Era imposible que un talento como el suyo se malograse en un país como los Estados Unidos, la primera potencia incontestada en el segundo deporte más popular del mundo después del fútbol. Parte de tal hegemonía procede de la óptima organización del baloncesto universitario y profesional. La Asociación Nacional de Baloncesto, conocida universalmente por las siglas NBA, nació en 1949 de la fusión de otras dos ligas profesionales ya existentes: la Asociación de Baloncesto Americana (BAA) y la Liga Nacional de Baloncesto (NBL).
La liga de la NBA se disputa en dos ámbitos o conferencias, Este y Oeste, divididas, a su vez, en cuatro divisiones: Atlantic y Central por la primera y Midwest y Pacific por la segunda. Cada equipo constituye una franquicia ligada a una ciudad, aunque la franquicia puede cambiar de sede. Ahora bien, para favorecer la igualdad de la competición, la NBA introdujo el sistema de drafts, mediante el cual los equipos peor clasificados de cada división tenían la facultad de elegir en primer lugar los jugadores más prometedores procedentes de la potente liga universitaria, la NCAA. En poco tiempo, el nivel alcanzado por los equipos profesionales estadounidenses llegó a ser tan elevado que la superioridad de la NBA sobre cualquier otra liga nacional sería abrumadora.
Como tantos otros jugadores de la NBA, Michael Jordan dio sus primeros pasos en la liga universitaria. En 1981 ingresó en el equipo de la Universidad de Carolina del Norte,
y dos años después era ya elegido mejor jugador de la temporada universitaria, distinción que recibió de nuevo en 1984. En el verano de 1984, cuando Michael Jordan ya era conocido
en Estados Unidos con el apodo de «he can do it all» («puede hacerlo todo»), formó parte de una de las mejores selecciones norteamericanas de baloncesto que, bajo la dirección del
rígido Bobby Knight (entrenador de la Universidad de Indiana), se alzó con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (1984), tras batir en la final a la selección
de España. El quinteto estadounidense (Leon Wood, Michael Jordan, Sam Perkins, Wayman Tisdale y Patrick Ewing) arrolló a todos sus rivales, con lo que el talento de Jordan comenzó
a brillar en todo el mundo.
Medallero | ||
Estados Unidos | ||
Baloncesto Masculino | ||
Juegos Olímpicos | ||
Oro | Los Ángeles 1984 | Estados Unidos |
Oro | Barcelona 1992 | Estados Unidos |
Campeonato FIBA Américas | ||
Oro | Portland 1992 | Estados Unidos |
Juegos Panamericanos | ||
Oro | Caracas 1983 | Estados Unidos |
Michael Jordan acudió a su segunda cita olímpica en Barcelona 92, los primeros juegos en los que, por un cambio en la normativa, se permitió participar a los profesionales. La selección de Estados Unidos, que sería llamada el «Dream Team» («equipo de ensueño»), contó con los mejores jugadores del momento: Magic Johnson, Larry Bird, Hakeem Olajuwon o Charles Barkley, además de Michael Jordan. El resultado fue el previsible: el «Dream Team» se adjudicó el oro con aplastante superioridad y se convirtió además en una de las máximas atracciones de los Juegos.
En octubre de 1993, tras el asesinato de su padre, abandonó la competición, pero regresó a la NBA en marzo de 1995 y se convirtió nuevamente en la estrella de los Chicago Bulls. Cuando regresó, la NBA no le permitió usar el número 23, que había sido retirado de los Chicago Bulls. Pero poco después el supersticioso Jordan lo solicitó como un favor especial, y los responsables del torneo le permitieron jugar con el mítico dorsal. Otra de las numerosas manías de este extraordinario baloncestista era llevar, debajo de la indumentaria de los Bulls, algunas prendas de la Universidad de Carolina del Norte, por haber logrado allí sus primeros éxitos.
Su segunda etapa fue tan triunfante como la primera: Michael Jordan logró para su equipo tres nuevos campeonatos de la NBA (1996-1998), y su imagen acabó por desbordar las pistas. En
1997 protagonizó la película mezcla de animación e imágenes reales Space Jam (con Bugs Bunny como compañero de reparto), que se convirtió en un gran éxito de taquilla, y anunció la
creación de una empresa de prendas deportivas que lleva su nombre. Si dentro de la cancha destacó por su espectacularidad, elegancia e inteligencia, fuera de ella fue siempre admirado por
su sencillez y honestidad. A principios de 1999 anunció su retiro del deporte activo, pero todavía volvió a la máxima competición con los Washington Wizards, y siguió añadiendo récords a
sus impresionantes estadísticas entre octubre de 2001 y abril de 2003, fecha de su definitiva retirada.
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