Analice esta historia real:
Dos economistas
viajeros, especializados en Teoría de Juegos tomaron un taxi a su
hotel desde el Aeropuerto. Preocupados
porque iban sobrecargados, decidieron no negociar sobre el precio hasta que
llegaran al hotel, cuando su posición sería muy más fuerte.
Pero su
estrategia basada en la absolutamente racional teoría de juegos no funcionó
demasiado bien. El chofer se ultrajó tanto con esta conducta que cerró con
llave las puertas del taxi, manejó de vuelta a dónde ellos habían empezado, y
los descargó en la calle.
Que había salido
mal? Aunque el taxista no conocía nada de la teoría de juegos, él supo cuando
las personas estaban jugando juegos con él, y no le gustó.
E hizo algo que a
los teóricos del juego no les gusta: se enfado, actuó incluso contra sus
propios intereses al no cobrar y recorrer dos veces la misma distancia, y cambió el
juego.
No se
trataba solamente de un juego, era un drama, donde las creencias y valores de
los caracteres evolucionaron según la situación.
La
teoría del drama
había nacido.
En su corazón
estaba
la idea que los juegos no son estáticos, y que los acuerdos no son
necesariamente decididos por la racionalidad, sino que son situaciones dinámicas que pueden ser absolutamente
transformadas por las emociones de los jugadores.
Su planteamiento
central se situa en que
las emociones juegan un papel importante activando contestaciones y respuestas,
racionales o irracionales según sea la óptica de análisis del caso.
Se originó
buscando perfeccionar la TEORÍA de
JUEGOS que se basa en las matemáticas pero cuyas aplicaciones son intuitivas al
responder a una situación dependiendo de cómo se evalúan las diversas opciones.
Nigel
Howard,
Peter Bennett, Morris Bradley, Jim Bryant., Sheffield Hallam University
Hugh
Miall, Lancaster University
Steven
Brams, New York University
Peter
Bennett, Britain's
Department of Health in London
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