¡VUELTOS HACIA EL SEÑOR!
MONSEÑOR KLAUS GAMBER

PARA UN MAYOR CONOCIMIENTO

   El Cardenal Ratzinger menciona en su prefacio, los estudios de muchos sabios que se adhieren a las mismas conclusiones de Klaus Gamber. Para una información más amplia recomendamos al lector la consulta de los siguiente títulos: En primer lugar, en Celebración de la Fe (Tequi, 1985, págs. 131-137), el mismo Cardenal nos da un buen resumen sobre esta cuestión y la problemática actual que provoca. 

   La obra fundamental y exhaustiva es sin duda el libro de F. J. Dólger Sol Salutis (2a edic. Munster, 1925) desgraciadamente no traducida al español. 

   Siguiendo con libros publicados en alemán, y referente a la orientación del altar, existe un libro de J. Braun muy consultado desde el punto de vista arqueológico: Der Christliche Altar (Munich, 1932). Tras un minucioso estudio de ciento cincuenta altares, que al norte de los Alpes se encuentran aún en su posición primera y que se pueden datar con total certeza en el primer milenio de la era cristiana, el autor llega a esta conclusión indiscutible, que ninguno de ellos salvo uno o dos, jamás han podido utilizarse para una celebración "cara al pueblo". 

   J. A. Jungman adquirió justo renombre en la posguerra por la publicación de su obra maestra "Missarum sollemnia". Hay edición española, publicada en la BAC con el título "El sacrificio de la misa". La edición francesa en tres tomos (Auber, París, 1951-54) lleva el subtítulo de "Estudio genético de la misa romana". La tabla analítica, al final del tercer tomo, da las referencias de distintos pasajes en que el autor trata el tema de la orientación de altares. Editions du CerP, publicó del mismo autor en 1962 (Colección Lex Orandi) "La Liturgia de los primeros siglos". En ella, Jungman dedica diecisiete páginas a la cuestión de la orientación y concluye tras haber evocado el caso de ciertas iglesias de Roma, donde por estar el ábside al oeste, el celebrante de hecho se encuentra "cara al pueblo": "A propósito de la actual insistencia sobre esta posición del altar, como factor de una mayor unión entre el celebrante y la asamblea, sería bueno hacer ver claramente que este precedente histórico en favor de la orientación del altar, es una gran exageración. Los diversos ritos orientales jamás han favorecido la celebración litúrgica en esta posición (...) El motivo principal en favor de esta manera de colocar el altar, como ya lo hemos indicado, hay que buscarlo en la regla general de la orientación para la oración". (pág. 214). 

   Erik Peterson, que fue profesor de literatura cristiana antigua en el Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana en Roma, da cuenta en un artículo muy bien documentado, de sus investigaciones sobre las estrechas relaciones entre la oración hacia la cruz y hacia el Oriente, símbolos ambos de la venida de Cristo al fin de los tiempos. Así, en la misa, sacerdote y fieles rezan en dirección al Oriente y a la cruz, que domina el altar y la asamblea. ("Ephemerides liturgicae" 49, 1945, págs.52-68; "La cruz y la plegaria hacia oriente "). 

   El estudio magistral del Profesor Cyrille Vogel "Versus ad Orientem" (La Maison-Dieu, n° 70, 1962, págs. 67-99) corregido y aumentado en "Sol Aequinoctialis" (Revue des Sciencies religieuses, 36, 1962, págs. 175-2119 y en "La orientación hacia el este del celebrante y los fieles durante la celebración eucarística" (L'Orient Syrien, vol. IX, 1964, págs. 3-37) tiene la enorme ventaja de facilitar una bibliografía exhaustiva sobre la cuestión. Aquí también la misma conclusión se impone: "... el problema de una celebración cara al pueblo (con vista de hacerle participar más completamente en la "Actio" eucarística) es un problema ajeno a la antigüedad cristiana, pues la celebración hacia el Oriente es una de las grandes constantes del culto" (nota 54, en "La orientación hacia el ..." op., cit. pág. 29). Del mismo autor en "Navidad, Epifanía, regreso a Cristo" (Paris, Cerf, 1967, colección Lex Orandi, n° 41) se puede leer, págs. 85-108, "La Cruz escatológica", donde el Profesor Vogel vuelve y profundiza el estudio de Erik Peterson mencionado anteriormente. 

   Del Padre Louis Bouyer, además de la obra citada por Mons. Gamber, página 30 ("El rito y el hombre", París, Cerf, 1962, colección Lex Orandi, n° 32), se puede leer con provecho "Arquitectura y liturgia" (París,Cerf, 1967, colección Foi Vivante, 1991) obra que dará al lector precisiones muy interesantes sobre la liturgia de la Sinagoga y sobre todas las primitivas iglesias sirias, que testimonian una vez más la importancia de la orientación en la historia del culto. Conclusión del último capítulo, titulado "Tradición y renovación" (pág. 96): "En la mayor parte de los casos, sobre todo el término medio de las iglesias parroquiales, desde el punto de vista de la restauración de una verdadera celebración comunitaria, es necesario decir francamente que colocar al sacerdote del mismo lado que los fieles durante la oración eucarística, en cuanto jefe visible de todo el grupo, nos parece la mejor solución". 

   En "Iglesia de Lyon", de 5 de mayo de 1992, el Cardenal Decourtray llama la atención de sus diocesanos sobre las dos desviaciones actuales: "La segunda, ligada a la primera (el desarrollo dentro de la propia Iglesia de una moral laicista) no es otra, que el olvido práctico del Misterio de la infinita santidad de Dios, manifestada por excelencia en la liturgia. Estamos de tal manera vueltos hacia la asamblea, que hemos olvidado con frecuencia volvernos conjuntamente, pueblo y ministros, hacia Dios". Ahora bien, sin esta orientación esencial, la celebración carece de todo sentido cristiano. "¡Elevemos nuestro corazón!". ¡Lo volvemos hacia el Señor! La Constitución conciliar sobre la "Santa Liturgia" lo dice. 

   En el transcurso de una entrevista concedida al diario "Kleine Zeitung" el 13 de enero de 1989, el nuevo obispo de Salzbourg Monsr. George Eder, respondía a dos preguntas sobre la orientación al altar:

   -"VS. celebra siempre de espaldas al pueblo y V. S. no tiene, en vuestra iglesia parroquial, ningún altar cara al pueblo ¿por qué? "

   -"Mire Vd., el Concilio no ha pedido en ningún texto que haya en cada iglesia un altar cara al pueblo. Aún en el nuevo código de Derecho Canónico nada hay a este respecto. El Concilio ha dejado libertad en este terreno. Pero una nueva moda ha aparecido, ¡y después se señala con el dedo a los que no tienen el altar cara al pueblo! Igual pasa con el latín. 

   Desde el principio, yo he luchado por el bilingüismo en la Iglesia; es la buena solución. Si se canta en inglés, todos contentos, pero si se dicen tres palabras en latín... ¡se es anticonciliar! Por eso me quiero servir en el futuro de esta libertad que el Concilio ha dejado para la lengua y para el altar ". 

   -"¿Entonces, utilizará V. S. esta libertad de ponerse de espaldas al pueblo? ". 

   -"¿Por qué presentar las cosas de esa forma? Ninguna persona sensata puede pensar que el hecho de dar al altar un giro de 180 grados no tenga consecuencias. La teología de la Eucaristía ha sufrido un deslizamiento; de un sacrificio se ha pasado a una cena".

   De la pluma del P. Joseph Gélineau, innovador si los hay, la misma constatación cuanto al aspecto tradicional de la oración hacia el Oriente ("El santuario y su complejidad", en la Maisón Dieu, 63,1960, págs. 53-68): "El sacerdote, que llega hasta el altar para celebrar la eucaristía, ¿no lo debería hacer cara al pueblo? Es necesario observar que el problema del altar "versus populum", tal como hoy se plantea, es relativamente nuevo en la historia de la liturgia. Durante un período bastante largo y por una buena parte de la cristiandad, la cuestión dominante, al decir de muchos historiadores, no fue la recíproca posición del celebrante y los fieles, sino la de la orientación en sentido estricto, es decir, de colocarse hacia Oriente para la oración. El Oriente simbolizaba entonces la dirección de la ascensión y la venida de Cristo" (pág. 60). 

   En su "Léxico de los símbolos" (Edic. Zodiaque, 1969) en la palabra "Orientación", Oliver Beigeder hace notar: "La orientación de la iglesia hacia Oriente es un hecho regular como mínimo, desde el siglo V... Es chocante notar cómo el respeto a la orientación ha estado a veces en contra de la belleza del lugar. Basta ver, en Lyon, las riberas del Saona, la catedral de San Juan y la Iglesia de Fourviere, para constatar que no se contó con la estética, por lo que se edificaron estas iglesias con la parte posterior hacia el río" (pág. 338). Signo de la considerable importancia que, nuestros mayores en la fe, daban a la orientación de las iglesias y la plegaria. 

   Señalemos finalmente el excelente trabajo de Jean Fournée "La misa cara a Dios"  que en cuarenta páginas da una excelente síntesis de la cuestión.   

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