El verso con métrica y rima

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   CARMEN GUZMÁN   

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DIRECTORIO DE ESTE AUTOR

su obra 1

su obra 2

     

    SU OBRA 1  

      En esta página encontrarás las siguientes poesías:

                  POÉTICA

Para gritar al mundo sólo tengo una voz.
Un susurro al oído me dicta los poemas.
Me brotan en los dedos como brotan las yemas,
como un fuego del alma, como un viento veloz.

Mi verso es golondrina y es un tigre feroz
que no teme del mundo sus crueles anatemas.
Mis versos se me engarzan como perlas y gemas,
bajo el grito del hombre o el susurro de Dios.

A veces, como loca, mi pluma va por libre,
y en esos raros, mágicos instantes recoletos
procuro que mi pulso se aquiete y se equilibre.

No fuerzo la medida para cantar sonetos
y dejo libremente al corazón que vibre
en una extravagancia de versos indiscretos.



                  MAÑANA

La luz de la mañana se cuela por los ojos,
un bostezar ansioso del aire en las antenas,
los pájaros ensayan agudas cantilenas,
bostezan las persianas, protestan los cerrojos.

Al este se vislumbran destellos de los rojos
horizontes marinos. Circulan por las venas
la sangre, los proyectos, las dichas y las penas
y las mantas sacuden del sueño los despojos.

Con el soplo del viento se levanta la bruma,
y el ámbito se tiñe de un tenue claroscuro
sobre el mar que dormita meciéndose en la espuma.

Una bruja impaciente ha lanzado un conjuro
sobre el papel dormido. Se despierta la pluma
y trepan los sonetos por la yedra del muro.



                  COCINA

Hogar donde macera la historia de mi vida,
fogón donde se queman los sueños, donde cuece
la rabia. Y en el aire allí se desvanece
con el vapor y el humo la belleza escondida.

Todos los ingredientes exigen su medida,
su peso, condimento. A veces me parece
que en el cálido espacio lentamente se mece
la furtiva presencia de una humilde casida.

Poemas ahogados en jabón y lejía,
de sueños escapados por la abierta ventana,
por el ámbito claro de la cocina mía.

Allí, sobre el estante, la blanca porcelana
me dice que la vida se vive cada día,
que existe la vorágine y que existe el nirvana.



                  MACETAS

  Es todo un paraíso —mini-jardín flotante—
 pequeño y recoleto vergel de Babilonia,
un Versalles humilde, y allí, con parsimonia
lo va creando fértil el viento de levante.

Las macetas me envuelven con su abrazo fragante,
me bailan los helechos con una celidonia,
un geranio me canta, me habla una begonia
y es un verde misterio este mágico instante.

El paisaje de un cuadro de envidia se consume,
con nostalgia recuerda su antigua lozanía
y el salón se despierta con la voz del perfume.

Sobre el papel la pluma temblando se extravía,
el corazón se encoge como un pájaro implume
y puede ser hermosa la vida todavía.



                  CANSANCIO

Descansar indolente en las cuerdas del viento
con los pies lacerados en secos pedregales
de buscar en el bosque secretos manantiales
y hallarlos en las hojas de un libro amarillento.

Se me cierran los ojos, y en gesto soñoliento
aparto perezosa los problemas triviales
o las luces efímeras de auroras boreales
mientras la bruma suave penetra en mi aposento.

Inefable cansancio que se posa en tu frente
como leve diadema de gotas de rocío
que relaja tu cuerpo y serena tu mente.

En el “dolce far niente” narcótico y sombrío
del salón, poco a poco, callada, blandamente,
dejo pasar las horas y a la aurora sonrío.



                  BUHARDILLA

Alfombras polvorientas de polvo y amargura,
fotografías viejas, una silla olvidada,
el cucurucho fláccido del vestido de un hada
y un maniquí decrépito de concisa cintura.

Reliquia de grandeza la ropa apulgarada,
la cómoda obsoleta, restos de una armadura
—retazos miserables de la memoria oscura—
demonios del pasado que ya no dicen nada.

De vez en cuando subo la crujiente escalera
y como un perro hambriento el miedo me acompaña
mientras entre las vigas la noche se acelera.

Me enfrento al desafío. Allí la telaraña
paciente me reprocha mi rima plañidera
y me inspira un poema la terca musaraña.



                        HUÉSPED

A instalarte en mi cuarto, con tu mochila a cuestas,
con cayado de espinos, con pobre vestuario,
has llegado una tarde, a colgar en mi armario
tus harapos, tus sueños, tus prendas descompuestas.

Llegaste, soledad, con las armas dispuestas
para luchar conmigo o rezar el rosario,
enseñarme la carta que esconde el solitario
o mecerme en la dulce modorra de las siestas.

Cien fanegas de sal que has comido conmigo,
a llamarte mi amiga me da todo el derecho
y el deber de ofrecerte el calor de un abrigo.

Me acostumbré muy pronto a verte bajo el techo,
que tus desplantes rudos no lloro ni maldigo
y dejo que compartas la anchura de mi lecho.



                     BRINDIS

Brindo por el profundo silencio de la calle
y por el río-música que me fluye por dentro.
Sentada en la butaca me recojo y concentro
y no dejo que el tiempo tirano me avasalle.

No me importa que venga la Parca con su dalle.
Con tal que llegue dulce esperaré su encuentro,
con los pies apoyados en la mesa del centro
y que la gañe el perro y que el gato la maye.

Cierro la puerta al bronco tronar de los motores,
los rudos decibelios de un mundo enloquecido,
esos gritos salvajes de la paz invasores.

De par en par abierta al tic tac de un latido,
levantando mi copa por tiples y tenores
y por el suave ritmo que se mece en mi oído.



                          AGUA

De la alquimia perfecta de los cuatro elementos,
del choque formidable de mundos primigenios,
del paciente alambique formado por milenios
nace el agua a la vida en mil alumbramientos.

Retoza en los torrentes, medita en los conventos
de las grutas oscuras, ayuda a los ingenios,
acaricia a los gnomos, las náyades, los genios,
las ninfas de los ríos, las xanas de los vientos.

Azules arabescos dibujando en el mapa
llega hasta mí domada, como gato mimoso
refrescando el ardiente contorno de mi capa.

Te quitaron la fuerza de tus garras de oso
y sólo un fresco aliento en arpegios se escapa
de la quietud umbría, misteriosa, del pozo.



                  CADA DÍA

Cada día que pasa se te rompe un deseo,
cada noche que llega más cansado te sientes,
un nuevo día trae aromas diferentes
y un instante se apaga en fugaz parpadeo.

La vida es mariposa en un revoloteo,
y no suben las aguas las fragosas corrientes
ni regresan al monte los rápidos torrentes.
La vida, estalactita con su lento goteo.

Todo es nuevo y distinto, todo es joven y viejo,
se disuelve en mis manos esta nieve que toco
y el fulgor en los mares ya no es más que un reflejo.

Las ambiciones vuelan como un pájaro loco,
es polvo suspendido ese tinte bermejo
y la noche y el día no son verdad tampoco



                NOCHE

En una espesa niebla violeta
va perdiendo su plana arquitectura
la ciudad, y la noche se apresura
a fundir en la sombra su silueta.

Añora sus colores la paleta
del pintor. Se despierta la locura,
la luz se va, la vida se clausura
en el rincón oscuro del poeta.

Esta ciudad se hunde y decolora.
Como un barco perdido a la deriva
se diluye en un piélago y se escora.

La noche, como niebla corrosiva,
espera que la brisa de la aurora
la envuelva en su caricia compasiva.



               LUCEROS

Esta noche se ven, todas abiertas
las ventanas del cielo sobre el mar.
Espero siempre aquí, desde mi hogar,
por si alguna mañana te despiertas.

De mi alma también están las puertas
esta noche de abril de par en par.
A lomos de un ión quiero volar
por nebulosas mágicas inciertas.

Cruzaré el negro mar de parte a parte,
más rápida que un bólido, que quiero
cenar en Venus y almorzar en Marte.

Libraré de un anillo carcelero
a Saturno… tal vez pueda encontrarte
en algún asteroide prisionero.



               MÚSICA

Bajo la tenue, débil luz difusa
ha saltado al papel una corchea.
Como un ave posada en la azotea
trina al viento con una semifusa.

Y loca por cantar, estoy con-fusa
y con una gentil semicorchea.
Este baile de locos me marea
y para no bailar no tengo excusa.

Sin avisar se cuela por la blonda
de mi sostén. Se encienden los faroles
y el pentagrama allí forma una onda.

Me abrazan sostenidos y bemoles,
forma un dúo conmigo una redonda
y en el cenit se funden arreboles.

 

 

 

 

 


AUTÉNTICA POESÍA - Herrera/Muñoz - 2001

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