¡VUELTOS HACIA EL
SEÑOR!
MONSEÑOR KLAUS GAMBER
EPÍLOGO Pienso
que todos aquellos liturgistas, que no sean simples comediantes, estarán
de acuerdo sobre el conjunto de las observaciones de Monseñor Gamber. No
veo apenas más que un punto en el que sus observaciones son tal vez
insuficientes fundadas; la idea que,
en la antigüedad, los fieles sólo ocupan las naves laterales de la
iglesia. Pero esto es algo totalemente secundario.
En
cambio, me siento obligado a ser aún más severo sobre la absurda
sustitución contemporánea de una idea de la Eucaristía como cena,
totalmente opuesta a la idea de la Eucaristía como sacrificio.
Esto
exactamente no quiere decir nada... por la simple razón que en ninguna
religión, ha existido un sacrificio que no fuese además una "cena",
pero una cena "sagrada"
que envuelve el misterio de una especial presencia y comunicación
divina... En cuanto a la idea de que la Eucaristía, para ser una cena,
debería implicar un cara a cara de los participantes con el sacerdote, es
una ingenuidad de los modernos. En todos los banquetes de la antigüedad,
tanto judíos, como paganos, nunca se daban la cara... por la sencilla
razón de que todos los participantes estaban instalados en el lado
convexo de una mesa en forma de sigma, reservándose el lado cóncavo para
el va y viene de los que servían.
De
todo ello resulta que la denominada misa "cara al pueblo" no es
más que un total contrasentido o más bien un puro sin sentido. El
sacerdote no es una especie de brujo o prestidigitador que hace sus trucos
ante un público de bobalicones, sino el guía de una acción común, que
nos conduce a la participación en algo que hizo de una vez para siempre
Aquel a quién el sacerdote representa simplemente y ante cuya
personalidad la suya debe esfumarse totalmente.
¿Qué
decir ahora de este nuevo tipo de sacerdote-actor que pretende
atraer toda la atención sobre sí y perora como un tendero tras su
mostrador, para beneficio de una masa pasiva. Nada está más en contra,
no sólo de "toda" la auténtica tradición cristiana... sino
también del "nuevo misal" si es que se toman tiempo para leer
sus rúbricas. ¿No se prescribe que el sacerdote "se
vuelva a los fieles ", cada vez que se dirija a ellos y no a
Dios, en la plegaría común? Lo que no tendría sentido, en el caso de
que el sacerdote esté vuelto a los fieles.
Una
cierta moda de altar "cara al pueblo" se podía entender cuando
se leían en el altar las lecturas (lo
que suponía una misa sin asistencia excepto del monaguillo). Pero esto
actualmente, con el nuevo misal más que con el antiguo, es un auténtico
contrasentido. Lois Bouyer, del Oratorio
Para
quien considere el imponente conjunto de escritos sobre liturgia de Monseñor
Klaus Gamber, no tendrá la menor duda de que se trata de una ciencia
practicada, no por sí misma, sino al servicio del "mysterium fidei " de la Iglesia, ese "misterio
de fe " que todo cristiano, y especialmente todo sacerdote, tiene
por misión celebrar y transmitir. Precisamente, a partir de aquí, de la
obra científica de Gamber se liberan impulsos fecundos para la celebración
de la santa liturgia. Klaus Gamber ha mostrado claramente que la liturgia
jamás ha nacido de las prisas de un momento, sino que siempre es
necesario referirse a la enorme tradición litúrgica de toda la Iglesia.
Por
lo cual su obra puede constituir hoy para todos los que se ocupan de
liturgia y en especial para el sacerdote y el diácono, que la celebran y
la proclaman, una incitación directa a celebrar con el pueblo el "misterio de fe " en espíritu de adoración. Joachim
Cardenal Meisner, Arzobispo de Colonia. II.
Mons.
Klaus Gamber fue llamado a la presencia de Dios el 2 de junio de 1989,
poco después de su 70 aniversario. Las reseñas publicadas en su memoria
son la ocasión, que gustosamente aprovecho, para saludar su recuerdo y
expresarle mi reconocimiento.
Desde
hace años, he seguido con atención la aparición de obras escritas o
editadas por él en el cuadro de sus actividades en el Instituto litúrgico
de Ratisbona.
Sus
ediciones han permitido a los especialistas aprovechar mejor el tesoro de
la historia de la liturgia. El gran mérito de Mons. Gamber es el de haber
introducido en las ciencias litúrgicas una creciente perspectiva histórica.
No
se limitó sin embargo al simple estudio del pasado, a una actividad en
cierto sentido puramente arqueológica, sino que supo sacar de ella
conclusiones precisas, útiles para resolver los problemas actuales y
estimular las discusiones entre especialistas.
Gracias
a sus importantes y sólidos estudios de la historia de la liturgia,
Gamber ha podido analizar en estos últimos años ciertas evoluciones equívocas
en la concepción de la misa, y mostrar por medio de sus investigaciones
el camino a seguir para llegar a una comprensión más profunda de la
liturgia. Sus vastos conocimientos le han proporcionado los fundamentos
seguros para alcanzarlo con la competencia y la madurez espiritual que el
caso requería.
Más
aún, en cuanto autor, no temió, a partir de sus análisis de situaciones
críticas, tomar claramente posición frente a los fenómenos inquietantes
que habían surgido en la vida de la iglesia. Ciertamente, declaraciones
de este género difícilmente se granjean el favor de la "opinión pública".
El
vivo interés que mostró por la ortodoxia oriental y sus liturgias ha
constituido también uná particularidad de los trabajos de Mons. Gamber.
Sus escritos han sido para muchos una iniciación en la espiritualidad de
las Iglesias de Oriente y han hecho resurgir su importancia para la
Iglesia católica romana. Su obra "Kraft
aus dem Ursprung für den Weg der Kirche in die Zukunft" (La
fidelidad a los orígenes, camino de futuro para la Iglesia) en 1988,
proporcionó una prueba impresionante basada en los datos de la ciencia
litúrgica. Para este estudio, como para muchas de sus otras obras, ha
bebido en las antiguas fuentes ortodoxas, enriqueciendo así nuestra
concepción occidental de la liturgia, sobre todo en lo relativo al carácter
teofánico de la liturgia, donde la gloria de Dios debe ser percibida y
sentida. También ha marcado claramente los límites de un pensamiento litúrgico
solamente orientado hacia lo utilitario y ha contribuido, con ayuda de las
concepciones de las Iglesias Orientales, a que mejor aparezca en nuestra
Iglesia toda la fuerza que irradia de la celebración litúrgica.
Guardo
al venerado difunto una profunda gratitud por su obra tan variada y
constructiva, al servicio de la teología y de la proclamación. Espero
con sus amigos que los trabajos que ha dejado detrás de sí continuaran a
reforzar y fecundar nuestro amor a los Padres de la Iglesia y a las
diversas tradiciones litúrgicas de Oriente y Occidente*. Mons.
Karl Braun, Obispo de Eichstátt * Los dos textos arriba transcritos son extractos de Simandron. Der Wachklopfer. Gedenkshrift für Klaus Gamber. Luthe-Verlag Kóln 1989. Se han traducido y reproducido aquí con la debida autorización. |