Capítulo 8


Fig. 1. Representación geométrica del Cosmos
y sus elementos esenciales

 

El mapuche tiene una visión del Cosmos estructurada a partir de un centro, irradiándose en tres dimensiones hacia las seis direcciones del espacio isotrópicamente, hasta conformar una esfera de magnitudes inconmensurables, indefinidas. Coincidentemente con otras tradiciones, nos encontramos ante el simbolismo del Huevo del Mundo o Huevo cósmico.

La esfera es la forma más perfecta y la más indiferenciada. En virtud de que el espacio ha sido generado por expansión o desarrollo del centro, este centro entonces encierra necesariamente, en forma potencial o virtual, todas las posibilidades que habrán de desarrollarse o efectivizarse en la susodicha expansión. En consecuencia el centro habrá de ser una Imago Mundi o microcosmos, es decir, un cosmos íntegro, pero en reducidas proporciones.

Se ha visto que la expansión creadora del Cosmos se efectúa según tres dimensiones, que gráficamente pueden ser representadas por tres ejes que pasan por el centro, origen de todo sistema de coordenadas. Esos tres ejes conforman una cruz de tres dimensiones. Si consideramos el eje vertical Ce-x-Na (Fig. 1) y uno cualquiera de los otros dos ejes que corresponden al plano ecuatorial, sea O-x-E o N-x-S, tendremos una figura bidimensional que denominaremos cruz vertical. Pero si en cambio consideramos solamente los dos ejes perpendiculares pertenecientes al plano ecuatorial, N-x-S y E-x-O, tendremos otra figura que designaremos cruz horizontal (Fig. 2).

       
   
cruz vertical
 
cruz horizontal
 
   
cruz vertical
(vista desde arriba)
 
cruz horizontal
(vista desde arriba)
 
     

Fig. 2. Los dos tipos de cruces que surgen de la representación geométrica del Cosmos mapuche.

 
   

 

Si se estima que la sección de la esfera por un plano de dirección cualquiera corresponde a una forma circular, será evidente la existencia de un plano circular Ce-N-Na-S en el que se halla inscripta la cruz vertical o meridiana. y de otro plano también circular E-S-O-N en el que está inscripta la cruz horizontal o ecuatorial.

Es importante señalar que Imbelloni atribuye a las culturas hierocéntricas americanas una concepción del Cosmos cúbica en lugar de esférica, al estudiar lo que él denomina "pensamiento templario". Concebir el cosmos como un cubo es un error interpretativo cometido por Imbelloni, quien generaliza la concepción cuadrangular de los distintos planos del cosmos sostenida por algunos pueblos chamánicos, por ejemplo los kechwas y los centroamericanos. Ninguna tradición arcaica ortodoxa o hierocéntrica considera que el cosmos sea un cubo, ello no concuerda con la experiencia sensible y, por otro lado, no podría servir de fundamento teórico al hombre arcaico. Por ejemplo, ¿cómo explicaría un sujeto de las culturas chamánicas el movimiento circular de los astros cuando recorren su arco, si su ciencia cosmológica emanada de la metafísica le indica que la trayectoria que éstos deben seguir tiene cuatro ángulos rectos?. ¿cómo explicaría entonces en un Cosmos cúbico el horizonte circular que se presenta ante su vista? (Fig.3).

Fig. 3. El Cosmos según la teoría "templaria de J. Imbelloni
(hemos señalado el camino del Sol).
Para ser correcta esta representación: el cubo debería estar inscripto en una esfera.

 

Desde otra perspectiva, la concepción cúbica no responde a la noción básica, que indica el desarrollo isométrico a partir de un centro base fundamental de la teoría constructiva del espacio sagrado. Es evidente que Imbelloni y algunos de sus discípulos, como Orta Nadal y otros estudiosos de las culturas mesoamericanas en especial, han partido del error de proyectar el plano de una ciudad, v.g.: Cuzco, en los dos sentidos de la dirección vertical, arriba y abajo.

Incurren en este error por no haber tenido en cuenta los principios metafísicos que rigen estas elaboraciones del pensamiento, de las cuales el pensamiento mántico es una degradación, al contrario de lo que opina el insigne americanista.

Si él hubiese considerado el principio de jerarquía jamás hubiera proyectado la tierra al cielo, sino al revés, el cielo sobre la tierra. Este principio se encuentra aplicado con toda propiedad y claridad en Egipto con sus nomos (= provincias) terrestres y celestes, en el cristianismo con la Ciudad de Dios de San Agustín y el Apocalipsis con la Jerusalén celestial. Por otra parte, Imbelloni tampoco tuvo en cuenta la diferencia fundamental existente entre el cubo y la esfera, cuyas secciones son el cuadrado y el círculo respectivamente; el cuadrado es la "solidificación" o "fijación" del cosmos, es decir, su conversión en estático y pasivo. El cuadrado es el símbolo propio de las ciudades, pero nunca jamás de los cielos o del cosmos mismo, que son dinámicos y activos (salvo la aplicación, en casos especiales, a los símbolos del "principio de analogía inversa"). Este simbolismo es el sustentado por la Biblia al representar al Paraíso terrestre como circular en el principio de los tiempos, y a la Jerusalén arquetípica del fin de los tiempos como una ciudad cuadrangular y mineral (nótese que aquí se aplica la analogía inversa).

Es cierto que los pueblos mesoamericanos conciben los niveles cósmicos como rectangulares, los chinos y kechwas como cuadrados, pero sería erróneo ver allí una contradicción. Los gráficos que se incluyen servirán de argumento, a la par del hecho que esos pueblos admiten las trayectorias circulares de los astros y un horizonte visual curvo (Fig. 4, 5 y 6).

 

Fig. 4. Las distintas posiciones ocupadas por el sol en su carrera anual tienen dos límites extremos que se alcanzan en los solsticios de verano e invierno. De ahí la expresión mapuche "hasta allí llega el. Sol".


Fig. 5. El "mundo" concebido como rectángulo.
Los cuatro ángulos del cuadrilongo -los puntos solsticiales- delimitan el espacio horizontal. Ellos se denominan en idioma mapuche
wechupunantü. En estos puntos extremos sostienen al mundo los tlalok de los nawas y los bakabs de los mayas.
El quinto punto central, cenital, es por donde pasa el eje cósmico.
La figura se denomina quicunce.


Fig. 6. El "mundo" concebido como cuadrado.

 

Hemos tratado hasta aquí la representación del Cosmos desde una perspectiva metafísica, pero si nos trasladamos al ámbito de la manifestación cósmica sensible o grosera, la del mundo en el cual vivimos, podremos observar la estructura del Cosmos reducida a una escala topocéntrica guardando todas sus implicancias y valores en virtud de la ley hierológica de las "correspondencias". Muchos pueblos tradicionales consideran, al igual que los mapuches, el Cosmos sensible como una esfera hueca en cuyo centro se halla este mundo, y a su vez en el centro de este último se halla el espacio sagrado de referencia (Fig. 7). Suele acontecer que muchos investigadores, al tratar símbolos y mitos, suelen confundir el planeta Tierra y su estructura con el Cosmos mismo, y esto debido a la analogía y correspondencias existentes entre esos dos elementos; error que no cometerían si tuvieran en cuenta el "principio de jerarquía" antes mencionado

Fig. 7. El concepto "Mapu" abarca distintos niveles de realidad, siendo ellos en todos los casos análogos. Esta representación geométrica ilustra los distintos sistemas de coordenadas referenciales. (El "cosmos" contiene al "mundo terrestre" y éste a su vez al "nivel topocéntrico" o suelo que pisamos)

 

Fig. 8. Representación geométrica del Cosmos según los mapuche.
Principales elementos constituyentes
(E-O-N-S son los puntos cardinales)

La Tierra, como pequeño Cosmos, posee los siguientes elementos (Fig. 8):

1°. Un Plano horizontal: corresponde al plano macrocósmico ecuatorial E-S-O-N y es coincidente con el plano del horizonte visual. En mapuche se denomina Mapu, que literalmente se traduce por Tierra, a pesar de que tenga implícita la idea de plano, en perfecta identidad con el vocablo kechwa Pacha (Cosmos).

2°. Un Centro corresponde en el plano macrocósmico, coincide con el centro del Espacio sagrado llamado en mapuche Rewe (lit.= "lugar puro") en el que se ubicará el observador.

Algunos investigadores sostienen erróneamente que este sitio corresponde a "donde se halla situado el observador", es decir, en cualquier lugar en que este sujeto se coloque; ellos ignoran que sólo un Espacio sagrado o Rewe puede constituirse en Centro cósmico relativo, y no así cualquier espacio profano en donde se le antoje situarse al observador.

Este punto central se denomina en mapuche Tranr'pu (lit.= junta de caminos) es lo que los griegos denominaban ómphalos (= ombligo).

3°. Un Eje vertical: correspondiente al eje macrocósmico Ce-x-Na, cuyos puntos extremos corresponden en el ámbito sensible al Cenit y al Nadir respectivamente, interseccionando al plano Mapu en un punto "x" o centro cósmico secundario, y que en nuestro caso corresponde al centro del espacio sagrado o Rewe. El cenit se denomina en mapuche Rangi Wenu (lit.= medio cielo).

4°. Las Semirrectas: de sentido opuesto Ex, Ox y Nx, Sx que dividen al plano horizontal ecuatorial o Mapu en cuadrantes (Meli Chang Mapu). Estas semirrectas tienen R arios significados, en uno de ellos son Caminos ( = R'pu) o en otro cuatro ramas (= Chang) que se dirigen desde el centro hacia los cuatro puntos cardinales situados en la periferia.

5°. Una subdivisión posterior de los cuadrantes nos dará Octantes. Estos puntos subdivisorios estarán determinados por las posiciones solsticiales y se denominan Wechupun Antü (lit.= hasta allí llega el sol). Son los mismos puntos que señalan las columnas de Hércules, presentes en el escudo de España, junto al lema "Non plus ultra" (no más allá) para indicar que sólo hasta allí llega el sol.

6°. Una Circunferencia u horizonte visual, señala la unión del cielo con la tierra. El centro de esta circunferencia es el centro (ítem 2°). Esta circunferencia se denomina Afpun Mapu (lit.= donde se termina la tierra). También se lo denomina Tram'ltram'l. La palabra Tram'l designa la idea de dos cosas que coinciden por sus bordes (por ejemplo, las dos mandíbulas por sus respectivos dientes inferiores y superiores, o cuando se juntan dos vasos por sus bordes); la reiteración del vocablo refuerza la idea expresada. En su acepción cosmológica denota que el horizonte es donde el borde del cielo se junta con el borde de la tierra.

7°. Los Puntos extremos de los dos ejes horizontales perpendiculares: E, S, O, N correspondientes a los cuatro puntos cardinales propiamente dichos. A veces se los denomina Af peyüm pun Mapu (lit.= donde se acaba la tierra), o más comúnmente Meli Ñom Mapu (lit.= los cuatro puntos de la tierra). Ellos son el Este o Puel; Oeste o Ngull, el Sur o Willi y el Norte o Piku.

Los Niveles Cósmicos Mapuche

 

Fig. 9. Representación gráfica de los distintos niveles del Cosmos mapuche, y el tipo de realidad a la que pertenecen.

 

Tratemos algunos aspectos de estos elementos en particular. Al plano ecuatorial o Mapu se contraponen los Cielos por arriba, y los Inframundos por debajo (referencias más amplias a este tema pueden encontrarse en el capítulo 1 Pinturas rupestres y pirámides en la Patagonia). Los cielos reciben la denominación genérica de Wenu o Wenu Mapu, en tanto que los inframundos poseen varias denominaciones (algunas dadas con propiedad, en tanto que otras son fruto de equívocos que más adelante hemos de estudiar): Minche Mapu o Nak Mapu (= tierra de abajo); Ng'llchenmaiwe (= lugar Occidental donde va la gente); Kullchenmaiwe (posiblemente una transcripción errónea del término anterior ); Karkulafken (= allende el mar), Weulliwe (= lugar de triunfo de los ancestros); etc.

Los cielos se dividirán en cuatro niveles superpuestos (meli ñom wenu) y simétricamente también el inframundo se dividirá también en otros cuatro planos. De arriba abajo, en el primer nivel "vive" (esto es: se manifiesta) la Divinidad Cosmocrática; en el segundo nivel encontramos las divinidades hipostáticas uranias: Sol, Luna, Venus, Arco Iris, etc.; en el tercer estamento se hallan los Werken (= mensajeros) de la Divinidad, representados simbólicamente por aves sagradas; y en el último o cuarto plano se encuentran los Ngen (= señores o amos) y sus paredros femeninos denominados Anchümalen (= doncellas brillantes)

Esta estructura cósmica semejanzas a la tradición esotérica hebrea, la Kabbalah, tanto en la división en cuatro "mundos" o niveles (Atziluth, Briah, Jetzirah y Assiah) así como en los moradores de cada uno de esos planos (Elohim, Arcángeles, Ángeles y Elementales) Es interesante y sugestivo recordar que en la tradición judeocristiana, en la islámica, así como en la hindú, los ángeles son mensajeros de la Divinidad y en numerosas ocasiones suelen ser representados simbólicamente por aves al igual que en la tradición mapuche. Ángel es un vocablo griego (aggelos) que significa "mensajero".

En los inframundos reside el Pülli Fucha (= el viejo del suelo) que tiene a sus órdenes a los wekufü (en su acepción de "entidades productoras de las enfermedades y otros males") por eso a veces lo llaman Mayorwekufü. Este señor de los infiernos nada tiene que ver con el diablo de los cristianos; es el amo de los suelos y de las aguas. Los cuatro niveles del inframundo están separados por cuatro ríos, respectivamente. Un cuento mapuche1 nos recuerda las características de estos ríos: uno rojo, es la sangre de todos los heridos y de todos les enfermos; otro blanco, es la pus de todos los enfermos; otro verde, es saliva y moco; y el último es un simple arroyito. En este último nivel moran las almas de los niños que han muerto prematuramente allí esperan volver a renacer bajo la forma de pajaritos.

En nuestro tratado "Estudio de la Religión Mapuche" se tratan con mayor profundidad y rigurosidad los temas de este artículo. Por eso no trataremos aquí la cuestión de los terremotos y los granos; la causa de los terremotos y los seres subterráneos; los kofkeche y otros seres; diferencias entre wekufü "buenos" y "malos"; relaciones entre el mito tewelche del Walicho y el Pülli Fucha; los volcanes y sus tipologías esotericas; las ciudades "dormidas" o "muertas"; la "fisiología" cósmica; etc., etc.

La musicóloga chilena María E. Grebe sostiene en varios artículos que ha publicado: para los mapuche la Mapu o tierra, "es cuadrada, con cuatro esquinas y cuatro lados". Suponemos que la señora Grebe tomó literalmente la traducción del mapuche al español efectuada por sus informantes nativos -puesto que ella desconoce la lengua aborigen-, efectuando una interpretación racionalista, como en el citado caso de Imbelloni. Esto no es extraño puesto que la Mapu tiene, efectivamente, cuatro lados (los cuadrantes) y cuatro esquinas (los puntos cardinales) sin dejar de ser por ello circular; pero, a quien lo ignore y parta de esos datos solamente, fácil le será concluir que la tierra es un cuadrado.

No descartamos tampoco que tal interpretación provenga del informante de la investigadora, o sea fruto de una interacción de ambos, puesto que el "campo de investigación" en que esa autora trabaja es muy aculturado.

Conceptuar la Mapu como cuadrada es hallarse en franca contradicción con el sistema cosmovisivo mapuche, si bien el cuadrado y el rectángulo no son ajenos a otras culturas chamánicas puesto que ellos surgen de una interpretación metafísica el primero, y de una astronómica el segundo. Ya nos hemos explanado anteriormente sobre el particular.

Dejamos al lector efectuar su propia comprobación al respecto luego de leer este estudio, pues la contradicción entre lo sustentado por Grebe y la cosmovisión mapuche es autoevidente. Sobre este asunto es oportuno recordar unas palabras del profesor Jorge de Santillana, del Massachusetts Institute of Technology (M.I.T.): «Entre los antiguos, la palabra "tierra" designaba el plano ideal . . . se definía la tierra como situada entre cuatro "ángulos", no se trataba de creerla cuadrada»2. (El subrayado es nuestro).


Aukanaw

 

Bibliografía

1. AUGUSTA, Félix J. von. Lecturas araucanas (cuento "Dios se lo pague"). Imprenta San Francisco; Chile, 1931.

2. SANTILLANA, George de. Hamlet's Mill. Gambit; Nueva York, 1969.

 

a continuación: Capítulo 9El Destino de las Almas

 

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