TRADICIÓN ESPIRITUAL ABORIGEN

"La Pipa Sagrada" de Hehaka Sapa


"Introducción" de F. Schuon

 

Advertencia: para retornar al mismo lugar donde se abandonó el texto principal usar el hipervínculo de la nota respectiva.
Las notas de este tipo: [nA], [nB],.... son las glosas y comentarios de Aukanaw y los Recopiladores a estas Notas de Schuon.

 

NOTAS:

por F. Schuon

 

1. Esta característica la hallamos también en el hinduismo y quizá incluso en todas las demás tradiciones de forma mitológica; en la India, los mismos símbolos pueden variar considerablemente según las regiones: un mismo término puede designar aquí una realidad fundamental y en otro lugar un aspecto secundario de la misma realidad.

2. Hehaka Sapa murió en 1950 en la reserva de Pine Ridge (Dakota del Sur).

[*] Traducimos la palabra francesa principiel por "principial", aunque ésta no se halle en nuestros diccionarios. En efecto, "principial" no es equivalente a "primordial", "principal", u "original". Todas estas palabras no dan cuenta exacta de su significado concreto, que sería el de "relativo o perteneciente a los Principios o al Principio" entendiendo "Principio" en un sentido metafísico y no natural [N. del T. ].

3. «Se habla generalmente de la religión del indígena como de un culto de la Naturaleza y de los animales. Este término es demasiado amplio y demasiado confuso a la vez. Una investigación detenida y una observación cuidadosa nos enseñan, por el contrario, que el indígena no adora a los objetos que invoca o menciona en sus ritos. La tierra, los cuatro vientos, el sol, la luna y las estrellas, las piedras, el agua, los diversos animales, todos son representantes de una vida y de un poder misterioso... (Alice C. FIetcher, The Elk Mystery or Festival.)
«Una cosa no es solamente lo que es para los sentidos, sino también lo que ella representa. Los objetos naturales o artificiales, no son para el primitivo, como pueden serlo para nosotros, "símbolos" arbitrarios de tal realidad distinta y superior; son para él la manifestación efectiva de esta realidad: el águila o el león, por ejemplo no es tanto un símbolo o una imagen del Sol como que es el Sol bajo una de sus apariencias (por ser la forma esencial más importante que la especie en la que se manifiesta»; del mismo modo, toda casa es el mundo en efigie y todo altar está situado en el centro de la tierra; si este modo de considerar las cosas resulta "inconcebible", es tan solo porque "nosotros" estamos más interesados por lo que las cosas son que por lo que significan, más interesados por los hechos que por las ideas universales. Cuando se dice que un grupo humano desciende de un tótem, no hay en ello, como lo cree el antropólogo un absurdo puro y simple: solamente se expresa así que el grupo desciende del Sol, el Progenitor y Prajâpati de todos los seres en la forma particular en la cual, en una visión o en sueños, se ha revelado a sí mismo al antepasado fundador del clan. El mismo razonamiento justifica la comida eucarística: el Padre-Progenitor es sacrificado y dividido por sus descendientes en las especies de la carne del animal sagrado: "Este es mi cuerpo, tomad y comed." De modo que, como dice Lévy-Brúhl de los símbolos de este género, «muy a menudo éstos no tienen por función "representar" a los ojos su objeto, sino permitir participar en él», y que «si su función esencial consiste en "representar", en el pleno sentido de esta palabra, a seres u objetos invisibles, a hacer efectiva su presencia, resulta que no consisten necesariamente en reproducciones o imágenes de estos seres y de estos objetos». El objetivo del arte primitivo es enteramente distinto de las intenciones estéticas o decorativas del "artista" moderno (para quien los antiguos motivos sobreviven solamente como "formas de arte," desprovistas de significación) y este objetivo explica su carácter abstracto» (Ananda K. Coomaraswamy, Figures of Speech or Figures of Thought.)

4. "El fuego de su consejo o de su gran tienda-de-medicina es, como a veces lo indican sus canciones, lo más antiguo de todo; viene a ser lo que los filósofos griegos de la escuela de Pitágoras llamaban la Hestia que arde en el centro del mundo. Mezclando su aliento con el fuego del tabaco sagrado, toma parte en este fuego central, y es este mismo fuego el que se eleva con su humo hacia el cenit del Universo o desciende hacia el nadir tocando la tierra, o se une a los cuatro vientos que recorren los lados de nuestro habitáculo humano llenos de la vida susurrante de los altos cielos." (Hartley Burt Alexander, L'Art' et la Philosophie des Indiens de l'Amérique du Nord.)

5. Según la mitología iroquesa, "Hino, el Espíritu del trueno..., es el guardián del Cielo. Armado con un potente arco y con flechas de fuego (de relámpagos), destruye todas las cosas nocivas. Su esposa es el Arco iris"... Oshadagea, el "Gran Águila del Rocío", está igualmente al servicio de Hino. Habita en el Cielo del Oeste y lleva en el hueco de su espalda un lago de rocío. Cuando los espíritus maléficos del fuego destruyen sobre la tierra toda clase de verdor, Oshadagea emprende el vuelo y, desde sus alas desplegadas, la humedad benéfica va cayendo gota a gota" (Max Fauconnet, Mythologie des deux Amériques, en Mythologie Générale de la Librairie Larousse). La asociación del relámpago con el "Ave del Trueno" es tanto más notable cuanto que en las tradiciones más diversas el relámpago es asimilado a la Revelación, como la lluvia lo es a la Gracia. El águila pertenece al mismo simbolismo universal que el relámpago, de donde la asociación de este animal con San Juan, autor inspirado del Apocalipsis e "Hijo del Trueno".

6. Conviene mencionar, a este respecto, el hecho de que, en el mundo piel roja, las Montañas Rocosas (Rocky Mountains) por tanto, los "peñascos" se encuentran al Oeste, y que ellas dan nacimiento a numerosos ríos que fertilizan las llanuras. "Cuando una visión viene de la parte de los Seres del Trueno del Oeste, viene con terror y como un huracán; pero cuando el huracán de la visión ha pasado, el mundo es más verde y más feliz; pues cada vez que viene a este mundo la verdad revelada (the truth of vision), ésta es como la lluvia. El mundo es más feliz después del Terror del huracán". (Black Elk Speaks, being Life Story of a Holy Man of the Ogalala Sioux, contada a John G. Neihardt.) La ascesis responde a la misma conexión cósmica entre el "terror" y la "Gracia": "Hacer medicina" (to "make medicine") es practicar, durante un período especialmente consagrado, el ayuno, la acción de gracias, la oración, la abnegación e incluso la tortura voluntaria... [nA] El objetivo es subyugar enteramente las pasiones de la carne y perfeccionar el "sí" espiritual. La abstinencia corporal y la concentración mental en pensamientos elevados purifican el cuerpo y el alma... Entonces el espíritu individual se vuelve más conforme al Espíritu de la Gran Medicina que está sobre nosotros" (then the individual mind gets closer towards conformity with tbe Mind of the Great Medicine above us) (Woodon Leg un indígena Cheyenneen su libro: A Warrior wo fought Custer).

7. "Recordaremos... que, en diversas tradiciones, la imagen del Sol está también vinculada a la del árbol..., [nB] pues está representado en él como el fruto del "Árbol del Mundo"; abandona su árbol al principio de un ciclo y viene a reposar en él al final, de modo que... el árbol es efectivamente la "estación del Sol". (René Guénon, L'Arbre du Monde, en Études traditionnelles, febrero, 1939.)

8. El "Gran Espíritu" es en efecto el "Padre" o el "Abuelo"; la "Tierra" es la "Madre que engendra a todos los seres", la "única Madre". Los indígenas Pawnies designan a Dios con el nombre de "Padre" (Tirawa) y lo distinguen por lo demás claramente del Espíritu manifestado (Kawaharu); en el mismo orden de ideas es decir, en lo que concierne a la asimilación simbólica del cielo a Dios en cuanto principio paterno los indígenas Pies Negros llaman al Gran Espíritu "Poder solar" (Natosiwa), pero sin identificarlo nunca con el sol visible.

9. Este adjetivo no constituye un pleonasmo, pues la Presencia "natural" de Dios no es otra que la Existencia y las diversas expresiones o formas de ésta, tales como, precisamente, los símbolos de la Naturaleza, el Sol, la Luna, el Bisonte y otros, que para el indígena son wakan, sagrados. Citemos aquí esta explicación, de un simbolismo profundo, dada por un jefe indígena a la conocida etnóloga Alice C. Fletcher: «Todo lo que se mueve se detiene en un lugar para hacer allí su nido, en otro para descansar de su vuelo. Un hombre que camina se detiene cuando quiere. Así es como la Divinidad se ha detenido. El sol, tan radiante y tan bello, es uno de los lugares en que Ella se ha detenido. Ha estado con la luna, las estrellas y los vientos. Los árboles, los animales, todos están donde ella se ha detenido, y el indígena piensa en estos lugares y envía hacia ellos sus plegarias para alcanzar el sitio en el que la Divinidad se ha detenido, y recibirá ayuda y bendiciones».[nC]

10. Citado por Paul Radin en su Histoire de la Civilisation indienne.

11. Los "molinos de oración" búdicos pertenecen a un simbolismo inversamente análogo al del Calumet: mientras que en éste la Realidad divina se actualiza en las direcciones del espacio hacia las cuales se dirigen, a partir del centro que es el estado de individuación, las aspiraciones espirituales del individuo, el "molino de oración" encarnará la Realidad divina en la forma de una Palabra revelada, fijada en el espacio por las letras sagradas que la transcriben, y bendiciendo, mediante su rotación, al Universo en su manifestación espacial. Según un Upanishad, «Brahma está en el Norte, en el Sur, en el Este, en el Oeste, en el Cenit y en el Nadir». El Corán dice, en el mismo sentido: «Dondequiera que os volváis, allí encontraréis el rostro de Allâh».

12. Después de lo que acabamos de decir, no podemos dispensarnos de añadir que el círculo tiene también un significado dinámico en relación con la cruz considerada según su simbolismo estático; no hablamos del cuadrado, forma estática por excelencia, pues no interviene en la perspectiva nómada de la que aquí se trata. En efecto, si la cruz representa, no una tendencia centrífuga, sino los puntos cardinales, el círculo a su vez no indicará una tendencia concéntrica, sino el movimiento circular de los "Cuatro Vientos" alrededor del mundo, es decir, el "paso de la potencia al acto" de los cuatro Principios cósmicos; la misma imagen vuelve a hallarse en la esvástica, en la que la cruz sencilla es evidentemente estática, mientras que los corchetes son dinámicos y "circulares".[nD]

Svastika indígena norteamericana
 


13.
Esta perspectiva explica las grandes "revoluciones nómadas" que, partiendo de las estepas mongoles con una. impetuosidad inaudita, proyectaban barrer las ciudades, lugares de corrupción y "petrificación", de la superficie de la tierra; añadamos que el anillo de Gengis Khan llevaba la esvástica, que aparece también con mucha frecuencia en el arte de los pieles rojas [nE]. En cuanto a la actitud de los pieles rojas frente a la Naturaleza por una parte y a las ciudades por otra, Tácito señala características del todo análogas en los germanos: «Consideran que el hecho de encerrar entre muros y representar con aspecto humano a los dioses sería degradar su majestad: les consagran bosques y selvas, e invocan, con los nombres de divinidades, al Misterio que no ven más que a través del temor reverencial» (... deorumque nominibus appelant secretum illud, quod sola reverentia video). «Es sabido que los germanos no tienen ciudades y que ni siquiera podrían soportar que sus viviendas se tocaran con otras». Marcelino, autor del siglo IV, refiere que los germanos contemplaban las ciudades romanas con horror, como si fueran prisiones y sepulcros [nF], y que las abandonaban después de haberlas tomado.[nG]

14. Como dijo un "guardián del Calumet" a Joseph Epes Brown, Dios muestra una bondad dejando la naturaleza intacta: «Aunque hayamos sido aplastados de todas las maneras posibles por el hombre blanco, nos queda todavía mucho por lo que dar gracias al Gran Espíritu, pues, incluso en este período de obscurecimiento, su obra en la naturaleza permanece sin cambio y nos recuerda continuamente la Presencia divina».

15. Cabe preguntarse qué fue más innoble, si los métodos desleales empleados durante el avance hacia el Oeste, o los tratos infligidos a los indígenas después de su derrota: «La tentativa de suprimir la autoridad de los jefes y el orden social indígena comenzó con el agente que vino a Pine Ridge en 1879... Según su convicción sincera, el indígena no podía adaptarse a su nueva situación más que aceptando criar ganado y establecerse en terrenos destinados al cultivo. Sin embargo, como todos los hombres de su época, el agente estimaba también que esto debía ir acompañado del abandono completo de las costumbres indias. Así, cuando los indígenas parecían empeñarse con demasiada tenacidad en su costumbre de acampar en grupos y de celebrar consejo entre sí, o cuando no se mostraban bastante solícitos para colaborar, retenía sus raciones o se servía de la policía para imponer un cambio por la fuerza... La socavación de la sociedad indígena y de la autoridad de los jefes fue seguida más tarde por reglamentos oficiales que prohibían las danzas indias, los ritos, en una palabra, las costumbres paganas... De hecho, los niños eran raptados a la fuerza para ser incorporados a las escuelas del gobierno; se les cortaba el cabello, se tiraban sus vestidos indígenas. Les estaba prohibido hablar su propia lengua... Los que persistían en su antiguo modo de vida y los que huían y eran capturados, eran arrojados a la cárcel. En la medida de lo posible se retenía a los niños en la escuela año tras año con el fin de sustraerlos a la influencia de sus familias" (Gordon Macgregor, Warriors without Weapons).

16. "Caín, que mató a su hermano Abel, el pastor, y se construyó una ciudad, prefigura la civilización moderna civilización que ha sido descripta como "una máquina mortífera desprovista de conciencia y de ideal" (G. La Piana), "ni humana, ni normal, ni cristiana" (Eric Gill), y de hecho, "una anomalía, por no decir una monstruosidad" (René Guénon). Se ha dicho: "Los valores de la vida declinan lentamente. Lo que queda es una apariencia de civilización sin ninguna de sus realidades" (A. N. Whitehead). Críticas parecidas podrían citarse indefinidamente. La civilización moderna, por su divorcio de todo principio, es comparable a un cadáver sin cabeza cuyos últimos movimientos son convulsivos e insignificantes. No es, por lo demás, de suicidio, sino de asesinato de lo que queremos hablar" (Ananda K. Coomaraswamy, Am I my Brother's Keeper?).

"Les llamamos salvajes porque sus costumbres difieren de las nuestras, que consideramos como la perfección de la urbanidad; ellos piensan lo mismo de las suyas... Al tener pocas necesidades disponen de mucho tiempo libre para cultivar el alma mediante la conversación. Nuestro género laborioso de vida lo estima servil y bajo, comparado con el suyo; y la instrucción según la cual nosotros mismos nos valoramos, ellos la consideran frívola y vana" (Benjamín Franklin, Remarks concerning the Savages of North America). [nH]

 

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