STUDIA LITERARIA

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ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA MUERTE EN HARRY POTTER

Presentado el 7 de mayo de 2004 en el CUCSH de la Universidad de Guadalajara, México, en el Congreso de Estudiantes de Letras Hispánicas

 

Alter all, to the well organized mind,

death is but the next great adventure.

(J. K. Rowling, Harry Potter and the Sorcerer’s Stone)

 

            Dentro del largo devenir de nuestra existencia, hay un elemento que se puede intentar retrasar, pero jamás eliminar: la muerte. En nuestros días, buscamos dar una interpretación a este suceso y la literatura ofrece una opción de cómo debe ser comprendida. Una de las múltiples visiones que se ponen a nuestra disposición es presentada en la serie Harry Potter cuyo carácter didáctico se pone de relieve al tratar de responder ¿qué es y por qué existe la muerte? y ¿cuál es la finalidad del morir? La autora examina las preguntas anteriores partiendo de tres premisas: El tópico de la muerte violenta, la fuerza del amor y la esperanza en la trascendencia.

¿Por qué la muerte violenta?

            Uno de los temas recurrentes durante toda la serie y que, además, la fundamentan es la muerte violenta. El inicio de la serie es la muerte de los padres de Harry Potter a manos de Voldemort, quien a su vez intenta matar a Harry pero el hechizo asesino rebota hacia él con lo que termina su reinado de terror al ser arrancado de su cuerpo. Sin embargo cabe acotar la razón de este increíble suceso y que tiene que ver con una fuerza más poderosa que la muerte: el amor de benevolencia[1] que encuentra una de sus máximas expresiones en el amor filial.

Tu madre murió para salvarte. Si hay algo que Voldemort no puede entender es el amor. El no se dio cuenta que el amor tan grande como el de tu madre deja su propia marca [...] haber amado tan profundamente, aun cuando la persona que nos amó se haya ido, nos deja su protección por siempre. (Rowling, 1999: 299).

Varios ejemplos más de muerte violenta a lo largo de saga son el basilisco que mata a una alumna de sangre muggle, pista central dentro del desarrollo de la trama del segundo libro de la serie; la muerte de inocentes a manos de Peter Pettigrew, crimen que después se le imputará al padrino de Harry aunque éste no era el responsable; así como las muertes que precedieron al nuevo ascenso de Voldemort en su intento por tomar el control del mundo mágico: la de Bertha Jorkins, bruja del ministerio de magia y Frank Bryce, un habitante del pueblo donde los abuelos de Voldemort tenían su residencia, a manos de éste último; la muerte de Bartemius Crouch a manos de su propio hijo quien era mortífago (es decir, seguidor de Voldemort) y de Cedric Diggory, alumno de Hogwarts, por Peter Pettigrew durante un macabro rito que le haría un cuerpo a Voldemort.

            La muerte de Sirius Black representa un punto y aparte dentro de la saga, pues es aquí donde se comienza a prefigurar la idea de trascendencia. Este acontecimiento, narrado en el quinto libro de la serie, marca la inflexión a partir de la cual se explica una compleja visión de la muerte que retoma varios elementos propios de la cultura occidental —principalmente, en el aspecto religioso[2]—. La muerte es un más allá del velo[3] desde donde los muertos nos acompañan.

—¿Tú has...? —empezó Harry—. Quiero decir... ¿Quién...? ¿Se te ha muerto alguien?

—Sí —contestó Luna con naturalidad—, mi madre

[...] —Lo siento —murmuró Harry

—Sí, fue terrible [...] Pero me queda mi padre. Además no es como que nunca más vaya a volver a ver a mi madre ¿no?

—¿Ah, no? —dijo Harry, desconcertado.

[...] —Vamos Harry. Tú también los oíste, detrás del velo ¿no?

[...] Harry no sabía qué decir ni qué pensar [...] sin embargo él también estaba seguro de haber oído voces al otro lado del velo. (Rowling, 2004: 886)

            No es ésta la primera mención a una persistencia interna del espíritu de aquellos que nos han dejado. El libro tercero sostiene una idea muy particular que afirma que los muertos no dejan de ayudarnos. Esto tiene una fuerte idea de trascendencia, ya que la muerte no se asume como un fin de todo, sino que indica tan sólo la finitud de lo corporal, pero la persistencia de algo no limitado por lo material. Una presencia que, a diferencia de los fantasmas que según las reglas impuestas en el mundo mágico no están más allá del velo, pero tampoco están en el mundo inmanente más que como presencias etéreas, tiene un carácter más interno que otorgan una fuerza basada, nuevamente, en el amor de benevolencia.

—¿Piensas que los muertos a los que hemos querido nos abandonan del todo? ¿No crees que los recordamos especialmente en los mayores apuros? Tu padre vive en ti, Harry, y se manifiesta más claramente cuando lo necesitas. (Rowling, 2001: 54).

            Dentro del marco de una intención pedagógica que corre a lo largo de la serie, Rowling busca explicar que la muerte no es el peor destino del hombre y que, de hecho, el timor mortis es una gran debilidad humana que debe superarse. Este temor a la muerte es lo que mueve al mal ejemplificado en Voldemort, cuya meta es conquistar la muerte, pues para él no hay nada peor que ella. Dos contraejemplos son puestos sobre la mesa: el primero, la terrible fuerza del amor (con grandes ecos de la charitas cristiana y la tradición hermética); y, el segundo, la pérdida del alma (como sitio concentrador del amor y de la conciencia) a través del beso del dementor, cuyo carácter principal es ser una criatura desalmada y maligna.

El dementor sólo se baja la capucha para utilizar su última arma [...] Lo llaman «Beso del dementor» [...] pegan las mandíbulas a la boca de la víctima y le sorben el alma.

—¿Las matan?

—No —dijo Lupin—. Mucho peor que eso. Se puede vivir sin alma, mientras sigan funcionando el cerebro y el corazón. Pero no se puede tener conciencia de uno mismo, ni memoria, ni nada. No hay ninguna posibilidad de recuperación. Uno se limita a existir. Como una concha vacía. Sin alma, perdido para siempre. (Rowling, 2001: 208)[4] (Las cursivas son mías).

El ciclo muerte-vida

“En todas las culturas, la inmortalidad, aunque es deseable, atenta contra las leyes de la naturaleza. Las cosas deben morir para que nazcan otras.” (Colbert, 2002: 203). En efecto, el afán de conquistar la muerte de Voldemort va en contra del ciclo de la vida, cuyo intento de fractura da como resultado el desequilibrio cosmológico y la clásica lucha entre el bien y el mal que se presenta en la serie. De ahí que deba existir una fuerza más poderosa que la muerte para que controle este perenne ciclo y el orden se conserve.

Harry es la personificación de esta fuerza. Él posee un poder que sobrepasa el de la muerte y otorga la capacidad de limitar esa fuerza destructora, aunque el costo pueda ser la propia vida. Esta misión profetizada tiempo antes que naciera es lo que motivó a Voldemort a intentar matarlo; sin embargo, él no fue advertido del contenido completo de la profecía; de lo cual se extrae el leitmotiv del quinto libro de la serie: El conocimiento sobre cómo destruir a Harry Potter, aquél con el poder necesario para acabar con el Señor Tenebroso: en cuanto poseedor de una fuerza más terrible que la muerte. El final de dicha profecía implica en efecto, una restauración del equilibrio a través de la muerte con el fin de dar vida.

En el Departamento de Misterios —lo interrumpió Dumbledore—hay una sala que siempre está cerrada. Contiene una fuerza que es a la vez más maravillosa y más terrible que la muerte, que la inteligencia humana, que el poder de la naturaleza. Además quizás es también la más misteriosa de todas las cosas que se guardan allí para su estudio. Lo que tú posees en sumo grado es el poder que se esconde en esa sala, del que Voldemort carece por completo. [...] Al final no ha importado que no pudieras haber cerrado tu mente, porque ha sido tu corazón el que te ha salvado.

[...] —El final de la profecía...decía algo de que «ninguno de los dos podrá vivir»...

—...«mientras el otro siga con vida» —terminó Dumbledore.

—¿Significa eso... que..., que uno de los dos tendrá que matar al otro, tarde o temprano? —inquirió Harry [...]

—Sí —afirmó Dumbledore. (Rowling, 2004: 867).

La muerte para el vivo: el duelo

            El duelo es una de las más vivas expresiones del sentimiento ante la muerte, fundada más bien en la sensación de lejanía, antes que en la muerte en sí. No obstante el haber presenciado ésta representa un abrir los ojos, un descubrimiento de algo que no es inidentificable para aquél que nunca ha pasado por la experiencia de conocer la muerte ajena. La alegoría de este conocimiento, causante de un cambio en el sujeto, son los thestrals, una especie de caballos mágicos. “Los únicos que pueden ver a los thestrals —explicó Hermione— son los que han visto la muerte.” (Rowling, 2004: 464).

            Este no es el único cambio, sino que ante la sensación de la pérdida de un ser querido —en el caso de Harry Potter, su padrino, Sirius Black— es indicación de un parteaguas, de un mundo antes y después, pero ante el cual debe sobreponerse, y arrancar ese dolor que, por otra parte, también genera una metamorfosis en sus actitudes. Dentro de la línea pedagógica anteriormente señalada, ésta es una muestra del por qué la muerte no debe ser considerada como un suceso trágico y la forma de asumir el duelo. De esta forma, Harry Potter expresa esa concepción hodierna de la muerte ambivalente, que conjunta el dolor y un duelo que se extingue pronto o que, en el caso de Harry, queda reprimido.[5]

G. Gorer distingue tres categorías de enlutados: aquella que consigue apartar completamente su dolor, aquella que lo oculta a los demás y lo guarda para sí mismo, aquella que lo deja aparecer libremente [...] En el segundo caso, casi nada se trasluce al exterior y el duelo subsiste en la vida privada «igual que uno se desviste o descansa en privado» (Ariès, 1999: 480) (Las cursivas y las comillas son del autor).

            Esa sensación de pérdida es la que impulsa a Harry a creer que su padrino podrá regresar como un fantasma; sin embargo, tal y cómo se aclara en la serie, este ser no ha seguido adelante, sino que realmente es un ser-que-teme-a-la-muerte[6] que no ha ido más allá del velo y por tanto no conoce los misterios de ésta. Además, como se dijo anteriormente, los muertos no dejan de acompañarnos, aun cuando sea desde un ámbito trascendental y no bajo la corporeidad que les otorgaría el seguir andando por el mundo en la forma de fantasmas. Más aún, siguiendo con la idea pedagógica, el lector de corta edad no podría superar ese miedo a la muerte o a una esperanza vacua de seguir viendo a un ser querido que haya fallecido como fantasma. Antes bien, él debe comprender que no queda sólo, ya que existe un sitio trascendente desde donde se puede observar a los vivos, un lugar de los muertos —sin connotaciones de castigo o de gloria eterna—, al que va el espíritu —la esencia— del ser amado.

There has been a lot of talk about who might come back as ghosts in the Harry Potter series. I don't think Rowling will have anybody return as a ghost, because she is very aware that there are children reading this series who have lost or about to lose a beloved family member to death. (Neyer, 2003).

En resumen, Harry Potter plantea varios aspectos sobre la muerte. El primero se centra en una definición de ésta no como algo completamente trágico, que no conlleva un desamparo total, cimentada tanto en la idea de una trascendencia —cuyo carácter no es un premio ni un castigo tras la vida, sino un simple lugar de los muertos—, como en afirmar que la muerte no es lo peor que existe y que su influjo puede ser derrotado en un marco temporal metafísico con la fuerza del amor de benevolencia. El despojar a la muerte de un sentido absolutamente infausto y en contraposición a la vida es uno de los objetivos dentro de la obra, vista con un sentido pedagógico que alecciona al lector a perder el temor a la muerte y cómo afrontar ésta, por medio de una explicación del sentido del duelo y el sentido de acompañamiento desde un más allá del velo —una explicación que adquiere mayor fuerza al recurrir no a la muerte pacífica sino a la muerte violenta—. Con esto, se justifica a la muerte como un paso ineludible dentro del devenir del hombre que vuelve posible la continuidad de la vida.

 

BIBLIOGRAFÍA

Ariès, Philippe. 1999. El hombre ante la muerte (Madrid: Taurus).

Biblia. 1998. Nueva Biblia de Jerusalén (Bilbao: Desclée de Brouwer).

Colbert, David. 2002. Los mundos mágicos de Harry Potter. Mitos, leyendas y datos fascinantes. (Barcelona: Ediciones B).

Dostoievski, Fiodor M. 2000. Los hermanos Karamazov. Letras Universales, 66 (Madrid:Cátedra).

Nayer, Mary Jo. 2003. “Sensitive Writing of a Difficult Topic”, en The Harry Potter Lexicon. http://www.hp-lexicon.org/essays/essay-rowling-on-death.html/ (23 de marzo de 2004).

Rowling, J. K. 1999. Harry Potter y la piedra filosofal (Barcelona: Salamandra).

———. 2001. Harry Potter y el prisionero de Azkaban (Barcelona: Salamandra).

———. 2004. Harry Potter y la orden del fénix (Barcelona: Salamandra).

Velázquez, Alejandro. 2004. “La conciencia crítica social en Harry Potter”, en Studia Literaria. http://www.studialiteraria.tsx.org/ (27 de marzo de 2004)


[1] El amor de benevolencia se define como desear, procurar y alegrarse del bien ajeno. Este tipo de amor es desinteresado y posee raíces de corte cristiano (en el entendido de base cultural y no de religión como tal): “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos” (Jn. 15, 13).

[2] Esto incluso en el entendido de que “La intención de que esta obra pueda leerse sin contextos religiosos es una de las notas predominantes en ella.” (Velázquez, 2004)

[3] Con la expresión más allá del velo (véase el capitulo 35 de Harry Potter y la Orden del Fénix, en el que el Sirius Black muere al pasar un velo mágico) me refiero a la muerte en una expresión como punto de no retorno, a diferencia de los fantasmas quienes han dejado una impronta en su paso por este mundo para que una presencia etérea de ellos vague después de su muerte.

[4] Aquí tal vez se pueda encontrar una ligera semejanza con la definición de infierno del Starets Zosim en Los hermanos Karamazov: “Padres y maestros, pienso «¿Qué es el infierno» Me lo explico así: «Es el sufrimiento de no poder volver a amar jamás».” (Dostoievski, 2000: 501).

[5] Al respecto cabe mencionar que pocas veces en la serie Harry sufre por la ausencia de sus padres o por haber sido testigo de la muerte de Cedric Diggory, salvo en momentos de enojo o cuando los dementores sacan a la luz los episodios más trágicos de su vida.

[6] Con la expresión seguir adelante expreso una expresión antónima a la de ser-que-teme-a-la-muerte. Quien sigue adelante no ha dejado una huella en la tierra, sino que ha afrontado las consecuencias irreversibles de la muerte como un anhelo de alcanzar un lugar trascendente.


 

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