores que me visten
suelo confiar mis secretos a los viajeros
que soportan, como yo, llegar al oasis
y no encontrar dátiles maduros para saciar
el deseo de lograr la dulzura.
El día sin tregua aprisiona los sentimientos
hasta que llegue el momento de llorar
volcando sobre mis cenizas el verde
olivo, victoria sobre victoria.
Soy esa mujer, la de siempre...
Poemas
de María
Ella Gómez Rivero